Título: Sento di rinascere

Disclaimer: No, no. Esme no me pertenece, Carlisle tampoco y por consiguiente, mucho menos Twilight; todos son de una vieja que se llama Meyer, u know. El pedazo de canción al comienzo es parte de «Scusa ma ti chiamo amore» de Sugarfree :D.

Fandom: Twilight

Pairing: Esme/Carlisle

Summary: Tuvo la certeza de que la eternidad no sería suficiente para mostrarle todo el amor que sentía por ella desde el día que la condenó a esa vida. —Viñeta, Esme/Carlisle. Para Elianna Cullen.

Nota: Lo escribí hace bastante, pero quería esperar a que Eli lo recibiera junto con el paquete para publicarlo :D. Yo sé que está raro y feíto, pero es el primer E/C que escribo u.u; gracias a Carla por betearlo.


«Sento di rinascere. Mi rimetto in gioco adesso.

Lascio correre il mio cuore verso di te.»

.-.

Esme sintió la suave brisa peinar su cabello hacia atrás y las lágrimas que corrían por sus mejillas son llevadas lejos por el fino viento. El precipicio frente a ella parecía de gran caída y no le importó. Llegó a pensar que era mejor de esa manera, que probablemente estaría muerta incluso antes de tocar el suelo. Y sin dudar ni un sólo momento, se tiró.

Las lágrimas seguían bajando con velocidad, un sollozo tras otro salía directamente de su garganta, su cuerpo parecía pesar toneladas y la caída ahora le parecía demasiado larga.

Las rocas golpearon sus extremidades, podía sentir, incluso le pareció escuchar, sus huesos romperse por el impacto. El dolor era abrumante, pero nada comparado con el que ya sentía antes de saltar.

Después de lo que a ella le parecieron horas se sumió en la inconsciencia, con su corazón aún latiendo y sus sentidos más agudos, se percató de que era llevada hacia alguna parte. El hospital fue lo primero que pasó por su mente, de seguro intentarían salvarla, pero no. En cuanto el olor a muerto se coló por su nariz supo que había sido llevada a la morgue, que no iban a tratar de aliviarla.

Quiso gritar, quiso abrir los ojos, quiso golpear a quien fuera que le hubiera designado su lugar. Pero no podía. El solo hecho de pensar en abrir los ojos le parecía una tortura y por ello sucumbió ante el agotamiento.

Cuando abrió por fin sus ojos fue cuando un dolor, diferente al que llevaba sintiendo desde días atrás, corrió por sus venas.

Grito con todas sus fuerzas, raspando su garganta y terminando con casi todas sus fuerzas; mientras alguien le susurraba en el oído que todo iba a estar bien, que después de eso, todo iba a estar bien. Ese alguien tenía su mano agarrada a la suya, apretándola suavemente,

El dolor duró lo que le parecieron siglos, hasta que comenzó a mitigar, pero para ella casi no hubo diferencia.

Cuando terminó por completo y ella pudo abrir sus ojos de nuevo. Lo vio y sólo pudo sonreír débilmente.

Él le explicó todo, desde qué era en lo que se había convertido, hasta el por qué él la convirtió, por qué a ella.

Carlisle la observó mientras asimilaba todo. Cómo sus ojos brillaban y ella se veía un poco menos deshecha por dentro y fue en ese momento en que tuvo la certeza de que la eternidad no sería suficiente para mostrarle todo el amor que sentía por ella.