Lala~ Necesitaba escribir algo de Mawaru y fue lo mejor que se me ocurrió. Rayada como estoy con esta serie, sabía que no podría ser feliz hasta escribir algo, aunque fuera sencillo. Así que lo siento si los decepciono :c Bueh, como sea los dejo con el fic y si dejan reviews les estaré eternamente agradecida.

Este fic va dedicado para Alfreda, más conocida (supongo) en fanfiction como Karla1234, o señorita mala influencia xD Gracias por traerme de vuelta al mundo de la escritura, y hacer que me desvelara dos noches seguidas pensando en algo para escribir (nótese el sarcasmo)

Disclaimer: Mawaru no me pertenece, le pertenece al genio de Ikuhara :3


"¡Te amamos!

Tus hermanos"

— ¿Hermanos?

Vaya, ¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué de pronto comenzó a repetir muy despacito, como en un susurro, o quizá como una llamada, la palabra "hermanos"?

¿Qué hermanos? Decirlo le producía un extraño dolor y sumía su mente en una especie de inconsciencia; los sonidos comenzaban a tornarse lejanos y una luz onírica envolvía todo a su alrededor. Se sintió desfallecer, como arrastrada por una corriente que guiaba hasta lo más profundo de si misma, aquellas partes que ni siquiera ella conocía, y se dejó llevar simplemente.

Tenía la certeza de estar viva, y este era su consuelo; porque muchas veces había escuchado que así se sentía morir: las imágenes que pasan como una película por tu cabeza, la impresión de perderlo todo en un segundo mientras se te escapa la vida. Pero esto último no lo sentía (y esto era el porqué sabía que estaba viva), más bien su corazón iba recuperando algo que había perdido hace demasiado tiempo como para saber que era, y Himari supo que aquel vacío que sintió durante toda su vida se había acabado para siempre, ahora que podía recordarlos a ellos. Quizá era el proceso inverso a la muerte, quién sabe si había vivido todos estos años muerta, y ahora comenzaba a vivir de verdad.

¿Cómo había podido vivir hasta entonces de esa manera? ¿Cómo? Lejos de sus hermanos, sin recordarlos. Después de todo, ellos sacrificaron todo para darle esta vida, una vida feliz pero solitaria. Aunque doliera decirlo, incluso pensarlo, pues sabía lo egoísta que era, pero en la vida junto a ellos, cada momento, cada dolor y cada sonrisa era más preciada.

—Nunca los olvidaré… Por siempre jamás.

¿Cómo iba a olvidarlos? Después de todo, ellos eran su preciada familia, y en su corazón sentía la certeza de que se volverían a encontrar, y entonces ella tal vez podría darles a ellos tanto como lo que le dieron a ella.