El Agente 447

Capitulo 1: 09/06/09-Mar Muerto

El barco se alejaba de la isla maldecida por los ex rehenes, todos agradeciendo sin fin a nosotros sus salvadores; casualmente una fiesta se celebró esa noche, donde todos bailaban y comían luego de haber sido alimentados con los restos de la comida de los demás. No se podría esperar nada más, que estén todos rodeando la mesa de comidas, la cual llenamos con las frutas que encontramos en la isla misma.

La luna brillaba en el mar mientras las llamas posteriores a la explosión de la isla se veían brillar en el horizonte como si fuese el sol saliendo a la mañana. Frida y yo veíamos ese resplandor cuyo calor se podía sentir desde nuestra posición, tomados de la mano en la primera noche que estuvimos juntos como pareja. Se diría que luego de semanas de terror y desesperación al borde de la muerte, una hora de felicidad no vale la pena. Pero yo no pido mucho realmente, además pudimos salvar a los rehenes y a Frida; así que desmiento esa opinión.

Sus ojos pasaron de estar mirando las llamas a mirarme fijamente a mí a los ojos; los siete océanos se reflejaban en esos ojos color zafiro. Su mano aun aferrada a la mía, seguido por nuestros labios uniéndose nuevamente y nuestros corazones latiendo de pasión junto con nuestra sangre cuyo calor elevaba. Nuestras pieles podían ser sentidas por el otro, el calor que brotaba de estas en la fría noche era más que perfecto como para ser descrito. Una vez que nos separamos, nuestros ojos y narices siguieron pegados a los del otro.

-Sabes Manny- me dijo Frida con su voz dulce como en mis sueños –Hoy ocurrieron varios milagros.

-Lastima que te perdiste tu viaje a Francia- le dije bromeando –Realmente quería que me trajeras esa playera.

Ella me sonrió y me empujó suavemente el hombro, pero pronto continuó con lo que me quería decir, en cuanto lo oí me surgieron muchas dudas.

-¿Oye Manny, como supiste que yo terminaría aquí?- me preguntó intrigada; el sentimiento era mutuo.

-No lo se exactamente- le respondí sinceramente –esta semana estuve teniendo 'visiones', donde te veía en el avión y me daba cuenta de todo lo que sucedía. Recuerdo oír a un hombre avisar que pronto llegarían a la isla. Por suerte Granpapi la conocía, pero luego tuve la visión de que te tiraban por el avión y me separé de mi familia para rescatarte, luego despertamos en la isla.

-Así que visiones- repitió ella, yo simplemente asentí con la cabeza.

-Es algo que no comprendo, al igual que como diablos hice para sobrevivir los disparos de Yoko.- Continué recordando la escena donde entregaba mi vida, y esta no se marchaba.

-Eso si lo puedo responder- me dijo Frida rápidamente señalando a mi corazón, donde habían sido los tiros, y donde no había el menor rastro de sangre derramada. – Cuando nos desmayamos al mismo tiempo yo me levanté primera, fue entonces que te puse mi pin favorito de Las Cucarachas Picantes debajo de la playera, en el corazón. Como hacía frio no te quitaste la playera cuando nos pusimos los uniformes- terminó Frida sacando de debajo de mi playera dicho pin, su mano rosando mi pecho se sintió tan fría, y al mismo tiempo tan placentera, tan provocadora. –Que raro que no te hubieses dado cuenta de que tenías esto puesto- dijo mirando su pin para entregármelo en la mano.

-Y con razón detuvo los disparos- dije mirando el material y sintiendo su peso, era un metal parecido al hierro, pero no parecía oxidable y además pude ver dos pequeñas marcas que habían sido las balas.- Esto pesa más que yo.- De nuevo había conseguido que riera.

-Oye Manny- me dijo ya no riéndose, sino más seria de lo usual –Ese Yoko, parecía de unos cincuenta. ¿Tú crees que tenga hijos?

-No creo que ellos sepan lo que es un padre- le respondí mirando hacia abajo –realmente no me puedo imaginar ser hijo de alguien tan malvado. Granpapi es un supervillano y todo, pero hasta él tiene corazón.

-Siento lastima por quien fuese su hijo- dijo Frida dando un suspiro. Realmente la veía muy triste, pero yo sentía lo mismo, aún si el sujeto fuese igual de desalmado que el padre. Lo que consideraba improbable. Juntos continuamos mirando el fuego bajo la brillante luna llena, recordando por siempre esa noche, llena de tristeza y felicidad.


Mientras tanto en la Ciudad Milagro, un sujeto de camisa y sobretodo caminaba por la desolada calle, la niebla matutina comenzaba a cubrir la fría noche. El lo sabía, era totalmente consciente, de que era perseguido. Una sensación muy común en las cercanías de Calavera, el barrio más peligroso de la ciudad. Los cuatro bandidos se le acercaron, rodeándolos. Solo a uno se le veía el rostro, estaba mugroso y todo lastimado, el resto usaba pañuelos para cubrir todo menos sus ojos. Dos de ellos traían una navaja la cual estaba fuertemente empuñada en sus manos, otro estaba desarmado y el líder traía puestos unos nudillos probablemente de bronce.

-¡Oye, dame tu dinero!-ordenó el líder de los bandoleros, quien estaba cara a cara con él. El hombre lo ignoró, apartó su mirada de él y se dispuso a continuar. Fue entonces que un secuaz lo detuvo y lo amenazó con su cuchillo.

El sujeto del sobretodo lo tomó del brazo apretando con fuerza, y le hizo una llave por la cual se vio obligado a soltar el cuchillo. Luego le dio un fuerte puñetazo en el estomago y lo lanzó contra la pared. Los otros tres hombres atacaron para vengar a su camarada. El sujeto del sobretodo esquivó un golpe del desarmado y lo tomó del cuello, apretándolo con fuerza. Cuando el otro tipo con navaja intentó cargárselo con el filo de su arma, este usó al hombre al que estaba asfixiando como escudo y el atacante terminó apuñalando a su propio compañero. Una vez que le soltó el cuello, el bandido cayó.

El bandido que había accidentalmente matado a su compañero estaba shockeado, mirando fijamente a su amigo en el crimen y al mismo tiempo bajando la guardia; el tipo del sobretodo no hizo mucho esfuerzo en noquearlo también. Solo le dio un fuerte golpe en un nervio y este cayó como un saco. Solo quedaba el líder, armado con sus nudillos de bronce; quien estaba mirando fijamente al tipo del sobretodo. El miedo se podía oler a la distancia, el bandido estaba apostando por dejar a sus compañeros y salvarse él mismo. Cualquiera de las dos opciones hubiese terminado en desgracia para él, pero también sería considerado un cobarde. En cuanto intentó huir, fue derribado por un navajazo que el sujeto del sobretodo le había arrojado a la distancia. Eliminando así a los atacantes.

El sujeto abandonó a los bandidos donde estaban, y caminó hacia su destino, una casa vieja y aparentemente abandonada. De su bolsillo sacó una llave de forma peculiar, parecía una mano, y con ella abrió la puerta del espeluznante edificio. Lo primero que sucedió fue que dos hombres vestidos de traje, uno más fuerte que el otro, se le pusieron enfrente; obviamente la seguridad.

-¿Qué Asuntos tiene aquí?- preguntó uno de los hombres.

-Pasé el examen de admisión- respondió el sujeto revelando una especie de tarjeta de identificación, solo que ni su nombre ni su foto aparecían en ella; sino que solo se veía una firma de autenticidad que los guardias reconocieron y lo dejaron pasar. Luego se topó con una señora en una computadora, quien lo miraba detenidamente hasta del mismo modo que los guardias, reconoció la firma de aprobación.

-¿Cuál es tu nombre?- preguntó la secretaria escribiendo una ficha en su computadora.

-Mi nombre es Koichi Yoko- Respondió el sujeto revelando su rostro, la mitad de su cara estaba quemada, incluido su ojo y media boca. El cabello era calvicie total de un lado y un muy corto cabello negro del otro. Su único ojo que servía, ya que el otro estaba cubierto con un parche, era de un color café bien oscuro, y sumando toda su apariencia, tenía toda la pinta de un sujeto malvado. Tal vez no lo era.

-Bienvenido Yoko- dijo la secretaria –deberás buscar tu identificación en la casa central dentro de una semana. Que tengas buenas noches…-dijo la secretaria revisando su computadora con atención-…agente 447. Espero que no seas como tu padre, hombre.

-Descuide- respondió Koichi –Si bien mi padre utilizó los recursos otorgados para el mal, finalmente fue detenido. Pero el juicio no fue llevado a cabo, su asesino no es un héroe ni un villano, por la tanto no es buscado. Pero tampoco tenía el permiso para hacerlo; yo si tendré el derecho, para vengarme.

-¡No te apresures!- interrumpió la secretaria –necesitas un rango muy alto aquí para que se te otorgue ese permiso legal.

-No importa, puedo esperar. Además me dará tiempo de buscar sus debilidades- luego trató de sonar gracioso –Ya sabes, nadie se deja matar- Ambos rieron.


Este capitulo considerenlo como seña, de que esta historia si la voy a escribir. Voy a tardarme ya que quiero que la historia quede bien y no voy a subir capitulos hasta que tenga varios definidos. Pero prometo que valdra la pena; sean pacientes: repito ESTE CAPITULO ES UNA INTRODUCCION y no actualizaré hasta que halla casi completado la historia.

Espero su entusiasmo, nos vemos/leemos.