— SPOILED —

Prólogo


Luz. Oscuridad. Fueron el inicio de todo el mundo que conocemos y una no puede existir sin la otra.

El problema llegó cuando los alquimistas trataron de volverlo algo tangible.

Los llamaron incautos, locos, dijeron que jamás lo lograrían. La pesadilla inició cuando si lo lograron.

Lord Demanitus hizo un trato con la muerte hará muchos siglos atrás.

— Dejame convertir tu poder en algo que los humanos puedan tocar —le pidió—, que puedan tener la oscuridad del mundo, el dolor, la tristeza, los celos, la ira y la muerte en la palma de su mano, y que puedan darse cuenta de que no es tan significativa como parece.

— Acepto —dijo la Muerte—, pero conoces las normas de la alquimia, Demanitus, me debes algo. Si decides tomar mi poder, yo tomaré a alguien de tu familia para que sea mi sustituto cuando desee dejar de existir.

El alquimista, como cualquier otro de su gremio, no deseaba otra cosa en el mundo más que jugar a ser Dios, jactarse de que podía romper barreras, de que el humano era quien controlaba los hilos del mundo.

Hay cosas que los humanos no deberían tocar. La oscuridad, tomando la forma de Rocas Negras, se resistió a su amo mortal. Siendo algo que ocupaba un espacio y provista ahora de una conciencia, arrasó Corona, reclamando el reino para si, alimentándose del terror y el desespero de los humanos.

Demanitus deseó destruir su creación entonces, y fue cuando su alquimia no se lo permitió, que supo que los humanos jamás iban a tener el control. No se podían romper las Rocas, no se podían parar.

Buscaban algo con desespero, buscaban a alguien.

"Tomaré a alguien de tu familia" dijo la Muerte.

No era capaz de ver la respuesta, trató de comunicarse de nuevo con las fuerzas elementales que movían el cosmos, y se encontró con únicamente el Nacimiento atendiendo a su suplica.

— Luz y Oscuridad —dijo el Nacimiento—, son dos amantes que no pueden ser separados. Las Rocas están buscando su propia Luz.

Demanitus, ya asustado, decidió no jugar con la luz, mucho más poderosa que su contraparte, y dejó que las Fuerzas Elementales arreglaran su desorden.

Una Gota de Luz del sol cayó del cielo a la Tierra, creó vida donde solo había muerte, y una hermosa flor dorada nació. Las Rocas cayeron prendadas con solo ese mínimo poder y apaciguaron su ataque, quedándose para siempre al lado de su Flor.

Pero siglos después, otro humano, que no tenía conciencia de lo que estaba causando, les robó de nuevo su Luz, dándole un nuevo cuerpo. Humano.

La Oscuridad reapareció, deseosa por reencontrarse de nuevo con su amada. Pero les era imposible, la Luz ahora habitaba un cuerpo humano, la llamaron Rapunzel.

Y solo una promesa todavía por cumplir, las mantenía en calma.

"Tomaré a alguien de tu familia para que porte mi poder cuando me cansé".

Nadie lo sabía, pero cuatro años después, por culpa de esa promesa, nació un bebé destinado a ser un recipiente, la oscuridad hecha persona, la nueva Muerte. Varian, fue el nombre que le dieron al niño maldito.

Luz y Oscuridad son dos amantes que no pueden ser separados, dice la ley. ¿Qué ocurre cuándo ambas fuerzas se convierten en dos niños que no recuerdan lo que los une, dos humanos ciegos a las sensaciones, intentando apagar con razón lo que no se debería pensar? Si ambos se separan, si rompen su conexión, no solo ellos, si no el mundo entero muere.

Y será por culpa de los alquimistas.