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Hola ¿cómo están? como se habrán dado cuenta por el summary, este es un fic de recuentos de los momentos IchiRuki como tributo a que Bleach está por terminar ¡Gracias por leer!


Cuando éramos jóvenes yo realmente creía que el amor nunca nos abandonaría

Pero el tiempo tiene una manía de tirar la alfombra de debajo de nosotros

Y ya nada importa, sigo siendo una víctima de tu amor. —Your Love [Keane]


Llueve. Sí. El sonido titilante de las ventanas por las ventiscas. El sonido caótico. La luz disminuida por las nubes, sin embargo, las calles brillan, los colores se vuelven más perceptibles, la psiquis humana pinta melancolía. Según los simbolismos presentes a ratos en esta larga historia la lluvia conecta los opuestos cielo y tierra y aquí, presento a quien quiere aún hoy ser como la lluvia para conectarlos.

Ver la cara de los hombres tras ella era todo un poema. Orihime Inoue de unos tiernos diecinueve años caminaba por la acera camino al hospital. Todas sus ropas eran colores pasteles lo que hacía que llamara más la atención entre el panorama de ropas oscuras de sus conciudadanos. Arregló el racimo de flores que llevaba en sus manos muy feliz, realmente Orihime tenía la manía de tender a la felicidad, cuestión que al resto de los mortales nos resulta un tanto irritante, como algunos olores de flores, en este caso entre liliums violetas y margaritas que portaba la mujer arquetipo de belleza.

Entró a la sala 615 en que su amiga desde hace años y que lo será por muchos más, Rukia Kuchiki la esperaba para conversar, o al menos en su positiva mente eso se figuraba. Tarareaba una vieja canción de la "hora de las risas", su programa hasta hoy, favorito.

—Kuchiki-saaaan ¿Estas bien Kuchiki-san?

Rukia le sonrió a pesar de su estado, pues respiraba trabajosamente.

—¡Espera Kuchiki-san! Llamaré a la enfermera—Apresuró a decir la venus, mientras corría tratando de encontrar ayuda más capaz en estos momentos.

Orihime corrió por los pasillos pero no encontraba a ninguna enfermera, si hubiese prestado más atención a las noticias y a su realidad circundante en el diario vivir sin dificultad habría encontrado a alguna encerrada en un cuarto de aseo viendo sus redes sociales. Tras revisar dos niveles enteros y tratando de bajar al cuarto por el ascensor se encontró con Isshin Kurosaki e Ishida Ryuuken discutiendo sobre algún asunto sin tanta importancia, como es su costumbre. Ambas personalidades no coloreaban tan bien, uno era demasiado impulsivo y sincero mientras que el otro analítico y manipulador.

—¡Deberías dejar de pretender médico sin serlo!

—¡Yo me hago pasar por lo que quiero! ¡Además la práctica hace al maestro! ¡Tengo más de veinte años de experiencia!

—Ejem… Yo…—Orihime trató infructuosamente de llamar la atención.

—¡No estas entendiendo mi punto idiota! —Seguía vociferando el sujeto de lentes y pelo platinado.

—¡Es que tu punto no tiene sentido!—Muy convencido y cruzándose de brazos, el moreno se defendía. Le irritaba hasta un punto de enojo que alguien intentara decirle como vivir, cada uno construía su vida como mejor le parecía.

Orihime en ese momento se percató que no la escucharían a menos que hiciese algo impactante, al diablo la educación. Esta situación ameritaba acciones especiales.

—¡KUCHIKI-SAN NECESITA AYUDA!

Eso los dejó a los dos boquiabiertos, sin tener más reacción que callarse y escuchar.

—¡Diablos! —Dijo Isshin que corrió hacia la sala donde se hallaba Rukia, Ishida de mala gana lo siguió. Orihime estaba aún sonrojada, la mujer se acercó a la ventana y miró como las gotas de lluvia corrían por la ventana. Quizás ella no los uniría, pero hoy si nacería alguien que sí los uniría. Apretó la flor de la vida que su hermano le había regalado en sus manos rezando para que la persona a quien amó se materializara prontamente.

Mientras tanto la lluvia, oh la lluvia, sigue haciendo melodías fuera del hospital. Es lo bello de la naturaleza, se manifiesta sin ni siquiera prestar atención al cartel que dice que no se puede hacer ruido en 500 metros a la redonda de aquel lugar, el hombre es como un niño que hace berrinches sin saber que sus palabras no tienen ningún sentido, ni cambiarán lo que es ¡oh, la lluvia!

(...)

Pero la naturaleza no solo se manifiesta en la lluvia o en cuestiones ajenas al ser humano. La naturaleza se manifiesta en lo humano, pues somos parte de ella, por más sujetos nihilistas y en negación que estemos, hay causas y consecuencias biológicas. Copular, por ejemplo, es una causa, la consecuencia natural es que en 263 días, un ciclo lunar completo, luego de una larga multiplicación de células siguiendo un esquema de simetría perfecta, nace un ser con las mismas capacidades que quienes copularon, pero en potencia. Con el mismo cromosoma cortado, con los mismos hemisferios cerebrales, pero no atrofiados aún, pero con todo un bagaje cultural, que si es lo más probable, atrofie uno en desmedro de la espiritualidad. Tras esta charla, volvamos al hospital que está bajo la lluvia. Volvamos al hospital en que en una sala del sexto piso hay una mujer que está en el momento en que se convertirá en dadora de vida. Esa mujer no es ni más ni menos que Rukia. Sí, se preguntarán ¿qué pasó? ¿cómo es que la muerte puede dar vida, si lo natural es que de más muerte? Pues no se extrañen que en las paradojas de la vida, lo más común es que un proceso genere a su opuesto para completarse y trascender.

—Mataré a Ichigo. Lenta y despiadadamente.—Rukia maldecía mientras unas lágrimas de dolor corrían por sus mejillas e increíblemente esas palabras le daban fuerza ¿Terminaría alguna vez? A pesar de que ella es una persona resistente, las fuerzas la abandonaban.

Como si fuese un eco de vida, las contracciones cada vez se hacían más seguidas. No tardó en llegar el momento final en que la mujer no puede ir acompañada de nadie más, puede estar rodeada de personas, pero en esa experiencia está sola y para ser madre este es el entendimiento necesario para aprender algo de estos procesos de vida.

—¡Felicidades es un lindo, lindo niño!—Isshin declaró ¡Por fin! Lo observó con ambición. Lo criaría para que fuese el compañero de juegos que nunca tuvo.

—¿Qué?— Preguntó la parturienta en aquel momento, por el esfuerzo hecho solo escuchaba ecos y la lluvia no le facilitaba la labor sus sentidos.

—No te distraigas idiota—Ryuuken observó a Isshin enojado por su falta de profesionalismo, pero dejémoslo claro, trascendía a lo profesional, era una jovialidad que no se podía ocultar aunque se cubriera de títulos de cartón. Exactamente de eso hablaba anteriormente—Es como temíamos—Le dijo mostrándole a una niña, el parto había sido múltiple. Isshin se acercó y vio con temor el agujero de hollow que estaba bastante avanzado de la segunda criatura.

Tras una larga reflexión y discusión mientras los pesaban, los limpiaban y los revisaban, llegaron a una conclusión extrema, pues situaciones límite ameritan soluciones límite.

—Ahora que sabemos que son dos, es preferible unirlos con una cadena del destino que a unir a Rukia con alguno de los dos, porque si consideramos su nivel vibratorio los tres serán blanco fácil de los arrancars que quedan después de la guerra, los mediocres mercenarios cobardes.. Si hacemos esto, ellos equilibrarán su riatsu y Rukia podrá protegerlos. Lamento tomar esta decisión sin considerar la opinión de Rukia, no lamento hacerlo sin la opinión de mi estúpido hijo ni menos del engreído de Kuchiki, pero los niños tendrán que crecer aquí, en la tierra.

Isshin miró a su tercera hija y cerró los ojos con remordimiento, lo único que anhelaba es que ella alguna mísera vez lo pudiera perdonar porque con su esposa compartía un rasgo: tan lleno de bendiciones que es como el Sol, pero también como el Sol, está lleno de pecados. Por un momento se odió por una parte estar alegre porque su familia creció y estarían a su lado, se sentía culpable porque no se puede retener por más que ames a los otros cerca tuyo contra su voluntad o a través de artimañas porque en el momento que lo haces, dejas en realidad de amarlos y él quería amarlos, sin importar como fuese, eran manifestaciones de sus antepasados, eran manifestaciones de Masaki e Ichigo con vida, con mezclas de sus olores espirituales. Sin embargo, la idea de que sus nietos se criaran a su lado le hacía explotar burbujas de emociones positivas en su interior que al final hacían que el remordimiento no pasara de ser eso, un culpa que estaba subordinada a la acción.

—Hagámoslo ya. Si no lo hacemos pronto, morirán.


Creo que Isshin hace años tenía la respuesta. Jajaja.