Eran las 00:01 y en ese barrio, silencioso y dormido, sólo se veía una luz proveniente de una de las casas, de una habitación del número 4 de Privet Drive. En esa habitación se hallaba un muchacho de pelo negro revuelto, ojos verde esmeralda, gafas y una cicatriz en forma de rayo en la frente llamado Harry Potter, que acababa de cumplir 17 años, que se encontraba guardando sus objetos personales en su baúl mientras pensaba en los horcruxes que le quedaban por encontrar, incluyendo el guardapelo que R.A.B. había cogido, y en los seres queridos que había perdido cuando escuchó un aleteo lejano.
Harry se asomó a la ventana y vio recortadas en el cielo nocturno las figuras de tres lechuzas, una de ellas era Hedwig y otra el pequeño Pigwidgeon, que sujetaban a una cansada lechuza, que Harry reconoció como Errol, que entraron rápidamente en la habitación, dejándose caer, cansadas, sobre la cama del chico. Harry se apresuró a quitarles todos los paquetes y cartas a las lechuzas, averiguando, de camino, que la lechuza desconocida, que se marchó en cuanto le quitó su mercancía, provenía de Hogwarts. Justo cuando la lechuza de Hogwarts partió, llegó una lechuza de un color gris oscuro portando una enorme caja proveniente de Sortilegios Weasley.
Harry se puso a leer las felicitaciones y abrir sus regalos, dejando a un lado la carta de Hogwarts, entre éstos un libro titulado "Magia Defensiva Antigua", regalo de parte de su amada Ginny Weasley, y entre las felicitaciones le llamó mucho la atención la de Remus en la que le decía que estaba invitado a su boda con Tonks que se celebraría junto a la de Bill y Fleur en casa de los Weasley. Entonces, Errol, Pig y Hedwig( la lechuza gris ya se había marchado) ulularon con una mezcla de miedo, respeto y alegría mientras dirigían sus enormes ojos a la ventana.
Harry se volvió y vio a una enorme águila, de plumas de todas las tonalidades del azul, en el alféizar de la ventana con una pequeña carta en su afilado pico, que lo observaba con sus ojos de distinto color, uno color café y el otro verde esmeralda, con una absoluta curiosidad. A Harry le sonaban demasiado esos ojos, y no porque los hubiera visto antes, sino porque la tonalidad de su color le resultaba conocida. Esos ojos guardaban muchos secretos, escondidos durante años, que poco a poco tendrían que ir desvelándose.
Tras unos minutos, que a Harry le parecieron horas, el águila azul soltó la carta y emprendió el vuelo seguida de Errol y Pig mientras Hedwig ululaba algo enfadada sobre la cama de Harry. El chico se acercó a su lechuza y la acarició. Cuando pareció que la lechuza ya estaba mucho más tranquila y relajada, Harry le susurró una dirección y Hedwig se marchó, perdiéndose en el cielo nocturno.
Harry cogió la carta que dejó el águila del suelo y comenzó a leerla:
"Buenas noches Harry James Potter:
Es la primera vez que le escribo una carta a alguien, pero tengo que hacerte un ofrecimiento que no deberías rechazar.
Lo primero es que no me conoces, por lo que no creo que te fíes de mí y, teniendo en cuenta mis antecedentes, en realidad, nadie lo haría excepto, quizás, Remus Lupin.
Te diré que no soy ni he sido mortífaga ni nada relacionado con ello, ni siquiera pertenezco a la Orden del Fénix, pero llevo oculta desde que nací y sé mucho más de lo que sería sano saber, incluso cosas que podrían ayudarte a vencer a Voldemort (no, no me da miedo decir su nombre). Tengo miles de seguidores e incluso su propio ejército puede verse disminuido.
Quiero que me des la oportunidad de conocernos porque tengo un objeto que necesitas con urgencia y, para que me creas, te diré que es un guardapelo.
Firmado de parte de la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras:
Niaia "Nia" Burana
PD. : Si vuelves a Hogwarts tendrás libertad de ir y venir cuando quieras. Este año, los míos se encargan de la protección del castillo.
PPD. : Vuelve con la chica Weasley, ella ya tiene que estar en la lista negra de Voldemort y creo que le hace más daño que no quieras estar con ella sólo por eso."
Tras leer la carta, Harry se quedó en shock."¿Cómo es posible que tenga el guardapelo y que sepa lo de Ginny?" se preguntaba.
Segundos después, algunas luces de la calle desaparecieron y Harry guardó todo lo que había recibido en su baúl y, ya que podía hacer magia fuera de la escuela, encogió su baúl y se lo metió en el bolsillo del pantalón.
Harry bajó las escaleras y escuchó unos golpes huecos en la puerta de la casa y, justo allí, se encontraba la figura de Ojoloco Moody.
- Gracias por venir a recogerme, profesor Moody.
- No hay de qué- gruñó Moody-, y no me llames profesor.¿ Ya tienes todo?
Harry asintió y cerró la puerta de la casa de sus tíos. Moody dio unos pasos alejándose de la casa y Harry le siguió, le tocó el hombro y los dos desaparecieron, dejando la calle tal y como estaba antes de que Moody llegara.
Reaparecieron en un lugar que a Harry le traía malos recuerdos, pero que tendría que convertirse en su base de operaciones.
- Bueno, aquí te dejo- gruñó Moody y desapareció, dejando a Harry dirigiéndose al número doce y entrando en la desvencijada casa, encontrándose con un gran recibimiento por parte de Dobby, que estaba de vacaciones y quería hacerle compañía, y un mal recibimiento de parte de Kreacher, el elfo doméstico que había heredado al cual odiaba.
