España, 2011

5:00 PM

Cataluña

Por las calles de Barcelona andaba una joven con cascos grandes, que evitaban que escuchase las, según ella, estúpidas conversaciones de los demás. Debía irse a reunir con una amiga suya, Sonia, que quería ir a una tienda nueva de anime y manga que había por allí cerca. Era una tienda bastante nueva, había otra en Málaga pero no muchos sabían de ella. Finalmente Andrea, la joven de la que hablábamos, se encontró con su amiga. Andrea había estado todo un día encerrada en un piso y no acostumbrada a eso necesitaba estirar sus piernas por lo que no había dicho nada en contra para no tener que ir a donde estaba su amiga. Cuando miro al frente vio a su feliz amiga moviendo su brazo en el aire como saludo. Andrea sonrió de medio lado y fue hacía ella, deteniendo la música y quitándose los cascos.

+ ¡Hey Drea! - dijo animadamente Sonia mientras sonreía ampliamente - ¡Por fin podemos ir a esa "misteriosa tienda"! - dijo exagerando sus dos últimas palabras, como si fuese una peli de terror cómico o algo así. Andrea solo suspiro mientras sonreía y asentía para seguir a Sonia hacía la tienda. Y allí fuimos, una tienda antigua que había sido reconstruida para ser una tienda de anime y manga. Sonia no paraba de dar saltos de emoción mientras Andrea movía la mano, como espantando algo. Y es que estaba espantando fantasmas que iban a pedirle ayuda. Desde pequeña pudo sentir fantasmas, pero con el tiempo paso de sentirlos a verlos y poder hablar con ellos. Andrea no siempre hacía caso a los fantasmas, pero odiaba que los demás despreciasen las tumbas o lugares de reposo de estos y siempre ayudaba en el cementerio de localidad o llevaba flores allí donde había habido accidentes de tráfico o demás. Andrea suspiro mientras era arrastrada por Sonia hacía la tienda, a la cual entraron juntas para mirar a su alrededor. Sonia arqueo una ceja al ver a una mujer tirando todo al suelo, como si no encontrase algo. Andrea simplemente hizo ver que tosía para que la mujer las notara. La pelinegra se giro para mirarlas y sonrió ampliamente, de verdad que era rara.

+ ¡Woju! ¡Clientas! - grito feliz la mujer mientras daba saltos de alegría y aplaudía feliz. En uno de sus saltos y a causa del desorden cayó al suelo con un estruendo, cosa que preocupo a las dos chicas. Con cuidado de no caerse, las dos jóvenes caminaron hacía la ahora adolorida dependienta que se rascaba la cabeza detonando dolor. Pero pronto se levanto de un salto y abrazo a Andrea y Sonia, feliz de sus nuevas clientas. - ¡Perdonad el desorden, de verdad! - dijo la dependienta con una sonrisa. Aquel seria un día divertido, sin duda alguna.

España, 2011

6:00 PM

Málaga

Ginebra caminaba por las calles de Málaga junto a su amigo Kira. Los dos caminaban acalorados, hacía bastante calor. Maldita sea, ¿Cuántas veces tenían que decir que barriesen el desierto para dentro? ¡Luego la arena y el calor llegaban a Andalucía y las Canarias! Ginebra suspiro mientras Kira Ryotaro se detenía para mirar al frente. Frente a Ginebra y él había un perro mal herido, todo lleno de heridas. Tampoco podía aguantarse sobre sus dos patas derechas - la trasera y la delantera - y parecía hambriento y sediento. Los dos jóvenes corrieron para socorrer al perro. Cuando llegaron a casa de Kira, que era la más cercana, se pusieron a atenderlo. Por suerte abajo había un veterinario y pudieron salvar al animal. Vaya sorpresa se llevaron cuando les dijeron que era una perra, no un perro. Ginebra acarició al animal y decidió quedárselo, no quería que sufriera más. Pero no saben cuan mala fue esa decisión. Hacía poco habían abierto una tienda de manga y anime cerca de allí, por lo que junto al animal fueron a la tienda. Aunque la tienda estaba abierta no había nadie y todo estaba desordenado y roto además de haber numerosas manchas de sangre en el suelo.

+ Pero… ¿Qué? - pregunto la joven mientras miraba a su compañero extrañada y algo asustada. Kira se puso frente a Ginebra y se puso a investigar. Mientras el animal ladraba, intentando que le prestaran atención. ¡Pero qué idiotas eran aquel par!, pensaba el animal mientras ladraba y ladraba. Finalmente Ginebra se giro para mirar a la pastor alemán, que pareció sonreír mientras una pequeña explosión ocurría. Cuando un poco del humo se había ido los dos jóvenes pudieron observar a un hombre no mucho más grande que ellos tal y como Dios lo trajo al mundo. Ginebra se escandalizo y se giro, mientras que Kira ladeaba la cabeza con cara de confusión. El hombre se quedo mirando a los dos mientras se levantaba, un leve humo flotando a su alrededor para tapar lo que ya sabemos. El hombre estaba lleno de heridas, no podía mover su brazo derecho ni podía apoyarse bien sobre su pierna derecha, su cara tenía moratones y sangre seca. Al parecer curar al animal no curaba al hombre.

+ Ugh… - se quejo al intentar caminar. Lamentablemente se cayó y se desmayo. Kira grito mientras corría hacía el misterioso hombre y Ginebra no tardo en deshacerse de la vergüenza y correr a ayudar al hombre. La que les esperaba no era pequeña.