Esta historia le pertenece a 'bexi21'. Al principio es un poco depresiva y monótona, pero unas paginas mas adentro en el capitulo se pone mas interesante. Es buenísima, porfa léanla. Es buenísima. Por eso decidí traducirla.
Profecías secretas
"El destino no es al azar, es una decisión. No es algo que se espera, pero algo que se logra."
- 'William Jennings Bryan.' –
Edward estaba parado al frente mío, cada centímetro del majestuoso dios que es. Sus ojos topases no mantenían ninguna emoción. Su voz era calmada.
" Y tus memorias?" necesitaba saber si el alguna vez se olvidaría de mi. Si es que me iba a dejar, necesitaba saber. Porque yo no seria capaz de olvidarlo. Nunca.
"Bueno – yo no olvido. Pero mi especie…se distrae fácilmente"
Mi corazón estaba estallando. Sentí como si estuviera cayendo a la velocidad de la luz – como si estuviera en la torre del terror de disney, solo que no era divertido. Este no era un entretenimiento. Esto era una pesadilla de la cual yo necesitaba buscar la salida.
"Eso es todo. Supongo. No te molestaremos de nuevo."
De pronto comencé a comprender. "Alice no volverá"
"no. Ya todos se han ido. Yo me quede atrás para decir adiós."
Esto debe ser un sueño. Tiene que serlo. Edgard nunca me dejaría. No puede. El hizo una promesa. Trate de pellizcarme pero al sentir el dolor comienzo a comprender que esto es real. Todo es real. "¿Alice se fue?"
El dijo algunas cosas explicando su ausencia pero yo apenas escuche. Su vos era como una dulce melodía danzando a través de los árboles.
"Adiós bella."
"¡Edward!" grite fuertemente mientras mi cuerpo se sentaba. Sudor caía por mi cuello, espalda, manchando mi polera. Empecé a sentir como me hiperventilaba, mientras luchaba por aire. Era doloroso – ese apretón en mi pecho
Lluvia caía en mi ventana y yo me quede mirándola, mientras un relámpago iluminaba el cielo. Pude sentir las lágrimas en mi cara, pero no importaba. Antes yo me podia acurrucar en un cuerpo hecho de piedra y el kissaria mis lagrimas. Pero ya nunca mas será así. El frío nunca me dejo pero yo ahora estaba sola.
Mire al frente, sin fijarme en nada en particular. Desearía que hubiera una forma para que esta pesadilla no fuera real.
Y el dolor…Era igualmente real – corriendo a través mío, apuñalándome desde todos los ángulos. Nunca lo podré escapar. Ni siquiera el hecho de cambiarme a Jacksonville con mi madre lo ha aplacado. Es casi como si el dolor fuera peor. Porque ahora estoy tan lejos del lugar donde Edward y su familia existieron. Era como si yo estuviera tratando de olvidarlo, pero mi corazón no me dejara.
Y yo odiaba eso.
Odiaba sentirme de esa manera todo el tiempo. No había ya nada en mi. Yo estaba vacía.
Un crujido vino del pasillo y yo me quede sentada ahí – esperando para que mi madre se mostrara.
Pero nunca lo hizo.
No que yo lo esperara. Yo sabía que ella estaba al otro lado de mi puerta, escuchando cautelosamente por algún quejido o sollozo. Por las primeras dos semanas que yo pase aquí, ella entraría y me sostendría en sus brazos mientras yo lloraba hasta consumirme y quedar dormida. Se sentía bien - que por alguna vez – ella se hiciera cargo de mi y no al revés.
Pero ya era inútil. La misma pesadilla ha plagado mi mente por los últimos 3 meses. No importa si ella se sienta conmigo por una hora o mas. Ella no podría sacar las pesadillas de mi mente.
Suspire. ¿Alguna vez esto iría a mejorar? Tantas preguntar plagaban mi cerebro – miles – todas sin respuesta.
Eventualmente, me permití volver a tenderme en el suave colchón. Mis ojos miraban la muralla al frente mío mientras yo apretaba el cubrecama a mi cuerpo, desesperadamente buscando su confort. Por horas me tendí de esa manera, mirando sin ver, permitiendo a mi mente apagarse completamente. En algún tiempo durante la noche, me volví a dormir soñando de unos encantados ojos color ámbar.
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Me desperté de repente. El sol radiaba a través de la ventana, sus rayos iluminándome mientras yo me sentaba en la cama. Yo me estremecí; manteniendo mi mano al frente de mis ojos mientras la luz momentáneamente me dejaba ciega.
De nuevo fui asaltada por la pesadilla y de nuevo, mi pecho se apretaba dolorosamente con cada respiro. Dolía saber que tendría que vivir el resto de mi vida sin el. Y el hecho que no tenia a nadie con quien conversar del hecho me hacia cerrare mas hacia mi misma cada día.
Salí de mi cama y torpemente camine hacia mi baño. Encendí la luz e inmediatamente me arrepentí. La luz era muy fuerte aquí también. Mi cabeza me dolía. Mis ojos estaban rojos y mostrar la cantidad de lagrimas derramadas estaba fuera de mi control, pues mi cara estaba marcada con ellas. Mirando a mi misma al frente del espejo, me di cuenta de que no me reconocía a mi misma. Mi piel tomo un tono gris enfermizamente palido. Mis huesos sobresalían más de lo que era saludable para mi cuerpo. Igualmente, mientras miraba al espejo, no podía importarme menos. Y mientras eso me debia molestar…
No lo hacia
Hoy día era igual que otro día. Me ducho, visto y bajo las escaleras como si mi cuerpo estuviera en autopiloto. Mis movimientos son robóticos. Mis palabras apenas un susurro. No hay rastro de la vida que yo tenia en Forks. Estaba meramente sobreviviendo en la cáscara de mi cuerpo, colgando del riel hasta este terminara.
Reene me miro mientras yo entraba la cocina. Agarre un plátano y me senté, mirando como obligándome a mi misma a desear sentir su dulce sabor. Pero como cada mañana, solo sentí sabor a cenizas.
El suave 'ahem' de mi mama me alerto de que ella quería hablar conmigo.
Como siempre, no le preste atención mientras me comía mi desayuno en silencio. Si ella quería hablarme, podía. Y yo escucharía. Pero si no quería hablarme, eso estaba bien igual. Odiaba el hecho de comportarme así alrededor de mi madre, pero de nuevo, no me podía importar.
Cinco lentos, dolorosos minutos pasaron. Reene continúo bebiendo su café y pretendiendo leer el diario que estaba al frente de ella. Phil se estaba duchando arriba y en diez minutos el bajaría y se prepararía una taza de café. Solo que yo no lo vería. Porque en un minuto exacto, yo me levantaría y partiría para otro día de colegio.
Solo vivíamos a cinco cuadras, así que nunca secesito manejar a ninguna parte. Aparte de ir al colegio, yo me quedo en casa.
"Te veo a la noche" dije antes de salir por la puerta.
El aire estaba caliente contra mi piel, pero no ayudaba el frío que yo constantemente sentía.
El colegio aquí no era muy diferente al instituto de forks. Era mas grande pero la gente era generalmente la misma. Estaban las Jessica Stanleys y Lauren Mallorys. Ocasionalmente me toparía con un Mike Newton o Tyler Crowley. Y siempre, siempre habría alguna Ángela Webber en todas las clases. Pero nadie me hablaba yo me cerraba, siempre sentándome al fondo de la clase, cuidadosamente tomando notas. Mi cuerpo estaba ahí; mi mente escuchaba las lecciones, seleccionando las cosas que valía la pena apuntar. Pero en general, yo estaba sin vida, en piloto automático. Mis rutinas no cambian, mi vida es aburrida y lo más importante, estoy sola.
El almuerzo no es la parte más emocionante de mi vida, a diferencia del resto de la población estudiantil. Me siento sola en una mesa redonda, a la esquina de la cafetería. Nadie nunca me presta atención y yo nunca le presto atención a nadie. Así que sinceramente puedo decir que quede choqueada cuando sentí la presencia de alguien parado al frente mío.
Mis ojos se fijaron en la cara de la chica que no era más grande que yo. Yo jadee inmediatamente, porque a parte del largo pero negro, ella era muy parecida a Alice Cullen.
"Hola" Ella dijo alegremente, su sonrisa impresionantemente radiante. "¿te importaría si me siento aquí? Todo esta lleno."
Me senté en silencio por algunos minutos, mirándola con la boca abierta como un pez; abriendo y cerrando. "Um...si. Claro."
Ella sonrió aun mas, si eso fuera posible, y se sentó afrente mío. Además de su familiar apariencia, no había nada más muy espectacular de ella. Los susurros a través de la cafetería me dijeron que el resto pensaba lo contrario.
"Mi nombre es Verrin. Me acabo de mudar aquí." Ella explico, inmediatamente ofreciéndome su mano.
Dudando, tome su mano, notando una corriente pasar por mi brazo. No era nada comparado a como me sentía al estar con los Cullens. Esta sensación, lo que sea que fuera, me asustaba. En vez de comportarme rudamente y sacar mi mano, mire hacia arriba para encontrar su mirada. "Yo soy Bella."
Fue ahí cuando me fije en sus ojos. Eran violeta. Un fuerte, profundo e hipnotizador violeta. De nuevo, sentí la necesidad de esconderme en un rincón. Algo me dijo que había algo de ella que era mas que de a simple vista.
"Un placer conocerte, Bella." Ella dijo, ella dijo, sonriendo de nuevo. Ella soltó mi mano y empezó a comer su almuerzo. Aproveche la oportunidad para estudiar su apariencia. A diferencia de Alice, ella no estaba usando ropa de diseñador. Pero era claro de que no tenia mal gusto. Ella simplemente estaba usando una camisa negra de manga larga y un par de pitillos de jeans oscuros. Nada que llamara la atención, pero ella lo llevaba como si hubiera costado un millón de dólares.
"Bueno…" Ella comenzó, comiendo un pedazo de su ensalada "¿Dónde vives, Bella?"
"Muy cerca, solo unas cuadras mas abajo."
Ella asintió, mascando otro pedazo antes de lanzarme otra serie de preguntas. Todas las cuales conteste lo mas simple posible. Yo le pregunte algo aquí y ahí, averiguando que ella se había mudado aquí desde Italia. Su padre estaba en la milicia. Tenía dos hermanos mayores, una hermana mayor y vivía a 30 minutos del instituto.
Era raro… hablando a alguien más por un cambio. No estaba segura de que me gustara. Pero como Alice, ella hablaba a 90 millas por hora., lo que me permitía continuar consumiéndome en lastima a mi misma. Pero también como Alice, no podía mover mis ojos de ella.
"Verrin, ¿te puedo preguntar algo?" pregunte, nerviosamente picando el pan de mi sándwich.
Ella sostuvo su tenedor y me miro a los ojos "Por supuesto."
"Bueno, yo solo…me estaba preguntando porque tus ojos son de ese color. ¿son de contacto?" Me hubiera cacheteado a mi misma por la estupidez de la pregunta. Por supuesto que no eran de contacto. Yo de todas las personas las personas debería saberlo.
Pero verrin no parecía encontrar la pregunta extraña y continuo comiendo su ensalada felizmente mientras decía: "No. Son reales. Claro que la gente me pregunta eso muchas veces. Es un defecto. Corre por mi familia." Ella sonrió asintiendo su cabeza en mi dirección mientras tomaba un sorbo de agua.
Trate de sonreír con todas mis fuerzas pero todo lo que conseguí fue hacer una triste mueca.
"¿Que otras clases tienes?" Ella me pregunto de repente. "Quizás tengamos algo juntas."
Termino siendo de que si teníamos una clase juntas. La ultima clase del día. Y también mi menos favorita. Química.
Mas tarde Verrin se río a mi odio por la clase mientras caminábamos juntas hacia el pasillo de ciencias. La gente susurraría aun mas mientras nos pasaban, sin duda preguntándose porque la chica nueva estaba con la 'rara'. Se sentía como mi primer día en el instituto de Forks…solo que la gente no era tan amable.
"¿No te gusta química porque hay mucha matemáticas?"
"No, me refiero…yo siempre estaba bien con eso, pero en mi otro colegio yo siempre tenia a alguien…" Una memoria de Edward y yo encima de la mesa estudiando vino a mi mente. Todo lo que pude ver fue su característica sonrisa ladeada. "Alguien que me ayudaba."
"Oh." Ella dijo. "bueno, suerte para ti, yo soy fantástica en matemáticas."
La seguí a la clase del Señor Mathews, manteniendo mi cabeza baja de todos los otros estudiantes que parecían estar mirando en la dirección de Verrin. Mi mesa era la misma que en todas las otras clases. La de atrás.
Solté mi mochila en el banco y mire a Verrin, que hablaba animadamente con el Sr. Mathews.
"Bueno señorita Rigas, puede sentarse con el señor Hines."
Hice una mueca al chico con la cara cubierta de espinillas al otro lado del salón. El era el único sin una pareja. Yo no se como termine con el matón del instituto, Marty Andrews.
Me tense mientras Marty tiraba una bola de papel y escupote un lápiz vacío. Creo que estaría mejor sola.
Mientras me fijaba en el pizarrón, note que Verrin no se había movido de donde estaba parada. De hecho, estaba mirando al Sr. Mathews, casi como si quisiera atraer su atención con solo la mirada. Inmediatamente el levantó su cabeza de los papeles y la miro como si estuviera hipnotizado. Mire a mi alrededor para ver si alguien mas había notado el intercambio, pero yo fui la única.
Finalmente, el Sr. Mathews habló. "Sr. Andrews." El dijo en dirección a mi mesa, refiriéndose a mi compañero, quien escondió el lápiz con bolas de escupo.
"Habrá un cambio de parejas. La señorita Swan será pareja con la señorita Rivas y usted será pareja con el señor Hines." Ambos Marty y yo miramos al profesor como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
"Tic toc señor Andrews, no tengo todo el día. Muévase"
Yo mire en shock mientras Marty recolectaba sus cosas e iba hacia el banco del niño espinilludo. En una cuestión de segundos, Verrin estaba sentada al lado mío con una sonrisa enorme en su cara de pixie.
"¿No es esto emocionante?" Ella susurro sacando un cuaderno negro. "Ahora te puedo ayudar con matemáticas."
La mire incrédula por algunos momentos, incapaz de pensar algo inteligente que decir.
Ella me miro curiosa, frunciendo el ceño "¿Qué?"
"¿Cómo…" Agite mi cabeza estresada "como hiciste eso? ¿Hacer que el Sr. Mathews cambiara de parecer?"
"Solo le pregunte, Bella" Ella dijo, ya escribiendo la fecha en la esquina de la pagina blanca.
"Pero no te vi hablándole"
Ella se rió finalmente bajando el lápiz para mirarme a la cara. "Bueno si le hable. Además… ¿No te alegra? No puedo ver a nadie queriendo tener a ese idiota como pareja." Ella dijo apuntando a Marty, quien ahora se sentaba lo más lejos posible de su nuevo compañero.
Normalmente, soy una retardada social, pero hoy estaba absolutamente segura de que me hice ver aun mas idiota mientras la miraba "Pero…Pero…"
"Bueno clase, hoy vamos a hablar de las uniones de carbono" La voz del señor Mathews se escucho sobre la clase, señalando el fin de nuestra discusión.
Así que me senté ahí, tratando de permanecer concentrada en la lección de hoy día, fallando miserablemente. Verrin era diferente. No era un vampiro, eso estaba claro. Pero yo sabia que algo había pasado antes. Yo no estaba loca. Quizás actuaba como una de vez en cuando, pero yo, de entre toda la gente, sabia que había otras cosas en este mundo además de humanos. ¿Será posible que ella no sea humana? Inmediatamente agite mi cabeza de ese pensamiento e hice una nota mental de tomarme una muy necesitada siesta cuando llegara a mi casa.
De repente giraría la cabeza para ver a Verrin, pero ella solo estaría tomando notas como el resto de la clase. Debajo de su cuaderno había algunas hojas, sus puntas visibles. Frunciendo el ceño, mire un poco más de cerca, viendo la caligrafía y símbolos que parecían decorar los bordes. No le hubiera dado importancia de no ser por las dos letras que hacen mi corazón derretirse y explotar a la vez. Dos letras que hacen mi mundo dar vueltas.
E. C. como Edward Cullen.
Lentamente, me di vuelta para mirar de verdad a Verrin. Para mi sorpresa, ella estaba mirando directamente a mí con una simple y dulce sonrisa en su cara. Sus ojos violeta brillando bajo las luces fluorescentes en una manera que me hizo estremecer. Luego me guiño y siguió apuntando en su cuaderno como si nada hubiera pasado.
Me di vuelta rápidamente, pretendiendo que yo, también, estaba interesada en apuntar química, moviendo el lápiz rápidamente sobre el papel. Cuando en verdad, pase el resto de la clase preguntándome quien es Verrin Rigas y porque ella parecía tan particularmente interesada en mi.
¿Y? ¿Que les pareció? Más adelante se pone más interesante, pero por ahora igual es buena.
XOXO
-LCWL
