Disclaimer: Dragon Ball Z y sus personajes NO me pertenecen, sino son propiedad de Akira Toriyama.
La chica del cabello azul.
Capítulo 1.
Bulma abrió los ojos de golpe, los tenía húmedos, por las lágrimas… de nuevo. Se apoyó en un codo en la almohada, se sentó en la cama y puso los ojos en blanco, con una mirada perdida; aunque estaba pensado. Kei movió un brazo entre sueños, sintió la sábana fría, de ese modo, despertó. Vio la sombra de su madre, se desconcertó, se sentó igual que ella y puso su manita en el regazo de Bulma, la cual la volteo a ver. Secó sus lágrimas con una mano, sonrió y miró a Kei. La niña la veía con sus grandes ojitos azules, estos brillaban con gran intensidad, la niña sin duda poseía un gran belleza, era demasiado tierna y tan inocente. Era de madrugada, justo a tiempo para iniciar con las tareas y deberes del día.
-Mamá, se nos hará tarde- avisó Kei con voz aguda. Su madre rio ante el comentario, Bulma cargo a la niña y la arrulló - ya mamá, deja de tratarme como bebé. Ya estoy grande— refutó ante su contacto , intentando desesperadamente zafarse de los brazos de su madre.
-uy, lo siento- dijo Bulma sonriendo, fingiendo estar sentida, alzando las palmas de sus manos enfatizando el gesto.
Bulma y Kei procedieron a bañarse juntas, como siempre lo hacían, para Bulma jugar con Kei era lo mejor del mundo, pues era su pequeña hija, la adoraba con su corazón. Hoy tenía una entrevista de trabajo, esperaba que le dieran el empleo, sería un gran oportunidad para ella, ya que no había conservado de manera regular los demás empleos, eso la ponía en una situación crítica. Este tendría que obtenerlo y mantenerlo, de lo contrario, le quitarían a Kei. La situación que ahora tenía con su hija no era la mejor, esperaba que esto pudiera mejorar. Optó por vestirse con la ropa formal que tenía, pero no era la mejor, ya era vieja, un poco desgastada y sin color, estaba muy opaca: era una camisa blanca y una falda de cuadros que llegaba a la rodilla de color grisáceo, unos botines negros un poco desgastados y un peinado sencillo.
- Kei, hay que irnos; se nos hará tarde- Dijo Bulma, mientras hacía la cama. Su hija salió del bañito y su madre tomo a Kei y la cargó en brazos, la niña ya estaba vestida con su uniforme y traía su mochilita en mano junto con las llaves del departamento y la bolsa de su mamá.
La luna aún no desaparecía, iluminaba las paredes de los edificios en la oscura ciudad, reflejando su sombra en perfecta forma recta, mientras la urbe apenas se empezaba a levantar, no era tan tarde, ni tan temprano. Bulma cargaba a su pequeña hija con dificultad, la niña era un poco pesada, su madre sostenía grandes cosas en sus manos y llevar a Kei lo complicaba aún más, la joven mujer de cabello azul tendría que hacer esfuerzo. Sin embargo, ella de alguna manera estaba acostumbrada a ello, al pesar. Camino por la ciudad, rezando que no les ocurriera nada malo, a esas horas sucedían acciones criminales entre las calles, de todas maneras, no tenía mucho que ofrecer ante un asalto, lo que la asustaba era tener alguna posibilidad de salir lastimadas. Llegó tan pronto como aceleró el paso, con trabajos y jadeos a la casa de Jerk, la maestra de Kei, quien las esperaba recargada en la puerta de su casa sosteniendo una taza de café entre las manos. Las miraba con desaprobación.
-Bulmita, se te hizo tarde, apúrate. Yo me llevaré a Kei después de la escuela, no te preocupes.- Le dijo la maestra y tomó a la niña en brazos, era una suerte que Bulma contara con el apoyo de ella.
Bulma asintió mientras se despedía de su pequeña hija dándole un beso en la frente, le acarició su cabellera negra, la niña se despedía de su madre con su manita. Bulma tuvo que salir corriendo hacia las calles, cruzando el camino rumbo al lugar de la empresa donde suponía sería su entrevista. La ciudad despertó. El ajetreo era grande: autos pasaban de aquí por allá, Bulma veía salir a varias personas de sus hogares, niños acudiendo a la escuela, empezaba a salir lentamente él sol en La Gran Capital. Bulma habría admirado el destello del sol saliente por entre los montones de grandes construcciones de la ciudad, pero tenía que darse prisa.
No llegó más que diez minutos tarde al lugar. Entró con rapidez al vestíbulo y se quedó varios minutos estática, mientras veía lo grande que lucia el salón: muchísimas personas se encontraban ahí, demasiados corriendo y entrando a puertas, mientras que otros salían, algunos chocaban sus hombros contra Bulma, estaba atónita, ¡era enorme!
Reaccionó. Tenía que darse prisa, mientras miraba con la boca abierta el gran lugar, buscó con la mirada los ascensores, los logró divisar en el fondo del pasillo. Camino rápidamente a ellos, oprimió el botón, el elevador comenzó a descender hasta la plata baja. Mientras esperaba, una bola de gente empezó a acomodarse alrededor de ella. El elevador llegó, y apretadamente, todos tiraron de entrar, empujando a Bulma dolorosamente. Como pudo mientras era presionada por el montón de personas en el ascensor, marcó el piso cinco, ahí sería su entrevista.
Llegó al piso y trató de escurrirse del apretado elevador, casi se caía cuando logró salir. Miro hacia el frente, el piso cinco era incluso más grande que el vestíbulo, pero más tranquilo, miro en torno a ella y vio a muchas chicas riendo y charlando entre ellas, mientras estaban formadas en una fila que daba a una puerta obscura. Bulma sonrío y camino a la hilera recta. Se formó y muchas mujeres cesaron de hablar y la miraron con muecas, Bulma se incómodo.
-has visto la ropa de esa peli-azul…- susurró una rubia de vestido rojo a una castaña. Creyeron que Bulma no las escucharía, pero se equivocaron. A Bulma le dio un poco de vergüenza.
Siguieron examinándola con disgusto, al momento que la puerta obscura se abrió. Ella salió una mujer de cabello negro, piel bronceada y ojos verdes, muy hermosa; en la mano traía una lista sobre una tabla. La chica lucia muy conservada y elegante en su vestido violeta, ella miro la lista y anoto con una pluma algo en ella, después miro a la multitud de chicas y entrecerró los ojos.
-Srita. Briefs, pase por favor.- dijo ella. Señaló hacia la puerta, esperando sería a que Bulma apareciera. Bulma camino hacia al frente, ante la mirada de las chicas mirándola de arriba hacia abajo. La mujer le sonrió, Bulma le había causado simpatía al verla caminar con la cabeza agachada. La entrevista fue muy simple, la chica le dijo que el trabajo sería ayuda en general, así que no importaba si tenía estudios o no, solo se necesitaba alguien responsable. La muchacha era muy seria, pero Bulma le agradó mucho, a pesar de que era un poco enojona. Al final, la entrevista marchó bien, Bulma y la mujer, el cual si nombre era Jyo Ouiji, estrecharon sus manos con una sonrisa.
Bulma salió del edificio y fue por su niña a la casa de la maestra, para después marcharse a su feo y pequeño cuarto en un edificio de un barrio oculto y peligroso del centro de la ciudad. Bulma y su hija caminaron juntas por las calles, jugueteando entre ellas. Al llegar a su frío hogar, comieron una sopa de tallarines que Bulma había comprado en un restaurante pequeño, de camino al cuarto, se cambiaron de ropa por sus pijamas y descansaron un momento en su cama. Hasta que, en la noche, Bulma y Kei se pusieron a brincar en su cama de repente, girando tomadas de las manos. Bulma trataba de mostrarse feliz ante su hija, la niña radiaba de felicidad; después se sentaron y comenzaron a hacerse cosquillas la una a la otra, para finalizar su juego peinándose. Ese era el sacrificio que hacía por la niña, para mantenerla feliz a pesar de la situación tan difícil que tenían.
-¿Cómo te fue, mami?- le pregunto Kei cuando Bulma trenzaba su cabello, la niña estaba sentada enfrente de Ella, Bulma detrás de su hija encima de una almohada.
me fue bien, una mujer me atendió- respondió su madre.
-¿Era buena?—pregunto la niña, mientras giraba su rostro a Bulma, ella le sonrió.
-muy buena.
-entonces te darán el trabajo y así me podré quedar contigo- dijo Kei, después se acosto al lado de su madre, Bulma Sintió un dolor en el estómago frío, después apago la luz de mesa que estaba a su lado de la cama, sobre una pequeña mesa, donde se encontraban también las llaves y su celular.
Mientras que Jyo, la mujer que entrevistó a Bulma, aún de noche, se encontraba en la empresa, tenía mucho trabajo últimamente. Jyo camino de su oficina hacia la de su jefe, que estaba mucho más lejos que la de ella, dentro de una gran puerta obscura y negra. Tenía en espera una llamada. Adentro de la gran puerta, había un largo pasillo, hasta el fondo estaba la puerta de su primo. La abrió y entró.
-Tu cita mañana con el abogado está a las once, ¿Le confirmó?-. Le pregunto Jyo, parada enfrente de su escritorio a su jefe, quien estaba sentado en su silla, de espaldas a ella.
- ya sabes que sí, ¡Dile que ya no me ande dando dolor de cabeza! - respondió con un grito, mientras se tocaba su frente y la tallaba molesto.
-No me grites, Vegeta. Ya no soporto tus insolencias- Replicó Jyo, apretando el rostro.
Cállate- fue lo único que dijo Vegeta, pasándose una mano por la sien-, ¿ya has acabado con las entrevistas?
-no, no sé a quienes dárselo...había muchas aspirantes- Respondió Jyo, tomando unas carpetas que estaban en el escritorio.
-Daselo a quien tu quieras, me da igual, solo que sea alguien que haga perder el tiempo…- Vegeta seguía sin mirarla y le hizo un gesto vago con la mano, indicándole que se marchara.
-como sea- Dijo Jyo, y salió del lugar.
Pero de inmediato, llamó a la primera que le había mostrado una gran intención y gracia ante ella.
-¿Bulma?, Soy Jyo. Te marco para decirte que el trabajo es tuyo, preséntate mañana conmigo a las 7:30, ¿De acuerdo?.
N/A: Hola, espero que les guste mi fic, que esta en proceso jeje, espero y puedan apoyarme con una review, seria lindo contar con apoyo.
