DISCLAIMER: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a Hidekaz Himaruya. La idea y la trama sí son mías.
El aire era pesado, realmente estaba luchando por tan solo poder abrir los ojos y respirar, pero era imposible. Su cuerpo aún no terminaba de despertar por completo, sus piernas y brazos no le respondían, sentía un ardor asqueroso y punzadas de dolor en el abdomen o algún lugar cercano y… no tenía una maldita idea de qué había pasado o en dónde se encontraba. Quiso aferrarse a algo, tan sólo por mero instinto, mas todo lo que sus recién despiertas manos empezaban a palpar era helado y frío como la muerte. Jadeó. Tenía que regular muy bien su respiración para poder respirar adecuadamente… ¿Cómo sería eso posible si estaba asustado, desesperado por poder despertar y saber dónde mierda estaba? Empezó a moverse de un lado a otro, primero sus manos, luego sus piernas, sus brazos, sus pies. Todo su cuerpo empezaba a recibir nuevamente sus órdenes, ahora sólo faltaban sus ojos… ¿O acaso ya estaban abiertos y no había nada más que oscuridad a su alrededor?
Pestañeó 2 veces.
No veía nada.
Trató de levantarse, pero al momento de dar un pequeño impulso su espalda y cabeza golpearon contra algo acolchado… acolchado, pero demasiado cerca, lo estaba casi asfixiando. Le estaba volviendo loco y su cordura disminuía cada vez más al estar encerrado, en completo silencio y oscuridad. Su voz aún no respondía por miedo, así que daba pequeños gritos sordos en busca de ayuda. Decidió intentar buscar otra salida. Si no era para arriba sería por abajo, ¿No? Mas, todo lo que alcanzaba a palpar estaba helado, frío… era suave, pero duro. Tampoco tenía mucha movilidad hacia sus pies o cabeza por lo que descubrir sobre qué estaba era la incógnita ahora. Como pudo, se las arregló para poder mover sus manos con mayor libertad, o al menos poderlas subir y bajar: No había diferencia.
Trató de calmarse por unos minutos que parecían casi horas. Volvió a cerrar los ojos y ya sin tanta agitación decidió volver a intentar deducir qué pasaba. Volvió a sentir ese frío subir por sus manos, aunque ahora que se podía concentrar había descubierto que no eran solo sus manos. Su pecho, sus piernas, su mejilla… todo su cuerpo estaba acostado sobre hielo. Con el paso del tiempo volvió a descubrir otra cosa. Había una quizás minúscula y fina tela separándolo de ese frío mortal. Se sentía como una camisa desgastada y vieja que se va deshaciendo con el paso de los años lo que le pareció bastante raro.
Tal vez, había sido demasiado ingenuo.
Tal vez, estaba demasiado afectado.
Tal vez, sus sentidos no habían despertado completamente.
Pero cuando descubrió que estaba sobre un cadáver nadie pudo callar sus gritos de ayuda, gritos desgarradores y que exigían que lo sacaran de ese ataúd.
Capitulo corto, sí.
Tan solo lo tengo "A prueba" para ver si gusta.
En unas horas más o mañana subo el primer capitulo oficial que ya será más extenso como suelo manejar siempre mis historias.
Claro, solamente si la idea vale, espero que les guste ~
