Como ya saben los personajes no me pertenecen sino a la gran Stephanie Meyer y la historia tampoco es mía, sino de Abbi Gliness, yo solo la adapto para mi diversión y su disfrute…
Sinopsis
Edward Cullen tiene que elegir entre el amor al juego y el amor de la chica en esta sensual historia.
Después de esperar por su gran oportunidad, el chico malo Edward Cullen es por fin reclutado para demostrar su valía en el campo de béisbol de la universidad. Pero cuando su novia, Bella, está de luto por la pérdida repentina de su padre, no corre a los reconfortantes brazos de Edward, sino a los del hermano gemelo de su ex prometido, Seth.
Dividido entre su sueño en el béisbol y la chica de sus sueños, Edward debe demostrar que es digno del amor de Bella, o arriesgarse a perderla ante Seth para siempre.
Prologo
Me encontraba de pie frente a la Iglesia, mirando los rostros solemnes de mi familia y amigos. Estando aquí, donde todos podían mirarme, no era lo que quería hacer. Quería acurrucarme en una bola al lado del ataúd y llorar como un bebé. Todo parecía tan injusto. Ya hice esto antes: estar frente a una multitud de caras manchadas por las lágrimas, hablando de un hombre que amé, y que fue alejado de mí.
Ahora me encuentro aquí de nuevo. Esperando poder hablar. Poder decir algo sobre el hombre frente a mí. En quien confiaba con mi vida. Al que me aferré y sobre quién lloré cuando me enteré que sería madre soltera. Quien yo sabía que nunca me dejaría. Quien ahora se fue.
Miré a Seth, de pie usando su traje y corbata, observándome atentamente. Todavía seguía aquí. No me dejaría. Todavía lo tenía. Me dio una silenciosa inclinación de cabeza, y sabía que si yo se lo pedía, vendría aquí y tomaría mi mano mientras hacía esto. Mantuve mis ojos en él cuando abrí mi boca para hablar. Verlo allí me daría la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
—En la vida uno nunca espera perder a sus seres queridos. No tenemos planes de estar delante de nuestros amigos y familiares y hablar de alguien que significaba el mundo para nosotros, y que ya no está. Pero sucede. Duele. Y nunca se hace más fácil. —Me detuve y tragué el nudo que tenía en la garganta. Seth dio un paso hacia mí y negué con la cabeza. Quería hacer esto sin él. Tenía que hacerlo.
—No se nos prometió un mañana. Papá me enseñó eso cuando era una niña y no entendía por qué mi mamá no venía a casa. Cuando perdí al chico con quién pensé iba a envejecer, recordé eso una vez más. La vida es corta. —Dejé de mirar a Seth. No podía mirarlo cuando hablaba de Jacob. Ver el dolor en sus ojos hacía que quisiera llorar más.
—Tuve la suerte de conocer lo que es el amor incondicional. Lo tuve dos veces en mi vida, con dos hombres diferentes. Me amaron hasta el día de su muerte. Voy a mantenerlos cerca de mí por el resto de mi vida. Sólo espero que el resto del mundo sea tan afortunado como yo lo soy. —Las puertas traseras de la iglesia se abrieron y dejé de hablar. El mundo a mi alrededor parecía moverse en cámara lenta.
Los ojos verdes de Edward encontraron los míos en tanto permanecía de pie en la parte trasera de la iglesia. No esperaba verlo. No esperé volver a verlo nunca. No me encontraba preparada para enfrentarlo. Especialmente hoy.
El brazo de Seth me rodeó y lo oí susurrar algo, pero no podía concentrarme en sus palabras. La mezcla de emociones en los ojos de Edward me mantenía congelada. Pasaron seis meses desde que vi por última vez su rostro dolorosamente hermoso. Incluso más tiempo desde que estuve envuelta en sus brazos. Fue la decepción más grande de mi vida. Pensé que era el indicado. Me equivoqué. Ahora sabía que sólo se te da un amor para toda la vida, y cuando Jacob murió, también lo hizo mi oportunidad de ser amada incondicionalmente.
—Vamos a sentarnos. —Finalmente registré las palabras de Seth. Estaba preocupado por mí. Sin embargo, terminaría esto primero. La aparición de Edward Cullen no me detendría de terminar esto. Ya me detuvo de demasiadas cosas. No le dejaría controlar esto también.
—No existirá ningún día en el que no piense en mi papá. Su recuerdo permanecerá escondido cerca en mi corazón. Algún día seré capaz de decirle a mi hija todo acerca de su abuelo. El buen hombre que era. Cuánto la habría amado. Nunca iré a la cama por la noche sintiéndome no amada, porque me amó uno de los hombres más grandiosos que conocí. —La mano de Seth apretó en mi cintura. Bajé la mirada, al anillo de diamantes en mi mano izquierda, y mi pecho se oprimió. Papá se sintió tan aliviado el día que Seth puso ese anillo en mi dedo. Se la pasaba preocupado de que me quedara sola cuando se fuera. Seth alivió ese miedo.
—Te amo, papá. Gracias por todo —susurré en el micrófono.
Capítulo 1
Hace ocho meses...
Edward
Realmente sucedería. Iba a terminar la Universidad. Tenía una beca completa, gracias al béisbol. No sería la SEC(1), pero aún pertenecía a la NCAA. El único problema es que debería mudarme a Tennessee. Bella iría conmigo. Haría que eso sucediera. Su padre no era mi mayor fan, pero la enviaría a la universidad de Tennessee si ella se lo pidiera. Corrí por las escaleras de nuestro apartamento, tomando dos escalones a la vez. No podía esperar a verla. Tenía que decírselo. Iba a conseguir un título. Sería capaz de tener un trabajo de verdad algún día. No era el perdedor que su padre pensaba.
Abrí la puerta del apartamento. Bella se encontraba sentada en su piano cuando mis ojos la encontraron. Dejó de tocar y me sonrió. En ese momento la vida era perfecta. Todo se hallaba bien. Tenía a mi chica e iba a ser capaz de darnos un futuro. Me observó durante un momento, luego se levantó y corrió hacia mí.
—Lo conseguiste —dijo, mirándome mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cintura.
—Sí. Lo tengo —le contesté, arrastrándola contra mi pecho y luego bajando mi boca a la suya. Parecía orgullosa de mí. Maldición, se sentía bien. Disfruté de su sabor antes de retroceder y mirarla a los ojos. Amaba esos ojos. La forma en la que se iluminaban cuando se emocionaba. Sabiendo que había colocado esa mirada allí lo hizo aún mejor.
—¿Dónde? —preguntó.
—Hill State —le contesté. Su sonrisa no vaciló. La pequeña astilla de miedo porque no estaría feliz o que no iría conmigo desapareció con su sonrisa.
—¡Oh, Edward! Estoy tan feliz por ti. ¡Esto era todo lo que querías! ¡Lo lograste! —Metí mis manos en su cabello y acuné su cabeza.
—No, Bella. Tú eres todo lo que quería. Esto es sólo el seguro que puedo proveerte de la forma en que te lo mereces.
Deslizó sus brazos por mi pecho y entrelazó sus manos detrás de mí cuello.
—Aunque eso es muy dulce, quiero que hagas esto por ti, también. No sólo para mí. Esto es lo que querías. Lo has deseado desde antes de conocerme. No olvides que has estado trabajando duro por mucho tiempo antes de que yo entrara a tu vida.
Todavía me sorprendía que no lo entendiera. En el momento en que entró a mi vida, nada siguió siendo lo mismo. Mis razones para hacer las cosas cambiaron. Mi vida tenía un significado mucho más grande. —Tú eres el centro de mi mundo, chica. No lo olvides.
Corrió un dedo por mi pecho y se detuvo en mi pezón perforado, jugando con él a través de mi camisa. —Umm, si tratabas de entrar en mis bragas con esa línea, entonces felicitaciones, porque lo acabas de hacer.
Me reí entre dientes mientras agarraba mi camisa y la sacaba. Levanté mis brazos para ayudarla. La lanzó al suelo y luego me mostró una sonrisa malvada. —Esto nunca se volverá aburrido. ¿Sabes? Ver este cuerpo escultural perfectamente decorado con las perforaciones estás caliente, Edward Cullen.
Cuando conseguí mi primer pezón perforado fue estrictamente por placer. Nunca imaginé que una poco apropiada Bella podría estar tan excitada por eso. Con mucho gusto me perforé el otro por ella. Cualquier cosa que la pusiera caliente, estaba dispuesto a hacerlo.
—Que me hables atrevidamente mientras me desnudas nunca me aburrirá tampoco —gruñí, recogiéndola y llevándola a nuestra habitación mientras reía. Su lengua se movió en mis pezones y gemí. Necesitaba desnudarla.
—Me gustó en la barra la otra noche —dijo, mirando hacia la cocina.
Dejé de caminar hacia la habitación y me giré hacia la barra en su lugar. Si lo quería allí, entonces en sería en la barra. —¿Qué te gustó más, eh? ¿Qué te lamiera ese pequeño coño caliente o que colocara tus piernas sobre mis hombros mientras me deslizaba dentro de ti?
Se estremeció y retorció en mis brazos. —Ambos. Siempre ambos.
—Bien. Yo también —le respondí, bajando al suelo de la cocina antes de tirar de sus pantalones cortos hasta sus pies y luego sacar su camiseta. No llevaba sujetador. Era una regla: cuando estuviéramos en casa, nada de sujetador o bragas. Sonriendo, coloqué un beso a uno de sus duros pezones antes de deslizar mi mano detrás de su cuello y reclamar su boca de nuevo.
Esto iba a funcionar. Iba a ser digno del amor de Bella. Su padre se había equivocado. No iba a ser su mayor error.
Bella
Permanecí envuelta en los brazos de Edward, viéndolo dormir. Después de haber tenido sexo travieso y divertido en la barra, nos mudamos a la habitación, donde lo hicimos dulce y suave. Había estado tan emocionado. Me sentía orgullosa. Esto era para lo que trabajó tanto. Supe que lo lograría, pero él no se encontraba tan seguro.
Sin su constante mirada observándome, podía dejar que la preocupación se filtrará. No estaba segura de que mi padre quisiera pagar por transferirme hasta a Tennessee con Edward. Incluso si conseguía un trabajo, no podría ir a menos que mi padre me ayudara financieramente. Papá aceptó a regañadientes mi decisión de estar con Edward, pero eso fue todo. No lo aprobaba. Estaba seguro de que él me iba a romper el corazón.
Necesitaba hablar con él sin Edward. Contarle sobre mi preocupación antes de hablarlo con mi padre no tenía sentido. No quería preocuparlo por cómo podría llevarme mientras se hallaba tan feliz por su logro. Consiguió esta beca. No necesitaba la presión de cómo yo iría a allá. Ese era mi problema.
Presioné un beso en su hombro antes de salir de sus brazos. Necesitaba llamar a mi padre y ver si quería comer conmigo mañana. Luego hablaríamos. Me quería en la universidad. Tal vez le gustaría esta idea.
Cerré la puerta del cuarto en silencio detrás de mí y me dirigí a fuera antes de llamar a papá. Quería estar lo suficientemente lejos de Edward para que no se pudiera despertar y oírme. Estaba nerviosa cuando me paré en los apartamentos donde vivíamos dando directamente a la playa. Traté de concentrarme en las olas y la belleza del Golfo frente a mí.
—Hora de que llamaras a tu papi —Fue su brusco saludo. Lo llamé hace dos días y hablamos. No es que no lo haga a menudo. Sólo le gustaba quejarse de ello.
—Hola, papá. ¿Cómo van las cosas? —Le pregunté primero, siempre. Me sentía desconectada con mi vida en la granja ahora que vivía en Sea Breeze con Edward. Me preocupaba por papá sin Seth o yo allí para verlo. No era exactamente viejo, pero tampoco joven. Solo odiaba pensar en él solo.
—Bien. Big Boy finalmente murió. Tuve que lidiar con eso ayer. Ahora que he terminado de cuidarle, tengo que hacer un viaje a la subasta de ganado. Es hora de vender este lote —Big Boy era un toro. Un toro muy viejo. Se encontraba enfermo desde hace unos meses. Fue un toro que Jacob y yo elegimos hace años cuando solíamos ir a la subasta. Papá sabía que estaba relacionada a todas las cosas que me conectan con Jacob, así que no vendió el toro. Después de que Jacob murió, el toro fue aún más importante. Sentí una punzada de arrepentimiento por no estar allí cuando falleció Big Boy.
—Vivió mucho tiempo —le dije, pero se sentía más como si estuviera diciéndomelo a mí misma. Me tranquilizaba que hubiera tenido una plena vida. No podía superar todavía el tema de la muerte. El temor de perder a alguien que amaba me atormentaba.
—Sí —fue la única respuesta de papá—. ¿Cómo van las cosas para ti, niña? ¿Ese muchacho todavía te trata bien?
Había sido duro para papá dejar que me fuera con Edward. No creyó que fuera mí para siempre. No confiaba en él, y me dolió. Quería que lo amara tanto como yo lo hacía. Pero dijo que no era el tipo que se quedaba.
—Las cosas son maravillosas. Los finales son pronto y estoy deseando que llegue el verano —respondí sinceramente. Papá se sintió tan feliz cuando me fui de la pequeña comunidad universitaria para ir a South Alabama este año. Todavía me encontraba indecisa sobre mi carrera. Por primera vez, tenía mi vida planeada para mí. Pero luego todo cambió cuando Jacob murió.
—Seth vuelve a casa en dos semanas. Vino de visita la semana pasada y preguntó por un trabajo para el verano.
Me sentí suspirar de alivio ante la idea de Seth estando con mi padre este verano. Necesitaba ayuda, y saber que Seth estaría allí con él lo haría más fácil. —¡Eso es bueno! No tendrás que buscar ayuda este año.
—Es un buen trabajador. Un buen hombre —dijo papá. No era sólo una declaración. Comprendí lo que decía. Solo lo ignoré. Nunca me enamoraría de Seth de la forma en la que amaba a su hermano gemelo, Jacob. Jacob Black había sido mi mundo. Seth era sólo un buen amigo.
—Esperaba poder ir a hacerte el almuerzo algún día esta semana y podríamos visitarte —dije, con ganas de ir al grano y cambiar de tema al mismo tiempo.
—Me preguntaba si alguna vez lo ibas a preguntar. Extraño las galletas que haces —respondió papá.
Sonreí, y mi corazón se apretó. Amaba a mi papá. Lo extrañaba tanto a veces, a pesar de estar a una hora de distancia en auto. —¿Qué tal el jueves? —Le pregunté, queriendo terminar con ello más temprano que tarde. No podía ocultar mi preocupación a Edward por mucho tiempo. Necesitaría ocuparme de este problema con papá pronto.
—Me parece bien. Seth estará aquí el jueves. No tiene ninguna clase después del miércoles, y viene a casa para un fin de semana largo. Quiere ir conmigo a la subasta de ganado el viernes. —Bien. Tener a Seth conmigo será útil. Estaría de mi lado en esto.
—Muy bien. Nos vemos el jueves, papá. Te amo —le contesté.
—También te amo, pequeña —dijo antes de colgar.
Deslicé mi teléfono en mi bolsillo y me quedé mirando las olas. Todo estaría bien. Seth me ayudaría a convencer a papá que esto es lo que tenía que hacer... lo que quería hacer. Sin embargo, iba a extrañarlo —tanto— pero no podía estar separada de Edward. Quería estar con él. Compensaría la falta de mi padre.
—¿Estás bien? —Una voz baja me sorprendió y di la vuelta para verla detrás de mí con un ceño preocupado en su rostro. Alice era la amiga de Edward; la llamaba Al y también todos los demás lo hacían. Decirle que me encontraba mal no sería una buena idea. Confiaba en ella, pero su primera lealtad era hacia Edward. Eso lo sabía.
—Sí, simplemente disfrutaba del agua —le respondí.
Al no parecía convencida, pero sonrió. Su largo cabello negro bailaba en la brisa, y me recordó una vez más el hecho de que estaría totalmente celosa de ella si no fuera porque se encontraba felizmente casada con Jasper Withlock, ex compañero de cuarto de Edward. No estaba alrededor cuando Jasper y Alice se habían reunido, pero al parecer había sido una especie de "amor a primera vista". Edward discutió con Al sobre eso, pero al final terminó amando a Jasper.
—Pensé que podría pasar y ver si querían cenar en nuestra casa. Alec y Jane también vienen. Jasper y Preston fueron este fin de semana de pesca a alta mar y trajeron un montón de peces. Los vamos a freír y nos encantaría que también vinieran. —Sabía que Edward disfrutaría visitando a todos sus amigos. Había estado tan ocupado con el béisbol que no tenía tiempo de ver a nadie más excepto a Alec Volturi, quien jugaba en su equipo. Era la razón por la que Edward se había integrado en este círculo de amigos. Siendo también el círculo de Alec y, cuando se conocieron, había establecido que Jasper viviera con él.
—Sí. Nos encantaría. ¿Qué puedo llevar?
—Edward sigue hablando de tus galletas. ¿Podrías hacer algunas y el pastel de chocolate que hiciste hace unos meses, cuando vinimos?
Sonreí y asentí.
—Claro.
Al miró hacia las escaleras que conducían al apartamento.
—¿Estás segura de que todo está bien? Puede ser difícil a veces, pero tiene un buen corazón y te ama.
Sacudí la cabeza y le impedí continuar. Esta ansiedad que sentía no era acerca de Edward. Él era perfecto.
—Es maravilloso. Estoy bien. Solo hablaba por teléfono con mi papá. Necesito discutir con él acerca de la matrícula universitaria el año que viene y ese tipo de cosas.
Al pareció relajarse un poco. —Bien, bueno. Yo sólo... No creo que ese chico pudiera hacerlo sin ti. Desde que entraste en su vida, se ha transformado. Adora el suelo que pisas, y no quiere arruinar esto. A veces puede hacer decisiones estúpidas, pero tiene buenas intenciones.
En momentos como este me recordaba que Al era su familia. Era lo único que tenía, realmente. Puede que no fuera mayor que Edward, pero lo defendía como una hermana mayor. Eso me hizo encariñarme aún más con ella. —Lo amo. Siempre lo amaré —le aseguré.
Al sonrió. —Bien. Lamento ser un poco sobreprotectora —dijo.
—No esperaba nada menos. Me alegro de que te tenga.
Conferencia del sureste, es una conferencia de la División I de la NCAA (Asociación Nacional Atlética Colegial).
##################################################################################################
¡ESTOY VIVAAAAAA!
Si ya aparecí, tuve algunos problemas personales que no valen la pena mencionar, pero ya regresé, y les quería hacer algunos comentarios.
Yo no iba a subir esta historia, pero muchas de ustedes me han seguido preguntando por la continuación y decidí subirla.
1. No voy a tener días específicos de actualizaciones, por dos razones, la primera porque con los estudios, el trabajo, mi hija, la casa, etc., no siempre voy a tener tiempo de actualizar diario. Eso no significa que la voy a dejar abandonada, simplemente que puede pasar que una semana actualice diario y la otra una o dos veces.
2. Segundo, a consecuencia del huracán María en septiembre, los sistemas de comunicación no están al 100% todavía (siii todo se esta moviendo bien lento) y hay días que no tengo internet.
De verdad les quiero pedir mil disculpas por desaparecer de esa manera, pero fueron causas mayores a mí. Solo espero que puedan perdonarme y seguir leyendo mis historias y adaptaciones.
Finalmente, les envió un millón de besos y abrazos, desde la isla del encanto y nos vemos en el siguiente capítulo.
