Disclaimer: Los personajes conocidos son de la Señora Rowling y su horda de empresarios, esto esta hecho con el unico afan de distraccion.
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Mi vida es de lo mas comun, aunque ultimamente me siguen las rarezas. Desde la llegada del primo de Susan, todo mi mundo cambia.
Lo que yo creia no es real, y lo que es real es imposible... el es un mago.
Esta historia esta situada justo despúes del final de sexto libro, Draco Malfoy acepta la ayuda de Dumbledore y es escondido en la casa de un Familiar, le tocará enfrentar la vida muggle de la peor manera, en la secundaria.
Esta historia relata todo desde el punto de vista de Diana, quien es muggle, y todo lo que Draco tiene que padecer por su error de convertirse en mortifago.
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Mi vida es patética, absurdamente aburrida. Sin ningún riesgo o aventura, me limito a existir. Soy de las que normalmente siguen las reglas y ¡ay de mí si no lo hago! Pero que maneras son estas, he olvidado por completo mis modales. Ni siquiera me he presentado.
Hola, mi nombre es Diana y tengo dieciséis años, donde vivo no importa ya que igual, esté donde esté, mi vida seguirá siendo la misma cosa. Siendo de la clase media, estudiando en una escuela inmensa, sin hermanos y con dos padres que la verdad dejan mucho que desear… ¿Sigo quejándome de mi misma verdad? ¿Que concepto estaré dando de mi mismas? Bueno, creo que uno muy verdadero.
Estoy en el penúltimo año secundaria, la época mas divina y feliz de la vida adolescente… claro, si eres como una modelo o formas parte del escalón mas alto de la pirámide como los deportistas o los bribones que se creen mas que otros. En cambio yo, cabello castaño oscuro, ojos café y una tez morena clara, esta dentro de lo normal. No es que me queje me gusta mucho mi color de piel, no necesito broncearme ni mucho maquillaje. Pero como dicen, nadie esta contento con lo que tiene.
Faltaba menos de un mes para que mi infierno personal llegara, si, menos de un mes para que la escuela empezara, me encantan las vacaciones… mucho tiempo libre para descansar, ver TV o salir con amigos… si los tuviera. En esa categoría solo puedo encontrar a Susan, mi mejor amiga. Ella es rubia, muyyy rubia, de un rubio casi blanco, ojos celestes brillantes y una piel adorablemente blanca, somos polos opuestos. La verdad no se ni como somos amigas, ella es tan... ella.
— Vamos cariño, tu eres linda, solo que no lo ves — me dijo mi querida amiga mientras estábamos en el patio trasero de su casa, una hermosa residencia de dos niveles con tejado de madera.
— Eres muy dulce Su, pero no hace falta que te vuelvas mentirosa para elevar un poco la autoestima de tu amiga —dije mientras movía los cubitos de hielo de mi bebida con un dedo.
— Ahh, contigo no se puede —dijo haciendo un movimiento con la mano sobre su cabello. Insisto somos polos opuestos. Ella es melosa, dramática, soñadora, le encanta bailar, tiene un gusto exquisito por la moda y sobre todo es muy popular. Toda una Mia Colucci, en cambio yo no caigo ni en la categoría de Roberta Pardo, talvez de Lupita, pero no soy ninguna Rebelde, lo he dicho, me gusta obedecer las normas.
—Como te comentaba antes que empezaras con tu papel de "soy fea, llámenme Betty" —dijo mi 'querida amiga' — te decía que pronto vendrá a vivir con nosotros un primo, es tan lindo como yo, antes solía pasar las vacaciones en su casa pero desde hace unos años se rompieron relaciones, pero mi madre dice que es necesario un cambio de ambiente para el, ya que bueno… aquí entre nos —dijo acercándose un poco a modo de confidencialidad— a su padre lo arrestaron, era político o algo así. Total, el estudiaba en un colegio internado, pero ya sabes como son los ingleses y sus normas, todos son unos llenos de cuentos.
— ¿El es ingles? —dije estupidamente.
— Claro, con su hora de té y todo —si, definitivamente Mia Colucci, poco seso, mucha plata pero con un gran corazón.
— ¿Y cuando llega tu primo? —dije tomando una galleta de vainilla con chispas de chocolate, que aunque parezca increíble, las hace la propia madre de Susan. Si, increíble tomando en cuenta que ella es una empresaria de traje y todo.
— Creo que mi madre dijo que llega el lunes —estábamos a jueves— el asistirá a la escuela con nosotras, creo que este año será genial.
—Si tú lo dices —dije distraídamente.
— ¡Ahh, ya me aburriste! Hoy estas de lo mas depre, que te pasa ¿eh? —dijo viéndome directamente
—Bueno, la verdad es que cuando me levante me paso algo muy horrible —dije poniendo mi mejor cara de pena y angustia— me levante y fui hacia el baño y allí —dije poniéndole todo el suspenso del mundo, mi amiga abría los ojos mas de lo normal— Vi mi reflejo —dije rápidamente, ganándome una mirada poco amistosa. ¿Quien dice que no puedo actuar?
—Eres imposible, ya me cansé de decírtelo, no hay mujer fea, solo mal arreglada —dijo ella, levantando un dedo y recitándolo como si fuera un mandamiento, luego con ese mismo dedo me señalo y añadió— y déjame decirte que tu no te arreglas nada, ¿conoces a mi amigo rimel? ¿O a mi amigo lápiz labial? —dijo levantando dos tubitos, OK eso fue en golpe bajo.
— Que no los use no implica que no los conozca —dije con mi voz más fría.
—Lo que sea, te propongo algo, ya que tu no sales de tu casa mas que a la mía o a la escuela —ay no, ojitos de cachorrito nooo, ¡por favor!— acompáñame el lunes al aeropuerto ¿please? — ¿como demonios logra hacerlo? Esa cara puede convencer hasta al Papa.
— ¿Tengo elección? —dije sarcásticamente.
— Excelente —dijo dando aplausos— seria aburrido pasar dos horas sola en el aeropuerto esperando a mi aristócrata pero aburrido primo ingles.
Yo ya estaba pensando el libro que me llevaría para no aburrirme con las pláticas de Susan.
—Así quedamos, el domingo a las tres aquí —dijo ella tomando su baso vacío y dirigiéndose a la cocina.
— ¿El domingo? ¿Para que? —dije torpemente siguiéndola con mi vaso en la mano.
— Pues para que más va ser bobita, para elegir el atuendo que te pondrás —y antes que yo dijera algo añadió— si no encontramos nada en mi armario para ti… iremos de compras.
Yo estaba estupefacta, de acuerdo, mi amiga había entrado en la categoría de enferma de salud mental.
— ¿Porque yo debo llevar uno de tus conjuntos? —dije. Mi amiga era de falditas y blusas floreadas mientras que yo era más de jeans y playeras.
— Pues obvio ¿no? Ante todo la presentación —dijo tomando mi vaso y el suyo, enjuagándolo ella misma, era admirable que con su estatus económico no tuvieran servicio domestico— no voy a ir al aeropuerto contigo luciendo tus jeans desgastados, ha llegado el momento de tu renovación, y yo me voy a encargar de eso —dijo ella muy segura de ella.
— ¿Estas segura que el sol no achicharró tus neuronas? —pregunte escéptica.
OK, neuronas achicharradas o no, tenia buena puntería, al menos la esponja de lavar platos no duele mucho.
* * *
¿Como deje que me convenciera de esto? No lo sé. Habíamos pasado la tarde del domingo sumergidas en el closet de Susan, por lo que ahora me encontraba sentada en el asiento del copiloto en el nuevo auto de mi amiga —un BMW convertible rojo, no me pregunten tipo ni nada, no se de autos— rumbo al aeropuerto con un traje en el cual me sentía ridícula, sandalias de tacón que me parecían zancos y me sentía como payasa por causa del maquillaje.
El vuelo del aristócrata llegaba a medio día, así que llegamos a las once a la Terminal aérea, ¿porque antes? no lo se, la mente de Susan no suele trabajar del modo estándar, a veces me pregunto si solo finge ser tonta o si eso le sale natural.
Por lo menos el vuelo llego a tiempo, así que solo faltaba esperarlo en la salida de pasajeros.
¿Porque todos los ingleses tienen que ser altos, blancos, ojos azules y tan guapos? Ni idea, pero la mayoría en este vuelo lo eran, me pregunte como lo reconocería Susan.
— ¡Allí esta! —grito Susan tomándome del brazo por si su grito no había sido suficiente, luego agito en el aire su otra mano.
Así que este era el famoso primo, vestido con una gabardina negra y camisa cuello de tortuga a juego, arrastraba su equipaje en uno de esos carritos rumbo a nosotras, rubio hasta las cejas, pálido, cara afilada, ojos grises, era tan...
- Lleva mi equipaje y no lo estropees.
... Cretino.
— ¿Que? ¿Parezco tu botones? —dije a la defensiva, éste solo me dirigió una mirada fría y despectiva mientras abrazaba a Susan.
— ¿Como estuvo tu viaje? —dijo Susan tomándolo del brazo, ajena a nuestro pequeño intercambio de palabras.
—Aburrido, largo y tedioso —dijo tomando nuevamente el control de su equipaje, mientras que yo le ponía la peor cara— hubiera llegado mil veces mas rápido y directo con un traslador, pero no queda de otra.
— ¡Draco! —Dijo Susan y hubiera jurado que hizo una mueca con la cara, pero fue muy rápida, al momento siguiente estaba sonriente— no te he presentado como se debe. Ella es mi mejor amiga Diana Mathews, Di, el es Draco Malfoy.
— Bienvenido a América, ingles. —dije secamente. Solo me correspondió una sonrisa sarcástica con mensaje oculto de "púdrete"
— Gracias —dijo secamente, por lo menos tiene modales.
Caminamos rumbo a la salida mientras Susan le contaba cosas a su primo, por mi parte me rezagué un par de pasos, no tenia ni cinco minutos conociéndolo y ya me caía mal.
— ¡Ay no!, mas cachivaches Muggles —dijo el cretino, digo, el primo de Susan, metiendo las maletas en el auto, no entendí el termino pero me pareció a insulto.
Al salir del parqueo el guardia de la entrada verificó el ticket un par de veces más de lo normal.
— ¿Porque no simplemente lo confundo y nos ahorramos mas tiempo? —dijo el primito querido en el sillón delantero, ¿adivinen quien viene en el trasero completamente relegada? Exacto, yo.
— ¿Confundirlo? —dije inesperadamente.
—Hay Draco, ya te dije que aquí no puedes hablar así —dijo Susan, luego a través del retrovisor me dijo— Términos Ingleses. Jeje Err. Draco se refería a que le es confuso todo esto, umm ya que como en Inglaterra se maneja del otro lado de la calle y el volante esta al revés, bueno, tu sabes ¿no?
Esta bien, aquí había algo raro, ¿Susan tartamudeando una excusa que ni ella misma se creyó?
El resto del recorrido fue interesante y aburrido, interesante para el primo, que observaba todo como si nunca hubiera visto un semáforo o un comercial electrónico y aburrido para mí, que finalmente fui relegada a la ignorancia.
Llegamos a la casa de Susan alrededor de las 3 de la tarde, descargamos el equipaje y Draco subió directo a su habitación. Susan se quedo conmigo.
— ¿No te cae bien verdad? —dijo Susan, OK le concedo que es observadora.
— ¿Se nota mucho? —dije con mi cara de disculpas
— No te preocupes, el es así, es un poco raro y sus términos no son los mismos que los nuestros, hay muchas cosas que no conoce así que por favor, no me dejes sola con este paquetote ¿por favor? —dijo Susan casi arrodillándose
— De acuerdo, no te preocupes, no te voy a dejar sola —le dije pensando que soy una mentirosa, ya había pensado en quince pretextos para no llegar a su casa hasta que la escuela comenzara. — dime ¿que edad tiene? porque de carácter parece que tuviera sesenta.
— Creo que acaba de cumplir los diecisiete —dijo Susan sonriendo por mi comentario— mamá me pidió expresamente paciencia, no te pido que pases con él todo el día, sino que no me dejes sola.
— De acuerdo — dije pesadamente, entonces escuchamos un golpe proveniente de arriba, Susan corrió los escalones conmigo en sus tobillos.
Entramos en la habitación de Draco cuando éste se paraba, un desastre de libros, ropa y cosas de lo mas extrañas, como plumas para escribir y pergaminos estaban por la habitación.
— ¿Que paso? —dijo Susan ayudándolo a levantarse.
— Olvide que lo había asegurado contra intrusos, por lo menos se que el encantamiento repulsivo es confiable —dijo parándose y componiendo su pelo, lo tenia algo largo. Luego observó la puerta donde yo estaba parada. Si hubiera un premio a la mejor cara sorprendida, él se lo gana— ¿que hace ella aquí?
— Yo... —dije sin poder procesar rápidamente.
Me sentía totalmente aturdida, ¿encantamientos? ¿Que quiso decir?
— ¿Quieres que te ayude a recoger o...? —dije, intentando fingir no haber escuchado nada, me agache para recoger un pequeño libro con tapa roja cerrado con un cinturón de cuero pero el interrumpió y lo recogió primero
— ¿No te han enseñado a tocar para entrar? —Dijo el primo desdeñosamente— ¿O eres siempre tan entrometida? No necesito tu ayuda, fue solo mi baúl que reacciono mal y por eso tiro todo, así que no es necesario que te quedes a seguir husmeando.
OK, eso había sido bastante fuerte, yo había intentado portarme bien.
— Solo pretendía ser amable, no es que me interese 'husmear' en tu habitación, quédate con tus rarezas tú solo, Susan, me marcho.
Y dicho esto salí como de la habitación como un vendaval, mascullando todo lo que me hubiera gustado decirle.
Llegué a mi casa cuando mi madre estaba trabajando sobre el patio delantero. Mi casa no es tan bonita como la de Susan, mi padre la compró cuando aun era joven por lo que es muy espaciosa, mi habitación es uno de las dos habitaciones que están en el segundo nivel que es más que todo como desván que habitación, lo bueno es que da al frente. Me gusta mi patio con un gran árbol sembrado en medio, mi padre insistió en construirme una casa del árbol cuando era más pequeña, pero cuando se dio cuenta que yo le temía a las alturas desistió de equiparla, ahora era un cuadrado de madera en medio de las ramas.
—Hola cielo —dijo mi madre, Ana Maria Mathews, con un sobrero de jardinería y una pala, cuidando sus flores como nunca, aunque estas murieran como siempre— pensé que vendrías mas tarde, ¿y Susan? ¿Como les fue?
— Hola mamá —dije sacándome los zapatos solo pise el porche de mi casa— solo diré una cosa, odio a los ingleses.
