Disclaimer: Los personajes de Umineko no naku koro ni no me pertenecen.
» ○ «
Drabble
The end of the Golden Witch
» ○ «
— "Mátame, Battler." —
Ese había sido el deseo final de la bruja. Beatrice quería ser asesinada por él. Además de que era justo lo que él quería, ¿no? Lograría negar la existencia de las brujas, y así acabar con Beatrice y ese interminable juego de una vez por todas. Entonces… ¿Por qué la idea no terminaba por convencerlo?
¿Por qué no quería hacerlo?
Lambdadelta, quien había tomado el lugar de Game Master, estaba casi acorralada gracias a Bernkastel, quien decía ser su aliada. Pronto se pondría fin a la ilusión de la bruja, y en consecuencia a esto, Battler se haría con la victoria del juego. Beatrice moriría y su alma descansaría en paz, por fin. Pero… No quería hacerlo. No realmente.
Una parte de él quería que ella muriese, después de todo, había asesinado a toda su familia y luego los había revivido para darles un final peor, siguiendo el epitafio de la bruja. Lo había metido en aquel interminable juego, que siempre resultaba con la victoria de la rubia, obligándolo a ver una y otra vez la muerte de sus familiares. Además de que cada juego había sido peor que el anterior, cada vez más cruel, más despiadado. Quería venganza por esto.
Pero, por otro lado, si ella muriese, la extrañaría mucho. Y de eso se daba cuenta ahora, que Beato había sido convertida en una especie de muñeca viviente. Extrañaba su sonrisa, y la forma en que se le burlaba. También extrañaba escucharla desternillarse de la risa de forma tan estruendosa que Virgilia terminaba por regañarla. Extrañaba su crueldad y la forma en que se molestaba cuando él lograba explicar un suceso de manera satisfactoria.
Y le dolía.
Dolía verla sentada ahí, frente a él, con la mirada perdida en un punto inexacto.
Dolía ver esa expresión de angustia en su rostro al acercarse el final del quinto juego.
Y le dolía tanto como a ella cuando una de sus verdades la atravesaba cual estaca al corazón.
¿Realmente valdría la pena matarla?
Quizás sí. Al fin tendría un final feliz. Su familia regresaría a salvo de Rokkenjima, y su hermana Ange no sufriría el terrible destino que le esperaba.
Quizás no. No podría soportarlo, y la molestia que se había instalado en su pecho con esa idea era una prueba irrefutable. Se había acostumbrado demasiado a su presencia y no podría seguir de manera tranquila sabiendo que fue él quien la mató. Y aunque intentaba ser piadoso, sólo alargaba el inminente final, y con ello, también la tortura de Beatrice.
Si en algún momento llegara a perderte realmente, buscaría la forma de traerte a mi lado otra vez. —
Murmuró de forma casi inaudible, mientras sostenía en su mano uno de los rubios mechones de la chica, que ya no se encontraban peinados de forma elegante, sino que caían desparramados por su espalda.
Aún si ella había sido su enemiga, buscaría la forma de traerla de regreso.
Thanks for watching.
