Merry .... Christmas.....

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2 Bonus de In the End it doesn't ven matters, aunque también la podéis leer como historia a parte... ;)

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Minerva anduvo por los pasillos de la planta principal de Hogwarts un poco encogida bajo su ropa. Hacía frío, mucho frío en el castillo aquella Navidad, pero estaba segura de que más debía hacer en las mazmorras, cosa que afirmó en cuanto comenzó a bajar las escaleras

Aquél sitio nunca le había gustado especialmente, era demasiado oscuro y deprimente para la jefa Griffindor, a la que le gustaba la claridad y el sol casi tanto como a la profesora de herbología y realmente no estaba allí por gusto. Albus le había pedido un favor y, cómo negarle nada a ese hombre?

Se detuvo frente a una puerta de madera oscura y llamó educadamente. Había preferido el método tradicional a la chimenea; no tenía aún la suficiente confianza con él como para entrar en sus dominios tan de improviso

Pronto frente a ella apareció el nuevo dueño de las mazmorras, el profesor más joven que tenía Hogwarts, vestido de negro de arriba abajo como había aprendido era su costumbre. La melena negra cortada por los hombros y siempre despeinada, la mirada fría y penetrante de sus ojos oscuros bajo el ceño fruncido... A Minerva le parecía que Severus Snape, graduado hacía tan sólo cuatro años, no había cambiado mucho excepto quizás en carácter.

Siempre había sido un muchacho reservado y solitario con una lengua afilada por la que pronto se hubo ganado la animadversión de muchos de sus compañeros de año, pero en aquél año que había estado conviviendo con él como colega profesor había notado que bajo la apariencia calmada había un volcán siempre a punto de explotar.

Cuántos de sus alumnos habían corrido a esconderse tras ella cuando le veían pasar por los pasillos, todo frío y oscuridad? Cuántos habían ido gimiendo a su despacho después de una detención por su parte?

Frío, sarcástico y afilado como una cuchilla, Snape nunca dejaba pasar una oportunidad para meterse con alguien, sobre todo con alguien que, por alguna razón, no superaba sus expectativas. Esto no era sólo con los alumnos sino que también era extensible a los profesores, si bien a ella la trataba con algo de respeto, quizá porque aún la recordaba como la fiera protectora de sus Griffindor

Afortunadamente para muchos, el nuevo profesor de Pociones no era un tipo sociable, con lo cual se le veía poco fuera de sus mazmorras oscuras.

Le iban bien, pensó la mujer mientras le miraba, ya que parecían estar en perfecta consonancia.

"Buenas tardes, Severus" Le saludó

"Buenas tardes, Minerva. El Director me dijo que necesitarías que te ayudara, así que si no hay inconveniente me gustaría saber cuanto antes qué tenemos que hacer" Dijo con voz susurrante mientras se cruzaba de brazos

"Claro. Vamos arriba..."

Mientras subían en el más absoluto silencio, Minerva pensaba en cómo iba a poder lograr lo que le había pedido Albus, que no era otra cosa sino...

"Será una broma, verdad?" Siseó el profesor de oscuro irritado mientras echaba un vistazo al Gran Salón, donde había diez enormes abetos y un montón de cajas llenas de adornos

"Me temo que no" Suspiró ella tomando un espumillón en su mano. Tampoco era plato de su gusto el estar allí

"Qué estupidez" Snape se dio la vuelta para irse y vio, entrando por la puerta, un revolver de alas rojas y doradas

McGonagall sonrió y alzó el brazo "Hola, Fawkes... Vienes a ver si va todo bien?" El fénix se posó en su brazo suavemente y la acarició la mejilla con su cabecita emplumada

"No creo que nos falte de nada, seguro que Filias hizo un buen trabajo con los adornos como todos los años" Le acarició suavemente

Severus miró la puerta abierta primero y luego al ave. El Director le había pedido como favor que ayudara a la profesora de Transfiguración... y había mandado a Fawkes para que se asegurara de que lo hacía. Apartó la mirada de los árboles y de los brillantes colores que asomaban de la multitud de cajas. De entre todas las cosas, nunca pensó que Dumbledore pudiera pedirle algo relacionado con la Navidad. No hubiera accedido! Pero claro, él también lo sabía y por eso no se lo dijo...

Sopló y se recogió dentro de su larga capa oscura. Quería volver a las oscuras mazmorras y estar solo, sin celebraciones, sin alumnos gritando felices, sin regalos. Era mucho pedir el no querer celebrar la Navidad?

El fénix gorjeó melódicamente antes de emprender el vuelo, dejando tras de sí una estela dorada en la que brillaba una pluma desprendida.

"Bien, tenemos trabajo --volvió a suspirar. Había veces que se preguntaba por qué siempre siempre siempre accedía a las peticiones del Director-- Qué prefieres... Severus?" Minerva le vio mirar absorto en su mano la pluma dorada, que refulgió débilmente hasta apagarse y convertirse en cenizas

"No puedo hacerlo..." Murmuró dándole la espalda a la mujer y apretando las cenizas en su mano

La profesora entonces lo vio todo claro. Cerró los ojos unos momentos. El anciano siempre metiéndose en todo... por todos.

"Creo, Severus, que comprendo por qué Albus nos pidió a ambos que decoráramos hoy. Creo que quería que... -suspiró- que te contara algo, si estás dispuesto a escucharlo" Vio al joven dudar y, antes de que un no rotundo saliera de sus labios continuó

"Tengo una buena añada de coñac en mi despacho, y mi ofrecimiento es sólo a escuchar..."

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El despacho de Minerva estaba en la segunda planta del castillo y tenía un par de ventanas en una de las paredes por las que entraba mucha claridad aún en los días más nublados. Tenía bastantes estanterías llenas de libros, más de las que Snape recordaba y una maceta cuajada de flores y con los tallos colgantes que decoraba su ordenada mesa de madera estilo clásico, como el resto de la estancia.

"Ponte cómodo, por favor" Le pidió mientras se acercaba a una de las estanterías. Tocó un libro, que se introdujo hasta la mitad, y una pequeña parte de la pared a su derecha se abrió, descubriendo la botella

Severus se sentó, observando a todos lados como si nunca antes hubiera estado en el despacho de McGonagall, quien había sido su profesora por siete años y le había dado bastantes detenciones a lo largo de ellos. Una vez más se preguntó qué estaba haciendo allí, por qué había accedido a su proposición, pero lo único que le respondió fue una punzada en el pecho

Con un movimiento de su varita, Minerva transformó dos libros en sendas copas y le tendió una al profesor

"Bien... ahora sólo me resta saber cómo empezar... pues hace mucho que no hablo de esto con nadie. Llevo siendo profesora en Hogwarts hace... mejor diré que tenía veintinueve años cuando me hicieron profesora de Transfiguración, y eso fue el mismo año que Albus aceptó ser director. Como puedes ver, de eso hace mucho tiempo" Tomó su copa y sorbió lentamente de su contenido

Antes de venir aquí yo trabajaba para el Ministerio, me dedicaba a devolverle la apariencia normal a los desastres que algunos magos causaban esporádicamente para que los muggles no notaran nada. Era un trabajo fácil, puesto que lo hacía de noche y no había peligro alguno para mí. Aprendí muchos trucos durante los diez años que trabajé allí, los suficientes para poder enseñar Transfiguración aquí sin problemas

Una noche de 1953, mis compañeras y yo habíamos terminado nuestro trabajo a una hora prudente y decidimos ir a un bar, creo que porque celebrábamos el cumpleaños de una de ellas. Nunca tuvimos problemas por estar entre muggles, ya sabes...

Comenzó entonces una pelea, o eso nos pareció entonces. Las mesas empezaron a saltar por los aires, la gente gritaba... No fue hasta unos minutos después, cuando en la pared se hizo un orificio, que nos dimos cuenta de que aquello era obra de una magia muy potente y oscura. Nosotras éramos las únicas que podíamos detener aquello fuera lo que fuera, así que nos acercamos con las varitas en la mano, dispuestas a salvarles la vida a todos esos inocentes. No puedes imaginar a quién encontramos allí, verdad?

Severus apretó la copa en su mano inconscientemente y, para disimular su desasosiego, se la llevó a los labios

Voldemort no era más que un muchacho entonces, se acababa de graduar, pero allí estaba, en mitad de Londres con la varita en la mano causando el caos y la destrucción mientras reía como un maniático. Luchamos contra él, evidentemente, pero era muy fuerte y no logramos reducirle. Escapó... pero había matado a un montón de muggles, incluso a una de mis amigas. Evidentemente, todos los que allí se encontraban nos vieron usar la magia.

Habíamos estado charlando con unos cuantos tipos, muggles todos, pero que descubrimos tenían relación indirecta con la magia por familiares cercanos, de modo que ellos, al menos, no se espantaron de nosotras y no hubo que borrarles la memoria...

Sucedió que en noviembre de aquél mismo año se decidió que Albus fuera director de Hogwarts, e hicieron una gran fiesta para celebrar el acontecimiento, puesto que ya por entonces era un mago de renombre, si bien a mí no llegó a darme clase. A aquella fiesta fuimos mucha, mucha gente, de hecho creo recordar que tu padre estuvo allí...

Minerva hizo una pausa para tomar el coñac y de paso observar al oyente, quien había arrugado el gesto al escuchar la mención a su progenitor. Quizá no se llevaran bien, pensó la mujer arqueando levemente las cejas para luego dejar la copa de nuevo sobre la mesa

"Bueno... no recuerdo mucho de la fiesta, salvo que fue muy bonita y colorida, al estilo de Albus, ya me entiendes... Antes de que me marchara con Elisabeth...pasa algo?" Le preguntó al ver que había dado un respingo en la silla.

"No --tragó saliva y se irguió en la silla-- Continúa, por favor"

"Te encuentras bien? Llevas un rato muy pálido... incluso con el coñac" Ciertamente hacía tiempo ya que no parecía tener buen color, al menos para lo que era normal en él. Desde que dejaron el Gran Salón, para ser más exactos... Miró en sus ojos oscuros, pero él aguantó la mirada sin inmutarse. Minerva alzó las cejas de nuevo y suspiró quédamente. Después de todo, qué esperaba? Conseguir adivinar algo a través de semejante oscuridad? Fuera lo que fuera, no le preguntaría, ya que eso no entraba en el trato... pero no podía negar que tenía curiosidad por el hombre de negro...

"Estoy perfectamente, gracias" Dio un nuevo trago al coñac

"Seguiré, entonces. Como te decía, cuando nos íbamos Albus se acercó a nosotros con el ministro Fudge, a quien recién le habían otorgado el cargo. Nos hicieron preguntas, muchas preguntas, sobre Voldemort y lo que había pasado a pesar de que habíamos entregado nuestro informe. Por entonces y si no recuerdo mal, Albus no sabía que Voldemort era Tom Riddle... No, claro que no lo sabía. Bueno, esa no fue la última vez que vimos al Director, por casualidades o quizá porque él quería preguntarnos, a veces nos le encontrábamos en el Ministerio a altas horas de la mañana

Desde aquella noche en la taberna Elisabeth y yo tuvimos mucho más trabajo, y eso que no éramos las únicas en nuestro departamento... Voldemort no era aún lo que llegó a ser, pues estaba empezando, pero él se valía y se sobraba para poner al revés nuestro tranquilo mundo... sobre todo porque no había forma de preveer sus ataques. Por lo que supongo, aún no tenía un objetivo realmente claro y se dedicaba a sembrar el terror, a matar y a aprender más Magia Negra que nadie

A aquellos muggles de la taberna, los recuerdas? también les volvimos a ver, y mucho más a menudo que a Albus... Tanto les vimos, que nos casamos con dos de ellos un par de años después --McGonagall se rió suavemente, y Severus frunció el ceño, pues nunca antes la había visto reír. Tampoco nunca había visto que su expresión se tornara triste, como la que tenía en aquellos momentos... No tuvo que pensar mucho, ni fijarse en cómo miraba a la mesa mientras sorbía un poco de coñac para adivinar por qué nunca había sabido que estaba casada...

"Seguro que estás pensando qué pasó con Carlton... Y seguro que te lo imaginas, siempre fuiste muy inteligente. Bien... continuaré contándotelo de todos modos

Como te comentaba, nos casamos en marzo, después que ambos hiciéramos los años... --su voz se tornó algo más grave, y cruzó las manos sobre la mesa, bajando la mirada-- El 23 de diciembre, asistimos a un banquete que daban en el Ministerio. Fudge estaba allí, y también Albus, y muchos otros magos importantes de los cuales algunos todavía hoy son compañeros de Cornelius. Era una recepción que se hacía al Ministro de Magia Búlgaro, lo recuerdo bien. Estaba allí todo nuestro Ministerio de pleno, cenando y charlando tranquilamente cuando apareció Voldemort

Minerva detuvo su relato y volvió a su copa

"En diciembre de 1955 más de la mitad del Castillo Negro, antiguo lugar de reunión y conferencias Ministeriales, fue destruído por el heredero de Slytherin, asesinando así a la mayoría de los invitados a la fiesta que se celebraba. Fue la primera aparición de la Marca, y la primera vez que el nombre de Voldemort se relacionó con Tom Riddle..." Murmuró Snape recordando una cita de uno de los libros que más se había leído en sus años de estudiante, Guía, Historia y Aprendizaje de las Artes Oscuras

"Muy bien, Severus..." Asintió ella, y por un momento el mago pensó que iba a darle puntos a su Casa como si fuera un alumno que ha dicho bien la lección. De pronto se encontró aferrando su capa oscura. Voldemort había matado a su marido antes que él naciera... y aún así se sentía mal por ello

"Después de eso... me derrumbé, sabes? Pero Albus estuvo a mi lado... y al lado de muchos otros también. Me preguntó si querría detener a ese maniático y acepté. Mi madre se marchó a vivir con mi hermana y Hogwarts se convirtió entonces en mi hogar, y mis alumnos en los niños que nunca tuve. Y nunca, nunca he celebrado la Navidad desde entonces. No recuerdas? No estuve en ningún banquete cuando tú estudiabas aquí. Supongo que este año, y con la muerte de Voldemort, Albus ha decidido que ya era hora de cerrar viejas heridas... --La mujer se quedó en silencio unos momentos--

Ahora ya sabes por qué cuando estabas en séptimo, en plena guerra contra Voldemort y los mortífagos, era incapáz de ser parcial con Slytherin... No podía evitarlo... Pensar que eran mortífagos que destruían familias, que mataban mujeres y niños por ese desgraciado era más de lo que podía soportar... --suspiró-- Albus nunca me dejó estar en ninguno de los interrogatorios, ni siquiera en los juicios... Sabía que convertiría a esos desgraciados en algo horrible... y realmente lo hubiera hecho como venganza" Minerva suspiró, perdida en sus memorias y apuró la copa. Casi se atragantó con el coñac al ver a Severus levantarse de golpe de la silla con una extraña mirada y los puños apretados

"Puedes hacerlo, si quieres" Le dijo en un susurro acercándose hasta quedar pegado a la mesa. La parte de sí que le gritaba qué demonios hacía fue rápidamente acallada por aquella que comprendía su dolor y sus ganas de vengarse

"Hacer qué? No te entiendo..."

Cuando la mujer vio su brazo desnudo frente a ella, con la Marca tatuada, dejó caer la copa, que se hizo añicos contra la madera.

"No maté a tu marido, pero sí maté al marido de muchas otras mujeres que tampoco podrán vengarse. Dejé a niños sin padres, sin hogar, incluso sin vida... Es justo que alguien se vengue por todos ellos y creo que... eres la persona adecuada"

La directora en funciones escuchó su murmullo como si fuera algo subrrealista, algo que no pudiera existir en su realidad. Sus ojos pasaron de su brazo a su rostro parcialmente oculto por el pelo negro y descuidado. Sus ojos negros miraban a la mesa, vacíos completamente de expresión, de vida. Alargó una mano temblorosa hasta su brazo, la dejó en suspensión sobre el tatuaje unos segundos y finalmente le agarró.

Snape dio un respingo al sentir su mano y la miró. Minerva McGonagall estaba llorando, una mano en su brazo y la otra ocultando sus ojos. Le acariciaba suavemente mientras sus hombros se agitaban rítmicamente con sus sollozos

"Por... por qué lloras?" Le preguntó, aún más desarmado y vulnerable que hacía unos segundos, cuando se remangó

"Nunca pensé que podría perdonar..." Fueron sus palabras mientras intentaba sonreír. Le soltó, y enterró el rostro entre sus manos

Severus la miró unos momentos más y luego dejó su despacho en silencio, envuelto en la negrura de su tela. Ningún alumno le vio y, aunque así hubiera sido, sólo habría podido contempar una sombra moverse por los pasillos.

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Nadie en todo Hogwarts fue más feliz que Albus Dúmbledore cuando, a pesar de haber tenído que decorar por sí mismo, aquella noche vio a su profesora de Transfiguración y a su profesor de Pociones sentarse al banquete de Nochebuena con el resto...

Fin del 1º Bonus...

NdA:

2º Bonus: Ahora que conocemos la historia de Minerva (digamos que me apetecía escribirla, y digamos también que Sev tenía que presentarse a los banquetes de Navidad de Hogwars), vamos con la de Sev. Por qué no le gusta la Navidad? Por qué miró absorto la pluma del fénix carbonizarse en su mano? Y qué relación tiene todo ello con el cap 5 de In the End? Lo veremos en el segundo bonus, aquí mismo, dentro de unos días ;)