Este es un songfic, y es corto, menos de 10.000 palabras (sí, terminado ya). Pero lo dividí en capítulos para mayor sufrimiento.
La música es: Rokutousei no yoru, el ending de No. 6, mas yo recomiendo la versión que encuentran en youtube bajo el nombre "[Vietsub] Rokutousei no Yoru".
También escuché en varios momentos todo el OST de Interstellar, especialmente este cover que encuentran en youtube así: "Interstellar - Main Theme - Hans Zimmer (Epic instrumental/piano cover)".
La portada es una imagen sacada del doujinshi "Hanabi", de Bubun hanten e Isshi rai.
Advertencia: no investigué a fondo sobre la cultura japonesa ni la historia, es un divague grande en ese aspecto, no busquen nada de exactitud histórica en este fic. Gracias.
Y...
... lo siento mucho. Perdónenme ;_;
I
Es una noche cálida cuando su padre lo hace llamar.
Espera el momento propicio para que su espíritu se asiente, y finalmente entra al cuarto. La débil penumbra no oculta las facciones marchitas del hombre, y los grillos del patio interior de la casa solo adornan las últimas palabras que su enfermedad no le ha robado:
―Quiero poner fin a esto…
Es lo último que su padre le pide.
Toma la frágil mano entre las suyas con la sonrisa que nunca pierde, ni siquiera en este tipo de situaciones.
―Así se hará, padre.
Oikawa Tooru, casi huérfano y casi emperador, siempre honra sus promesas.
傷ついたときは そっと包みこんでくれたらうれしい
Hinata Shouyou se sabe afortunado, aunque los sirvientes de su hogar digan que no lo es.
Sabe que tiene suerte de haber nacido, en primer lugar, y suerte de que su padre fuese lo suficientemente benevolente como para darle un lugarcito en los establos aledaños a la casa principal. Incluso le ha proveído de un trabajo como cuidador de los caballos.
Todo a cambio de la inquebrantable promesa de no hablar nunca con la señora de la casa, su madrastra; ella no soporta la sola idea de que su padre hubiese amado a otra mujer antes de ella (para colmo, ¡una sirvienta cualquiera!).
Porque la amó, se repite a sí mismo. Claro que la había amado, de lo contrario, ¿cómo existiría él? Siempre juega a relatar la historia de sus padres a un público unipersonal.
Su hermana menor, Natsu.
Ella es la señorita de la casa, y recibe el trato acorde. Pero Natsu sí es una verdadera señorita: no como él, a quien se refieren jocosamente de esa manera porque parece más una mujer que un hombre con su mandíbula suave y con eso de que el poco vello que cubre sus miembros es finito y casi invisible.
(Shouyou siempre sostuvo que se debe a que él es joven, que ya se desarrollará, pero así ha cumplido diecinueve años y sigue conservando un cuerpo y rostro más bien andróginos.)
No obstante, nada de eso realmente le importa; solo le interesan sus caballos, y su amor por Natsu. Si sus amigos en el establo y su hermanita están bien, no necesita nada más.
Es por eso que, cuando todo se viene abajo, Shouyou abraza a Natsu por última vez y la ve marcharse lejos, montada en el mejor corcel junto a su mejor amigo, otro chico del establo llamado Koushi.
Sí, Shouyou podría haber huido con ellos, pero sabe que no llegarán lejos juntos.
Porque Shouyou no ignora que el clan enemigo busca sangre: específicamente, hasta la última gota de sangre de la familia Hinata. La de su padre, su madrastra, y su hermana, porque él es un borrón en los libros de historia.
Así que espera pacientemente, ataviado con las prendas más finas de Natsu, a que vengan a reclamar la parte que corresponde a su hermana y que él gustosamente ha de ofrendar en su lugar.
Ni siquiera es un engaño verdadero: en ningún momento derramarán otra sangre más que la de los Hinata.
Shouyou reza internamente porque la muerte sea rápida, y porque los asesinos tengan el corazón suficiente como para no humillar su cuerpo exánime: no quiere que descubran que no es Natsu, que su hermanita sigue viva en algún lugar.
Cuando se desliza la puerta corrediza del cuarto que antaño perteneciera a Natsu, ahora que la casa está más silenciosa que nunca, Shouyou solo lamenta no haber podido salvar a su padre y a su madrastra.
Mantiene la mirada en el horizonte a través de la ventana, y espera el frío metal en sus entrañas en cualquier momento.
Pero este nunca llega.
¿Reviews, por favor? Luego se pone interesante.
Pequeña.
