Llevaba ya tiempo con ganas de hacer algo de Bleach y al final acabé cayendo en la tentación.

Fanfic IchiRuki como no :3

Sólo informar de que todos los personajes son humanos, ninguno tiene ningún estoy segura que acabaré echando de menos los poderes de cada cualxD

¡Nada más que decir!

Ni Bleach ni sus personajes son míos, todo pertenece a Tite Kubo-sama. De pertenecerme a mí el IchiRuki sería aún más evidente de lo que ya lo es.

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Muchas personas han especulado sobre el significado de la gloria, pero ¿Qué es exactamente?

La gloria puede definirse como la fama o el honor resultantes de ciertas cualidades o buenas acciones. Sin embargo, al igual que hay millones de mentes que discurren de manera diferente, hay millones de significados y connotaciones para dicha palabra en cada una de ellas. La mayoría de las personas ansían la gloria y al mismo tiempo tratan de conseguirla con distintos fines y por diferentes caminos para llegar hasta ella; eso es lo que hace que para cada uno, la gloría sea una cosa totalmente diferente.

Llegar a ella es un camino tortuoso, da igual por cual de los miles posibles lo intentes, todos son igual de duros.

Lo que no saben los que aún no han emprendido ninguno de ellos es que la gloría es un arma muy poderosa, pero es un arma con doble filo; algo que sólo saben los que ávidos de poder han dado con ella, y una vez allí han deseado dar vuelta atrás; aún cuando una vez probado el elixir de la gloria no hay camino de regreso posible.

La gloria puede hacerte invencible o puede convertirte en el ser más desdichado. Por eso tan sólo los pocos que no han deseado huir una vez llegados a ese punto y han mirado al frente, son los únicos que de verdad saben el verdadero significado de la palabra.

Soul warders

Apoyaba su mejilla en su mano derecha a la vez que hacía lo mismo con su codo encima de la mesa. Se veía bastante molesto aún cuando su ceño fruncido no fuera nada ocasional sino más bien permanente.

- ¡¿Qué problema hay con que la tenga ahí?! – dijo levantándose de la silla golpeando la mesa con las dos manos. Otra vez se había visto envuelto en una estúpida disputa familiar de esas que se formaban cada vez que intentaban hacer algo en familia, y ese cómo no, no iba a ser ninguna excepción ni nada parecido.

Según a su parecer su padre debía de aburrirse enormemente en la clínica, al parecer salvar vidas no era lo suficientemente estimulante para él, ya que por si no tenía suficiente con obligarle a volver a casa a las siete de la tarde a sus quince años de edad, ahora se había inventado algo así como "la tarde en familia". No le importaba pasar el rato con sus hermanas de vez en cuando, pero aquello unido a la presencia de su progenitor lo dificultaba bastante, principalmente porque debía preocuparse más por asestarle algún que otro golpe cuando intentaba pillarle desprevenido que a lo que era pasar la tarde con los tres tranquilamente.

Aquel día Yuzu había insistido en que vieran la televisión. Ella parecía la más predispuesta a la idea de Kurosaki Isshin. Karin tenía expresión de aburrimiento mientras que ella y su padre comentaban emocionados la programación, a su vez él tan sólo se limitaba a abstraerse, desear que el tiempo pasara lo más rápido posible y mirar su reloj de pulsera de vez en cuando para comprobar que el tiempo no jugaba en su favor.

Dentro de lo que cabía había sido una tarde extremadamente tranquila. Karin había insistido varias veces en que ambos necesitaban un psiquiatra urgentemente mientras le echaba alguna que otra mirada de complicidad a su hermano. Al fin y al cabo los dos estaban metidos en aquello. Sin embargo no había habido demasiado movimiento en la atípica reunión hasta que la película que veían o al menos estaban obligados a ver concluyó.

- ¡Por fin! – dijo Karin con indiferencia cuando los créditos comenzaron a aparecer sobre un fondo negro - ¿Pero que demonios hacéis? – preguntó mirando a los dos sin lograr captar la atención de Ichigo en busca de algo de ayuda, pero si la de los dos a los que se refería.

- ¡¡Ha sido tan bonito!! – gritaba un emocionado Isshin con lágrimas en los ojos mientras abrazaba a la otra de sus hijas, en la misma situación que él.

- ¡Pero de qué habláis!- dijo exasperada su otra hija - ¡Estaba cantado que se quedaría con la chica del restaurante!

- Karin-chan, no seas tan insensible – le regañó su hermana- Kohaku-san podría haberse quedado con su asistente y en lugar de eso le ha hecho esa declaración a Aiko-san justo en ese momento...

- Bah, tonterías…- murmuró mientras padre e hija volvían a abrazarse emocionados.

- Yo me voy a mi habitación, avisadme a la hora de cenar – se hizo oír Ichigo por encima de los sollozos. Caminó en dirección a la escalera justo cuando comenzó un nuevo programa.

- ¡Oh!¡Un programa de jóvenes talentos!- dijo su hermana con la emoción impregnada en la voz mientras sonaba la sintonía del programa.

Ichigo decidió seguir su camino sin prestar demasiada atención a los gritos de su familia. Cuando fue a poner un pie en el escalón recibió una patada en la cara que lo tumbó.

- ¡Estás loco!¡¿Qué mierda estás haciendo?!- preguntó el chico llevándose la mano a la mejilla donde su padre le había acertado.

-¡Has bajado la guardia!-le acusó su padre de pie señalándole con el dedo índice – Sigo hecho un chaval y en plena forma. La tarde en familia es la tarde en familia, no la hora en familia – le recalcó mientras los dos volvían a forcejear intentando asestarse algún que otro golpe.

-¿¡De verdad crees que pienso apotronarme más tiempo en ese sofá viendo esa basura?!-le preguntó mientras paraba un golpe de su padre sonriendo con confianza.

- ¡¡Ichi-nii!!¡Está empezando el programa!- se oyó la voz de Yuzu desde el sofá. Ichigo paró durante el tiempo suficiente para recordarse que podía luchar contra su padre todo lo que quisiera, pero que por poco que le gustase la maldita tarde en familia y mucho menos aquella molesta programación, no podía negarle nada a su hermana. Isshin aprovechó esas milésimas de segundo para cogerlo de la camiseta y tirar de él hasta devolverlo al sitio que ocupaba minutos antes.

Giró la cabeza a un lado y a otro: su hermana Yuzu le recibía con una gran sonrisa para luego devolver la vista al televisor mientras que Karin le miraba con cara de "No sé como has podido desaprovechar esa oportunidad". Suspiró resignado y se hundió más en el sofá mientras el presentador saludaba a los telespectadores y comenzaba con las presentaciones de los participantes. Había de todo, desde niñas pequeñas haciendo gimnasia rítmica haciendo alarde de una gran flexibilidad y habilidad, hasta grupos de heavy metal con una destreza inimaginable para tocar a velocidades imposibles y hacer complejos riffs de guitarra.

Después de aproximadamente una media hora y un gran número de participantes que ya habían actuado salieron al escenario otro grupo, aunque esta vez no era una banda de heavy metal.

- Eh, Ichi-nii, esa guitarra se parece a la tuya – dijo despreocupadamente Yuzu consiguiendo que los tres fijaran su mirada en Ichigo. Este prestó algo más de atención y se encogió de hombros ante las miradas atentas de su familia.

- Si, algo se parece – dijo intentando aparentar normalidad, aún tenía su antigua guitarra en su habitación, apoyada contra un mueble cogiendo polvo y así pretendía que se quedase, aquella guitarra le traía buenos, pero también malos recuerdos.

- Deberías venderla o algo así, total, hace siglos que ni la tocas, al meno de esa forma le sacarías un beneficio – sentenció Karin a su lado.

Ichigo decidió hacer como que no había oído ese último comentario. No quería deshacerse de su guitarra. Su padre le observó durante unos instantes y luego alzó la voz.

- Decidido, venderemos esa guitarra –anunció a sus hijos haciendo que Ichigo levantase la vista a toda velocidad para encontrarse con la mirada de su padre sorprendido y a la vez decepcionado y enfadado. Esperaba que su padre fuese el que mejor entendiese por qué él conservaba aquella guitarra.

Así había comenzado la discusión que ahora se había extendido todo el tiempo por la casa, Ichigo no dejaría vender esa guitarra, antes deberían pasar por encima de su cadáver, su padre seguía presionando con el tema.

- No es cuestión de amontonar más trastos inútiles por toda la casa – dijo completamente serio mientras Karin y Yuzu observaban con curiosidad la inusual seriedad de su padre.

- Ya déjalo en paz – dijo Karin cansada de la situación sentada enfrente de Ichigo – es su guitarra, si Ichi no quiere venderla, entonces que no lo haga- sentenció con autoridad.

- P-pero Karin-chan…papá…- murmuró Isshin mirándole con cara de cordero degollado.

- No quiero oírlo – atajó a su padre con frialdad

- ¡Masakiiiiiiii!- gritó corriendo hacia un póster de su mujer pegado en la pared con cara de pena – ¡¡las niñas son muy crueles conmigo!! – le hablaba al póster.

- Hablando de trastos inútiles…-murmuró sin apartar la vista de su comida – ya va siendo hora de que quites ese póster de ahí….

Ichigo se volvió a sentar en su silla con el ceño más fruncido de lo normal mientras su padre armaba alboroto alrededor del póster de su madre y Karin y Yuzu comían también sentadas en la mesa.

- Llevas sin tocar esa guitarra desde que mamá murió, creo que ya va siendo hora de que vayas dándole uso de nuevo – soltó la bomba de relojería sentándose a la mesa – si no lo haces la venderé.

Ichigo apretó la mandíbula aguantando la sensación de malestar que se extendía cálida por su interior gracias al recordatorio de su padre.

- No pienso vender esa guitarra, es mía y yo decidiré lo que hacer con ella – dijo levantándose de mal humor- se me ha quitado el apetito.

-¡Papá!- le nombró Yuzu como llamada de atención mientras Ichigo se dirigía pisando fuerte hacia las escaleras.

- Adorabas tocar la guitarra, Ichigo, y sabes que tu madre hubiera deseado que continuaras con ello- soltó desde la mesa sin moverse. Ichigo le oyó antes de poner un pie en las escaleras, quedándose estático por unos segundos para ponerse de nuevo en movimiento unos segundos después de que terminara de hablar.

Subió y cerró la puerta de forma brusca, tirándose en la cama como un peso muerto con el ceño aún fruncido. Su padre había conseguido sacar algo de lo que él se había hecho cargo de borrar durante todos esos años. Sin embargo sabía que su padre había tenido razón en esas últimas palabras. "Si quieres algo, no abandones", esa era una de las frases preferidas de su madre, siempre le decía algo así cuando Ichigo se quejaba porque Tatsuki le daba una paliza en el dojo.

Miró de reojo la guitarra apoyada en el suelo contra uno de los muebles de madera de su cuarto, él no era ningún cobarde, eso lo tenía muy claro. Suspiró. Al fin y al cabo en su tiempo le había apasionado tocar, estaría algo oxidado, o mucho, para que iba a engañarse. Sin duda alguna eso iba a suponer un gran reto.

* * *

- ¿Tatsuki-chan?-preguntó al ver que su acompañante volvía a abstraerse por cuarta o quinta vez en menos de una hora -¿Estás bien?

- ¿Mmm? Si, no es nada Orihime, solo pensaba…- reconoció andando distraídamente al lado de su amiga con las manos en los bolsillos.

- ¿En Kurosaki-kun?- preguntó con interés desviando la vista al frente como si no acabase de decir nada. La chica giró la cabeza para mirar su perfil.

- Así que tú también lo has notado…- dijo con un cierto tono de alivio -…aunque no sé de que me extraña, tú deberías de ser de las primeras en notar cualquier cambio en su actitud.

Orihime giró la cabeza en dirección a su amiga al escuchar su risita.

- ¿ A-A qué te…? yo…yo no…- comenzó a tartamudear agitando las manos por delante de su pecho negando mientras su piel comenzaba a adquirir un tono rojizo lo que provocó que Tatsuki pasara de la risita a las carcajadas.

- No lo estás arreglando…- le aseguró intentando parar de reír al ver el bochorno de su amiga. Respiró hondo un par de veces y continuó andando mientras se rascaba la nuca – Aunque debo decir a tu favor que me quitas un buen peso de encima, comenzaba a pensar que eran cosas mías…últimamente está demasiado raro.

- No sabría que decir…tú eres una de las persona que mejor conoce a kurosaki-kun….- le recordó mientras su nivel de voz baja hasta convertirse en un susurro.

- ¿Celosa? – sonrió burlonamente dándole con el codo a Orihime mientras esta volvía a negar a toda velocidad con la cabeza y volvía a sonrojarse. Tatsuki suspiró y miró el cielo mientras continuaban su camino – no sé que le has visto a ese imbécil de Ichigo…- le dijo sin obtener ninguna respuesta, cosa que no le sorprendió, aquel silencio valía mucho más que cualquier otra cosa que pudiera decirle- No te preocupes…es un cabeza hueca, pero tarde o temprano tendrá que darse cuenta de lo evidente- dijo dedicándole una sonrisa- y si no lo hace…- prosiguió sacando sus manos de los bolsillos de su pantalón y golpeando con su puño la palma de la otra mano-…le daré la paliza de su vida para ver si así se le asientan las ideas y ve lo que tiene delante de sus narices.

Orihime sonrió aún mirando al suelo, le agradecía a su amiga sus palabras. Ella llevaba mucho tiempo buscando la menor oportunidad para acercarse a él, pero este tan sólo la veía como una más, o al menos eso creía.

- Anda, no pongas esa cara Orihime, vamos a tomar algo – sugirió Tatsuki acelerando el paso.

- ¡Si!¡Me muero por tomar ramen con cerezas y leche!- dijo entusiasmada palmeándose el estómago.

- Creo que deberías haberte puesto algo en la cabeza, te ha tenido que dar una insolación o algo parecido…- dijo con miedo Tatsuki mientras Orihime tiraba de ella con una energía sorprendente hacia el primer restaurante que vieron.

-¿Tú crees que aquí tendrán bocadillos de judías? ¿O pastel de cebolla?- preguntó más animada.

- No lo sé Orihime- dijo mientras era arrastrada- "espero que no"- pensó para sí – no sé como puedes hacer esas mezclas tan raras, un día pillarás algo raro.

- ¡Si está buenísimo Tatsuki-chan!- dijo en tono de indignación.

- Te regalaré un libro de recetas de cocina, por el bien de nuestra salud….

* * *

Una chica de corta estatura caminaba por los corredores de una gran mansión a toda velocidad. Llegó al final del largo pasillo y llamó a una puerta.

- Adelante – se oyó del interior de la estancia.

Ella descorrió la puerta y la cerró tras de sí encarando al hombre que tenía delante.

- Ya todo está dispuesto – le informó tratando de no mirarle en exceso temiendo que su decisión se desvaneciera y desapareciera. Necesitaba terminar con todo aquello antes de que pudiese echarse atrás.

- Sabes que no estoy de acuerdo con lo que estás haciendo – recalcó con una voz fría.

-Mis más sinceras disculpas, Nii-sama –dijo agachándose en el suelo haciendo una reverencia.

- Tienes suerte de que prometiera protegerte sin importar el qué – murmuró el hombre en respuesta a sus disculpas – puedes retirarte, Kuchiki Rukia.

La chica hizo una mueca ante esas dos últimas palabras que pasó desapercibida, sabía que lo había hecho a propósito – Gracias, Nii-sama – fue todo lo que dijo por respuesta, levantándose del suelo y saliendo por la puerta.

Era totalmente consciente de que Kuchiki Byakuya tenía que viajar durante una temporada al exterior y ella ya se las había ingeniado para que durante todo el tiempo posible tan sólo fuese Rukia. Nada de apellido, nada de formalismos ni de respetos, nada de obligaciones, tan sólo Rukia. Ya iba siendo hora de que pudiera tener una vida normal como cualquier otra chica de su edad, ciertamente la chica envidiaba eso.

Durante toda su vida la habían mantenido entre algodones, desde pequeña había tenido la atención de todos lo sirvientes y a los que el viudo de su hermana había encargado para su cuidado. Pero ella no quería aquello, eso lo supo desde que empezó a ser capaz de tomar decisiones por si misma. Tan sólo estaba allí porque el cabeza de la familia Kuchiki se había interesado en su hermana, y su hermana y ella habían sido siempre inseparables. Ella no había elegido esa vida y aunque muchos envidiaran su posición ella estaría encantada de intercambiarla.

Por eso había removido cielo y tierra para poder hacerse con las llaves de unos de los muchos apartamentos, este situado a las afueras de Karakura, en la otra punta de la ciudad de la mansión Kuchiki. Esperaba que esto junto con su traslado a un instituto fuera suficiente para poder llevar una vida normal, al menos hasta que su hermano volviese de su viaje de negocios en el extranjero ya que sabía que no lo aceptaba de buen grado y no sabía hasta cuando podría mantener aquello sin que él se negase rotundamente. Él sin duda preferiría que ella siguiese impartiendo clases privadas sin moverse de aquella estúpida mansión las veinticuatro horas del día.

- Allá vamos… - susurró para si misma mientras recogía su ropa y las metía en un par de maletas, metiendo estas a su vez debajo de su cama. Suspiró y se sentó alzando la vista hacia la ventana, en el otro extremo de la habitación.

- Sólo unas horas más….- dijo en un tono apenas inaudible pero que denotaba esperanza y emoción.

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¡Hasta ahí el primer capítulo!

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