To Love-Ru: OPERACIÓN AMAZONAS

Un fanfic de Terry Wolles. Los personajes de To Love-Ru/Darkness no me pertenecen.

Capítulo 1: Oscuridad del arma vs. Luz humana

Eran días de calma para Mea Kurosaki. Llevaba días sin recibir noticias de su maestra Némesis, y parecía que ya no le preocupaba deshacerse de Rito Yuuki o de "resucitar" la cara oscura de su hermana Eve. La joven pelirroja estaba paseando tranquilamente por el parque, disfrutando de las sombras que ofrecían los altos y frondosos árboles cuando oyó una voz de ultratumba que penetró en lo más profundo de su cabeza.

- Recuerda lo que eres… NO ERES HUMANA, ERES UN ARMA. No me obligues a recordártelo.

Mea sintió un gran escalofrío que recorrió todo su cuerpo, desde sus pantalones jeans cortos hasta su camiseta sin mangas de color granate. Sin ningún tipo de duda, aquella era la voz de su mentora, la Maestra Némesis. La pelirroja prefirió olvidar aquello y siguió caminando hasta que, por casualidad, se encontró a dos chicas que conocía perfectamente. La primera era una joven de cabello corto y oscuro que llevaba un bonito vestido blanco con topos azules. La otra, llevaba una camiseta de tirantes de color naranja, la cual combinaba perfectamente con sus dos coletas rosadas, y unos pantalones cortos. Eran Haruna Sairenji y Nana Astar Deviluke, la única persona que Mea podía considerar como su amiga. Haruna estaba sentada en un banco, viendo como Nana rascaba a Maron, el perro de Sairenji, de forma muy juguetona.

- ¡Nana! –la llamó la hermana de Oscu- ¡Qué casualidad, no esperaba verte por aquí!

La joven desvió la mirada de Maron y mostró una de sus mejores sonrisas a su amiga. Rápidamente, se levantó y le dio un gran abrazo a Mea.

- ¡Me alegro de verte, Mea! –exclamó Nana- Me dirigía a tu casa para que fuéramos de tiendas cuando me encontré con Haruna y Maron.

El perro soltó un ladrido y se rascó con la pierna de Mea, soltando pequeños ladridos de gusto. La pelirroja lo miraba con desconfianza.

- Esto… No se volverá loco lamiendo otra vez, ¿no?

- ¡Seguro! –respondió su amiga- Ya le hemos avisado, tanto yo como Haruna.

- Exacto. –dijo la dueña del perro, sonriendo- No me gustaría que se volviera a repetir lo de la última vez.

Haruna se refería a aquella vez que Maron y los animales de Nana las atacaron a lametones, tanto a ellas como Rito. Mea se puso a reír recordando aquella situación comprometida.

- Bueno, supongo que ahora solo querría que me lamiera el senpai Rito…

Nana abrió los ojos sorprendida, a la vez que sus mejillas se sonrosaron.

- ¿Te has vuelto loca? –exclamó Nana- No tiene suficiente con lo que le ha hecho a Momo, ¿y ahora tendría que estar lamiéndote? ¡Anda ya!

- ¿Qué le ha hecho a Momo? –preguntaron Haruna y Mea al mismo tiempo.

La segunda princesa de Deviluke se quedó con la boca abierta. Acababa de darse cuenta que había hablado más de la cuenta y, si Haruna se enteraba del embarazo de Momo, su reacción podría ser mucho peor de la que tuvo Lala. De modo que se inventó la excusa de que tenía que comprar un brazalete para el cumpleaños de Mikan y se llevó a Mea lo más rápido y más lejos que pudo. En realidad, las dos se fueron a casa de la pelirroja, donde Nana le explicó a su amiga toda la verdad:

- ¡¿Momo está embarazada?! ¡¿Y el senpai Rito es el padre?!

- ¡Shhh! –le hizo Nana a Mea, tapándole la boca con la mano- ¡No grites! ¡Si alguien ajeno se entera de esto, sería una catástrofe!

- De acuerdo… -contestó Kurosaki- ¿Y qué tal se lo han tomado los demás? Los que lo saben, claro.

- Obviamente, la sorpresa fue mayúscula. Oscu parecía no entender de qué iba la cosa, pero la que peor se lo tomó fue Lala. ¡Estalló en rabia! Y no sé cómo se lo montó, pero Rito consiguió reconciliar a mis hermanas.

- Eso está bien. En situaciones como estas la familia tiene que estar unida… -dijo Mea, sonriendo- ¿Quieres que te traiga un zumo?

- Si lo tienes de manzana, por mi perfecto. –respondió la princesa.

Mea se dirigió a la cocina pensando en el embarazo de Momo. Nunca se hubiera esperado saber una noticia como esa, aunque sentía un poco de celos por la chica. Parece ser que había surgido en ella la idea de ser madre, seguramente tras algunas conversaciones sobre "humanidad" con la profesora Mikado.

- Pues… Estaría guay tener descendencia. –pensó la pelirroja, sonriente.

Por desgracia, no todos los planes salen como nosotros deseamos. Cuando Mea abrió la puerta de la cocina, se encontró una habitación vacía, oscura. Ella se extrañó muchísimo pero, de repente, la puerta se cerró detrás suyo de un plumazo y desapareció por arte de magia. La cosa parecía haberse puesto muy fea.

- Esto es muy raro… ¿Maestra Némesis? ¿Es esto cosa tuya?

Y de sopetón, unas manos negras muy misteriosas agarraron a Mea de las muñecas, de los tobillos, y la mantuvieron suspendida en el aire. La pelirroja forcejeaba para intentar escaparse, pero era totalmente inútil.

- ¿No te dije que tuvieras cuidado… Mea Kurosaki? –preguntó una voz de ultratumba.

Mea estaba asustada. De Némesis se podía esperar cualquier cosa, menos una reprimenda suave. Todo tipo de castigos severos le esperaban a Kurosaki. Entonces, de entre la negrura, apareció una joven desnuda de pelo negro y ojos dorados. Era la Maestra Némesis.

- Te lo advertí... -dijo el ente malvado- Te advertí que vigilaras con tus actos, Mea… Y ahora ya prácticamente piensas en tener hijos... ¿Dónde está tu oscuridad, tu sed de sangre, tu alma maligna?

- No sé de qué me hablas, Maestra. –replicó la pelirroja, nerviosa- Sigo teniendo a Rito Yuuki como principal objetivo, y estoy esforzándome al máximo para convertir a Oscuridad Dorada en el arma que fue antaño...

- ¡Mientes! –gritó Némesis, abofeteando a Mea fuertemente- No eres más que una mentirosa, deja de tomarme el pelo. Te has vuelto débil, blanda, inútil como Oscuridad Dorada. No mereces ser denominada arma, deberían llamarte Residuo.

- Después de haber seguido tus órdenes durante tanto tiempo, ¿ahora me rebajas con tus palabras? Desde luego, prefiero ser humana antes que escuchar cómo me faltas el respeto de esta manera. –contestó Mea, casi hablándole con asco a Némesis.

La "chica" de ojos dorados estaba muy enfadada. No sólo tenía que ver como su pupila la defraudaba, sino que además ahora la provocaba verbalmente. Por suerte, Némesis tenía una idea bien clara de lo que tenía que hacer. Se acercó a Mea y, prácticamente sin pestañear, le arrancó la ropa con una sola mano, dejándola totalmente desnuda.

- ¿Estás loca? –preguntó Mea, atónita- ¿Se puede saber qué demonios haces?

- Nada… -contestó la Maestra- Sólo voy a jugar a un juego llamado "Ahogada por la oscuridad".

Némesis comenzó a reír de forma muy exagerada mientras, sin que Mea pudiera evitarlo, su cuerpo se hundía en una especie de tinta negra que iba cubriendo poco a poco su torso desnudo. Sus gritos de desesperación llenaban aquella habitación que se suponía que era su cocina.

- ¡No! ¡No, por favor, Maestra! ¡No me hagas esto! ¡No me lo merezco! ¡Perdóname, por favor!

- Es tarde para pedir perdón, Mea... –decía la Maestra Némesis- Necesitabas este "bañito" cuanto antes... Así me aseguraré que toda tu oscuridad sobresalga de tu interior...

- No, por favor… Todo menos esto…

Ya era demasiado tarde. El cuerpo de Mea se había hundido totalmente en ese mar de oscuridad, y no volvió a salir hasta cinco minutos después. Mea reapareció completamente seca y con una especie de vestido negro con capucha. La pelirroja se arrodilló ante Némesis y pronunció las siguientes palabras:

- Maestra Némesis, estoy a tu disposición para cumplir mi objetivo: Rito Yuuki.

- Así me gusta, Mea. –dijo Némesis- Y me alegro de que menciones a Rito Yuuki, porque tengo una muy buena estrategia para eliminarlo. Lo único que necesitamos hacer es atraerle hacia nosotros…

- En ese caso, si no es molestia, tengo el plan perfecto. Podemos utilizar a Momo Velia Deviluke, tercera princesa de Deviluke como señuelo. La atracción emocional de querer salvar a la madre de su futuro bebé será motivo suficiente para que él mismo se presente ante nuestros pies…

- Vaya, -mencionó la Maestra- no sabía que la Princesa Momo estaba embarazada. Gracias por la información. Respecto a tu plan, me parece demasiado simple. No… No le vamos a quitar a Yuuki lo único que podría dificultar su paso. La Princesa debe ser un lastre para él. Esto es lo que haremos, así que escucha con atención...

Unos veinte minutos después…

Nana se encontraba sentada en el sofá de Mea, esperando a que ella volviera con su zumo de manzana. La chica de pelo rosa, cansada de esperar, decidió ir a buscar a su amiga. Pensó que media hora ya era demasiado tiempo. La princesa caminó por los pasillos con rapidez, hasta plantarse delante de la puerta de la cocina. Al abrirla, una inesperada ráfaga de viento helado casi la deja sin respiración. Nana se quedó a cuadros.

- ¿Pero qué demonios ha sido eso? ¿Acaso se le habrá estropeado el frigorífico…?

De repente, delante de la puerta apareció Mea, vestida con aquel misterioso atuendo negro con capucha. Nana se alegró de verla.

- ¡Menos mal que estás aquí! Empezaba a estar preocupada por ti… ¿Te encuentras bien?

Mea, sin mediar palabra, soltó un largo suspiro y miró a su amiga con unos ojos enrarecidos. Se habían vuelto completamente negros.

- Sí, Nana Astar Deviluke, segunda princesa de Deviluke… Estoy perfectamente.

Y mostró una sonrisa malévola, prácticamente demoníaca. Nana miró a Mea con cara de preocupación. Estaba a punto de preguntarle qué le pasaba, pero rápidamente perdió el conocimiento después de que Kurosaki la golpeara con su pelo transformado en puño.


Continuará…