Por fin he llegado. Alaska. Es precioso.
No me imaginaba que la casa fuera tan grande.
Mejor descargo, coloco las cosas y me voy a dar una vuelta, a conocer el vecindario.
Parece la típica película americana. Vecinos saliendo a por el periódico, lavando sus coches, cortando el césped… vaya! Hay una casa en la que no hay esa imagen. Por fin una familia normal!
Uau! Eso si que es una mansión. Hace como dos de mi casa.
Mejor compruebo si llevo las lentillas, no se vayan a dar cuenta de que hay algo raro. No vayan a asustarse al mirarme a los ojos. No seria la primera vez.
Ding dong. No contestan. Llamo de nuevo. Otra vez. Nada. Hasta cinco veces. La casa debe de estar vacía. Mejor me marcho.
Eh! Muchacho!
Es a mi? La voz viene de detrás de mi. De la casa
Has sido tu quien ha llamado al timbre? –era un muchacho de más o menos mi edad.
Si, he sido yo. Es que soy nuevo y he pensado en conocer algunos vecinos.
Ya. Ya has hablado con el resto? –preguntó a la vez que saludaba a los demás vecinos. Éstos lo ignoraron y siguieron con lo que estaban haciendo.
Puse cara de disgusto. Él pareció darse cuenta e hizo un gesto quitándole importancia al asunto. No me había dado cuenta pero ahora que le miré de nuevo vi por que los vecinos podían creer que era raro.
Iba en bañador.
No te preocupes. Son buena gente, es solo que no les gusta nada que sea distinto a su rutina.
Vas en bañador. Es normal que crean que estás loco. Con el frío que hace…
Tu tienes frío? – negué con la cabeza – mejor, porque estamos en la piscina. Quieres pasar? Te presentaré a la familia.
No se.. – no estoy muy seguro de lo que pasa.
Tranquilo, somos buena gente y, si quieres, puedes quitarte las lentillas.
Como dice? Si ni siquiera se su nombre, como me voy a meter en su casa?
Tranquilo chico – dijo a la vez que ponía su mano sobre mi hombro. No se porque supe que podía fiarme de él. Aun así, seguiré fingiendo que no llevo lentillas.
De acuerdo. Lo cierto es que yo tampoco me he presentado. Soy Lucas Whitlock– dije ofreciéndole mi mano. Él la estrechó, a la vez que se presentaba.
Yo soy Carlisle Cullen – dijo con voz firme pero un poco titubeante. – perdona, creo que deberíamos dejar el baño y las presentaciones para otro día. Debo irme.
Claro. Como quieras. – ahora si que no entiendo nada, que raro.
Te llamaré. Lo siento – dijo a su vez que cerraba la puerta con suavidad.
Ese olor.. hace muchos años que no huelo algo así.
No puede ser, ya estoy alucinando. No se.
Mientras volvía a casa volví a pensar en lo sucedido, en lo que sentí. No podía hacer caso omiso a mis sentidos, mis instintos.
Piel blanca, fría, ojos dorados… no puedo creerlo, ojos dorados. Había encontrado a la famosa familia de vampiros vegetarianos?
Cullen. Si. De algo me sonaba ese apellido. Oí hablar de ellos cuando estuve en Italia. Armaron una buena.
Ahora estoy seguro de que debo volver a casa.
Me habría reconocido? Habría oído hablar de mi? Seguro que si. Un vampiro reconoce a otro vampiro.
Puso cara rara cuando le dije mi nombre. No se. Mejor vuelvo a casa y la organizo un poco. Por lo que pueda pasar.
Ding dong. Un vez. Dos. Tres. Hasta cinco veces llamaron al timbre. Son las tres de la mañana. Quien narices es? Cullen? Son los únicos que no duermen.
Que quieres! – dije levantando la voz en cuanto habría la puerta. No podía ver quien era.
No creí que volvería a verte. – dijo alguien desde el umbral de la puerta. Seguía sin ver quien era. No está solo. – crees que debemos actuar? – ahora se dirigía a la segunda figura.
Vete o sal a la luz. Ya que me importunas, déjame verte la cara – dije con fingida seguridad.
Ambas figuras dieron un paso adelante. Era él. Hacia muchos años que no le veía. El otro chico no lo conozco. Otro vampiro, sin duda.
Nosotros llevamos aquí años, tu eres el nuevo. Quien importuna a quien? – ahora quien me habló fue el otro chico.
Yo solo he venido para alejarme. Oí que estabas en Washington y evitando ir allí. Supongo que sigo huyendo.
El desconocido notó mi tono de voz.
no pasa nada Jasper – dijo mirándole. Se volvió hacia mi, me tendió la mano. – Hola. Lamentamos la intrusión. No estábamos seguros de tus intenciones. Supongo que lo entiendes. Soy Edward Cullen.
Lucas Whitlock.
Muy bien, aclarado todo, vamos. Te presentaremos a la familia.
Edward, te lo agradezco mucho, pero son las tres de la mañana y debo…
Es que tienes que dormir?
No. Es que, no puedo. Hice una promesa – dije a la vez que daba un paso atrás – deberíais iros. Ya nos veremos por el vecindario. Adiós Edward. Adiós.
No pude pronunciar su nombre. No después de lo sucedido tantos años atrás.
Sentado en el sofá, me puse a pensar en lo sucedido años atrás, cuando conocí a .. a Jasper.
Ding dong. El timbre suena. Quien diablos es ahora?
Siento venir tan tarde. Es que debo hablar contigo. Ha sucedido algo?
No se a que te refieres. Señor Cullen, que pasa?
No han venido Jasper y Edward a verte?
Si, se han marchado hace un rato. Edward me invitó a vuestra casa. Pero no puedo. Es que ha pasado algo?
Edward y Jasper han discutido y, bueno, han destrozado medio jardín.
Se han peleado? Porque?
No lo se. He oído algo de atreverse, apellido, invitar. Que ha querido decir Jasper?
Ya. Es que sigo llevando el mismo apellido. Creo que no tengo derecho a hacerlo. Pero no puedo negar quien soy. Están bien los dos? No habrán…
Jasper se ha marchado. Alice no lo vio venir y está muy enfadada contigo.
Pero yo que he hecho?!? Y además, quien es Alice?
Es la pareja de Jasper. Tiene visiones de lo que está por suceder. Y esto no lo vio venir.
Pues no lo se señor Cullen.
Carlisle, por favor – me dijo con una sonrisa en los labios, a pesar de la situación.
Carlisle. No se que ha podido pasar. No debí venir. Pero no sabia que estaba aquí. Lo prometo. Lo siento. Lamento hacerles daño. Yo…
Me sorprendes Lucas. Jasper me contó cosas de ti y no te pareces en nada a lo que me contó. No eres como me dijo.
No se. No quería ser un monstruo. Ya no podía más con aquella clase de vida. Tardé mucho, pero al final me fui.
De repente Carlisle se abalanzó sobre mi y me abrazó con fuerza. Me susurró al oído:
Ve a por el. Eres el único que puedes encontrarlo.
Pero me matará!
Que va!! – me soltó y me puso las manos en los hombros. – eres el único que puede y debe hacerlo.
Asentí nada convencido. Tal vez si que debiera hacerlo yo. Le debía muchas explicaciones y debía hablar con él.
Cogí una mochila y la llené con cosas que creí que podían serme útiles.
Carlisle estaba en el salón, observando toda la casa. Esperándome.
Por donde empiezo Carlisle. No se donde ir a buscar. No se nada de él, no se lo que piensa ni lo que cree.
Vayamos a casa. Tal vez Alice haya visto algo.
No crees que si hubiera visto algo ya habría ido ella a por su novio?
No se moverá, por mucho que quiera. Hablaré con ella. Me obedecerá.
Asentí sin convicción. Fui caminando junto a Carlisle hasta su casa. Aun de noche me parecía imponente.
Entramos y toda la familia estaba en el salón. Pero cuanta gente vivía allí? Había una chica rubia con un tío enorme, cogidos de la mano. Edward, con una chica de pelo castaño y una niña de unos 10 años, que estaba claro que era su hija, pero, como? Otro misterio de este mundo. Había una chica de pelo castaño rojizo que se dirigió a Carlisle por lo que deduje que seria su pareja, y más alejada había una chica de pelo oscuro mirando hacia mi. Si las miradas matasen… yo ya sería un montón de cenizas.
Escuchad todos, este es Lucas, el hermano de Jasper. Irá a buscarlo y hará que vuelva.
Que!! – todos gritaron al unísono. Yo miré a Carlisle. Pero como era posible?
Jasper nunca dijo que tuviera un hermano. – dijo la chica que supuse que era Alice.
Para él no lo soy. Pero, como lo supiste? – dije mirando al cabeza de familia.
Por la reacción de Jasper y, bueno, Edward me lo dijo.
Y como supo Edward eso? – dije, ahora mirando al susodicho.
Digamos que oigo cosas.
Lees la mente?
Si. Pero tranquilo. En realidad no lo supe por Jasper, lo supe por ti.
Ya. Bueno. Si debo ir a buscarlo mejor me marcho ya. No hay tiempo que perder. Por donde empiezo?
Empiezas por esperarnos. No creerás que te vas a ir solo? – dijo el chico enorme. – Edward y yo iremos contigo.
No.
Da igual lo que digas, así será, así que… vámonos.
Papi! Encontrarás al tío Jasper verdad? – dijo de repente la niña que parecía la hija de Edward.
Claro que si. Vendrá con nosotros.
Vale. Prometido?
Claro que si. Verdad chicos?
Claro. Prometido. – dijimos el muchacho y yo a la vez.
Salimos a la calle y, sin dirigir la mirada atrás seguí adelante mientras los demás se despedían.
