Este fic estaba levemente basado en "Ralph, el demoledor", pero adaptado en el universo de los fanfics, donde, los personajes nos explicarán algunas cosas por las que pasamos los escritores, como la falta de inspiración.

Centrado desde la perspectiva de un villano de fic que ya no quiere serlo.

Aclaraciones:

-Ennegrecidas y comillas: pensamientos.

-Palabras entre los guiones: diálogos.

-Sin guiones: narración.

-Subrayado: (ennegrecido) título, lugar, tiempo.

Parejas: Amebel y England x 2p chile.

Disclaimer: Hetalia Axis Powers no me pertenece a mí, sino a Hima-papa. El presente fic participa en el reto temático de Octubre: Halloween a la Inversa. Del foro Anteiku.

¡A leer señores! ¡Yahooo!

OoOoOoOoOoOoOoO

PROLOGO

Mi nombre es Arthur, Arthur Kirkland. Ehm, vengo del fanfic "Las aventuras del heroico Alfred F. Jones". Como ven, mi nombre no está en el titulo; yo soy el villano de la historia.

Hace años, aproximadamente cinco, la escritora J.A. Cesaire, empezó un fic donde el protagonista, Alfred (a que esa no se la esperaban), un chico que va en una búsqueda donde descubre su pasado, conoce personas, en un mundo fantástico bla bla bla. Ya saben, lo típico. A pesar de eso, atrajo tanto la atención que ya tiene 213 reviews, muy sorprendente. ¿Ya les hable de las secuelas de este? Ya lleva tres.

En fin, mi labor es, obvio, ir en contra de Alfred para lograr mis objetivos de bla bla destruir el mundo bla bla. ¿Lo consigo? Si dijeron que "sí", for the queen, ¿Por qué me quejaría?

¡No! Ese idiota siempre me humilla, siempre sale ganando, y yo termino en la basura. ¡Y no es que envidie como todos lo alaben ni nada! Solo…solo…ah…bueno, me pongo a pensar, que todos estos personajes están todo el tiempo a favor de Alfred, incluso mis "secuaces".

A veces me pregunto, ¿qué es ser reconocido?

Y me digo: vaya, le va mejor al bueno, ¿no?

CAPITULO UNO: DECISIÓN.

Arthur sentía su mundo de cabeza. Porque, lo tenían atado de esa forma. Alfred lo había derrotado…de nuevo.

Bufó cansado, pensando en la mierda de rutina en la que vivía encerrado. Deseaba que eso acabara; incluso, si pudiera hablar con la autora, le pediría como el caballero que es, que lo matará de una vez por todas.

Como si ella no pudiera crear mejores villanos.

Desgraciadamente, no era tan influenciable en ella para que lo escuchara. Explicando: los personajes de los fics pueden afectar las ideas, perspectivas y tramas de un escritor de fanfiction; eso que llaman "inspiración", son solo sus voces, ayudando. Su cercanía o apego con el creador, tenía mayor efecto.

Alfred era el "favorito", el predilecto.

Repetía: ¡VIDA DE MIERDAAAAA!

Arthur tuvo que desatarse a sí mismo, cayendo de cara contra el suelo, observando como todos los buenos amigos del héroe se iban a comer un pastel. Típico.

Él vivía cabreado por el mundo, no sabía si era por como Cesaire lo describió, o si solo nació de él. No importaba ahora.

Regresó a su "guarida nada secreta" esperando las miradas decaídas, frustradas y burlonas de sus secuaces. Pero… no había nadie.

−¿What the hell? Espero no me hagan una broma, saben que nunca estoy de humor para una−dice con una mirada desconfiada, viendo el andrajoso y espantoso lugar similar al basurero, esperando que le sorprendieran por la espalda.

En vez de eso, escucho música. No era de las que solían escuchar por ahí, así que volvió tras sus pasos. Se oía más fuerte que en el interior de ese chiquero.

Siguiendo el rastro musical, dio con el lugar de origen: la mansión de Alfred.

−No me sorprende, ese idiota solo sabe hacer fiestas que dañan…los…oídos…−bajo el nivel de su voz, al creer que lo que veía era una mentira. Sacando de una bolsa que siempre llevaba, con el contenido de varios inventos suyos, saco unos binoculares, comprobando que no estaba fallándole la vista.

Sus "aliados" estaban en la fiesta de ese engreído infantil e inepto, celebrando como si nada.

¿Qué más? Oh, un gran cartel decía "¡Feliz aniversario n° 5, Alfred!".

Esto no podía empeorar…esperen, sí se puede.

−Wait a minute−reviso dos veces, con la cara más incrédula que puede poner. Ese invitado que estaba al lado del "Hero" era…−¿Iván? ¡¿INVITARON A IVÁN?!−de sorprendido, paso a enojo. Lanzó un grito que estremeció a la mayoría de los invitados.

−No problem, Friends. De seguro es Arthur encontrándose con su reflejo−los asistentes se rieron por lo dicho por el protagonista: rubio de rizo parecido a una antena, ojos azules tras unos lentes, sonrisa esplendida.

En cambio, nuestro villano, aunque fuera rubio y de ojos esmeralda, lo "horroroso" eran sus cejas que ocupaban gran parte de su cara, su desordenado cabello y su lenguaje de pirata.

Ante la ofensa, se puso rojo. Estuvo tentado a ir a golpearlo, pero la inmunidad que le da el fic, le impide dañar al "favorito" y protagonista.

Corrió, sin parar, solo siguió más allá de su escondite. Cuando sintió sus piernas fallarles, se dejo caer de rodillas. Miro el "cielo", que solo era la pantalla del computador, en la que él a veces podía distinguir el rostro de J.A…pero jamás ella a él.

Jamás lo vería. Solo sería el villano, porque ella lo dictó.

−¡¿Villano por siempre?! ¡¿Eso dictas?!−grito, deshaciéndose de ese peso que lleva guardado por cinco años. Con odio, miró lo que dividía el mundo de lo escrito con lo real−¡Pues te demostraré que te equivocas! ¡Tú no tienes la última palabra! ¡Conmigo, no más!

De esa forma, Arthur le declaro la guerra a su propia creadora. Hizo algo prohibido: rebelarse contra su propio rol.

Sin mirar el lugar, el villano inglés, se dirigió a la puerta hacia los "archivos Word".

Que se las arreglaran, ya no sería el antagonista.

CAPITULO DOS: BUSQUEDA.

"¿Qué le pasaba a la autora?" era la pregunta general de todos los personajes. La habían visto pasearse frente a la computadora, dudosa, y cuando parecía que iría escribir, ella se alejaba, dejándolos en la nada.

Alfred era el más preocupado, pensando en sus seguidores, en sus amigos, en sí.

De la noche a la mañana, la escritora no parecía tener ganas de hacer nada con ellos.

La respuesta le llegó ya cuando apagaron la computadora. Fue uno de los secuaces de su archienemigo (el sujeto que más comió nachos en su fiesta de hace un día), diciendo lo que menos se esperaba.

−Arthur se fue−luego de eso, todos empezaron a desesperar. Como héroe, debía mantener la calma y transmitirla a los demás…a pesar de que interiormente estaba igual de histérico que ellos.

−¡Hey! Solo debe estar haciéndonos una broma.

−Él no es de los que bromean o gusta de recibir una−gracias tipo X, haces que aumente el pánico.

Alfred iba a decir algo cuando por fin J.A. Cesaire hizo aparición. El estadounidense tenía esperanza de que escribiera, sin embargo solo escribió seis letras. Las más temidas:

HIATUS

Esa palabra provocó que el rubio recordara un detallito al que nunca le dio importancia hasta ahora; ningún personaje puede salir de su fanfic, o puede causar la falta de inspiración, y pensando negativamente, incluso el hiatus permanente o el borrado del fic.

Su cerebro no pudo soportar más desgracias. Su mente hizo un "¡click!" y ¡fuera luces!

Al despertar, se vio rodeado de sus amigos más cercanos, incluyendo a su hermano gemelo…eh… ¿Cómo se llamaba? Empezaba con "M", ¿Magnus Chase? Tal vez.

−Alfred, te desmayaste al saber del hiatus de Cesaire−pronto dijo eso, Matthew (como en verdad se llamaba el gemelo), evito que su hermano volviera a desmayarse. Le dio una botella de "Coca-cola", esperando que se calmara.

−¿Có-Cómo…−carraspeo, su voz sonó más aguda de lo común− ¿Por qué se fue? Si todos lo pasamos bien, vienen a mis fiestas, mientras él tiene su tiempo para hacer sus planes malvados como el villano que es.

−Pero…-

−Adora cuando lo derrotó, y destruyó sus planes. Además neutralice sus poderes, por lo que tiene que inventar más cosas que yo rompo−vaya Alfred, quizá seas el protagonista, pero tu sentido de la empatía con tu enemigo es el de una roca.

−Alfred…−insistió más fuerte. El estadounidense se calló al ver la adorable cara de enojo de su gemelo. Aww~ era difícil tomarlo en serio−Apenas supe lo que ocurrió, fui a contactarnos con la "estación central". No ha dejado rastros. Aun así−habló inmediatamente al ver que su hermano se desmayaría por segunda vez−nos enviaron a una persona que lograría rastrearlo. Es de un fic post-apocaliptico, de un gran cargo, y nadie sabe encontrar personas o camino como ella.

−Great, great, gre- −silencio. El ojiazul de inmediato repitió en su cabeza lo que dijo su consanguíneo, deteniéndose en un término – Wait, ¿She? –Matthew asintió. Detrás de él, apareció una chica de armadura avanzada. De cabellos rubios plateados, piel de porcelana, labios de color rosa palido…ojos azul eléctrico, casi iguales a los suyos…de no ser por el vació que había en su mirada…sin embargo…

−I see an angel−musito con una sonrisa boba.

Si las miradas matarán, este chico estaría muerto por su denominado "ángel". Matthew suspiro, su hermano hablaba antes de pensar.

−Alfred, ella es la Sargento Natasha Arlovskaya, te ayudará a rastrear a Arthur.

−Insistí en hacerlo sola, pero parece que es tu deber arreglar todo lo que ese villano haga−su acento era eslavo, como el de Iván, pero parecía más melodioso cuando ella lo hablaba.

Balbuceo un par de cosas, hasta que Matthew le dio pellizco para que despertara de su embobamiento−Ye-Yes, es mi deber. Además, soy el Hero, y no puedo dejar que una hermosa damisela este ante un tonto villano como Arthur ¡HAHAHA!−dijo con su risa heroica, mientras su hermano se moría de la vergüenza., la sargento se quedó en silencio.

−Vámonos de una vez, idyjot−se dio la vuelta y salió por la puerta de la habitación.

−¿Viste, Mattie?−dijo emocionado, tomándolo bruscamente de la ropa (sin saberlo, claro)−¡me dijo un cumplido!−exclamo con jubilo, saltando de la cama en la que estuvo recostado.

−Yo no creo que fuera eso−suspiro. En parte, entendía las razones de Arthur para irse.

Pero él, jamás nunca de los nunca, haría un "Allistor".

CAPITULO TRES: ESCONDITE.

Punto positivo de ser un villano: la vestimenta.

Parecía un mago, con capucha oscura, traje negro y botas del mismo color. Con la capa, cubría su rostro y sus distinguibles cejas.

Todo estaba tranquilo, hasta que escuchó la estridente voz de su archienemigo, junto con unas maldiciones en bielorruso, acercándose a donde él estaba.

No lo pensó mucho, entró al fic más cercano para salir de la vista de sus buscadores. Corrió por el largo pasillo hasta la entrada, yendo al interior a lo que más daban sus pies.

Suspiro cansado, creyendo que al fin estaría en paz, sin ser perseguido.

Grande fue su equivocación, pues, en un parpadeo, se vio rodeado por unos hombres de aspecto de guardias reales, intimidantes. Maldecía que Alfred haya neutralizado sus poderes, al igual que su mala suerte.

−¿Adónde lo llevamos?−dijo uno.

−A la corte, ya saben las reglas, cualquier desconocido debe ser llevado ahí para un juicio donde lo declararan culpable y lo llevaremos a la cárcel. Lo de siempre, George−dijo el otro guardia, mientras el primero asentía como si fuera lo más obvio.

−"I hate my fucking life"− pensó el britanico.

CAPITULO CUATRO: TRATO

Cuando escuchó sobre la forma en que hacían juicios, creyó que sería más corto, pero había muchas personas de aspecto andrajoso y pobre. Lo sentaron junto a un anciano y una persona igual de oculta por una capa como él.

Por curiosidad, preguntó al hombre mayor porque estaba ahí, respondiéndole que fue porque "defendí a una mujer porque la acusaban de no ser hechicera. Me quitaron mi varita cuando hable por ella, y me acusaron de interferir en asuntos de su majestad el Rey Scott".

Lo encontró injusto, aun cuando fuera villano.

−Pero el Rey es nuestro héroe, y mi siento mal por intervenir−miró sorprendido al viejo. ¿Qué tenía ese tipo como para que perdonaran sus injusticias? –Sabe, él nos salvó de la malvada bruja. Verá, la mayoría en la historia de "Magic kingdom" somos magos o brujas, pero nadie pudo hacerle frente a la más cruel de todas, no hasta que nuestro Rey se enfrentó a ella y la paz reino.

−…Paz, eh−rodó los ojos, ante lo dicho por el otro.

No notó como durante su plática, unos ojos azul-verdoso se lo quedaron mirando, con interés. La figura escondida en la capa, se acercó con sigilo a él, dándole un codazo leve.

Se quejó, pero el sujeto hizo un signo de silencio. Le susurró palabras suficientes para captar su atención:

−¿Quieres escapar?−lo miro, y asintió lentamente. Desconfiado, el sujeto vio que no hubiera ningún guardia cerca−Dame uno de tus artilugios que tienes en tu bolsillo.

−Claro, ¿y lo conseguiré esposado?−dijo con el ceño fruncido, mientras el otro rodaba los ojos.

−Yo lo haré por ti−con cuidado, tomó una herramienta multiusos, evitando verse visto por cualquiera que pudiera delatarlos.

En unos minutos, se liberó a sí mismo y a Arthur.

−Bien, ahora: corre−lo tomó del brazo arrastrándolo por el lugar.

−¡Hey!−se soltó−¡¿Quién te dijo que quiero ir contigo?!

El sujeto se encogió de hombros−como quieras, pero ve que yo conozco la ciudad y los guardias ya dieron contigo−proceso eso en segundo, cuando ataques vinieron en contra suya. Dejo su orgullo de lado, y siguió al tipo.

−¡Alto en nombre de su majestad!

−Demonios−subía muros y techos, detrás del sujeto que sabía lo que hacía (esperaba) y a donde iba−Espero no me dirijas a una trampa.

−¿Por qué lo haría? Tú me sirves.

−"¿Qué?"−No pudo pensar más cuando sintió más cerca a los guardias reales, pisándoles los talones−¡Nos atraparon!

−Gracias capitán de lo obvio−se burló, tomándolo de la mano y forzándolo a ir más rápido−solo un poco más y ya no sabrás de ellos−declaró, saltando de tejado en tejado, mientras Arthur intentaba no mirar hacia atrás−cuando te lo diga, saltarás al vació.

−Espera, ¿qué cosa?−encontrándose al límite de la ciudad, donde había una gran caída de tierra. Cualquiera con sentido común lo evitaría, pero esta persona no lo poseía a su juicio. No sabía que sería peor: morir estrellado o ser encerrado en la cárcel.

Cuando estaba considerando dejarse atrapar, el sujeto lo agarró con más fuerza y grito:

−¡Ahora!

Instintivamente, sus piernas reaccionaron a la orden, encontrándose, actualmente, cayendo en el aire.

Un grito poco masculino salió de su boca, comparado con su acompañante que parecía no importarle si moría en ese lugar.

−Ya morí, ya morí…−repetía con los ojos cerrados.

Pasado los segundos, extrañado de no sentir dolor o la muerte instantánea, se atrevió a ver, sorprendiéndose de verse vivo, y que, en lugar de una caída de tierra, estaba en un sillón de colores oscuros. No muy lejos de él, había una ventana que mostraba unos pinos que ocultaban más el lugar.

Pero si había algo más, un peso sobre él; una…persona ¡el sujeto!

−¡¿Quién te crees para obligarme a tirarme a…la…nada?−el volumen de su voz fue disminuyendo, al descubrir que la figura pegada a su ser, no era nada masculina.

−¿Qué te pasa? ¿El gato te comió la lengua?−dijo la, recién descubierta chica, quitándose de encima suyo−ohh, entiendo−dice ella, comprendiendo la situación−acabas de ver que soy una mujer, y que esta mujer te arrastro a un portal hacia lo que yo llamo…mi hogar.

No quiso preguntar más, demasiadas emociones desde que huyó.

−Bueno, yo…gracias, creo, por liberarme−se esforzaba en decirlo.

−Espera, ¿crees que lo hice por buena voluntad?−Arthur frunció el ceño al verla reírse de una forma burlesca−no, no, TÚ me sirves. No puedes negarte, para nada, hicimos un trato, y todo el que haga un trato conmigo debe cumplirlo.

−¿Así lo dictó la autora?

−…No eres de por aquí, ¿cierto?−dijo luego de un silencio−la autora no me manda a mÍ.

−Eso es…increíble. Pero ella…-

−No tiene poder con…personajes borrados como yo.

Lo que se sabe, es que, en medio del trabajo de una buena historia, los autores van descartando estos personajes ¿Qué pasaba con estos? Se mantenían recluidos en el fic para el que fueran escritos…sin posibilidad de salir.

−Oh, entonces tú…quieres que te ayude a salir.

−Mas bien, a que me reconozcan en este fic.

−Wait a minute, ¿por qué?

−Para eso tendría que contarte todo lo que paso−suspira−será mejor que te pongas comodo.

Se acomodó en el sillón, mientras la joven acercaba una silla y se colocaba frente a él.

−No recuerdo nada de mi pasado, de quien iba a ser o porque me borró, pero si sé cuanto la gente me odia, por lo que dicen de mí. Todos se empeñan en creer lo que el Rey ha declarado de mi porque yo a él…−se mordió el labio, indecisa de decir o no la verdad. Al final cedió−weón, si no fuera por la desesperación−susurró antes de volver a su tono de voz normal−Cuando yo fui a verlo, para preguntarle si sabía algo de mí, él no me quiso responder; en lugar de eso me pidió ser su Reina inmediatamente, y que me reverenciara ante su presencia. El muy hijo de…su madre me veía de una forma tan repulsiva, y dije que no. Al salir del castillo, no sé cómo lo hizo para propagar un rumor de que yo era un ser despreciable y que lo amenace. Creyeron más en su palabra−bufó−No le di importancia, hasta que supe porque lo hizo; hay unas competencias de magia donde el ganador tiene una oportunidad de conseguir protagonismo en la historia. Por la imagen que tengo, me es prohibido entrar. El Rey siempre gana, a nadie le importa eso al parecer, por lo que él siempre es el protagonista y es siempre escuchado por la autora.

−¿Qué tengo que ver?−le fulmino con la mirada.

−Tú eres un hechicero, ¿no?

−Ya me asustas, ¿lees mentes?

−Tienes una joya rota−dijo. Era cierto, el inglés tenía un diamante color verde a medio construir, gracias a que cierto héroe lo destruyó, al final de su primer fic−la mayoría de los magos tienen una joya que les permita un control sobre sus poderes o poseerlos, también. Pero al romperse, se neutralizan.

−Un idiota lo hizo−malo recuerdos de ese cabeza hueca.

−Ya me lo imagino−él rodó los ojos−pero aquí y ahora, yo puedo devolverte tus poderes, solo por tiempo limitado. Si intentas algo en mí contra, te los quitaré.

−Eres bastante poderosa.

−Digamos que descubrí mis poderes cuando hizo un gran hoyo en una montaña−el rubio se estremeció, ¿a ese nivel de magia?−la parte de que tengo poderes extraños, es cierta. Los rumores solo agregan otras cosas−sonrió ladeadamente− Entonces, ¿aceptas?

−¿Qué gano?

−No te delato y… tus poderes serán ilimitados.

El británico lo pensó; si bien, estaba con una chica que tenía reputación de malvada, le devolvería los poderes que Alfred bloqueó. Magia sin fin. No estaría en la cárcel. Y si no lo delataba, podría empezar de cero en esa historia, sin que la autora lo sepa.

−Acepto.

CAPITULO CINCO: CONFUSIÓN.

Desde que salieron del fanfic, Alfred se le había pegado como chicle, y eso le parecía molesto.

−Aléjate de mí.

−Pero, debemos estar juntos como equipo−sonríe de forma heroica.

−Exacto, "como equipo", y tú pareces querer hacer creer a todos que somos pareja−puso los ojos en blanco, cuando vio el brillo en la mirada del rubio.

−¿Lo parecemos?

−Para mí buena suerte, si te golpeo hasta ahí llegará tu ilusión−la sargento no era tonta, podía ver lo enamorado que estaba Alfred de ella como…como…como…Toris.

Agitó la cabeza, quitándose ese nombre de la cabeza. Al mirar a su lado, vio unos ojos azules, alegres y atentos…como Toris.

¡Aghhhhhh! ¡¿Por qué?! Las memorias regresaban dolorosamente, afectándola.

Si ella hubiera previsto, que su hermano mayor, que Alexander se enteró de su matrimonio secreto con Toris… ¿él seguiría con vida? ¿Con esa sonrisa tímida que solo le regalaba a ella, a pesar de los "años" de total indiferencia, con todas las esperanzas de que, al menos le dirigiera la mirada…?

Como lo estaba haciendo Alfred.

−¡Mierda!−inconscientemente, disparó hacia un punto cualquiera del camino hacia el fic por el que encontró el rastro de ese villano, solo provocando un ruido que saco un gritito que el estadounidense trató de ocultar.

−¿Q-Qué ocurre?

−¡Cállate Toris!

−¿Toris?−pregunto, confundido y dolido, al ver que lo llamaba por otro nombre que no fuera el suyo; si supieras que eso mismo le ocurre a tu hermano.

−¡Digo, Alfred! ¡Tú has silencio!−siguió caminando con pasos bruscos, dejando a su compañero atrás.

El de rulo antigravitatorio suspiro, con algo de dolor. Cielos, podía ser algo tonto, pero sabía que apenas la vio se enamoró de Natasha.

−Por todos los héroes, esto será difícil.

CAPITULO SEIS: ENTRENAMIENTO.

Arthur salió al exterior, notando que, como vio en el interior de esa casa, los arboles la cubrían para no ser captados. Aun así, supo que se estaba haciendo de noche.

Escuchó unos pasos tras él, era la chica, por lo que se dio vuelta.

No se esperó que ella fuera tan pequeña como una chica de dieciséis años; su cabello corto negro llegaba hasta los hombros, de piel amarillenta y ojos azul-verdoso. Usaba ropa "moderna", comparada con la de su historia antigua.

…Ahora lo entendía.

−Entiendo porque te quería de esposa−dijo en voz alta, sin querer.

−¿Por qué me quería de esposa?−enarco un ceja, esperando su respuesta.

−Well…you…tú eres atractiva− desconfianza apareció en los ojos de la muchacha.

−No me digas que quieres intentar lo mismo que el Rey.

−No lo haré, que seas linda por fuera no significa que por dentro lo seas−un silencio se forjó entre ellos−Que descortés−dice repentinamente−no me he presentado bien; soy Arthur Kirkland y me escape de mi fic.

Quiso sonreír al verla algo sorprendida por lo último que dijo, pero ella lo imitó, con gesto burlón.

−Ante el hombre que se escapó de su historia, yo, Amanda Gonzales, me reverenció−hizo una inclinación algo exagerada, en señal de burla.

−Era el villano.

−No me sorprende. Aquí me llaman…-

−¿La bruja malvada? Lo pude deducir.

Segundos después, ambos explotaron en risas. En serio, ¿Cuándo fue la última vez que le agrado estar con alguien a pesar de que esta persona fuera desagradable? ¡Nunca!

−Dime que sabes de magia−en eso, la pequeña sonrisa que estaba en el rostro de Amanda desapareció.

−…solo hacer hoyos en montañas…y encontrar portales.

−…No sabes magia en sí−le regresó la migraña, tuvo que masajearse la sien para sentir que se le pasaba el dolor−tendré que enseñarte lo básico y lo complejo de apoco.

La noche fue entrenamiento; Arthur tuvo que decirle como se hacía una esfera de luz, como controlar objetos para moverlos de un lugar a otro, causar distracciones, etc.

El británico se sintió bien con su magia de regreso, su ego subía al ver lo rápido que ella aprendía. Hasta que, chispas salieron de las manos de Amanda, repentinamente, cuando le pidió que repitiera el hechizo camuflaje.

Lo más extraño vino después, cuando las chispas se apagaron, dejando algo asustada a la chica. Algo ocurría con ella, pues se veía…borrosa.

−Ya lo notaste−dijo al ver como se la quedaba mirando−esto ocurre con los personajes borrados. Podemos ser como el resto en un segundo, y en otro parecemos fantasmas borrosos, hasta el día en que uno se desvanece por completo, o, como en mi caso, no poder salir de nuestros fanfics−suspiro con hastió−Es otra de las maravillas de mí.

Se acostó en el suelo, viendo lo poco que daban a lucir los árboles, sobre las estrellas en la noche. Sintió a Arthur recostarse a su lado, ella se alejó un poco más por instinto.

−¿Por qué te fuiste de tu fic?−pregunto la joven al de ojos verdes. Este tardó segundos en responder.

−Nadie nunca me pregunto cómo me sentía, todos solo velaban por el héroe, lo halagaban, incluso mis aliados lo hacían−cerró los ojos, apretando los puños−Por solo ser villano, nadie me decía nada. Me odiaban y ya, pero…me juzgan, sin siquiera conocer más de lo que la escritora dijo de mí.−Al abrir los ojos, se encontró a los azul-verdosos de Amanda, tan cerca que sintió su cara calentarse−¿Qué...?

−Me siento sola aquí, todos los días, pero contigo…−dejo su frase a medio completar, pues se levantó y camino de regreso a su casa−quedan solo unas horas para que amanezca, mejor descansa, con ojeras y mal humor no me sirves.

Escuchó un portazo, suspiró. No había de otra: entraría por la ventana.

CAPITULO SIETE: ADVERTENCIA.

Arthur despertó horas después, sintiéndose descansado, mejor que en su antigua guarida. Quiso moverse, pero otro peso…dios mío no debía ser verdad. Giró la cabeza y sí, Amanda estaba abrazada a él.

¿Cuándo fue la última vez que estuviste así de cerca de una mujer? Eh…nunca, las chicas siempre ponían su atención en Alfred.

La muchacha se despertó viéndolo a la cara, cuando le dio un golpe en la nariz, alejándose y amenazándolo con una daga que saco bajo su almohada.

−¡¿Cómo entraste a mi habitación, degenerado? Responde!−se acercó solo para poner la daga cerca de su yugular.

A pesar de encontrarse bajo amenaza, él…no podía ser, solo le provocaba estremecimientos en la piel no por la daga, sino por tenerla así de cerca.

Recordando, solo pudo ver como entró a la primera ventana abierta y se tiró a la cama más cercana. Le dijo eso mismo a Amanda, y ella, como no quería perder a su maestro, quito el arma punzante.

En fin, la chica luego de un rato, apareció vestida al igual que él, diciéndole que buscará unas frutas que crecían en un huerto, al que no podía acercarse.

−Si fuiste tan sigiloso como para que no diera contigo, entonces puedes hacerlo−dijo, cubriéndose con su capa, yendo en otra dirección.

Hacerle caso a una chica que parecía más joven que él, era algo que nunca se imaginó haciendo. Siguiendo el camino que le indico, sintió ruidos, por lo que se preparó para cualquier ataque. Lo que no se imagino fue que, repentinamente, todo se volviera oscuro y las fuerzas lo abandonaran.

Al despertar, ya no estaba en el bosque, sino en un lujoso castillo moderno, atado de manos y piernas, con dos guardias a los lados, y una persona sentada frente a él. En un trono.

−Con que este es el villano−por la mirada de desdén que le dirigía y el lugar en el que se encontraba, supo que era el "gran" Rey del que todo hablaban−he oído que, un villano se fugó de su historia pero, no creí que caería en mi reino.

−El tan halagado Rey de…como se llame este lugar, he oído tantas cosas buenas de usted. Y una verdad, también−cuando el otro se rio, le desagrado más que antes.

−Entonces, ya te encontraste a Amanda.

−Mi mala suerte, siempre guiándome.

El monarca sonrió cínicamente−No me he presentado adecuadamente; Soy Scott, Scott McGregor, soberano de este reino y el protagonista de este fic−con ropas de lo más a la moda, con cabello pelirrojo, y ojos verdes, parecía un personaje petulante, peor que Alfred−No necesitas decirme tu nombre, "bunny", yo sé quién eres; Arthur Kirkland, villano de "Las aventuras del heroico Alfred F. Jones", odiado por todos y apreciado por nadie. Que penoso eres.

−Bueno, al menos no dejaría que un rechazo me afectará al nivel de causarle una mala reputación a una chica−gozó de ver desaparecer esa sonrisa en un segundo. Con un gesto, toda la guardia se retiró.

−Ohh, pero tú no lo entiendes−se aproximó a él−cuando ella vino por ayuda, no puedo negarlo, me pareció una chica hermosa, y la quería para mí−lo miró por un segundo−Pero claro, tú si me entiendes, ¿no? También te engatusó−puso una mirada filosa, a la vez que sus mejillas se coloreaban tenuemente−Desgraciadamente, no aceptó, y vive perseguida como una criminal. Nadie sale ileso conmigo.

−Si me quieres amenazar para que deje de entrenarla…

−Supuse que por eso estaría contigo…no te engañes−¿lo decía con otra intención? No, concéntrate Arthur.

−No, yo seguiré enseñándole, y sé que ganará la competencia.

Luego de eso, el pelirrojo, con gesto silencioso, ordeno la entrada de un guardia para que se llevara al inglés a donde lo secuestraron. Pero dijo antes de que las puertas se cerraran:

−Nadie sale ileso conmigo, Arthur.

OoOoOoOoOoOoOoO

Fin de la primera parte.

Continuará...

Dejen reviews~

Sayonara! Goodbye! Tschuws!