LO ÚNICO BUENO QUE TIENE CHAPPY
Era una mañana normal, Ichigo estaba peleándose con su padre, y Yuzu, Karin y Rukia estaban desayunando tranquilamente.
Ya hacía un tiempo que había acabado la guerra con Aizen y con los demás, pero aún así Rukia se había quedado en aquella casa ``por si acaso ´´, pero en realidad no era esa la razón.
Cuando Rukia e Ichigo estaban de camino a la preparatoria la Shinigami habla.
-Ichigo, ¿Me darías un poco de tu paga, que yo acabé la mía?-preguntó inocente y con ojos de cachorrito.
-¿¡QUÉ! Ni hablar, pero ¿Para qué la quieres?-preguntó a modo de respuesta, dudoso.
-B-bueno, es que han sacado los cromos de Chappy…. Y SI CONSIGUES EL CROMO DORADO TE DAN LA CAMISETA DE CHAPPY-dijo emocionadísima y con estrellitas en los ojos.
-Me lo suponía, era otra de las tonterías de Chappy. Sabes, ya estoy un poquito harto del Chappy de los cojones, encima has llenado mi habitación de pósters de Chappy, el despertador de Chappy, HASTA TIENES EL PIJAMA DE CHAPPY-dijo ya un poco cansado.
-Jooo, Ichigo no seas agua-fiestas anda-dijo algo desilusionada.
-Bueno, pero solo un poco ¿eh?-dijo resignado, sacando su monedero.
-¡Muchas gracias Ichigo!-gritó de alegría abrazando a Ichigo haciendo que se sonrojase y quisiese pegarla más a él.
-B-bueno, suéltame que… que tienes que ir a comprar los cromos ¿no?-tartamudeó Ichigo, controlando sus sentimientos.
-De nuevo ¡muchas gracias!-gritó antes de darle un beso en la mejilla, cosa que hizo a Ichigo desfallecer. Pero Rukia no se dio cuenta ya que se había marchado corriendo.
Cuando Rukia había comprado los cromos no los quería abrir, quería esperar a llegar a casa para que fuera más emocionante.
Ya en el cuarto de Ichigo encima de la litera que les había comprado Isshin por si su hijo ``se sobrepasaba con Rukia-Chan ´´ abrió el paquete y salieron varios cromos hasta que encontró uno distinto, pero no era dorado, sino que era plateado.
Se desilusionó un poco pero pensó que ese también podría tener premio así que miró el folleto, y lo que vio la dejo petrificada, después se sonrojó de sobremanera y por último puso una mueca pícara.
Lo que aquel folleto enseñaba era una fotografía de un baby doll violeta que llegaba por encima las caderas, con un tanga color negro con encajes del mismo color que el baby doll y unos tacones de aguja negros.
Se quedó helada un ratito, no podía moverse, no quería moverse.
Pensó, que a lo mejor le agradecería a Ichigo el haber pagado por sus cromos.
Cuando Ichigo llegó a casa se asombró de encontrarla vacía.
Vio una nota en la nevera que decía que Isshin se iría a comprar a un pueblo de los alrededores con las niñas y que cuidara de la casa y de Rukia.
Suspiró.
Y ¿ahora donde estaba Rukia?
Subió las escaleras esperándose recibir un grito de parte de la Shinigami dedicándole un:
¿¡Ya llegaste Fresita-Kun! Sabiendo que él se enfadaría. Pero no, no hubo un solo chirrío de las escaleras, ni una voz irritantemente dulce que lo molestara ni nada. Lo exasperó.
Subió con pesadez cada escalón que se le ponía por delante, sin prestar atención abrió la puerta de la habitación y sin querer, de su nariz empezó a salir muchísima sangre a presión.
-¡PERDON! , NO SABÍA QUE TE ESTUVIERAS CAMBIANDO-chilló alterado y ``tapándose ´´ los ojos por lo que estaba contemplando.
Era a ella, la ojivioleta estaba de rodillas con los pies a los costados, las piernas más o menos abiertas y las manos entre ellas. Llevaba la misma ropa que había ganado en los cromos y cabe decir que se veía menos provocativa en el folleto.
