¡Hola!
He decidido que mi primera historia sea sobre Orange Is The New Black, y más concretamente sobre Morello y Nicky. No sé si esta ship es popular o no, pero es que me encanta. Aún más que Vauseman.
Os dejo con el capítulo, a ver si alguien lo lee.
(Este primer capítulo se sitúa en el último episodio de la serie, pero no es fiel al cien por cien)
Faltaban veinte minutos para que empezara la función, y Morello estaba cada vez más nerviosa. Cada pocos segundos se levantaba de su asiento y se volvía a sentar, cosa que ponía de los nervios a las otras reclusas. En una de esas, Big Boo se acercó a ella, resoplando:
-Oye, Morello, ¿puedes hacer el favor de quedarte en tu sitio hasta que empiece la función?
-Sí, sí claro. Es que estoy de los nervios, ¿sabes? Hay mucha gente aquí.
-Ya, es lo que tienen las prisiones. Gente.
-Tengo miedo de fastidiarla ahí arriba, y no sé por qué si he ensayado todos los días desde que tengo el papel. -dijo Lorna, ignorando el comentario de la otra chica.
-Si piensas que la vas a cagar, vas a acabar cagándola. -comentó Big Boo-. Por eso tienes que relajarte un rato. ¿Por qué no vas a dar una vuelta por ahí, eh?
-Pero...
-Pero nada. Tómate diez minutos de relajación.
-Vale, está bien. Gracias por la idea.
-De nada mujer, de nada. -respondió Big Boo, mientras la joven de los labios rojos salía de la capilla.
-Joder, por fin. Me estaba empezando a volver loca con tanto sube y baja. -dijo Taystee, haciendo que sus compañeras sonrieran para sí. A todas les caía bien Morello, pero cuando se ponía nerviosa era como un niño pequeño.
-0-
-¿Qué tal?
-Bien, Nichols. Sigue.
-¿Te gusta?
-Mucho.
-¿Cómo de mucho?
Un amago de gemido fue la respuesta de la gafapasta, que se tenía que contener para que el guardia no sospechara. La rubia la miró, sonriendo, sin parar de hacer lo que estaba haciendo.
-No voy a aguantar mucho más. -dijo la morena, susurrando.
-Pues no aguantes. -contestó la otra, riendo.
-Se me va a escapar un gemido, joder.
-Más te vale que no, o si no ya sabes lo que va a pasar.
-Es difícil no hacerlo.
-Pero no imposible.
-¿Qué me quieres decir con eso?
-Que te dejes ir y que lo intentes.
-Si me lo pides así...
-Prepárate.
-0-
Lorna se dirigía a su cubículo, dispuesta a tumbarse unos segundos, cuando se encontró con Piper.
-¡Ey! Acuérdate de venir a ver la obra, ¿eh?
-Sí claro, estoy yendo hacia la capilla.
-Oye, ¿te pasa algo?
Los ojos de Chapman estaban rojos, y su rostro reflejaba un gran dolor.
-Todo normal. Como siempre. -hizo una mueca, quitándole importancia al asunto-. ¿Tú a dónde vas? ¿No tienes que actuar?
-Sí, pero me voy a relajar un poco en la cama.
-No vayas. De verdad.
-¿Por qué?
Los ojos de Piper se volvieron cristalinos de nuevo, y negó con la cabeza mientras se alejaba. Morello se encogió de hombros y siguió su camino, sin hacer caso de la advertencia de Chapman.
Lorna se disponía a entrar en la estancia, pero vio algo que la dejó completamente descolocada.
-¿Nicky y Alex? -susurró para sí, abriendo mucho los ojos.
Estaba claro que el guardia no prestaba atención a lo que las reclusas hacían, ya que se veía a simple vista que no estaban hablando precisamente. Sus caras eran la viva imagen de lo que estaba pasando debajo de aquel cartel; cartel que Morello ni se molestó en mirar. Había visto suficiente.
Dio una vuelta sobre sus talones y salió casi corriendo hacia los baños. Una vez allí, se encerró en uno y empezó a llorar. Ni siquiera ella sabía por qué estaba llorando. Porque estaba claro que no estaba derramando lágrimas por Nicky. No. Claro que no.
Lo suyo solo había sido una aventura sin más, sin ningún tipo de emociones.
Pero, entonces, ¿por qué se sentía así?
