Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, sólo esto que es por puro ocio y diversión. Todo el crédito a Dan Warp creador de la serie.
POV'S TORI
En verdad lo deseaba pero ¿y si no funcionaba?, ¿y si tan sólo conseguía una más de sus constantes burlas? ¡Ahhh! qué más daba, tenía que admitir que estaba ansiosa. Sabía que iba a gustarle aunque la simple idea (no tan simple porque ya había concebido la primera parte del plan "escribir la obra" y ahora el siguiente paso era el más difícil; escenificar) le aterraba. No, no la idea en sí sino el hecho de fracasar en lo que había planeado. De hecho, el tan sólo imaginarlo hacía a sus pómulos entrar en un predominante sonrojo, tal y justo como cuando… bien, Jade solía decírselo en repetidas ocasiones tan sólo para molestarla y avergonzarle.
Hacía poco menos de media hora que le había llamado a casa con el estúpido pretexto de que necesitaba unas tijeras. ¿Para qué? Eso no era necesario de explicar, la incertidumbre algunas veces era más que suficiente para traer su atención. Además, eran tijeras. Uno de sus juguetes favoritos. Se había asegurado de ser breve y concisa, no había nadie en casa. No papá, no mamá. Y lo más importante, no Trina.
Mencionar la palabra tijeras había sido un plus.
Moría de nervios, desde el momento en que había realizado aquella llamada estaba totalmente pendiente de lo que sucedía fuera de su ventana, eran alrededor de las 10 de la noche. Le había tomado demasiado tiempo (casi toda una semana) decidir si realizaría aquella absurda idea. Vislumbró su coche, estaba segura de que no tardaría nada al aparcarse frente a su casa, era hora de los detalles técnicos.
Bajó enseguida, se dirigió hacia el umbral de la entrada principal, entreabrió la puerta para que Jade entrase sin ningún problema, se dirigió a los apagadores del recibidor y cocina. Apagó las luces. Hasta el momento todo iba excelente. Era cuestión de esperar a que…
- ¡Tori!, ¡Tori!, ¡TORI! ¿Dónde carajos...? –Jade acababa de dejar caer su bolso sobre uno de los sofás rojos de la sala.
Estaba dentro, de seguro extrañada por la puerta entre abierta y la oscuridad total de la casa. Había tomado lugar justamente donde lo había previsto; encendió las luces. Estaba en una posición relajada y dominante tratando de lucir lo más sexy que podía. Esperaría a que ella dijese algo.
- ¿Oficial Padezko?
Funcionaba, Jade sonreía ampliamente y su ceja izquierda se alzaba de manera seductora. Sabía que el disfraz de policía que había usado durante la velada en casa de Sikowitz tendría que servirle de nuevo, por supuesto que en esta ocasión había optado por lucir atractiva y no como una completa idiota que comía cereal de pasas y usaba demasiado labial rojo.
-No, es oficial Vega pequeña ladronzuela –atravesó la sala dirigiéndose a cerrar la puerta que Jade había olvidado cerra rpara después llegar ella lentamente, parar detrás suyo e incitarla a levantar los brazos y esculcarla.
-No tengo tus pasitas Tori, ¿qué se demonios se supone que ocurre?
-Shhhhh, se supone que deberías improvisar algo -dijo susurrando junto a su oído, Jade se dejaba esculcar de la misma forma en que lo había hecho en la navidad pasada bajo otras circunstancias- Así que…
-Bien. Oficial si en verdad lo quiere puede seguir revisando, no he tocado absolutamente nada de esta casa, estoy aquí por otra razón.
-¿Otra razón?, eso no suena convincente. ¿Qué razón?, ¿Por qué está aquí señorita…?
-West, es señorita West.
-Señorita West -repitió enseguida, mientras tanto seguía esculcándola.
-Una chica, supongo que estoy aquí por una chica.
-Por una chica, está aquí por una chica, ¿qué es esto? Ajá, tijeras -sacó el instrumento filoso que traía siempre consigo, -en cintura debajo de su falda- y se las mostró como si el tan solo cargarlas consigo misma fuese un gran delito.
-¡Dios Tori! -Jade le arrebató las tijeras de las manos e inmediatamente las regresó al mismo lugar de donde las había sacado- sabes que siempre cargo un par conmigo, además me llamaste para pedirme unas prestadas, por dios ¿qué no tienes unas en casa?
-Vamos estás fuera de personaje, las tijeras era sólo un pretexto ¿de acuerdo?
Jade estaba perdiendo la paciencia, pero podía ver en su mirada que definitivamente lo que estaba sucediendo le agradaba.
-Bien -bufó exasperadamente- La chica que vive en esta casa necesitaba las tijeras así que estoy aquí haciendo una obra caritativa.
-Eso sigue sonando poco convincente, dígame señorita West ¿acaso no trataba de usarlas como aquella película en donde la protagonista asesinaba a dos de sus mejores amigas empezando con la chica bonita? -Intentaba mantenerse seria a pesar de que una pequeña sonrisa seguía intentando relucir.
-Tal vez no sea mala idea oficial. Pero creo que me he equivocado de dirección. Le aseguro que no hay ninguna chica bonita en este lugar.
- ¡Oye! Se supone que soy la chica linda aquí, una chica en verdad muy bonita.
-Estás fuera de personaje Vega, regresa a tus líneas si no quieres arruinar tu actuación, ambas sabemos que no eres muy buena en eso.
Era cierto. Y le había dolido su comentario pero, era Jade y aún no terminaba la función.
-Uhmm, de todas formas ha invadido la morada de esta familia señorita West, me han dejado a cargo de la seguridad de esta casa mientras que los dueños están de viaje este fin de semana así que me temo que tendré que arrestarle aun si las tijeras eran para "la chica bonita" que vive aquí.
Definitivamente agradecía que su padre fuese policía y que tuviese un par de esposas en casa, jamás se atrevería a pedirle de nuevo a Sinjin algo de utilería; se dispuso a poner a Jade bajo arresto.
-¿Y bien? Ahora qué, me llevarás a una celda fría, me torturarás o esperarás a que use esto en tu contra -señaló las tijeras dentro de su falta tan sólo para intrigarla.
-Confío en ti Jade, con las manos atadas no creo que puedas hacer algo con ellas. Te llevaré a mi habitación -tomó una sus manos para ponerla detrás de su espalda y cerrar uno de aquellos brillantes aros plateados, enseguida puso el otro. Estaba segura de que para Jade era algo que le resultaba sumamente excitante- Pasarás ahí las próximas 12 horas o por lo menos hasta que lleguen mis padres.
- Espera espera espera, ¿Son de verdad?
-Y tengo conmigo la llave, son de papá – sonrió maliciosamente terminando de esposarla- Una de las ventajas de tener un padre como policía.
-No creo que hayas heredado las dotes de policiacas de tu padre ni tampoco que lo que planeas sea insoportable o verdaderamente aterrador, esa era la sorpresa que te habías negado… ¿por qué no me dijiste?, podríamos haber pasado el todo día juntas y…
-Tenía otros planes -no le deje terminar la frase- Ahora señorita West es hora de que pase tortuosas horas de amor junto a Sweet Sally Peaches.
Se dirigieron su habitación, subir las escaleras fue tarea fácil, girar la perilla de la puerta aun mucho más, pero hacer todo lo que había imaginado días atrás ahora no parecía tan sencillo, Jade era mucho "sensual" estaba completamente en blanco por verla expectante, en su habitación, esperando su siguiente movimiento -y no era precisamente la primera vez que estaban solas en casa-. Era decepcionante para sí misma, seguía siendo la dulce, amable y agradable Tori. Ella no era tan… ¿atrevida? Es decir sí lo era pero en determinadas situaciones, ¡oh rayos!
-Así que…
Le besó, en cuanto Jade dijo aquellas palabras no vino nada más a su mente más que besarle profundamente y terminar con la ansiedad que había iniciado dos semanas atrás cuando había leído accidentalmente una libreta con aquel planteamiento de un guión que Jade traía en mente, en realidad puras ideas no concretas.
Un lugar deshabitado, una chica mala siendo arrestada por un policía corrupto, tortura… El aspecto sexual, las esposas y las tijeras habían llegado a su mente por su propia cuenta.
-Te adoro Tori, no importa que ya no tengas ni idea de qué hacer –se había dado cuenta, ¡¿acaso era adivina?
-Yo, yo… Estoy tan avergonzada… La mayoría de las veces eres tú quien hace esto así que yo… yo sólo estaba tratando de…
Los labios de Jade cubrieron los suyos suavemente a pesar de estar atada de manos seguía dominándola, teniéndola a merced de cualquier cosa que fuese de su voluntad. Al separarse sus miradas se cruzaron.
-¿Qué crees que debería…?
- Quita las esposas, tú sabes -miró de reojo su espalda- aunque no puedo negar que me gusta como se siente estar esposada, es preferible que en esta ocasión las usemos después, será más divertido –sonrió.
-¿Y ahora qué? -se encargó de quitarle las esposa y dejarlas a un lado.
- Ahora… Oficial Vega, traigo conmigo mis tijeras favoritas. Le sugiero usarlas, apuesto a que sabe de qué hablo –Jade sacó sus tijeras; se las entregó.
Al parecer deducía muy bien la razón por la cuál le había pedido traerlas, sabía que sabía y honestamente la vergüenza y los nervios habían hecho que olvidara por completo el fin que tenían.
-Creo… creo que es hora de castigar a la chica mala, ¿no lo crees?
Jade se recostó en su cama una sonrisa psicopatamente adorable; le gustaba la idea de que las cosas apenas empezaran. Después de todo la noche no iba nada mal, al parecer Jade estaba dispuesta a ayudarle un poco en los momentos en que se sintiese algo avergonzada. Se colocó a horcajadas de ella.
Puso el filo de las tijeras justo al inicio de su blusa negra entallada, empezó a cortar. ¡Oh chizz!, esto iba a resultar verdaderamente desafiante.
Gracias por leer.
