Regalo de cumpleaños para Primrose Evergreen.
"Secuela" de mi anterior fic sobre esta pareja.
Disclaimer: J.K Rowling inventó los personajes de este fic.
Rouge
-Deja las tonterías, Fred. Dame el lazo, vamos a llegar tarde al té.
La hora del té, menuda tontería. Las ideas de la madre de Dominique. Y claro, a Dominique le encanta ir y hacerme ir aún sabiendo que lo odio. Pues ahora no le doy el lazo, que se fastidie igual que lo hago yo. Cojo el lazo, lo enrollo y me lo guardo en el bolsillo. Ya está, la típica mirada de eres estúpido, Fred-segundo-Weasley, me da igual lo que haga. Me quedo el lazo hasta que no me vuelva a besar.
-Serás imbécil.- Se levanta y se pone de cara a mí, he crecido desde pascua y soy una cabeza más alta que ella. Alza la cabeza y me mira otra vez igual que antes. Parece que no ha aprendido que esa miradita no me hace nada.
Sonrío al ver que se enfada y espera a que yo le dé el lazo por las buenas. Ya sabe las condiciones. No hay beso no hay lazo. Pero no me dará otro beso, estoy seguro. La veo mover la mano y la mete en el bolsillo de mi pantalón. Je. Ha aprendido algo al parecer. Le cojo la mano con la mía, la saco del bolsillo de mi pantalón.
-Me… estás… haciendo… daño- Miro su mano, está morada. La suelto en seguida y se lleva el lazo. Sonríe de nuevo y entorna los ojos-. Gracias, Freddie.
Ahora me llama Freddie, ha decido vengarse por lo de Niquie. Pero hay una gran diferencia; a mí no me molesta el mote que me ha puesto, ella odia el que yo le puse a ella. Sigue sin aceptar que le queda bien ese mote. Pero es estúpida, eso es lo que le pasa.
Está mirándose en el espejo, poniéndose el lazo. A juego con el vestido rojo. Todo rojo. También lleva una pulserita roja y un bolso rojo. Tiene la piel pálida y el rojo le sienta francamente bien. La miro de arriba abajo desde atrás, parándome en todas las curvas, me ha dado la espalda para peinarse. Termina de ponerse el lazo y se da la vuelta para mirarme.
-¿A qué me queda bien?- Dice sonriente. La verdad es que le queda muy bien, le recoge el pelo y deja que se le vea muy bien la cara angelical. Pero no, no le voy a dar esa satisfacción.
-No.- Digo cortante. En mi malvado fuero interno me río como un condenado. La risa quiere salir de dentro afuera. Pero ya está bastante cabreada con el comentario, menuda cara se le ha quedado. Me muerdo las mejillas, pero sonrío y me dirijo de espaldas a la puerta de la habitación que tantos recuerdos me trae.
-Eh, Freddie.
Se resigna, se quita el lazo, se despeina y se calza unos tacones tan rápido que ni me doy cuenta. Las mujeres para eso son increíbles. Se acerca a mí. Cuando llega delante de mí me doy cuenta de que los tacones son realmente altos, está casi tan alta como yo.
-¿Qué, Niquie?- Sonrío fuertemente y acerco mi cara a la suya. Ella no se retira y sonríe también. Conozco esa sonrisa como la palma de mi mano, me está retando. O algo parecido, hay algo en ella que me desconcierta.
Levanta los brazos y pasa sus manos por mi cuello. Vale, estoy empezando a sudar. Me sujeta por la nuca y me acerca a ella. Me besa. Tardo un segundo en reaccionar pero yo también la beso. Este beso no es como el primero, es pasión pura. Justo cuando voy a intentar agarrar su cintura se aparta y se vuelve al tocador a pintarse de nuevo los labios. Me paso la mano por los labios, los tengo llenos de carmín. Cojo un pañuelo de una caja que tiene en la mesa, me limpio los labios.
-Sabía que al final me darías lo que quería.- Digo totalmente embobado y mirándole otra vez la espalda.
-Ya hablaremos, Freddie, ahora vete.- Se vuelve y me dedica una sonrisa demasiado seductora para mí. Me señala la puerta con la cabeza. Tiempo, es lo que quiere, siempre necesita más. Pero me da igual, sé que algún día ya no necesitará más. Mientras, la dejaré pensar y crecer.
