Capitulo 1: Maldición
En el lejano reino de Otonokizaka, la reina Honoka Kosaka finalmente logro llegar al trono. Fue una lucha sin cuartel contra aquellos antiguos hombres leales a su padre que creían que una mujer no debía tomar el trono de dulces junto con su hermana y algunos leales a ella. Tuvo que dar ordenes de ejecución y aprensión contra aquellos desleales, ordenes que esperaba no volver a dar en su vida. Finalmente ahí estaba, sentada en el trono de dulce y reinando lo mejor que podía, tomando las decisiones que ella creía convenientes con la ayuda de su mano de reina Kotori Minami. Ella en un principio postulaba para el titulo de modista de la reina, pero ante su lealtad, Kosaka desoyó su deseo y la nombró su mano. Ella era leal, tierna, un auténtico dulce.
Por eso la quería a su lado. Se había enamorado completamente de ella. Era con la única que podía ver un auténtico futuro. Pero las leyes eran muy crueles con sus sentimientos. Debía casarse con un hombre y darle un heredero de sangre Kosaka solamente para que la tradición y su línea siguiera adelante. Además, no sabía si Minami estaba tan enamorada como ella, pues a veces la veía muy apegada a su caballera Sonoda Umi.
"A veces, mi querida reina, una debe tomar una serie de decisiones que le van a doler mucho más que cercenar su propia mano. Hacer lo correcto debe prevalecer sobre los sentimientos, pues el egoísmo de una reina lleva su reino a la ruina"
Las sabias palabras de la viuda de la reina antes de fallecer volvían más a la reina Honoka más débil. ¿No era correcto creer que, lo que sentía por Kotori, era amor real? Al parecer no, por no poder tener descendencia. Finalmente escogió dejarse llevar por sus más oscuros deseos de poseer a la mano de la reina, pero se topó con la mayor de sus sorpresas:
Ella no sentía lo mismo.
Consumida por la desesperación, visitó a las sacerdotisas de bosque. Aquellas que predicaban con fuerza las palabras de los viejos dioses de la naturaleza a favor de los humanos. En especial, la central respondía al nombre de Toujo Nozomi. Se sabía que ella tenía grandes poderes concedidos por los mismos dioses, lo que la hacía cabeza del templo. Tras horas de habla en el que Honoka se abrió ante ella como persona y no reina, notó que era una traición lo que Toujo hacía contra ella y no concederle esa ayuda que tanto pedía. Según la sacerdotisa, el amor de los humanos no debía ser intercedido por los dioses, pues crearían falsos sentimientos capaces de acabar con todo.
La ira y el dolor de Honoka Kosaka cayó sobre todo el reino sin límite alguno, comenzando un reinado de oscuridad a pesar de su dulce y tranquila apariencia.
Ante todo, hizo lo que ella creía que debía hacerse, atando a Kotori a su lado, deseando que sus sentimientos de verdad entraran en su corazón y alejando a la caballera Sonoda lo más lejos de ella. Engañó al pueblo entero y mandó quemar todo el templo, con las sacerdotisas dentro por brujas traicioneras. La tristeza y desesperación en el pueblo se extendieron ante la subida de algunos precios mandados por ella misma. Pero no contaba con algo que iba a terminar de evolucionar esas decisiones en una pequeña tormenta silenciosa. Toujo había sobrevivido a aquel ataque contra la fe. Ella sola, vestida con una túnica morada, apareció ante la corte. Nadie fue capaz de hacerla detener, temerosos de sus grandes poderes.
"¡Atacaste el templo de los dioses y aclaman venganza, reina Kosaka! Por las fieles muertas, por haber entristecido a los dioses y pretender cambiar el mundo por un deseo egoísta, lanzo esta maldición. A partir de hoy, el reino Otonokizaka será un reino sin amor, sin prosperidad, oscuro como la noche, hasta que llegue el día en que la diosa vea un acto de amor verdadero en la persona que ella escoja. ¡Recuerda mis palabras, Honoka Kosaka, esta tormenta silenciosa nunca encontrará hogar porque nunca estarás tranquila por todas las fieles que has matado! Las profecías están para cumplirse y tal como los dioses han dicho, será"
Nadie nunca más supo de Toujo Nozomi. Todo el mundo le hecho la culpa, cegada de la rabia de nunca sentirse en calma, enamorados de verdad y sobre todo como personas completas. La reina, sentada en su trono y al lado de la que ella creía que era la reina elegida, se sentía a su manera muy feliz de las decisiones que había tomado.
No, ese no era un reino sin amor, por mucho que la supuesta maldición existiera.
Iepale~
Esto nació de Loveless World, una de mis canciones favoritas, y no se cuanto durará.
Hasta la queso-próxima~
