—Admite que te gusto, venga — Abarai Ayano, la persona más pesada que conozco. Y eso que tengo de teniente a Matsumoto Rangiku…
—No me gustas, no digas tonterías
—Yo se que si— intenta molestarme con una estúpida sonrisa burlona en el rostro.
— ¡Que no me gustas! — Ayano alzo ambas manos al aire mostrando que se rendía ante nuestra discusión. Ella me mostro una pequeña sonrisa triste
—Pues yo te amo, Toshiro
