"Desde aquel día"
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–Dos Años Atrás–
Una joven cobriza se encontraba caminando sobre los extensos pasillos de "Seigaku", Respiraba apresuradamente al mismo tiempo que jugaba con sus dedos.
Cuando levantó la vista se dió cuenta que ya habia llegado a su destinó. Inhaló y exhaló lentamente mientras que con pasó nervioso se fue hacercando al chico peliverde que le robaba tantos suspiros.
Mientras tanto el ambarino tomo la botella que anteriormente había usado para saciar su sed. Guardandola en su bolso, revisó por ultima ves con la vista por si se le quedaba algo. Cuando confirmó que todo estaba en orden agarró su bolso deportivo para luego acomodar su gorra y emprender la marcha hacía su hogar.
Pero cuando se dio media vuelta se llevó una gran sorpresa de ver a la nieta de la entrenadora Ryuzaki a estas horas, Dado que eran pasadas de las siete de la tarde.
No le tomo gran importancia y decidió seguir caminando.
–Etto...Ryoma-kun – Lo llamo la cobriza.
Este detuvo su marcha para girarse a ver a su compañera de clases, Insentivandola a seguir hablando.
–Este y-yo queria d-decirte a-a-al – La jóven de trenzas no podía pronunciar bien las palabras por lo nervios.
–Ryuzaki, no tengo todo el día para hablar contigo – Le dijo fríamente observando su reloj.
La chica sintió una punzada en su pecho por la forma en que le habia hablado el tenista, tomó una bocanada de aire y decidió que era el momento de decirle lo que por tantos años había callado.
– ¡¡Ryoma-kun y-yo quería confesarte que tu me gustas!! – Grito la cobriza bajando la mirada.
– Con que era eso – Pronunció el peli-verdaceo con algo de aburrimiento– Pero lamento decirte que no estoy interesado en ti, Además ni si quiera somos amigos solo somos compañeros de clases, Nada más. –Término de decir el chico para dar media vuelta y dirigirse hacia la salida.
La chica se quedo quieta sintiendo como las lagrimas se apoderaban de sus ojos, Con sus manos agarrado fuertemente su falda. Estaba destrozada, Nunca antes había sentido un dolor como este. Se preguntaba porqué de tantos jovenes en el mundo tuvo que enamorarse justo del mas frio e insensible.
Después de unos minutos no resistió mas y se dejo caer en el frío pavimento de las canchas de tenis. Lloro, lloro como nunca antes lo habia hecho en toda su vida, cuestionandose que había hecho para merecer todo esto.
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Creeme valdrá la pena, Yo se por que te hago pasar por todo eso. ATTE: El destino
