ADOPCIONES, RESURRECCIONES Y DESVARÍOS
Aquella mañana Draco se levantó más tarde de lo habitual, ya que se había acostado tarde también.
-Buenos días, Draco...
-Buenos días madre...,-dijo el chico sentándose a la mesa-. ¿Cómo has dormido?
-Bien...,-dijo la madre, secamente-.
El rubio sabía perfectamente que su madre extrañaba hasta el infinito a su padre, que ahora estaba en Azkaban por culpa del idiota de Potter...
A decir verdad, el también le extrañaba, pero sabía que, de un modo u otro, Lucius estaría a salvo allí, de lo que no estaba tan seguro, era de si su madre y él lo estarían tanto...
-Draco..., ha llegado carta de Blaisse...,-rompió el silencio su madre-. Quiere cenar contigo...
-¿No te importa,-dijo el chico mirándola casi con lástima, pues sabía que a Narcisa no le gustaba quedarse sola en una mansión tan grande..., y tan llena de recuerdos-.
-No...,-volvió a decir secamente la señora Malfoy-. Además...,-añadió tras un corto silencio-. Tu tía Bella vendrá esta tarde a hacerme compañía.
Draco hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Su tía Bellatrix sabría cómo entretener a su madre. Siempre encontraba el modo.
Así que, tras una formal comida, el joven Malfoy salió encaminando hacia la casa de su mejor amigo, (ya que estaba muy cerca), sin prestar mucha atención hacia donde iba, lo cual era lógico..., se sabía el camino de memoria.
Sólo tenía que atravesar un par de casas, (la de los Strochung y la de los Loorged), y llegaría a su destino.
No solía entretenerse, pero aquel día hubo algo que llamó su atención.
Parecía que el hijo menor de los Loorged estaba discutiendo con alguien, y se acercó, en silencio, para enterarse mejor.
El hijo menor de los Loorged, (Kevin), era estudiante de Durmstang, y nunca le había caído bien a Draco..., siempre iba dándose aires de grandeza, y creyéndose mejor que todos, ¿pero quién se creía que era? ¿Kevin Loorged mejor que Draco Malfoy? Impensable. Ese necio insoportable.
Al acercarse se dio cuenta de que no era una discusión...
-¿Y qué hacías por mis terrenos,-decía Kevin-.
-Ya te he dicho que no sabía que esto ega pgivado...,-esta era la voz de una francesa joven, o, al menos, eso creyó Draco-.
-No es lo que te he preguntado-. ¿Qué hacías aquí?
-Me he pegdido...,-dijo la chica con voz débil-.
-¿Estás sola,-la voz de Kevin, le pareció ahora al rubio, de perturbado-.
-No...,-dijo la chica con un tono que pareció casual..., hasta que acabó la frase-. Estoy con un gilipollas con el pelo nego...,-dijo, haciendo clara alusión al hijo de los Loorged-.
-¿Acaso sabes con quién estás hablando?
-Ni lo se..., ni me impogta...,-dijo la chica, que parecía cansada de interpretar un papel en el que ella era la chica perdida y débil-.
-Ten cuidado con lo que dices...
-¿Nunca te han dicho que no hables con extgaños,-le dijo ella, ya cansada de las impertinencias del moreno-.
-No, si son extrañas guapas...,-su tono volvió a ser de perturbado-.
-¿Tienes algún pgoblema psicológico?..., Dios..., ¿eges un lunático o algo así?
-¿Disculpa,-el tono de Loorged era ahora venenoso-. Si yo quisiera podría hacer que te encarcelaran en mis mazmorras ahora mismo.
-¿En seguio,-dijo ella con tono divertido-. ¿Tenéis mazmoggas?..., vaya...,-dijo pareciendo impresionada. A Draco no le costó imaginarse la cara de prepotencia que tendría Kevin en ese momento-. Me impgesionas...
-¿En serio?
-No...,-dijo ella, que parecía que cada vez mostraba menos respeto por el moreno-.
-Dejémonos de jueguecitos..., ¿quién eres y qué haces aquí?
-No me gustan los juegos. Te he dicho que me he pegdido...
-Eso no cuela..., no es cierto..., ¿con quién has venido?
-¿Vas a dejag que me vaya de una vez o voy a teneg que pateagte el culo,-dijo con impaciencia la chica-.
-¿Tú?..., ¿a mí?..., si, claro...
-¿Quieges veg cómo lo intento?..., ¡apagtate!
Draco se acercó un poco más, y pudo ver que Kevin tenía a la chica acorralada contra un árbol, así que no podía ver como era ella.
-No quiero...,-dijo Loorged-.
-Pues haz un quegueg..., ¿qué haces,-Draco vio como el chico se acercaba más hacia ella-.
-Vamos nena..., te encantará...,-dijo con tono de perturbado otra vez-.
-Looged..., siento teneg que haceg esto...,-dijo dándole un golpe en sus partes nobles-.
Lo siguiente que oyó Draco fue un fuerte grito proveniente de la garganta del moreno. Vio como la chica corría lejos de la casa de Kevin. Era hora de desaparecer de allí.
Cuando Malfoy llegó a casa de Blaisse le contó todo lo que había visto...
-Ese Loorged..., nunca me ha caído bien...,-dijo Blaisse con odio contenido-. ¿Conocías a la chica?
-No..., era francesa..., así que no creo que sea de la zona...
-Tal vez se haya mudado aquí..., podría ser... ¿no?
-Mmmm..., podría ser...,-meditó Draco tocándose la barbilla-.
O-O-O-O-O-O-O-O-O-O
Mientras en la Mansión Malfoy, Narcisa esperaba a que llegase su hermana Bellatrix, aunque sabía que tardaría un par de horas más en llegar, no se le ocurría nada que pudiese hacer mientras.
Estaba sentada en el que era el despacho de su marido, revisando sus notas y poniendo en orden sus documentos cuando un elfo entró corriendo en el despacho...
-Señora...,-dijo con voz aguda-. Siento interrumpirla, pero hay visita, señora...
Narcisa pensó que sería su hermana, que había venido con antelación, así que, con calma, dejó lo que estaba haciendo y bajó hacia el vestíbulo, pero, para su sorpresa, allí no estaba su hermana.
Había un hombre con una túnica de color amarillo huevo.
-Hola señora, soy Wendalf Rowilsh, del Departamento de Custodia y Protección de los Menores de Edad...
-¿Y qué es lo que ha venido a buscar a mi casa Rowilsh,-dijo con ira mal contenida-. Se muy bien como cuidar a mi hijo, no hace falta que...
-No, no, señora...,-le cortó Wendalf-, no venía a hablar de su hijo. Venía a hablar de..., otro tema..., a decir verdad, venía a dejarle algo a su cargo...,-dijo sonriendo amablemente-.
La señora Malfoy entrecerró los ojos, pero respiró aliviada cuando supo que no tenía nada que ver con Draco. Ya había perdido a su marido, no quería perder también a su hijo en un mismo año.
-¿De qué se trata?
-Se trata de su familia. Si no estamos mal informados, usted antes es una Black...
-Así es...,-dijo Narcisa con orgullo-. Yo soy Narcisa Malfoy Black...
-Es un placer haber dado con usted aquí..., pensé que, tal como están las cosas ahí fuera, tal vez usted y su hijo se hubieran ido del país, o tal vez a casa de un amigo...
-Para su suerte aún estamos aquí..., y a ahora dígame..., ¿por qué le interesa tanto saber sobre mis raíces?
-Oh..., por supuesto..., sí..., verá..., este, es un tema delicado..., creo que será más sencillo así... Ya puedes entrar...,-dijo mirando hacia la puerta-.
Lo que Narcisa vio a continuación le heló la sangre en las venas.
-¿Qué quiere decir esto Rowilsh?
-Creo que será mejor que se siente, Narcisa..., y escuche...
Narcisa Malfoy Black se sentó en la primera silla que encontró, sin dejar de mirar al muchacho que tenía frente a ella...
-Verá..., esto ha sido una gran sorpresa para todos,-empezó Wendalf-. Nunca nadie supo de la existencia de este chico...,-dijo señalándole con la cabeza-. Se que no tenía mucha relación con su padre, o al menos, no una buena relación, pero intentamos contactar con su única familiar viva, Nynphadora Tonks, y, lamentablemente, está inconsciente en el hospital de San Mungo.
-¿Y no hay nadie más?..., ¿qué pasa con su madre,-dijo mirando al chico con desagrado-.
-Murió hace una semana. Asesinada,-dijo en voz baja-.
-Nunca supimos que él hubiese tenido hijos..., ¿cómo se explica,-dijo Narcisa, aún impactada-.
-Bueno..., por lo que nos ha contado el chico, su padre nunca supo de su existencia. Primero con todo ese lío en el que estuvo metido, y luego su madre no creyó oportuno contárselo... Así que..., el Ministerio ha decidido, que el chico se quede a vivir aquí. Al menos...,-dijo viendo que la boca de Narcisa ya se abría para protestar-, al menos hasta la mayoría de edad o hasta que Tonks se recupere totalmente. Aún así, ha de comprender que su vida estará más segura aquí que junto a una aurora..., que siempre está ante peligros...El chico...
-Deje de llamarme el chico...,-habló por fin el muchacho-. Y no hable como si yo no estuviera aquí o como si fuera sordo o estúpido...
-Tan insolente como su padre...,-le cortó Narcisa, mirándole con asco-.
-Y usted tan arrogante como la describió mi madre,-dijo el chico dirigiéndose a Narcisa-. Y ya le he dicho repetidas veces, Rowilsh, que preferiría vivir mil veces ir a vivir con Tonks que con los Malfoy,-dijo mirando con odio a Narcisa-.
-Mira niño impertinente...
-Tengo nombre...,-le cortó el chico con mirada amenazante-.
-Sí..., el de su padre...,-le cortó Rowilsh rodando los ojos.-.
-Como no...,-dijo Narcisa apretando los labios en señal de enfado-, tan impertinente como tu padre y con su mismo nombre. La rama podrida siempre se parece al árbol podrido.
-Siento disgustarla señora, pero, lo que usted piense de mi padre o de mí, me importa un comino... Además, qué él sea mi padre, he de decir que me llena de orgullo,-dijo el muchacho sacando pecho y siguiendo con las miradas venenosas-.
Pero Narcisa, esta vez, simplemente le ignoró.
-¿No tiene a nadie más?
-A nadie más...,-dijo el hombre del Ministerio con voz potente-. Y el Ministro deja bajo su tutela al muchacho aquí presente,-dijo levantándose y dispuesto a irse-.
-¿Acaso mi opinión no importa?
-¿Qué puedo añadir señora?..., ya he dicho todo lo que he venido a contarle..., le he informado de todo. Si quiere saber algo más, pregúnteselo al chico...,-en este momento el joven rechinó los dientes en señal de enfado-. Ya la avisaremos si hay cambios de salud en su prima Nymphadora..., ¿de acuerdo?
-Por supuesto que lo hará..., ¡una cosa más!..., ¿ha ido a algún colegio de magia?
-Por supuesto que sí señora. Al fin y al cabo, no deja de ser un Black...
-Beauxbatons,-dijo el muchacho, mirando fijamente a Narcisa-.
-De acuerdo..., a partir de ahora irás a Hogwarts..., con mi hijo. Se llama Draco, por si no lo sabes...,-dijo la mujer, resignada a tener que quedarse con el Black-. Ven. Te enseñaré tu nueva habitación...,-dijo dirigiéndose a las escaleras-.
-Este va a ser un laaaaaargoooo verano...,-susurró, siguiendo poco después a Narcisa por la escalera-.
Después de enseñarle su habitación, un elfo colocó todas las cosas del muchacho en su nuevo cuarto.
El joven se dedicó a investigar un poco más la Mansión.
Fue entonces cuando oyó que llegaba alguien, así que se acercó al hall para curiosear.
-Buenas tardes señora. En seguida aviso al ama...,-dijo un elfo, que desapareció por un pasillo-.
El adolescente miró detenidamente a la mujer. Narcisa le había enseñado un aburrido árbol genealógico que ella tenía en su despacho. Si no recordaba mal, (y su memoria era muy buena), aquella individua era Bellatrix Lestrange.
-Hola Bellatrix,-saludó el chico desde la oscuridad-.
-Hola..., ¿eres tú Draco,-dijo la mujer mirando en la dirección de la que provenía la voz-.
-¿Ni siquiera reconoces la voz de tu sobrino?... No se por qué no me sorprende...,-dijo saliendo hacia la luz-.
Bellatrix abrió extremadamente los ojos, y le empezó a señalar con un dedo. Al tiempo, abría y cerraba la boca, pero no decía absolutamente nada.
Frente a ella tenía a un chico bastante alto y corpulento, de una belleza atrayente.
Sus ojos eran de color gris, un gris inconfundible. Gris de la familia Black.
Tenía una melena que le llegaba por encima de los hombros, de color negra, que brillaba con cada movimiento de su cabeza.
Su boca era carnosa y grande, y su nariz claramente Black. Su piel pálida.
-¿Estás vivo,-preguntó con la voz desgarrada-. ¿Cómo has resucitado?
-Hasta donde yo se, nunca he muerto, señora...,-dijo con voz impertinente-.
-¿Cómo que no?..., ¡yo lo vi!..., ¿y por qué eres tan joven?..., ¿cómo lo has hecho?..., no hay ningún hechizo que permita la resurrección..., ¡ninguno sin magia negra!..., no entiendo nada...,-dijo con la mirada perdida y el cerebro hecho un caos-.
-Señora...,-intentó arreglar el chico-. Creo que se confunde. Yo no soy...
-No es Sirius, Bella...,-le cortó Narcisa, que acababa de llegar-. Es su hijo.
FIN DEL CAPI.
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