Una ilusión, todo fue una ilusión, una fantasía, un sueno, un imposible, una farsa...
Pero yo se que es real, que todo fue real, que aquella tierra y sus bosques y sus ríos, su lagos y sus montanas son tan reales como la visión de la ciudad que se extiende ante mi.

Locas nos llamaron, se rieron de nosotras sin tapujos, nos difamaron y nos castigaron por romper nuestra propia creación que tan a gusto nos robaron. Y nos expulsaron de los círculos científicos, porque nos consideraron meras niñas creyentes de una vana fantasía.
No, no pudimos probar que la magia existe, pero las otras pruebas que trajimos también les dieron igual. No se asombraron ni antes las plantas extintas ni ante el ave crestada que ya no vuela en nuestro cielo.
¿Es que en este lugar ya no...?
No, no hay lugar para ellos en este mundo, es por eso por el que solo existen en ese lugar, en la Tierra de las Ilusiones...

Nosotras estuvimos allí, para nosotras no es ni un sueno ni una ilusión, la Tierra de las Ilusiones existe, Gensokyo es real.
Si tan solo... Pero supongo que es mejor así ¿no? Si ellos no quieren ver la verdad es porque no la merecen. Y así ese lugar donde la fantasía vaga libre siempre estará cubierto con el velo de las ilusiones, lejos de este mundo gris que cada vez da pasos más grandes hacia la más completa Banalidad.