Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen...
De mal en peor
(From bad to worse)
Un fic de DarkeAngelus
Traducción por Apolonia
El disclaimer: bla, bla, bla... Dragon Ball Z... bla bla bla... los derechos de autor de todos los personajes... bla, bla, bla... el gran, todopoderoso Akira Toriyama... bla bla bla... ¡Atrápenme ya federales piojoso!... ¡JAH!
Esta historia toma lugar al principio de la brecha de tres años antes que la 'Saga de los Androides' comience.
De mal en peor...
Prólogo
...Despierta, Chibi no Ouji, una ronca voz dijo en su oído.
Él se despertó de golpe con un jadeo y al instante el primer pensamiento de agarrar su camino a través de los restos de sus pesadillas fue: ¿Dónde estoy? Era una reacción común debido a los años de despertarse en territorio desconocido a bordo de naves de transporte y mundos sin nombre que nunca se veían iguales de un día para el otro.
Agarrando los brazos de de la silla en la que estaba sentado, Vegeta miró por la ventana y no reconoció el extraño paisaje que se extendía tan lejos como podía ver. Temprano aceptó que todo lo que vía eran luces que hacían contraste en el medio de un paisaje urbano de agujas torcidas y suaves formas de curvas. No había incendios indicando una encarnizada batalla, ningún grito de moribundos o el hedor de la muerte al que estaba tan acostumbrado. En todo caso, la ciudad debajo parecía notablemente pacífica y el Saiyajin se preguntó qué estaba haciendo aquí como un directo contraste a tal aparente tranquilidad. Luego lo entendió, lentamente...
La Tierra... estaba en la Tierra.
Cayendo de nuevo en la silla con un gruñido, levantó una ausente mano a su cintura en busca de esa reconfortante presencia y sus cansadas facciones se apretaron cuando llegó con las manos vacías. Todavía medio dormido eventualmente cayó en cuenta que cola se había ido, otra víctima del orgullo y arrogancia Saiyajin que este mundo había clamado sin escuerzo. Se dejó caer en derrota por el mero recordatorio. Ningún hogar natal, ningún trono, sin gente, sin cola... él era una mera sombra de un Saiyajin ahora, un fantasma aferrándose a tradiciones perdidas que a nadie le importaban. ¿Por qué incluso él se molestaba?
Sacudiendo su cabeza, se puso de pie frotando su espalda baja con una mueca de incomodidad. Miró la cama en la habitación con resentimiento y deseó que pudiera acostumbrarse a su suave superficie. Todo lo que había logrado era un par de horas de inquieto sueño antes que terminara yendo a la silla y durmiendo en esa posición de brazo y piernas cruzadas que años de estar en naves espaciales lo habían hecho acostumbrar. Era la única posición que encontraba remotamente cómoda. Era sólo otro legado de ser un títere de Freezer con el que tenía que lidiar el curso de su vida.
Mirando al reloj en el tocador vio sin sorpresa que eran apenas las cinco de la mañana. No había logrado dormir más de cuatro horas seguidas en ninguna noche desde el accidente en el patio de la Corporación Cápsula y no se veía como si esta vez fuera a ser diferente.
Con un suspiro, se alejó hacia el baño con la esperanza de salvar algo de su día ya de mierda...
Capítulo Uno - Una lección de Humildad
Todavía más que medio dormida, Bulma barajó su camino en la cocina de la Corporación Cápsula, en su camisón y zapatillas y comenzó rescatar algo para el desayuno. Desde que Vegeta se había estrellado en el complejo hace apenas dos meses atrás, el presupuesto de la comida de la familia Briefs se había disparado. Eran las seis de la mañana y Bulma estaba esperando ganarle al malhumorado Saiyajin el último pedazo de torta de chocolate que quedaba del postre de la noche anterior. En el minuto que abrió la puerta del refrigerador, su perspectiva de ese día cayó en una muesca. La torta ya no estaba. No sólo eso, sólo quedaban dos pedazos de pan, ambos costras, una manzana con una mordida, una rebanada de queso, y una botella de jugo con sólo un trago dentro. Más que por los condimentos, el refrigerador estaba vacío.
"Debería haber sabido..." murmuró ella. Sacó el cartón de leche y agitó el contenido con el ceño fruncido. Había alrededor de media taza de leche sobrante por el asalto de Vegeta. Cuando tomó un tazón y volcó una caja de su cereal favorito, sólo un escaso puñado de sobrevivientes se desparramaron.
"Hijo de puta." Puso su rostro en sus manos con asco. Iba a ser un largo día.
Una ducha y un cambio de ropa después, se dirigió con entusiasmo a las escaleras del los laboratorios de investigación y desarrollo en la planta baja de la sede. Ella, su padre, y un puñado de técnicos estaban trazando un nuevo microchip que tenían el potencial de revolucionar transmisiones interestelares; si alguno de ellos podía descifrar el esquema, eso era todo. El chip confiaba una codependencia decagonal sin precedentes de más que cuatro veces la velocidad y poder de procesamiento del actual. Bulma estaba traduciendo los elaborados esquemas en la computadora central de la compañía para hacer una imagen tridimensional para comprender mejor la función del chip. Nunca se lo había admitido ni siquiera a su padre, pero las notaciones de cálculos que el diseñador había incluido con los detallados diseños estaban casi sobre su cabeza. Fue el mayor desafío desde que había tenido desde Namek si Bulma prosperaba en algo - era un desafío.
Antes que llegara a las puertas del laboratorio principal, Vegeta las empujó para abrirlas mientras se iba. El par se detuvo de repente y se miraron con cautela antes que el Saiyajin alzara la vista, "Te ves como la mierda. ¿Es ese el estilo ahora?"
"No lo sé. Tú pones las normas," replicó ella, sin inmutarse.
Sus labios se torcieron en diversión, lo que era casi tan cercano como una sonrisa sincera cuando estaba cerca de ella. "Buen regreso. Te das cuenta que gente como tú que cree que saben todo son molestos para nosotros que realmente lo hacemos."
"Vegeta, tu arrogancia sólo iguala tu insignificancia. ¿Por qué te tomas tan en serio? Nadie más lo hace."
"Sería muy fácil de soportar si sólo aprendieras a venerarme," dijo añadiendo una irónica sonrisa por su mirada llena de odio.
"Basta de enfrentamientos verbales," dijo ella rindiéndose. "Sabes, no aprecié que vaciaras la cocina de todo lo comestible esta mañana."
"Tu madre debería hacer las compras más a menudo," dijo ausente. Estaba usando un par de pantalones de chándal gris y una camiseta sin mangas negras, en su camino de comenzar su trote matutino. La explosión en el simulador de gravedad (Ep. 109) había sido una semana antes y ella todavía podía ver los desvanecidos moretones en su rostro y brazos.
"Mamá ha estado comprando prácticamente todos los días desde que llegaste, vividor."
"Un Saiyajin en entrenamiento necesita comer."
"¿Es así? Bueno, la comida cuesta dinero, te hago saber. No es que te importe un comino. Tal vez deberías conseguir un trabajo para contribuir con la casa en lugar de gorronear e intimidar a mi padre cada vez que rompes algo."
"Pareces tener esta preocupación por la comida, mujer. Estaría mejor que vengas a correr conmigo."
Bulma le parpadeó. "¿Acabas- estás insinuando que estoy fuera de forma?"
Esa maldita sonrisa suya estaba de vuelta. Había algunos días cuando quería arrancarle esa sonrisa de su rostro pero sabía que nunca sobreviviría a la acción. "Algo de ejercicio te haría bien," fue todo lo que dijo como respuesta.
Ella balbuceó por unos segundos y dio un paso alrededor de él para continuar al laboratorio. "No tengo tiempo para esta mierda. ¡Estoy trabajando en algo importante!"
"Te levantaste temprano. Para ti, de todos modos. ¿Qué es lo que te tiene tan entusiasmada?"
"Nada que entenderías, sólo un diseño de un microchip. Intentaría explicártelo pero estaría sobre tu cabeza." Añadió con una pizca de desdén.
Sus ojos se angostaron en molestia. "Ponme a prueba. La economía de los Saiyajin estaba basada en la tecnología-"
"-Que tu raza robó de mundos indefensos mientras lo conquistaban. Sé todo acerca de como tu clase hacía su vida."
Comenzando a enojarse ahora, él persistió, "No obstante, sí teníamos que averiguar cómo usar la tecnología con el fin de replicarla para nuestros propios usos. Pareces desestimar a los Saiyajin como guerreros salvajes. Nosotros somos una compleja e intelectual raza de nobles guerreros."
"Embadúrnalo todo lo que quieras. Fue sólo la arrogancia lo que mató a tu gente," Bulma dijo en un tono despectivo. "Ahora eres sólo un Príncipe sin valor de una raza extinta. Supongo que el universo está soltando un suspiro de alivio por eso. Sé que yo sí."
Él hizo un siseo ahogado en respuesta, su rostro oscureciéndose visiblemente por sus recortadas palabras. Esa vena en su sien izquierda se asomó y por un instante, realmente pensó que iba a atacarla. Terminó girándose y yéndose fuera del edificio, casi derribando a un empleado que estaba llegando al trabajo.
Bulma se arrepintió de sus palabras inmediatamente. Vegeta, como el resto de los Saiyajin había sido obligado a trabajar para el mismo ser que había sido responsable de la destrucción de su planeta natal. Él no había necesitado que ella se lo moliera en la cara en el hecho tan fríamente como lo había hecho. Podía ser un maldito, ¡una persona irritante a veces!
Debatió por perseguirlo pero echó un vistazo mientras él se iba del recinto para comenzar su trote y sabía que no tendría esperanzas en alcanzarlo. Reportándose al laboratorio, fue a su consola para comenzar con la entrada del día pero su mente no estaba en el trabajo. Varios técnicos corrían e intentaban levemente moverse sólo para encontrarla perdida en su pensamiento y en su falta de respuesta. Decidieron dejarla sola. Eventualmente, una mano cayó en su hombro haciéndola saltar en sorpresa y cuando alzó la vista vio al amable rostro de su padre, sonriéndole. "Es hora del almuerzo, hija."
Se sentó y se estiró. "¿Ya es mediodía? Perdí la noción del tiempo."
"Creo que estás lista para un recreo," dijo el Dr. Briefs en un tono divertido, estudiando el monitor. "Has entrado la misma y exacta coordinada de red de radiantes tres veces seguidas."
Ella volvió hacia atrás y vio que tenía razón. "...oh. Lo siento. Haría el trabajo más fácil si pudiera hablar una sola vez con el diseñador."
"Te dije que los planos vinieron de uno de los laboratorios de la Corporación Cápsula en Europa y el técnico está actualmente en el campo y no está disponible."
"Me gustaría reunirme con él cuando vuelva," dijo mientras se levantaba lentamente de su silla. "Ese sujeto es un genio. ¡Creo que estoy enamorada!"
Sonriendo sin ninguna razón aparente, su padre respondió, "Lo conocerás en su debido momento, estoy seguro. Ven a mi oficina, tu madre trajo bocadillos."
Su estómago gruñó, abalanzándose en la palabra y ambos rieron. Por la siguiente hora, Bulma pasó el tiempo alternando entre comer y despotricar sobre su breve enfrentamiento con Vegeta antes en el pasillo. Su padre permaneció compasivamente en silencio y esperó hasta que se le pasara la ira de su sistema antes de decir suavemente, "Eso no fue muy agradable para decir, Bulma."
Ella resopló dramáticamente. "Tú y mamá siempre salen en su defensa. No lo entiendo. ¿Por qué aguantan sus estupideces?"
"¿Qué haríamos? ¿Dejarlo en la calle?"
"Sería un comienzo," Bulma resopló. Cuando Vegeta había acompañado a los sobrevivientes de Namek para quedarse en la Corporación Cápsula ella le había dicho a sus padres que él había sido un aliado que habían conocido en el planeta, deliberadamente manteniendo sus orígenes imprecisos. Apenas se parecía al alienígena que, con Nappa, había procedido a sembrar el terror en cada habitante de la Tierra. Su uniforme se veía completamente diferente e incluso había llenado un poco más debido a sus terribles experiencias en Namek. Sus padres nunca sospecharon su verdadera identidad y ella tuvo que soportar su media aceptación incluso mientras ella, y el resto de sus amigos, sabían la brutal verdad del destructivo pasado del Saiyajin.
Ajeno a eso, su padre dijo en defensa de Vegeta, "La tierra no es su casa, Bulma. Por lo que me has dicho, él no tiene hogar al cual volver. Está entre extraños aquí y ve todo lo que encuentra como una posible amenaza. Ahora dime, ¿cómo puedo dejar a mi consciencia darle la espalda y echarlo?"
Sus mejillas ardían y se encontró incapaz de mirarlo a los ojos. Parte de eso era que ella le había mentido a su padre pero la otra parte, sorprendentemente, estaba sintiendo empatía por el Saiyajin. "Papá, Vegeta es una causa perdida. Él sólo está aquí por la comida gratis y los adminículos que le construyes. Una vez que esta amenaza de los Androides se termine, él seguirá adelante y se olvidará completamente de ti."
El Dr. Briefs consideró esto muy cuidadosamente mientras examinaba la frustración de su hija. "Tienes un muy buen punto, te daré eso. Pero te pregunto; ¿si él es tan irredimible entonces por qué está entrenando a un ritmo tan demencial para enfrentarse a una batalla que ni siquiera es suya?"
"Es su competitividad con Goku, eso es todo," Bulma dijo mientras su respuesta sonaba débil. Su padre escuchó la indecisión en sus palabras y besó la parte superior de su cabeza y volvió a trabajar, dejándola sola pensando en sus palabras y sus propios sentimientos encontrados.
Antes de volver a su oficina, dejó la sede y caminó a su alrededor al lado del sur donde el simulador de gravedad estaba localizado. La cámara circular se balanceaba en sus soportes mientras el interior sufría una de las frenéticas sesiones de entrenamiento de Vegeta. Antes del accidente eso había nivelado la cápsula original, el Saiyajin había estado entrenando a trescientas veces la gravedad de la Tierra. A pesar de sus heridas y el retraso en reemplazar el módulo, él todavía insistía en continuar en donde lo había dejado. Bulma se había rendido en intentar hacerlo entrar en razón pero le preocupaba que pareciera tan resuelto en su entrenamiento que realmente llegara al punto del masoquismo. Mientras más grave era una herida que un Saiyajin recibía, más fuerte se volvía. Vegeta estaba yendo por su camino a paralizarse sólo para poder llegar al nivel que Goku se jactó tan fácilmente. Lo estaba volviendo loco.
Se trepó a uno de los soportes y miró dentro del portal más cercano. La cámara estaba activa, el interior iluminado con sus cuidadosas luces rojas y los alrededores brillando como si fuera a través de una ola de calor por la inhumana presión que tenía impuesta. Directamente frente a ella, Vegeta estaba envuelto en desviar disparos de ki de un lado a otro entre varios centinelas robóticos. No había nada de la precisión Saiyajin habitual o gracia con sus esquives; sus movimientos eran sólo torpes por la desesperación. Intentó tomar aire para evadir un ataque que fue arrojado rudamente por la extrema gravedad donde sólo un apretado rollo lo salvó de ser fusilado. Estaba exhausto, incluso Bulma podía ver eso desde su punto de vista, estaba respirando con mucha dificultad que parecía estar cerca de la hiperventilación. Cuando uno de los centinelas desvió su ki hacia él, logró golpearlo lejos pero creó el desvío necesario para que el otro recibiera su cegador golpe y atacara. El siguiente disparo lo arrojó de rodillas y rebotó del golpe llevado directamente a sus costillas antes que pudiera escudar una defensa.
Bulma se estremeció cuando escuchó su agónico grito pero se quedó en su agarre sabiendo muy bien que alguna interferencia no sería tolerada. Debajo de ella, Vegeta luchaba por levantarse donde el disparo lo había arrojado y tosió una alarmante cantidad de sangre mientras se acurrucaba a un lado. Se puso de pie de manera moribunda, sus rodillas amenazando con temblar y miró a los centinelas que se avecinaban con los puños apretados.
"¡OTRA VEZ!" gritó a la computadora para una repetición de esta segura tortura.
Bulma fue incapaz de mirar más de esto y bajó al suelo incluso mientras la cápsula comenzaba a mecerse de nuevo. Volvió a su consola para reanudad sus entradas pero pasó un largo tiempo antes que pudiera tener la voluntad para que sus dejaran de temblar.
Normalmente consciente de su entorno, Vegeta hubiera sido un espectador ajeno, lo que estaba bien. Habían sido las palabras anteriores de Bulma que habían insultado su herencia y, más importante aún, él mismo se había lanzado en una ira tan auto destructiva para comenzar. No había manera de decir qué podría haber sucedido si la hubiera visto cuando había sido derribado. Hubiera sido bien el golpe final para su ego que hubiera convertido a la Corporación Cápsula en cenizas. Su intensa ira eclipsada incluso en la agonía de su lado mientras saltaba y se movía por la cámara, evitando las bolas de láser con más temeridad que habilidad. Una parte de él estaba molestando en el fondo de su mente con creciente volumen y le preguntaba por qué incluso se molestaba con este inútil entrenamiento. No se estaba volviendo más fuerte; era casi lo contrario. A este ritmo, nunca superaría a Kakarotto.
Perdió su concentración ante la mera idea de su odiado rival y tropezó y ambos láseres golpearon en su espalda. Quedó inconsciente por varios minutos y luego luchó para ponerse de pie. Tuvo arcadas de sangre y vio que era roja oscura, indicativa de una grave lesión interna.
Su entrenamiento había terminado por el día. El sudor corría en sus ojos como amargas lágrimas, borroneando su visión. Bajó su cabeza y puso sus puños en el suelo en frustración.
Esa noche, no apareció para la cena y la puerta de su habitación estaba cerrada. Era la única indicación que el Saiyajin daría alguna vez sobre que había exagerado antes, ciertamente nunca lo admitiría. En ocasiones como esa iba y venía por la ventana de la habitación para no arriesgarse a ser visto en la casa y alentar indeseada atención. La ira de Vegeta había sido ferozmente xenófoba de otras especies y él no era una excepción, retirándose de la familia Briefs a menos que necesitara algo. Parte del problema era su maldito orgullo, observó Bulma. El Saiyajin nunca pedía simplemente de manera amable, tenía que exigir cosas en un intento de salvar la cara, creando una tensión innecesaria. Ella estaba comenzando a entenderlo un poco y se estaba dando cuenta que no todo lo que salía de su boca estaba destinado a ser interpretado como un insulto o una amenaza. Muy seguido tenía la impresión que había un doble sentido en sus palabras si sólo podía descifrarlas. Desafortunadamente, no estaba segura si valía la pena siquiera hacer el intento, debido a su origen.
Cuando juntó los platos vacíos para entrar en la cocina vio a su madre haciendo las últimas adiciones a una bandeja que iba a llevar al cuarto de Vegeta. Por la desalentadora mirada de su hija, la rubia balbuceó, "Bueno, querida, él HA estado entrenando todo el día. ¡Lo último que comió fue a las cinco esta mañana y supongo que debe estar famélico!"
"Esto no es un hotel, madre," Bulma dijo fríamente, viendo mientras la otra mujer ponía el papel de aluminio sobre la bandeja para mantenerla caliente. A pesar de su buen juicio, se ofreció a llevar la bandeja al cuarto de Vegeta e ignoró la arrogante expresión de su madre mientras dejaba la cocina para subir por las escaleras.
Los Briefs habían ofrecido generosamente al encadenado Saiyajin sus aposentos en el tercer piso de la sede por el pasillo de su propia vivienda. Ponía nerviosa a Bulma, que le gustaba viajar por el laberinto de los pasillos por la noche, tener que tener cuidado de lo que usaba en caso que se cruzara con Vegeta, que era un merodeador de la noche. Hasta ahora los dos habían logrado evitarse mutuamente y ella quería mantenerlo así. Hubiera preferido que se fuera completamente pero había llegado a la Corporación Cápsula con sólo su armadura perforada para llamarla suya y sin dinero. Le molestaba que cayera convenientemente en su orgullo en una pelea pero parecía no tener problema en aprovechar los folletos como los que ellos le estaban ofreciendo; alojamiento y comida gratis, y, según su madre, una generosa indemnización monetaria. Supuso que el Saiyajin era sólo un gran hipócrita porque ese hecho y era una de las razones por las que tenía poco respeto por él. En su propia manera, no era mejor que Yamcha que también había sido un usuario, pero al menos el humano había demostrado aprecio por lo que los Briefs le habían dado gratis.
Llegó a su habitación e iba a sólo dejar la bandeja afuera en el pasillo para buscarla después. Terminó apretando sus dientes y golpeando suavemente la puerta. Intentó por varios minutos y experimentalmente probó el picaporte cuando no recibió respuesta, encontrándolo abierto. Sin estar segura de lo que encontraría, se armó de valor para abrirla y entrar.
La habitación era bastante grande con un baño adjunto que daban al cuarto la privacidad que necesitaba, Estaba muy bien decorado con un gran vestidor en la derecha donde había una pequeña televisión, apagada en el momento. No había posesiones personales visibles a su vista excepto por la maltratada armadura superior en su silla. Sus ojos se suavizaron ante la vista de todo el dolor que estaba grabado en el material blanco y dorado. El agujero de la explosión en el estómago por el ataque de Krillin, las grietas y astillas de varios golpes y el más pequeño directamente sobre su corazón de Freezer que finalmente lo había matado. Involuntariamente, tuvo que suprimir un estremecimiento ante la vista del mismo. ¿Qué pensamientos tenía Vegeta cuando miraba al daño? Se preguntó con inquietud.
En el lado izquierdo de la habitación había una cama doble con una mesa de noche junto a ella. La lámpara estaba encendida baja y Bulma podía ver que Vegeta estaba durmiendo, dándole la espalda. Siseó en su respiración mientras se acercaba a la cama y ponía la bandeja en la mesa de noche. Las sábanas estaban bajas en su cintura y podía ver claramente el inmenso moretón que cubría su caja torácica y lumbar. Se encontró acercándose para tocarlo cuando rápidamente alejó su mano y dejó la habitación tan en silencio como entró. Por ninguna razón que podía comprender, sus mejillas estaban ardiendo.
"¿Qué diablos estaba pensando?" susurró para sí misma en confusión.
Capítulo Dos: Encontrar el simulador de gravedad saboteado a propósito un lastimado Vegeta provoca a Yamcha en una pelea... ¡No es unilateral como parece!
