Hago aparición como el Edo-SasuSaku que soy. Justo ahora, tengo esta necesidad de volver a escribir, puede que no sea bonito, puede incluso que no parezca un SasuSaku, pero, tratándose de mi, siempre lo será. Era un One-Shot. Hasta que simplemente dejo de serlo, tengo planeado otro capitulo, pero empiezo a creer que serán tres, aun no lo sé.
Mención especial merecen un par de chicas. Mi fabulosa Lenna, que cumplió años hace muchos días Y, por supuesto, Hikari, que también partió pastel hace poco.
Existen dos canciones que me ayudaron a darme inspiración: To build a home de Cinematic Orchestra y Off I Go de Greg Laswell.
Las reto a llegar al final. Oh, por cierto, esta basado en un post manga 361. Cuidado. Lleguen al final y láncenme un tomate.
Disclaimer applied
HOPE FOR THE HOPELESS
1 | Bring the pain
Están en guerra. Y nunca creíste estar de ese lado de la batalla.
Has vuelto, por fin lo has hecho. Lo hiciste justo cuando nadie estaba intentando traerte de vuelta. Y es que hay cosas que simplemente pasan. Puede que no todos lo entiendan, pocos lo aceptarán, pero a ti sigue importándote una mierda. Ese es el lugar en donde tienes que estar, al menos por ahora.
El mundo en el que viven es un maldito circo de locos, un mundo en el que sólo dan vueltas en círculo vicioso como si fuese parte del show. El mismo en el que gran parte del tiempo fuiste parte del espectáculo principal.
Frunces el ceño y sonríes de medio lado. Eso se acabaría hoy, de un modo u otro.
No eres un héroe. Eso cualquier persona lo sabe. Se encuentran justo en medio de una guerra en la que cualquiera puede morir, intentas recordártelo, asegurando que aquello no tiene importancia. Hasta que la tiene. Y pronto caes en cuenta lo equivocado que habías estado. Porque claro, tratándose de ti, de ustedes, nada resulta tan sencillo...
Hay cosas, Sasuke, que nunca van a cambiar.
Son un equipo.
Puede que estén un poco rotos, maltrechos y con más heridas de las que les guste hablar, pero se encuentran ahí; en el medio de un campo de batalla que ya muestra las primeras bajas. El fondo de la imagen no es más que un grupo de gente que pelea por lo único que vale la pena hacerlo: sobrevivir. Igual que ustedes.
El cielo comienza a teñirse del color de tus ojos; rojo, anunciando el final del día, mientras la oscuridad empieza a hacerse presente, los ataques no disminuyen, porque nadie está dispuesto a morir a menos que no quede otra opción.
Escuchas a Kakashi gritar tu nombre, se encuentra justo a espalda tuya, no sabes cuánto tiempo ha estado ahí, y hacía casi más de cuatro años que no le veías, pero recuerdas el sonido de su voz. La forma en la que les advertía del peligro es justo la forma en la que te ha llamado. Giras tan bruscamente que te haces daño. Te encuentras frente a Obito, pero el muy cabrón se ríe. De ti, en tu cara, tan irreal que no sales de la sorpresa.
Tan pronto como llegó, se fue. Siguiendo de frente, pasando de ti y tu asombro, demostrando que al final, no iba por ti, que su último golpe tiene otro destino.
Y tú sabes hacia dónde va. Recuperas la entereza en un instante y te lanzas detrás de él.
— ¡Naruto! – se escucha a lo lejos. Quitando todo atisbo de duda que tenías sobre tu enemigo te das cuenta que has acertado. Y es que el muy hijo de puta quiere terminar las cosas justo como las empezó.
Aterrizas al tiempo que la cortinilla de humo y polvo se levanta, caminas a ciegas en medio de aquel caos. Pronto la silueta del rubio comienza a dibujarse frente a ti. Dejas caer tus hombros como soltando el aire que habías estado conteniendo, y entonces olvidas respirar, por dos o tres latidos, pero ha sido suficiente. El silencio de Naruto siempre dice más que mil palabras. Rojo y azul se unen. Y la explosión por fin estalla.
Gritos. Llanto y Dolor.
Todo se hace presente en un relámpago, dentro del ojo del huracán sólo puede verse una cosa. Una a la que quizás hubieses querido darle la espalda.
Obito está a escasos metros de ellos. Naruto tiene esa mirada, esa en la que no es capaz de comprender la situación, pero está vez tú tampoco logras enterarte, no en un principio al menos. Después todo resulta tan claro.
Nada puede prepararte para un golpe repentino, uno que recibes en el último lugar en el que esperas, que te saca el aire y te deja en shock. Aquel que simplemente te golpea de la nada. Y de repente, tan pronto el humo de la explosión empieza a disiparse, logras darte cuenta de las cosas. La vida que conocías, la misma que dejaste atrás hace cuatro años, ya no es la misma. Se ha terminado. Para siempre.
Justo entre el Uzumaki y el enmascarado, está ella. Ella. Con un kunai levantado, no, empuñado es la palabra. Con el ceño fruncido. Tan decidida, tan entregada. Tan Sakura.
Casi un deja vú de años atrás. La misma escena, sólo que esta vez, Sasuke, sabes que el hombre que está detrás de ella, sí se lo merece.
Naruto le ama. Le ha amado desde siempre. Y ahora ella está dispuesta a morir por él. ¡Quién lo diría! Y las heridas comienzan a sangrar, pero no es lugar para pensar en eso. No quieres pensar, no ahora.
Naruto es el primero en reaccionar, por supuesto que sí. Ya no es el mismo chico de hace tiempo. Tú en cambio no eres capaz de razonar cuando ya te has arrojado junto con el chidori.
Ninguno ha sido lo suficientemente rápido, par de imbéciles. Y ella una tonta. Jodidamente molesta.
Conoces el dolor. Lo has tenido frente a ti más veces de las que te gustaría admitirlo. Y has sido tú quien también lo ha provocado. Reconoces los síntomas, sabes que existe desde aquel que es una punzada hasta el que nos hace perder totalmente la razón. Recuerdas como se siente la agonía, la frustración y cada lágrima que se derrama es dañina. Y sin embargo, aun cuando siempre tratas de evitarlo Sasuke, vuelves a encontrarte a escasos metros de él.
Sueltas un jadeo.
El grito sale desgarrando tu garganta antes de que puedas pensar siquiera en evitarlo.
– ¡Sakura! – se unen tu voz y la de él al final de la expresión. Ella cae, sin fuerzas, sonriente… tranquila. El golpe de su cuerpo al caer hace eco en tu oídos y puedes ver que Naruto ya está de rodillas junto a ella, con lágrimas en los ojos y preguntándole porque diablos lo ha hecho. Tú quieres odiarle.
Porque ya sabes cómo odiar, porque resulta más cómodo, mucho más fácil.
Apenas han pasado un par de latidos, puedes ver como Obito vuelve a escaparse. Casi estás apunto de seguirle, porque es la manera perfecta de salir del maldito infierno en el que estás. Además, eso de la venganza se te da. Y justo ahora, quieres matar.
Pero una mano te detiene, jalándote a la tierra de vuelta, (porque el cielo aún queda demasiado alto, Sasuke) Kakashi te mira. Puedes ver el mismo pesar que sientes en sus ojos, pero él niega con la cabeza y es quien se lanza a la caza. Porque hay ciclos que tienen que llegar a su final.
– ¡Sa-Sakura-chan! – gimotea Naruto, sosteniendo su cabeza entre sus manos, limpiándose las lágrimas de un manotazo y tratando de sonreír. Fracasando en el intento. Ella lo hace por ambos, honesta, cálida y tratando de hacerle ver que hizo lo correcto.
Sueltas un gruñido. Está siendo estúpida ¿Cómo puede ser lo correcto eso? ¿Por qué mierda tenía que hacerse la valiente ahora? ¿Era acaso tanto su empeño en demostrarles lo fuerte que se ha vuelo?
No, deja de engañarte. Ella no lo ha hecho por reconocimiento, lo sabes. Lo ha hecho porque es justo lo que sentía, así de simple. Y es que así es ella, tan irracional a la hora de anteponer sus sentimientos a su propia seguridad. Estúpida. Estúpida Sakura
Naruto te mira, como pidiendo ayuda, apoyo. Algo, cualquier cosa. Puedes ver sus manos manchadas de sangre, igual que los labios de Sakura, que empiezan a temblar. Puedes ver el miedo a través de la sonrisa.
Buscas a tu alrededor, cada miembro de la alianza tiene sus propios problemas. Nadie va a salvarlos, Sasuke.
El sol a dejado de darles calor. Es la luna quien comienza a posarse en el cielo. Hay más gritos a tu alrededor; los más cercanos, los que no están tratando de mantenerse con vida en medio de algún duelo, se han acercado un poco, sólo un poco, y no puedes evitar mandarles una mirada hastiada. Entonces, a lo lejos, Taka viene hacia ti. Karin y Jugo a la cabeza. Y te escuchas llamándolos, con un dejo de urgencia en tu voz, notas cómo el ceño de Karin se frunce, cómo Jugo apresura el paso, incluso Suigetsu te mira, pero no prestas mucha atención.
El charco de sangre comienza a hacerse ligeramente más grande. Naruto no deja de llamarla. Quieres decirle que pare, que ha sido suficiente, pero no, no lo es. Nunca dejara de ser suficiente. Puedes ver el esfuerzo sobrehumano que hace la pelirosa por mantenerse entera, puedes ver sus manos entrelazadas. Puedes darte cuenta que ellos han seguido su vida sin ti.
Lo merecen. Y tu conciencia, aquella que te está matando te dice que tú también lo mereces. Y tiene razón.
— ¡Haz algo Teme! – suplica Naruto lleno de rabia. — ¡Haz algo, por favor! – grita con la mirada acusadora, puedes ver como los ojos de Sakura se han cerrado. La llamas, por instinto, porque sus ojos siempre logran encontrar a los tuyos y esta vez no puede ser la excepción, pero lo es. La pelirroja acaba de llegar a tu lado, mirando escéptica a la otra joven que yace en el suelo. Su mirada lo dice todo, se recuerda en una situación similar. Y a ti, lejos de importarte haces lo único que necesitas:
— Cúrala. —Ella levanta su mirada hacia la tuya, como creyendo que acaba de escuchar mal. La miras de vuelta desafiante -: ¡Cúrala!, ¡Cu-cúrala! Por favor… –jadeas y hay algo que hace que se rompa tu voz, siendo quizás eso lo que hace que ella comience a actuar.
No sabes cuánto tiempo ha pasado, no recuerdas el momento en el que te dejaste caer junto a ellos. Notas como Naruto la sostiene fuertemente, como si temiera que en cualquier momento se fuera a ir.
Quieres gritarle a Karin que se dé prisa, quieres gritarle a Sakura que no puede morirse. Quieres que abra simplemente los malditos ojos…
Llevas tus manos a tu rostro, maldiciendo. Y entonces, cuando la oscuridad se empieza a apoderar del día, la escuchas. Anhelante, débil y con dificultad, pero viva.
– Sa… Sasu-ke-kun.
Sientes como tus mejillas se humedecen y te preguntas si acaso ha comenzado a llover. Y ahí es cuando te das cuenta Sasuke, que haber regresado, no significa nada. Que el pasado ya ha quedado atrás y que a veces las cosas simplemente vuelven a comenzar.
Justo como ahora.
TBC
¿Cuantos tomates tendré al final?
