Prologo
Ella es solo una chica de un pequeño pueblo, sola en un mundo donde sus únicos compañeros eran su servidumbre, sus padres a pesar de amarla tenían muchos negocios alrededor del mundo por lo que siempre estaba sola y sin nada que hacer, siempre había vivido en un pequeño pueblo llamado Forks donde no había nada que hacer y era tímida y con muy poca vida social, recientemente se había mudado a una ciudad más grande de lo que estaba acostumbra pero estaba cansada de su forma de vida, si nada de emoción por lo que decide por primera vez en la vida tener un poco aventurera y sale de su gran casa o mansión sería más conveniente decirle, no sabe a dónde se dirige es nueva en esta gran ciudad y va a comenzar una nueva vida donde no conoce a nadie ni nadie la conoce a ella. Logra escaparse de casa sin ser vista por nadie y comienza a caminar sin rumbo fijo, era de noche y había frio, las calles estaban solas pero ella en vez de sentirse atemorizada se sentía alegre, por primera vez en 17 años podía sentir el elíxir de libertad, el aroma de la calle sin tener a nadie a su alrededor diciéndole que tiene que volver o que puede ser peligroso. Ya ha recorrido un buen camino peor sin embargo, no le parece suficiente, ella quiere más, quiere poder tener la oportunidad de decir que hizo muchas cosas más a parte de caminar sin rumbó fijo, así que cuando ve un letrero de la estación de trenes no lo pensó dos veces y camino hacia allá. No tenía mucho dinero en su bolsillo pero esperaba que fuera suficiente para ir y regresar a su casa antes del amanecer. Entra al tren sin fijarse realmente cual tomo ni a donde se dirige. A penas se siente en el tren se fija que es algo completamente diferente a lo que está acostumbrada.
Ella tomo el tren de medianoche que la llevara a cualquier lugar.
Todo es sucio, los asientos son de mala calidad, hay un peculiar olor que realmente no es muy agradable, no hay mucha gente solo una pareja de hombres en una situación un poco comprometedora en un asiento de la esquina; la chica procura sentarse alejado de esa perturbadora imagen.
Al estar sentada allí, sin un rumbo fijo y a medianoche comenzó a sentirse algo intimidad y el pánico comenzó a apoderarse de ella, ¿Por que había tomado esa decisión? Ella no era infeliz, si había momentos en lo que deseaba estar con más compañía pero tampoco era para emprender una misión suicida montándose en un tren de medianoche sin saber a dónde se dirigía.
Estaba a punto de bajarse cuando vio que el tren comenzaba a cerrar las puertas, se paro rápidamente para bajar pero justamente cuando estaba cerca de la puerta entro un chico, que parecía estar en la misma situación que ella.
En ese momento Isabella pensó que tal vez, esa misión suicida no sería tan mala como ella pensó.
***
Él es solo un chico de ciudad, nacido y criado en Seattle, estaba dando vueltas en su cama sin una pizca de sueño, quería hacer algo interesante por una vez en su vida, estaba cansado de ser el chico perfecto su familia siempre lo consideraba un chico prodigio, nunca faltaba respeto a sus padres, era demasiado caballeroso para rechazar a una chica por lo que siempre le tocaba ir a una cita cuando realmente no deseaba ir, sus notas eran perfectas sus comentarios siempre eran interesantes, nunca hablaba de no ser necesario, era todo lo contrario de a sus hermanos que siempre eran hiperactivos la mayoría del tiempo hablaba cuando no era necesario y decían cosas poco importantes, pero al parecer eso los hacía interesante ya que ambos tenían pareja fijas desde un largo tiempo, con los cuales él se llevaba realmente bien todos eran amigos, pero a él siempre le tocaba ser una quinta rueda lo que no era algo muy agradable.
Así que en un acto de rebeldía y sin pensarlo mucho de un salto se paró de su cama, se cambio el pijama que usaba para dormir y salió por la ventana de su habitación hacia la fría ciudad.
Tuvo que caminar mucho ya que su casa quedaba en medio del bosque, en un ambiente de paz y tranquilidad, no podría llevar su amado auto ya que haría ruido y despertaría a su familia, seguramente sus padres lo dejarían salir pero salir con permiso quitaría la emoción de la escapada, los nervios de ser descubierto y volver antes del amanecer para volver a su cama y hacer como si nada hubiera pasado.
Cuando llego a las calles de Seattle que a esa hora de la noche no estaban muy concurridas, comenzó a caminar viendo las luces brillantes, la mayoría de los establecimientos estaban cerrados y los que estaban abiertos, estaba seguro de que no serian de un ambiente muy agradable para un chico decente como él.
Quería hacer algo loco, que quedara guardado en su memoria para siempre, pero no encontraba nada que hacer, por más que caminara nada le parecía interesante no quería entrar a un bar de mala muerte a ver chicas que no se valoraba lo suficiente desnudándose, no era algo que lo motivara.
Estaba a punto de desistir de su lapsus de rebeldía, cuando se acordó que su hermano en una oportunidad le dijo que la estación de trenes era un mundo subterráneo completamente diferente, así que sin pensarlo mucho camino hacia los trenes. Tenía suerte de haber vivido toda la vida en esa ciudad y la conocía como la palma de su mano.
En cuestión de minutos se encontraba en el destino que tenía pautado, vio que un tren estaba por salir y sin siquiera considerarlo medio segundo corrió hacia la puerta y entro.
El tomo el tren de medianoche que lo llevara a cualquier lugar.
Miro a su alrededor y le dio la completa razón a su hermano el tren era algo completamente a los lujos a los que estaba acostumbrado, pero al mirar al frente vio a una chica que parecía que no era tan diferente a él.
Edward le dirigió una sonrisa torcida a la chica y pensó que su noche acababa de ponerse interesante.
