MINIFIC: EL HOMBRE PERFECTO
Por: Tatita Andrew
Llevaba noches sin dormir, como podría hacerlo su amigo Albert, el vagabundo era el tío abuelo Williams y ahora también resultaba su príncipe de la colina, ese niño que había conquistado su corazón y nunca lo había podido olvidar, desde el mismo instante en que le había confesado su nueva identidad algo dentro de ella había cambiado, no sabría como explicarlo lo miraba de un modo diferente. Estaba tan emocionada de las múltiples personalidades de Albert, y ahora lo extrañaba mucho, no sabía qué hacer, desde que se había ido dé viajes de negocios el tiempo pasaba lentamente, entre la clínica del Dr. feliz y en el hogar de Pony pasaba horas sin pensar en él, pero cuando llegaba la noche la soledad la hacía desear volver a verlo sentir sus fuertes brazos, sentir su olor a madera, y esa sonrisa que hacía que saliera el sol todas las mañanas. -Oh.. Albert mi amigo mi amor cuando volverás suspiraba sin poderlo evitar y es que esas constantes cartas entre ellos lo hacían añorarlo más, cuanto deseaba poder escribir todo lo que sentía en ellas pero no, no así ella deseaba verlo tenerlo. Cerca y con ese pensamiento se durmió.
Cuando despertó la vida no podría ser más buena su príncipe su hombre perfecto estaba parada justo en frente de ella no hubo necesidad de palabras la necesidad de ambos de sentirse cerca hizo que sin pensarlo dos veces buscará refugio. En sus brazos que bien se sentía estar en ellos es que sentía que todo el tiempo en el que no estaba su amado su corazón sentía una opresión y dejaba de respirar, pero al tenerlo cerca lanzaba un suspiro todo era mucho mejor. La llevo a Lakewood a recorrer todos los lugares favoritos de sus queridos amigos, no pudo evitar sentir tristeza por todos aquellos que había conocido y la habían dejado en el camino, el, la confortaba, sentía su calor a través de su cuerpo, temía perderlo a el también y sentía que no podría soportar otra separación de alguien que amaba, se sintió culpable de mojar su hermosa camisa azul que hacia juego con sus ojos color cielo -Soy tan tonta Albert te he mojado todo. Discúlpame dijo dedicándole una hermosa sonrisa..
-Mi pequeña mi dulce Candy, tú lo eres todo para mí, lo único que pienso cuando estoy lejos es en volver a ver esos hermosos ojos que le dan luz a mi vida, crees que me importará una camisa.
-Oh Albert te he extrañado tanto dijo abrazándolo mucho más fuerte, no me vuelvas a dejar por favor, no soportaría estar ni un segundo alejada de ti, llévame contigo.
En ese momento no le importó parecer una muchachita malcriada, no podía vivir lejos de el, ya no, sintió como el suavemente depositaba un beso tan cálido y lleno de tantos sentimientos guardados que poco a poco se convirtió en uno lleno de deseo, de angustia por la separación, deseos de no separarse más. -Candy mi amor ven conmigo vámonos de viaje tu y yo ya no veo la hora de tenerte en mis brazos para hacerte mi esposa y decirte que te amo.
Así se quedaron mirando esa hermosa luna pero sin separarse, abrazados para no soltarse nunca más, y a Candy solo le venía a su mente decir Eres mi hombre perfecto el que busque por tanto tiempo el que me hace vibrar la piel y el esqueleto, el que Yo imagine en los sueños..
