LA FIESTA PVO. BELLA.
Observaba la estancia cuidadosamente para asegurarme que todo estuviera preparado para el nuevo residente de ese cuarto, también organizaba el macuto para que el autor o autora de las patadas de mi interior tuvieran lo necesario el día que decidiera venir al mundo. El cuarto estaba pintado en un amarillo pastel con cenefa de ositos de colores, el techo lo dejamos en blanco, tan solo colgaban una lámpara amarilla y un móvil de muñequitos que descendía hasta casi la cunita blanca, junto a esta una mecedora del mismo color que la cuna, en realidad todos los muebles estaban en color blanco y las cortinas y la alfombra en un amarillo un tono mas fuerte que el de las paredes.
Note unos golpecitos en mi interior, pase la mano frotando la parte donde había recibido el pequeño toque, mientras caminaba hacia la ventana, desde ahí observaba a Anthony y Ela jugar en el jardín, eran unos niños muy alegres y cariñosos, aun que siempre estuvieran buscando el modo de hacer travesuras, bueno en realidad ellos eran muy buenos solo se desmadraban cuando recibían la visita de su querido tío Emmet, pues el era peor que los niños. El y Rosalie tuvieron una hermosa niña llamada Emma, la pequeña era adorable y al ser un bebe de casi diez meses su padre aun no podía enseñas a la pequeña ciertas cosas, así que mientras la pequeña Emma crecía se dedicaba a enseñar a mis hijos.
Estaba embobada mirando a mis dos niños jugando y riendo que cuando sonó el timbre de la puerta, suspire pero no me moví ni un milímetro, uno minuto después escuche que alguien subía las escaleras y después se dirigía a el mismo lugar donde yo me encontraba, seguí sin moverme mirando a través de la ventana. Unos brazos me rodearon.
-Ya han llegado amor- no conteste solo me limite a gruñir por lo bajo, al oírme rió entre dientes- vamos no será para tanto- el gran drama de ese momento era la fiesta que mis amigas habían organizado para el bebe y para mi- solo es una pequeña fiesta- en el momento en que menciono la palabra fiesta sentí una punzada en mi pronunciado vientre, me encogí un poco al notar el pinchazo-¿Estas bien?- pregunto posando sus manos en mi barriga.
-Si, es solo que no le gusta la palabra fiesta- comente enderezándome de nuevo al pasarse el dolor.
-En eso a salido a la madre- me dio la vuelta para que quedásemos frente a frente- vamos, enfrentemos esto que ya nos están esperando- me paso un brazo por los hombros y nos encaminamos al piso inferior donde nos esperaban nuestros amigos y familiares.
Al entrar a la sala vi que todo estaba adornado de globitos rosas y azules, había comida, regalos y lo mas importante mis amigos y familiares. Como era de esperar mis hijos ya se encontraban con su tío Emmet, Rose tenia en su regazo a la pequeña Emma, Jasper y Alice estaban de pie junto a la mesa de la comida, esta ultima me miraba con una sonrisa de excitación, mis suegros se sentaban en el sofá juntos y cogidos de la mano.
-Mami, mami, dice tío Emmet que lo que tienes en la panza no es un bebe es una bicicleta ¿A que eso es mentira?- dijo Ela corriendo hacia donde nos situamos Edward y yo.
-Mami, si es verdad yo quiero que sea de color azul- dijo Anthony desde los brazos de Emmet
-No le hagáis caso a Emmet, mama lo que va a tener es un hermoso bebe- dijo Edward, después me dio un besito y me sentó en un sillón individual.
-Si, será una bonita niña a la que podré cuidar y con la que jugar ¿A que si papa?- dijo Ela con ojos soñadores.
-Pues no, va ser un niño para que le enseñe a jugar al fútbol- contesto Anthony algo molesto.
-Basta la discusión- dijo Edward- no sabemos que será, pero lo que sea lo querremos mucho y ahora por que no os vais a jugar al jardín- propuso a nuestros hijos.
-SI- grito Anthony saltando de los brazos de Emmet- ¿Vienes tío Emmet?
-Claro- se acerco a Rosalie y la niña y beso la frente de cada una y se marcho corriendo al jardín.
-Es como un niño grande- dijo alice riendo.
-Dímelo a mi- suspiro Rosalie- ahora se dedica a perturbar la inocencia de mi niña ¿Sabéis que le esta enseñando?- no dejo que contestásemos, sonrió miro a su niña y se contesto sola- le esta enseñando a salpicarme cada vez que le doy un baño- todos reímos- a mi no me hace gracia, acabo como si la que se hubiera bañado fuese yo- en ese ínstate Emma soltó una carcajada y todos la seguimos.
-Bueno, que tal si comenzamos con los regalos- dijo Alice entusiasmada, se acerco a la mesa donde descansaban los regalos y escogió uno, después me lo llevo- este es de Jasper y mió- era una cajita cuadrada envuelta en un papel dorado, lo abrí cuidadosamente para encontrarme con una cajita de joyería, apreté el pequeño botón y la tapa se abrió dejando al descubierto una bonita medalla con una virgen grabada.
-Mucha gracias chicos, es preciosa- le pase la cadenita a Edward para que la viera, en el momento en que estire mi brazo para dársela sentí una punzada de dolor en mi vientre- ay- me queje, al encogerme un poco la cadenita callo al suelo.
-¿Cielo, estas bien?- dijo Edward acercando se a mi.
-Si, solo se me resbalo- conteste nadas pasarse el dolor, gire mi cara en dirección a Alice- es preciosa Alice, gracias Jazz.
-No es nada- me sonrió Jasper.
-Pensé que esa bonita virgen le protegería de cualquier cosa- contesto Alice abrazando a su marido.
-Gracias- Edward había cogido la medallita del suelo la miro y sonrió a su hermana y su cuñado antes d ir a guardarla en la cajita de nuevo.
-Ey duende, espero que también le proteja de la loca de su tía adicta a las compras- dijo Emmet entrando por la puerta- por que me parece que el único mal que puede recibir eres tu en tu rutinaria tortura de compras- después se echo a reír, Alice le miro mal, pero la que contesto fue Rosalie.
-Emmet deja a Alice tranquila o te obligare a ir de compras con ella, y sabes muy bien que lo haré- Emmet hizo un puchero y miro a su esposa con cara de no haber roto un plato en su vida y Alice le miro con esperanza de que dijese algo para vengarse en una tarde de compras.
-Bueno ahora nuestro regalo- dijo Esme- pero esto no es solo para el bebe también es para Gabriela y Anthony así que Emmet te importaría ir por ellos, no tardo ni medio minuto en volver con ellos.
-¿Qué pasa?- pregunto Anthony.
-Nada cielo- contesto Esme con una sonrisa- es solo que hay un regalo que también es para vosotros.
-¿De verdad?- dijeron a la vez.
-Claro como íbamos a dejaros sin nada- dijo Carlisle sonriendo, después se levanto le acerco a la mesa y cogió el regalo que supuse seria de el y Esme- pero se lo daremos a mama para que lo abra- se acerco a mi y me entrego una cajita que tenia algunos agujeritos por los lados, nada mas darme se retiro y mis hijos se acercaron muy intrigados. Cuando abrí la cajita mis ojos se abrieron de la sorpresa, dentro estaba la cosita mas linda que uno podía imaginar.
-¿Mama que es?- pregunto Ela impaciente. Con cuidado levante a la bolita de pelo negro y orejas largas.
-¡Es un perito!- gritaron mis hijos a la vez. Aparté la caja y puse al perrito en mi regazo para que lo pudieran acariciar.
-Es un cocker ingles, tiene tres semanas- nos informo Carlisle.
-Es adorable, muchas gracias- dije mirando tanto a Esme como a Carlisle.
-¿Cómo se llama?- pregunto Anthony.
-No tiene nombre cariño, ¿Por qué no le ponéis uno?-dijo Esme emocionada por la ilusión de sus nietos. Mientras todos sugerían un nombre para el perrito yo deje de escuchar a causa de un dolor, intente mantener mi cara serena y lo conseguí por que nadie lo noto. Cuando paso las carcajadas inesperadas de Emmet me sacaron de mi ensimismamiento.
-Se te a hecho pis encima- dijo entre risas, baje mirada y comprobé que estaba mojada en ese mismo momento vino otra punzada de dolor mas aguda que la de antes y sin poder evitarlo grite de dolor, toda broma, risa o cualquier otra emoción se borro de la cara de los demás para mirarme con caras de shock.
Perdí toda noción del tiempo solo recuerdo que cuando me quise dar cuenta me encontraba en el hospital, vestida con la bata lista para traer al mundo a mi precioso bebe y que mi querido marido estaba a mi lado.
-Tranquila amor, todo saldrá bien- me susurraba Edward una y otra vez.
-Claro es fácil de decir cuando no se esta pasando por estos dolores- le grite aguantando otra contracción- te juro, se te van a acabar los calentones te lo aseguro.
-Cálmate Bella- dijo dándome un beso en la frente, en ese momento entro un doctor por la puerta, se acerco a mi y me reviso.
-Muy bien señora Cullen ya esta lista- al momento se lleno la habitación de enfermeras- de acuerdo relájese y empuje.
-¿Qué me relaje?- le grite a ese entupido, es difícil de hacer cuando estas espatarrada con unos dolores de la muerte y con un idiota metiéndote la mano donde solo debería mi marido, el cual estaba tan tranquilo.
-Vega empuje- lo hice ton todas mis fuerzas.
-Muy bien amor, tu puedes- me decía Edward en el oído y depositando besos en mi cabeza, aunque apenas era consciente de ello ya que estaba ocupada empujando y empujando.
-Venga señora Cullen un empujón mas- lo hice y con todas mis fuerzas, un sonido hermoso inundo la habitación haciendo extenderse una sonrisa en el rostro de Edward y el mío-Es una niña- dijo el doctor entregándome a mi pequeña.
-Es preciosa mi amor- susurro Edward acariciando la mejilla de la niña- como su mama- añadió dando me un beso en la cabeza- ¿Cómo la llamaremos?
-No lo sé, elige tu- dije apartando mi mirada de mi niña para ver esos ojos verdes de los que me enamore desde el primer día.
-¿Qué te parece Cristina?- me pregunto devolviéndome la mirada.
-Me gusta- conteste, el me beso en los labios, pero fue interrumpido por el llanto de nuestra pequeña Cristina- tiene tus ojos- susurre a Edward.
-Hubiera preferido los tuyos, pero aun así es preciosa.
-Mi pequeña Cristina- susurre besando la frente de mi hija.
-Lo lamento, pero me la tengo que llevar para que usted descanse y le podamos hacer algunas pruebas- me dijo una enfermera extendiendo los brazos para que se la entregara, lo hice muy a mi pesar.
Desperté en una habitación blanca sintiendo la presión de un beso sobre mi frente, al centrar la viste en esos cálidos besos que se separaban lentamente de mi pude confirmar que eran los de Edward, al notar que había despertado me dedico mi sonrisa preferida.
-Hola amor- me dijo en un susurro, intente incorporarme, pero mi cuerpo me traiciono, aun estaba dolorida- no te muevas- me podio Edward.
-¿Y los niños? ¿Y Cristina? ¿Y…- Edward me detuvo poniendo un dedo en mis labios.
-Tranquila, los niños deben estar por llegar, vienen con mis padres y Cristina está ahí dormida en su cunita- alce un poco la cabeza y pude comprobar que estaba dormida- te quiero cielo, lo has hecho muy bien, cada día que pasa estoy más enamorado de ti si es que eso es posible y eso me hace el hombre más feliz del universo- yo sonreí ante sus palabras y él se acerco para darme un beso en el cual se demostraban todas sus palabras.
-Joder tío eso d tener hijos cada vez te vuelve más mari…- nos interrumpió Emmet al cual no habíamos oído entrar, pero no estaba solo estaba acompañado por todos los demás, de ahí que no pudo terminar su frase ya que fue golpeado por su esposa.
-Emmet- le advirtió Rosalie- que hay niños delante- en es mismo instante entraron dos figuras pequeñas a la habitación.
-¡Mami!- gritaron a la vez mientras se acercaban a la cama.
-Shuu- chistamos todos a la vez pero ya era tarde un llanto lleno la habitación, los niños desviaron la mirada a la cuna trasparente, Edward se acerco a y la cogió llevándola hasta mis brazos
-Que pequeñito- dijo Anthony.
-No hijo, es una niña y se llama Cristina- le dijo Edward, después de depositar a la niña en mis brazos alzo n brazos a Anthony y Gabriela, los cuales se quedaron embobados mirando su nueva hermanita.
-Hola Cristina- saludo Gabriela- que guapa es- cuando alce la vista de la escena vi que todos los demás se encontraban rodeando la cama.
-Mami ¿Sabes qué?- dijo Anthony llamando mi atención.
-Di me cielo.
-Ya le hemos puesto nombre al perrito.
-¿Y cómo le habéis llamado?
-Zampo- dijeron los dos a la vez.
-¿Zampo?- pregunto Edward.
-Si, por que como mas que el tío Emmet- dijo Anthony, todos nos pusimos a reír.
-Es que estoy creciendo- salto Emmet enfurruñado.
-Pues no será de cerebro- conteste yo haciéndonos reír mas.
No duramos mucho con las risas porque al poco tiempo llego una enfermera para pedirles que se marcharan, solo se quedo Edward a mi lado, me sentía todavía bastante exhausta, mis ojos comenzaron a cerrarse de nuevo lo siguiente que sentí antes de quedarme dormida fue como sacaba a la niña de mis brazos para depositarla en la cuna y después tomaba mi mano, apenas era consciente de que acariciaba mi cabello. Soñé con Edward, pero no era un sueño si no una pesadilla, el me dejaba, se alejaba yo le gritaba pero él no respondía, todo era confuso, lo único que sabía era que mi familia me dejaba.
-Despierta cariño- decía alguien a lo lejos- despierta- me percate que era la aterciopelada voz de Edward, lentamente abrí mis ojos- estabas soñando amor- me dijo cuando supo que estaba despierta.
-He tenido un sueño horrible.
-¿Quieres contármelo?- yo asentí y comencé mi relato, cuando termine el beso mis labios y me dijo que no me dejaría jamás, al poco rato Cristina despertó, estaba hambrienta, Edward me comento que el ya le había dado un biberón porque no quería despertarme, me dio pena no verle, hacía tiempo que no lo hacia.
Queridas lectoras aqui el primer capitulo de la secuela de volver a sentir la vida, espero que os guste
espero las criticas
besoss
