Disclaimer: Los personajes no son míos, le perteneces a Yana Toboso.
Rosas y Lirios
Desde que Sebastian y Ciel volvieron por fin del circo, una hermosa peli-vino trataba de comunicarle algo a su apuesto pero misterioso superior. Estuvo preguntándoles a sus amigos en la mansión. E incluso hasta llegó a hablar con Ciel, el cual solo le dijo una cosa.
–Si con palabras no puedes, intenta con las cartas.
La peli-vino no se lo pensó ni dos veces cuando, atravesando el pasillo como un rayo veloz, se dirigió a su habitación.
Buscó papel y pluma, pero claro, como toda carta de amor no podía ser un simple papel. Por lo tanto se dirigió al despacho de su joven amo.
–Ten– le dijo mientras le daba un papel de color marrón pálido.
Por el tacto Maylene dedujo que era seda. Alrededor de la fina carta de seda tenia filigranas de encajes de un color rosa pálido a juego con la carta.
Maylene corrió despavorida a su habitación, otra vez. Más un mayordomo vestido de negro estaba comenzando a sospechar. No era muy prudente que Maylene corriera por la mansión. Aunque había algo que le parecía muy raro, en todas las veces que la vio correr ninguna de ellas cayó al suelo.
Lo que le pareció una pena, ya que él quería coger a aquella misteriosa peli-vino entre sus brazos.
Maylene entró en su habitación y cogió de nuevo la pluma, esta vez estaba dispuesta a escribir.
Para Sebastian Michaelis:
No sabría empezar una carta como está, es la primera vez que escribo una. Solo escribiré lo que me manda el corazón, desde ese dulce momento en el cual usted me salvó, por así decirlo de cometer tal atrocidad, mi vida cambio. Desde ser conocedora de la torpeza hasta enamorarme. Con esto solo quiero confesar mi amor por usted.
Se despide, la persona a la cual le ha robado el corazón.
Acabada la carta Maylene la perfumó con una fragancia de lirios. Fue corriendo a la habitación de su superior. Entró, asegurándose antes de que nadie la viera. Buscó con la mirada la mesita de noche de Sebastian. Dejó la carta y se dirigió hacia la puerta pero algo inesperado ocurrió.
Alguien entró en la habitación, y ese alguien era Sebastian.
– ¿Maylene? ¿qué haces aquí?
–Na...a...da.
Sebastian se hizo a un lado para que ella pasara y se fuera. Una vez que Maylene se fue de la habitación. Sebastian se dirigió a la mesita y vio un papel color marrón, que parecía más oro. Lo tomó entre sus dedos. Olía a lirios. Abrió la hermosa carta y leyó la confesión de su dulce amada.
–Mmm entiendo, mi pequeña Maylene– dijo mientras que en su rostro aparecía una de esas sonrisas que tanto ponía loca a Maylene.
Llegada la noche Maylene se dirigió a su habitación. Cuando cerró la puerta vio luces en el servicio y se dirigió hacia allí antes de entrar en la habitación contigua vio pétalos de rosas. Se agachó y recogió unos cuantos.
Se acercó a la puerta y la abrió. Allí vio la bañera llena de pétalos y velas a su alrededor.
– ¿Quién habrá puesto todo esto?– preguntó en voz alta dejando los pétalos caer.
Se acercó a la bañera y vio su reflejo en el agua entre tantos pétalos, pero no fue el único reflejo que vio. Detrás de ella estaba la persona que le robó el corazón.
–Aquí tienes a la persona que te ha robado el corazón y que jamás te lo piensa devolver hasta que tú no lo desees, madame– Susurró Sebastian mientras le daba la vuelta a su amada y le daba un tierno beso entregándole así una carta que olía a rosas. En la cual él expresaba sus sentimientos hacia ella.
Fic que participa en el concurso: ¡Enviando cartas! del foro: Mansión Phantomhive.
Los personajes no me pertenecen, son creación de Yana Toboso.
Fecha de edición del fic 23/12/2015
Mihaela-Taka
