Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, salvo los que yo cree para esta historia. La historia es mía.
T.S
Edward y Bella lo tenían todo. Eran una pareja feliz con planes a futuro, disfrutando el día a día de su romance...Y claro, todo lo que es color de rosa termina yéndose al carajo cuando tienes dieciséis años y no sabes cómo decirle a tu novio que estás embarazada.
Habiendo comenzado su romance siendo tan sólo niños de primaria jugando al escondite, se podría decir que Edward y Bella eran la pareja más tierna del mundo.
Los padres de Edward adoraban a Bella y la relación que tenía con su hijo mayor. Las hermanas menores de Edward, Rosalie y Alice, habían estado celosas al principio pero terminaron aceptando a Bella.
Los padres de Bella, en cambio, no apoyaban tanto a la relación ya que creían que el futuro de Bella se iría por la borda gracias a su alocado romance adolescente.
A Edward y Bella no podía importarles menos. Ellos tenían bien en claro quienes eran y quienes querían llegar a ser. Edward sería corredor de carreras profesional, se moría de ganas por entrar en una pista de carreras. Bella soñaba con su propia editorial, escribiendo todo tipo de historias que se le cruzaran por la cabeza.
—¿Puedo peinarte el cabello? Lo tienes muy bonito Bella.— decía Alice sentada a su lado.
—Seguro, linda— le sonrió Bella. Alice era la más pequeña de los Cullen, sólo tenía ocho años. Era una personita bastante enérgica y siempre con ideas abundando en su cabecita. Bella la adoraba, Alice siempre la ayudaba a inventar nuevas historias. Cuando ella y Edward la cuidaban, a la hora de dormir siempre inventaban cuentos con princesas, dragones, criminales y cualquier cosa que se les ocurriera.
—En media hora te la robo.— le dijo Edward despeinándola. Alice lo apartó empujándolo con sus manos y sacándole la lengua.
Carlisle y Esme llegaron discutiendo con Rosalie. Con sólo trece años, Rosalie era la número uno cuando de problemas se hablaba. No le gustaba que le digan qué hacer, con quién debía juntarse, qué debía comer y demás.
—Hola Rose— saludó Edward. Alice la miró pero siguió jugando con el cabello de Bella, ella y Rosalie no se llevaban muy bien.
Rose miró a Bella, rodó los ojos y subió a su habitación. Algo que le molestaba era que su hermano pueda traer a su novia y ella no pueda estar en paz con su novio. Emmett era tres años más grande que ella y a Carlisle y Esme eso no les gustaba mucho.
—¿Cómo les fue?— preguntó Esme.
—Bien, mamá. Sacamos diez en matemáticas.— contó Edward orgulloso mientras le sonreía a su novia.
—Me alegro que sea así— sonrió— Alice, ¿vamos?
—Pero mamá, aun no termino de peinar a Bella— respondió Alice haciendo un puchero.
—Podrás peinarme después, no te preocupes— Bella besó su mejilla y Alice se fue contenta con sus padres.
—Ahora… ¿en qué estábamos?— preguntó Edward una vez que estuvieron solos, acercándose a Bella y tomando su rostro con ambas manos para besarla.
—Mmm..—Bella lo besó apenas y luego se apartó.— Tengo que volver a casa.
—¿Ya? Íbamos a salir, ¿recuerdas?
—No me siento muy bien, Edward. Mejor vuelvo a casa y salimos mañana, ¿te parece?— Edward notó cómo Bella evitaba mirarlo, tomando su mano acercándola a su cuerpo la obligó a mirarlo.
—¿Qué es lo que está mal?— preguntó acariciando su mejilla. Bella parpadeó un par de veces y sonrió.
—Nada está mal. En serio, quiero irme a casa, es todo.
—Te llevo.— Bella no protestó, dejó que Edward la llevara en su auto hasta su casa, no hablaron mucho en el viaje y ella no apartaba la vista de la ventana. Si Edward le preguntaba, ella contestaba diciendo que era un dolor estomacal.
Charlie estaba bebiendo cerveza sentado en el sofá cuando ella llegó. Reneé preparaba algo en la cocina y la saludó a lo lejos diciéndole "hola", Bella sonrió y subió a su habitación.
Hacía días que se sentía extraña, semanas. Aún no era tiempo de su periodo pero sabía que algo estaba ocurriendo con ella. Estaba nerviosa. Preocupada.
No fue hasta esa mañana, cuando se despertó por tener revuelto el estómago y corrió hacia el baño. No era necesario ser un genio para sacar conclusiones acerca de lo que verdaderamente pasaba.
El mes pasado habían ido de campamento con la escuela, fue una semana entera, donde mientras sus compañeras se quejaban de las duchas, del olor y del ambiente húmedo del bosque ella se la pasaba con Edward, acostándose como si fueran conejos.
No era su primera vez, ya lo habían hecho antes. Pero las cosas cambiaban cuando lo hacías en otro lugar que no fuera la casa de tu novio o la tuya estando solos.
Agarró su mochila y sacó la prueba de embarazo que había comprado de la farmacia esa mañana. Con manos temblorosas fue al baño, tenía suerte de tener el suyo propio, de no ser así se odiaría por tener que estar tan expuesta.
Minutos después ahí estaba, la prueba que cambiaría su vida. Se llevó ambas manos al rostro, agarrándose el cabello. ¿Cómo había podido ser tan estúpida? ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Tenía que decirle a Edward, claro estaba. Por otro lado estaban sus miedos pidiéndole a gritos que corriera de ahí sin decirle nada a nadie y hacerse cargo ella sola, pero no podía.
Nunca pensó en que esto iba a pasarle a ella. Se cuidaba, Edward lo hacía. Pero vamos, ¿a quién iba a engañar? No llevó las pastillas al campamento, pero eso era algo que se guardaría. Ni sus padres ni los padres de Edward iban a saber ese detalle.
Recién empezaban a vivir la vida, no habían vivido nada aún, empezaban a descubrir el mundo. Se suponía que cargarían sólo con sueños hasta terminar la preparatoria y ahora debía renunciar a cada uno de ellos. Edward iba a empezar a practicar para las carreras, por Dios, ¿por qué?
Tiró la maldita prueba a la basura, odiandola. Caminó hasta su cama y se tiró en ella largandose a llorar. ¿Cómo iba a decirle a Edward?
Al día siguiente, fingió sentirse mal y no fue a la escuela. Necesitaba tiempo para ella, necesitaba procesarlo primero antes de contárselo. Él iba a odiarla.
Y así cómo ella se preocupaba en cómo decirle a Edward, él se preocupaba en su ausencia. ¿Por qué Bella había faltado? Ella nunca faltaba, era una nerd en toda su persona. Su mente no lo dejaba prestar atención en clase, más recordando lo rara que estuvo Bella el día anterior. No quería pensar que lo engañaba, no, Bella no era de esas.
—Edward Cullen.— llamó la preceptora desde la puerta del aula. Edward levantó la mirada.— Vinieron a buscarte.
Edward recogió sus cosas y salió hasta la oficina, donde su madre lo esperaba. No entendía nada de lo que pasaba, ¿por qué pasaban a buscarlo?
—Mamá, ¿qué pasó?— el rostro de Esme estaba demacrado, se notaba que había llorado bastante.
—Alice. Tuvo un accidente en el colegio, está en el hospital ahora. Carlisle está con ella.
—¿Qué le pasó? ¿Está bien? Vayamos a verla.
—Tranquilo, hijo.— Esme lo tomó por el brazo, deteniéndolo— No sé cómo está ahora. Iremos a buscar a tu hermana primero y luego al hospital, ¿está bien? Edward mírame— Esme llamó su atención nuevamente ya que él no la estaba mirando, Edward enfocó sus ojos en los de su madre— Tienes que cuidar a Rose, ¿está bien?— él sólo asintió.
Al parecer su hermanita había tenido un accidente durante la clase de gimnasia. El arco se le cayó encima, dejándola inconsciente. Hablaban de contusiones y cosas que él poco entendía, su madre estaba muy preocupada y por el rostro de su padre dedujo que la cosa era seria. Carlisle era médico pero se trataba de su hija y no podía tratarla, se odiaba en esos momentos por no poder hacer nada.
Mientras estaba en la sala de espera, con Rosalie durmiendo apoyada en su brazo izquierdo, le mandó un mensaje a Bella, quien no tardó en llegar al hospital al enterarse de lo sucedido.
Bella lo abrazó apenas llegó y besó su mejilla, gesto que Edward apreció ya que confirmaba que no había sido engañado.
—¿Cómo está?— preguntó ella.
—No sabemos. No lo sabremos hasta que despierte, la están operando ahora.
—Lo siento mucho, Edward. Ella estará bien.— dijo abrazándolo fuerte. Sus ojos se enfocaron en los de Rosalie quién la miraba extraño. Bella le sonrió apenas, pensando que así demostraría su apoyo a ella también, Rose apartó la mirada.
No podía decirle, no era el momento. Pero estar a su lado durante horas eternas de silencio la ponía incómoda. Era algo que su mente gritaba, algo por lo que su corazón dolía y que se negaba a decir en esos momentos. La situación la estaba matando.
—Voya caminar. ¿Me esperas aquí con Rose?— preguntó él. Bella asintió viendo el cuerpo de Rosalie sentado y dormido, la posición se veía bastante incómoda. Cuando Edward se fue, se levantó de la silla y comenzó a caminar nerviosa. ¿Cuánto tiempo guardaría su secreto?
—¿De cuánto estás?— la voz de Rosalie la sobresaltó por un momento.
—¿Disculpa?
—Estás embarazada, ¿no?— Bella la miró, ¿cómo lo sabía?
—Sí. No sé. No digas nada.
—Claro que no, no es mi problema. Deberías decirle, cuanto más tardes será peor.— ella solo asintió y volvió a sentarse para volverse a poner de pié.
—Te quedas aquí, ¿de acuerdo?— ordenó a la rubia.
—Está bien.
Bella dejó a Rosalie y caminó por los pasillos del hospital buscando a Edward, quien estaba peleando con la máquina de café. Ella sonrió, Edward nunca entendía esas cosas. Se acercó y lo ayudó, apretando los botones correctos.
—Gracias— Edward le sonrió.
—Edward yo…
—Tranquila, está bien.— la interrumpió— ¿Te sientes mejor?— preguntó tomando un sorbo de su café.
—Estoy embarazada.— soltó. Los ojos de Edward se abrieron aún más por la sorpresa, conteniendo el aliento y tosiendo por el café.
—¿Qué?— su mano soltó el vaso de café, haciendo que éste se esparciera por el suelo y salpicara en todas direcciones. Edward lo miraba asustada, él estaba asustado. ¿Qué iban a hacer? Tenía a su hermana en la sala de operaciones, su familia estaba destruida en esos momentos, ¿cómo mierda iban a hacerlo?
Buenasss, aquí otra vez. Les traje este one shoot (por ahora, tal vez lo haga TS) Así que esto es todo, espero que les haya gustado. Dejenme sus comentarios para ver qué les pareció y si creen conveniente continuarlo un capítulo más. Gracias por leer!
