Digimon: Memories


Capítulo 1: Adversario


El centro del Mundo Digital, el lugar donde la quinta Bestia había sido sellada hace eones atrás.

Se trataba de un abismo profundo, un diámetro circular negro de enormes dimensiones y una profundidad tal que la luz del exterior no alcanzaba a llegar al fondo. Por otro lado, del centro del agujero emergían cuatro tubos delgados que se extendían en las cuatro direcciones cardinales, a cada uno de los territorios dominados por las Bestias Sagradas.

Por supuesto, el reinado de aquellos poderosos Digimon había terminado de manera abrupta, resultado de una cruenta guerra con un enemigo de naturaleza Divina.

La guerra contra los gemelos había acabado, si, pero eso no quitaba el hecho que todo el Mundo Digital había sufrido las consecuencias.

"Ya no hay nadie que resguarde el Muro de Fuego", un joven de 17 años murmuró al borde del abismo.

Era un Tamer, un humano que eligió luchar por el Mundo Digital por decisión propia. Un humano que luchó junto con un Digimon compañero y lo elevó al máximo potencial solo con el poder de sus sueños y sus técnicas de adiestramiento.

A su lado había un Digimon, pero este no era su compañero.

"Beelzebumon, ¿qué tanto recuerdas?"

Era uno de los Demon Lord, el Avatar de la Gula y Gobernador del Mundo de las Tinieblas, o al menos lo había sido en alguna de sus anteriores encarnaciones.

"No mucho en realidad, tengo apenas imágenes vagas que surcan en mi cabeza. Recuerdo a los Siete Ejércitos y a los otros Demon Lords pero..."

"Entiendo, gracias Beelzebumon"

El joven sonrió cansadamente, no esperaba mucho de todas formas.

"Lamento decepcionarte, Takato"

Matsuda Takato, el chico de ojos carmín y cabello marrón desordenado que solía sujetar con googles amarillos, y que ahora colgaban de su cuello. Llevaba un suéter sin mangas de color azul encima de una camisa blanca, ya algo andrajosa después de pasar tantos meses en el Mundo Digital, su D-Ark colgaba del bolsillo izquierdo del pantalón gris.

Se encontraba sentado, sujetando sus piernas con ambos brazos, mientras miraba a su compañero de aventuras de las últimas semanas.

"Por cierto... ", dijo "¿Dónde están los otros?"

Beelzebumon negó.

"Tal vez necesitan un tiempo para ellos, ninguno de nosotros pensó volverlos a ver. Hay mucho que procesar"

Por un instante, Takato pareció ver al pequeño Impmon remembrar tiempos antiguos, en los cuales compartía con Ai y Makoto. El chico sujetó su Digivice y observó la pantalla negra.

"Guilmon..."

"Guilmon, no pude mantener mi promesa"

Una lágrima surgió de su ojo izquierdo.

Guilmon había dado la vida por él en esa última batalla contra los Gemelos, su sacrificio era la única manera de derrotar a los inmortales y así liberar al Mundo Digital de su tiranía.

Había prometido vivir por Guilmon desde el instante de su muerte ya que tiempos difíciles se aproximaban, los ejércitos de la oscuridad ahora tenían el camino libre. Los Siete podían andar libremente en el Mundo Digital y, peor aun, podían invadir el suyo.

"¡No dejaré que hagan lo que quieran en mi mundo, hijos de perra!"

"¿Buscamos a los demás?" Beelzebumon preguntó, sacándolo de sus pensamientos.

Takato asintió, se levantó y sacudió el polvo que seguramente la tela de sus pantalones habían atrapado.

La motocicleta del abismo, Behemot, esperaba. Beelzebumon se subió en ella y ofreció su mano para que el humano hiciera lo mismo, solo entonces arrancaron en búsqueda de sus amigos.

Era tiempo de volver a casa.


Era medio día.

El cielo había sido cubierto por densas nubes negras, el ruido de lluvia predominaba más que el producido por los autos y las personas que transitaban los andenes y avenidas. Entre ellos, Lee Jenrya caminaba cubierto por su saco gris y sombrilla de color verde.

Su destino era llegar a la cafetería que se encontraba en la otra acera, era un lugar elegante debía admitir y estaba un poco nervioso, se podía decir que había sido invitado a una cita. No podía ver mucho a causa de la lluvia pero en la ventana del negocio estaba una chica de cabello rojo esperando, seguramente un poco aburrida o ansiosa, eso no lo podría decir con certeza hasta que la viera de frente.

Lee solo debía esperar el cambio del semáforo, una vez la luz verde permitió el paso entró lo más rápido que sus piernas le permitieron.

Cerró su sombrilla en la entrada, ahí alguien del servicio le recibió esta y su abrigo al tiempo que indicaba donde estaba la chica. Era Makino Ruki, la mujer más hermosa que conocía.

Lee se sonrojó apenado, nunca se le había hecho tarde antes. Lo bueno es que Ruki no parecía querer recriminarle su falta de puntualidad.

Para el chico, sería uno de sus sueños hechos realidad si en realidad esa fuera ese tipo de cita. Un suceso de la noche anterior hizo que decidieran llamar el uno al otro para un encuentro al día siguiente. Cada uno mostró aquel suceso al otro al mismo tiempo, eran su D-Ark, los cuales habían aparecido en un destello de luz.

"¿Qué crees que signifique?" Ruki preguntó.

Jenrya negó con la cabeza, cosa rara que no tuviera idea de alguna situación.

"¿Has visto esas imágenes también? ¿Esas visiones?"

Si las había visto.

Pero más que visiones, era más acertado decir que se trataban de recuerdos.

Habían llegado como un remolino: los Digivices, los Digimon, Calumon, sus amigos, la batalla contra los Deva y la Bestia Sagrada del Sur, el D-Reaper, la despedida. Eran sus recuerdos como vida de Digimon Tamer que por alguna razón habían olvidado, solo uno de ellos no había olvidado y ahora andaba desaparecido.

"Disculpen, ¿qué piensan ordenar?"

Un mujer vestida como camarera se acercó a los dos, con una libreta y un esfero a mano. En la mesa en la cual estaban sentados habían dos menú que revisaron en el apuro producido por la sorpresiva llegada de la trabajadora. No demoraron mucho en seleccionar algo, dos pasteles de durazno acompañadas por una malteada cada una. Entre eso, la camarera miró con curiosidad los artefactos que ambos jóvenes habían traído, una curiosidad que duró poco pues tenía muchas más ordenes que atender.

"En un momento estará su pedido".

Ella se retiró y así los jóvenes continuaron con su conversación original.

"Takato"

Ese simple nombre, el hijo de una pareja de panaderos que estaba interesado en el arte y la cultura, un chico un poco despistado pero inteligente y muy amable, quizá un sonador o un artista que sufría un delirio mental. Su amigo de la infancia, quien demostró tener razón al final. El chico que desapareció hace dos meses sin dejar rastro o pista alguna de su paradero.

"Él lo sabía, la pregunta es por qué.."

Jenrya lo tenía claro, si alguien sabía lo que estaba pasando ese era Matsuda Takato y encontrarlo se había vuelto un asunto de importancia primordial.

La mirada de los dos jóvenes fue más que suficiente para hacerse entender mutuamente, no era seguro pero ambos sospechaban de un lugar posible donde ninguno había buscado con anterioridad.

El Mundo Digital.


Era pasada la media noche cuando el portal se abrió por voluntad propia, la cruzó sin pensarselo dos veces y corrió hacia lo desconocido, a un mundo que ahora le era indiferente y extraño, un mundo que ya no lo necesitaba.

El resplandor blanco lo llenaba todo, de tal magnitud era que nada más allá era visible a excepción de una sola cosa. Una sombra pequeña que volaba un poco más adelante y que fue su guía, era un Digimon que le resultaba conocido.

"¿Será él?"

Su ritmo se aceleraba de solo pensarlo.

Su deseo ahora se hacía nítido, los colores de su guía aparecieron y un árbol que se materializaba en el fondo a medida que el resplandor disminuía. A alrededor se extendían gigantescas raíces se extendían desde este a todas direcciones, el árbol en si mismo era una estructura impresionante que ascendía al firmamento. La copa era cubierta por nubes densas que dejaban entrever la luz de un plano superior.

Patamon lo estaría esperando en la base, debajo de la luz divina de Yggdrasil, el Dios del Digital World.

"Takeru, he estado esperandote por tanto tiempo"

El Digimon dijo con lágrimas en sus ojos, el ex-Elegido corrió hacia él y lo tomó en sus brazos y el árbol del mundo habló una vez ellos estuvieron reunidos.

"Takaishi Takeru, yo escuché tu plegaria..."

Elevó su mirada hacía el cielo.

"Yo te he reunido con tu Digimon acompañante, ha cambio tu deberás hacer un favor para mí"

"¿Quién eres?"

Takeru preguntó.

"Me conocen con muchos nombres, pero la mayor parte de los seres vivientes en el Digital World me dicen Yggdrasil. Ahora escucha..."

Takeru y Patamon verían imágenes en su mente a medida que la computadora Host que administraba el Mundo Digital iniciaba un relato.

"Hace mucho tiempo, diversos grupos de poder se disputaban el control del Digital World. Un monstruo de increíble poder surgió y se alzó sobre los demás, Huanglongmon, la Bestia Sagrada suprema"

Entre el caos y la guerra, una luz dorada emergió. Takeru sintió una vez más la insignificancia de su existencia ante el dragón Emperador, una bestia colosal que emitía un aura dorada de su cuerpo. Todos los Digimon a su alrededor se inclinaban y lo reconocían como su Dios.

"Sin embargo, las Guerras no se detenían sino que eran instigadas para mantener el control. La más terrible fue entre los Digimon del tipo bestia y los del tipo humano, y la última..."


Antes de su derrota y destierro, los Seven Great Demon Lords poseían a lo largo y ancho castillos, fortalezas y ciudadelas en el Digital World. Hasta entonces todas ellas se habían encontrado deshabitadas y los Digimon mismos temían acercarse a estos, los lugares que fueron construidos para que el Diablo revisidiera y caminara sobre la Tierra. Pero ahora las cosas eran distintas.

En el Valle de los Muertos se erigía un palacio gótico, cuyo esplendor ya había sido erosionado por efecto de la arena y el tiempo. Fue uno de los primeros lugares que habían sido retomados por los ejércitos del Mundo de las Tinieblas, Digimon que pertenecían al Dark Area y que eran liderados por el maligno BelialVamdemon. Un Demon Lord que yacía sentado en el trono como un cruel rey.

La habitación dentro del palacio era extensa, había una gran distancia entre la silla, una hermosa pieza donde abundaba la imagen de las criaturas de pesadilla, y la gran puerta. Esta última se abriría dejando pasar a un par de Ogremon que sujetaban de lado a lado los brazos de un prisionero encapuchado.

La figura de BelialVamdemon permanecía envuelta en sombras, junto a su séquito de Digimon que rodeaban al trío recien llegado.

Ambos Ogremon se sintieron intimidados, inclinándose apurados por nerviosismo. Pasó un tiempo, pero finalmente uno de ellos tuvo el valor para hablar a su oscuro señor.

"Mi lord, no logramos encontrar su actual ubicación... pero logramos encontrar a alguien que si lo sabe"

El sirviente miró a su compañero y este entendió el mensaje, el cual arrojó a su prisionero hacia adelante. Ambos esperaron que BelialVamdemon centrara su atención en su nuevo huesped y olvidara de alguna forma su fracaso, sus vidas ahora dependían de eso.

"Vaya, vaya. Miren a quien tenemos aquí"

Por supuesto, no había ningún Digimon o ser digital en el Digital World que no supiera quien era la persona que hoy tenía tendida a sus pies. El guardián que se encargaba de elegir a los humanos y los Digimon que mantendrían a las criaturas como él encerradas detrás del Muro del Fuego. El peon creado por las decadentes Bestias Sagradas, ahora extintas, para perpetuar su poder por la eternidad.

Gennai, presente en su aspecto juvenil y enigmático, vestido por una túnica blanca con capucha.

"¡De mi no obtendrás nada!"

BelialVamdemon solo se reía en la oscuridad ante el desafío del hombre.

"No tienes que decir nada, tengo otros métodos que estoy ansioso de emplear a ti. No es de todos los días cuando tienes el espacio y el momento para la intimidad"

Dijo con una sonrisa grotesca, despertando los deseos oscuros de los otros Digimon que se ocultaban en la oscuridad, deseos obscenos, de tortura y de males dignos de un verdadero demonio.

Gennai no lo admitiría pero estaba muerto del miedo por dentro, a pesar todo estaba dispuesto a morir sin dar gusto a sus enemigos.

"Sin embargo, el gran Jefe tiene poca paciencia y mi tiempo es limitado. Obtendré lo que yo quiero y lo tendré ahora, quieras o no."

BelialVamdemon se levantó del trono desgastado y camino hacia adelante, Gennai retrocedió intimidado por el aspecto de su enemigo, incapaz de separar su vista de los ojos penetrantes del Demon Lord.

"Ilusión Mental"

Para luego ser cubierta por una luz enceguecedora, perdiendo en el mundo del subconsciente.

"Ya no falta mucho"

La técnica de BelialVamdemon era útil por muchas razones, el principal era jugar con las ilusiones de sus víctimas y manipularlas para objetivos en específico, aunque también era un método eficaz de recolección de información. Ni siquiera Gennai podía hacer algo para mantener el secreto por mucho más.

"Si, ahi estas..."

"Seven Heavens"

Siete Esferas de luz incandescente golpearon al señor oscuro con fuerza devastadora, el fuego santo provocado se extendió hacia las hordas de Digimon Demonio. Algunos huyeron, otros fueron víctimas del poder sagrado. Gennai fue el único que no se vio afectado por el pandemonio, protegido por una columna de luz creada por Seraphimon, uno de los Tres Grandes Ángeles.

"Gennai-san"

Y no estaba solo, Takaishi Takeru estaba con el Ángel Definitivo.

Gennai atendió a la llamada, saliendo del trance impuesto por el Demon Lord.

"Takeru-kun, lo siento.. yo..."

"Hace falta más que eso para poder vencerme... "

BelialVamdemon no estaba muy feliz, emergió de los escombros con apenas algunos rasguños y quemaduras. Le pareció inconcedible no haber podido sentir al poderoso Ángel acercarse a su territorio. Eran enemigos conocidos de hace tiempo, reconoció al ex-Elegido del Emblema de la Esperanza al lado de Seraphimon, uno de los humanos que desterró su poder de nuevo al Mundo de las Tinieblas.

"¿Cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Años?"

"Tailmon tenía razón, eres demasiado persistente.." Takeru dijo al reconocerlo de igual forma.

"Mi voluntad no puede ser destruida por unos simples peones de las Bestias Sagradas"

BelialVamdemon sonreía al ver el rostro de frustración del humano, razonó que al final si se había dado cuenta de su papel infímo en las cosas.

"BelialVamdemon, te derrotaré siempre.. sin importar todas las veces que intentes retornar" Seraphimon dijo, molestando al Señor Demonio.

"Muy bien"


"La búsqueda por el poder es una constante en el Digital World, Huanglongmon lo sabía y por lo tanto lo usaba a su favor para mantener el control. La Gran Bestia era poseedora de los Digi-core, objetos que permitían la digi-evolución y que eran ofrecidos a cambio del derramamiento de sangre. Su lógica era simple pero efectiva, nadie se revelaría en su contra si existía la división, el resentimiento y la ambición"

Takeru y Patamon se vieron inmersos en un campo de batalla donde se enfrentaban dos ejércitos, los Digimon que tenían el aspecto de humanos y los Digimon que tenían el aspecto de bestias. El premio era obtener el Digi-core caído de Huanglongmon, el causante de la discordia. Sin embargo, algo interrumpió la confrontación del golpe haciendo presencia en la forma de una luz celestial.

"Lucemon, un ángel capaz de discernir entre la luz y la sombra detuvo la lucha, derrocando al dictador al encerrarlo en las profundidades del Digital World. Lucemon tomó posesión del trono y llevó al mundo a una nueva Era de paz y armonía, sin embargo, al igual que su predecesor, el poder absoluto lo corrompió y comenzó a verse a si mismo como una existencia superior al resto de Digimon. La era de paz que había construído se había convertido en una de terror"

Takeru sentía un miedo inexplicable al solo escuchar su nombre, la luz que emanaba de aquel ángel lo atemorizaba. Era todo lo contrario a lo que sentía cuando estaba en presencia de Hikari.

"...Posteriormente, hubo una rebelión en contra de Lucemon. Diez Digimon que poseían el poder elemental lograron vencerlo luego de una cruenta guerra y lo sellaron en el Dark Area, el basurero creado por el mismo Huanglongmon para deshacerse de aquellos que consideraba una amenaza a su reinado. Lucemon y sus generales se deformaron y se conviritieron en los siete males del Digital World. Los Siete Grandes Señores Demonio"


"Seven Heavens"

"Screaming's Darkness"

Se creó una gigantesca onda expansiva que acabo con cuanto estuviese en la cercanía, incluyendo la totalidad del palacio ancestral de los Demon Lords, el cual se derrumbó de manera estrepitosa. Takeru y Gennai habían salido poco antes, observando en las llanuras deserticas el colapso de la estructura a lo que consideraron una distancia segura.

"¿Estara bien?", el humano digital preguntó con preocupación.

"No lo dudes, Seraphimon es poderoso..." Takeru le respondió.

"Aun así, esta ya no es una de esas viejas peleas... nuestro enemigo"

Ya no eran Digimon que aisladamente buscaban el poder, eran los Demon Lords encerrados por éones en el Área Oscura del Digital World. Aunque hubiesen enfrentado a BelialVamdemon en el pasado, existió la diferencia de que ahora había un gran maestro detrás de las sombras. El usar a un BelialVamdemon no era más sino una demostración de la magnitud de su poder y control. Además, Gennai sabía que BelialVamdemon ya tenía la información que necesitaba.


"¿Dónde están los demás?", el demonio preguntó.

Se había levantado una espesa capa de polvo que ocultaba al masivo Demon Lord, con ello también venía un efecto sobrenatural que cubría el origen de su voz. Para Seraphimon, BelialVamdemon estaba por todas partes.

"¿Por qué no me vienen a enfrentar como lo hicieron hace tantos años? ¿Acaso temen ahora de mí?"

"¡Sal cobarde!", el ángel exclamó, haciendo caso omiso a las provocaciones de su enemigo.

Estaba atento a cualquier movimiento, pero sus supersentidos no lo advirtieron a tiempo del golpe directo que recibiría de la garra de su adversario. Seraphimon fue lanzado contra el suelo y rápidamente fue aprisionado contra este pues BelialVamdemon puso un pie encima de este.

"No sabes cuanto tiempo he esperado esto..", BelialVamdemon dijo sonriente, aplicando un poco de presión, "... hoy me vengaré de uno de esos odiosos Elegidos que tantos problemas me causó en el pasado y a su Digimon"

Seraphimon intentó liberarse sujetando las pierna del Demon Lord, quien divertido solo se dedicaba a observarle.

"¿No te gustaría eso verdad? Estoy muy tentado a dejarte vivir, casi, solo para que veas como torturo y mutílo el cuerpo de ese humano.."

"¡No te atravas!"

"... Ohhh si, me divertiré mucho con Takeru. Pero descuida, supongo que el te contará del otro lado lo bien que lo pasó conmigo"

La cara de deprevación en el rostro de BelialVamdemon solo pudo causar un desagrado absoluto en el Digimon sagrado.

Maldición! No... no", Seraphimon pensó.

El ángel movió con dificultad la pesada pierna del demonio, quien sorprendido intento someterlo nuevamente haciendo uso de su peso. Mas, por más que BelialVamdemon se esforzara, no podía contrarrestar la fuerza de su enemigo. Se llegó al punto crítico donde el centro de masa del Demon Lord se había movido lo suficiente para que Seraphimon pudiera liberarse del todo, solo bastó un pequeño empujón para que BelialVamdemon cayera sobre su espalda.

Seraphimon se incorporó con rapidez y brindó un poderoso golpe, con su puño cerrado e iluminado por la luz sagrada. El ataque fue dirigido en el pecho de BelialVamdemon, quien al no poder levantarse a tiempo terminó aplastado con una fuerza comparada a la de un asteroide, y del mismo modo se produjo un cráter con el demonio infernal en su centro.


Takeru levantó su digivice al ver los acontecimientos.

Una gran columna de humo se elevó de manera estrepitosa hacia el cielo, evento que estuvo acompañado por un temblor de magnitud considerable. Takeru y Gennai apenas si podían sostenerse en pie.

Para protegerse, el Digivice emitió un campo de energía que los protegería de la onda expansiva de aquel impacto, de otro modo ambos saldrían a volar como balas salidas del cañón de una pistola. Alrededor del campo, la tierra del desierto se resquebrajaba, elevando porciones de esta en forma de cizalla sobre otras, las cuales algunas se hundían.

"Terminó", Gennai murmuró al culminar los temblores y la destrucción del ambiente.

"¿Tu crees?", Takeru preguntó.

Pasaron algunos segundos en que la expectativa los mantuvo atentos, querían saber si BelialVamdemon había sido derrotado o no. Mas sus rostros perdieron el color y sus sentidos fueron bloqueados por una llegada abrumadora de sensaciones, predominando el miedo. Sin embargo, no era BelialVamdemon, sino algo mucho peor que se aproximaba.


En otra zona del Digital World, Beelzebumon detuvo abruptamente su motocicleta al sentirlo.

"¿Esto es él?...", pensó temeroso, "... esta magnitud, incluso desde esa distancia"

Sentado detrás del Demon Lord, Takato Matsuda miraba hacia el horizonte con expresión plana. Incapaz de expresar lo que sentía, una conexión con alguien que escapaba de toda compresión y cuyo poder llenaba el rango de todo el Universo.


"Llegará el momento en que las barreras que separan el Digital World del mundo de las Tinieblas sean derrumbados, cuando llegue ese momento él volverá a caminar sobre la Tierra, seguido por la infinidad de sus hordas..."

Takeru y Patamon escucharon la profecía de Yggdrasil, el Árbol del mundo.

En sus mentes estaba la imagen de un ángel que extendía sus brazos y sus doce alas blancas, del cual emanaba un resplandor capaz de cubrir los rincones más oscuros de la Tierra. Sin embargo, no era más que una farza y el mal que significaría su poder desatado.


Lucemon descendió del cielo, quedando inmóvil en un punto intermedio, superior a todos los demás presentes.

A su izquierda, BelialVamdemon recobraba la consciencia al fondo del cráter, quien al ver la llegada de su señor inmediatamente se arrodilló en modo de reverencia, siendo incapaz de poder ver la luz que el ángel emanaba de si.

A su derecha, estuvo Seraphimon, uno de los Tres Grandes Ángeles, Takeru Takaishi y Gennai.

"Los enviados de Yggdrasil", dijo, con voz armoniosa, "... ¿es esto lo que me ofrece el Dios del Digital World como desafio?"

De manera infantil, tapó su boca con una de sus manos, emitiendo una pequeña risa ahogada. Incluso Seraphimon, uno de los Tres Grandes Ángeles, no era más que un insecto a comparación.

"... Pero bueno, ¿no es mi deber actuar como su enemigo?", aquellas palabras no sonaron más allá que una setencia de muerte segura, en consecuencia Takeru y los demás vieron pasar su vida delante de sus ojos, "... así que los eliminaré, de modo que ya no podrán interferir con mis planes"

Entonces una columna de luz emergió de la nada y engulló a Takeru, Gennai y Seraphimon, cuando desapareció, ya ninguno de los tres estaba. El ángel de cabello rubio y ojos azules miró con algo de confusión los hechos.

"Yggdrasil" dijo.

¿Por qué preocuparse de eslabones tan débiles? Incluso en asuntos como esos, el Dios del Digital World era misterioso. Sin embargo, no importaba, podía desestimarlo y con seguridad podría tratarlo en un futuro. Ahora, solo había una cosa que interesaba al ángel.

"¿Sabes dónde está?", se dirigió a BelialVamdemon.

"Si... si, mi Lord", respondió con nerviosismo desde su posición, "... Se encuentra en los Territorios Sagrados, el hogar ancestral de las Bestias Sagradas"

El Demon Lord se permitió levantar su mirada hacia Lucemon, relajándo un poco su tensionado cuerpo cuando vio la sonrisa complacida de este. ¿Cómo era posible que él, el gran BelialVamdemon, sintiera pavor de algún otro Digimon? Él, el futuro rey de los tres mundos. ¿Cómo era esa posible?

"Muy bien, puedes adelantar nuestra invasión al Mundo de los Humanos, lleva a nuestras legiones"

Él, a pesar de ser un general, no era más que un peón del cual Lucemon podía disponer en cualquier momento. Su alma, rescatada de los abismos, estaba en manos del portador de la Luz y príncipe de las Tinieblas. Su vida ya no le pertenecía.

"¿Y qué hará usted, mi Lord?"

El ángel sonrió espectante.

"Una visita"


Hypnos fue una organización olvidada, había sido sustentada por el gobierno japonés en primera instancia para el espionaje de las otras superpotencias del globo, posteriormente a la vigilancia y el control del riesgo producido por los Digimon Salvajes que venían con frecuencia al mundo. Él tenia en su mano la foto de su líder, Mitsuo Yamaki, un prodigio en la programación que lamentablemente se estaba acercando a obtener grandes respuestas. No había otra opción que eliminarlo e Hypnos tenía que caer con él.

Pero ahora eran otros tiempos.

"Hubo un cambio de poder en el Digital World..", sonó una voz de un pequeño parlante colocado en un escritorio de madera.

Él se encontraba cerca de este, sentado en una comoda silla almoblada. Vestía un traje formal común, un saco negro, una camisa blanca y una corbata roja.

"¿Quiénes son esta vez?", preguntó.

"Es lo que nos temiamos", la voz detrás del parlante respondió, ".. las defensas del Muro de Fuego han cedido a causa de la destrucción de las Bestias Sagradas, los Siete Señores Demonio son libres"

"Lucemon"

"Así es"

Hizo un silencio breve, analizando la situación. En un movimiento miró el cajón izquierdo de su escritorio, que al abrir encontró un pequeño diario de ya varios años. Con nostalgia reconoció que eran las notas de un Elegido que había sido iluminado por la luz de Yggdrasil.

Este evento, este preciso momento estaba escrito en esas páginas.

En una en particular lo encontró, no era de letra exquicita ni mucho menos, el párrafo en cuestión era escrito por frases simples que llegaban siempre al grano. El dueño en particular solía escribir después de tener sueños, los cuales le tomó tiempo interpretar que no se trataba de simplemente eso.

"Hazme un favor, ¿Akihiro Kurata se encuentra ya en el lugar?"

"Si, llegó hace diez minutos", respondió la voz del micrófono.

"Hazlo pasar... en cuanto el objetivo de Lucemon en este mundo, ya sabes que es lo que tienes que hacer.."


Un hombre en bata de científico estaba esperando, sentado en una silla puesta sobre una pared. Al frente de él estaba una puerta, resguardada lado a lado por agentes gubernamentales que estaba por decir de más que se encontraban armados. Aquel hombre miraba con una sonrisa incomoda a los agentes, cuya razón para ello era la impaciencia o mas bien, la ansiedad. Aquel hombre era una persona ansiosa y que fácilmente llegaba a perder el control en situaciones de tensión alta.

Pasados pocos unos minutos, un joven adulto se sienta en la silla de al lado. El científico, observando por el rabillo del ojo, comprobó que se trataba de una persona de ciudadanía extranjera, Norteamericana lo más probable. Era alto, de cabello rubio y ojos rojos, llevaba un portafolio sobre las piernas.

"Buenas tardes", dijo sonriente con un dominio perfecto del japonés, percatándose de que era observado.

"Ahh.. Buenas tardes, disculpe.." el científico respondió con nerviosismo, había sido atrapado.

"No hay problema, yo tampoco esperaba tener acompañante el día de hoy... de todas formas, es un honor estar frente a un hombre de ciencia, no imagino lo importante que debe ser su labor en este departamento"

El aludido se sonrojó, la mayor parte del tiempo las personas y hasta sus propios colegas lo trataban con desdén, como si de un bicho raro se tratase.

"Es muy amable, de verdad... puedo preguntar.."

"Diga"

"Usted es un político, ¿verdad?"

"Inquisitivo, debió suponerlo por mi vestimenta", dijo complacido "... sinceramente, apenas estoy empezando mi carrera. Como se dará cuenta aun soy joven"

Ambos rieron, como si se tratara ya de viejos amigos. Mas el momento de conversación fue interrumpido cuando un mujer de mediana edad salió de la puerta que estaba al frente de las sillas de espera.

"Akihiro Kurata, puede ingresar", dijo ella.

"Es mi nombre, nos vemos en otra ocasión..." Akihiro Kurata se levantó de su asiento y se despidió del joven tendiendo su mano, quien gustoso la aceptó "... por cierto, nunca me dijo su nombre"

"Damian Watherford, un placer"

"El placer es mío"


Kurata había dejado al joven atrás y ahora se encontraba en la oficina para su cita previa, se encontraba ya con un hombre japonés de mediana edad que vestía de manera formal, de cabello y ojos marrón. Los dos estaban sentados en sillas amobladas uno frente al otro, separados por un gran escritorio de madera.

"Espero no haberlo hecho esperar, Doctor Kurata"

"Descuide, había llegado hace poco", lo cual, sin embargo, era una mentira. Akihiro Kurata tenía la tendencia a llegar siempre con al menos dos horas de antelación. Efectivamente, hoy espero la cantidad de una hora y media de tiempo para ser llamado.

"Me presento, yo soy Yagami Taichi... yo y mis colegas hemos observado su propuesta de trabajo y he de admitir que estamos interesados"

Su rostro se iluminó, finalmente, después de tanto tiempo sintió que su vida ahora tomaba un sentido. Habían pasado mucho desde que dio inicio a su proyecto pero este se había visto estancado debido a la falta de presupuesto. Hoy, en ese preciso instante, el presupuesto ya no era un problema.

"Es excelente..", dijo entusiasmado, "...es lo que tanto hemos estado esperando, gracias por la oportunidad, yo..."

"Descuide Doctor", Taichi lo interrumipió "... ahora lo importante es trasladarlo a su nuevo sitio de trabajo, donde su equipo ya se encuentra esperándolo. Las únicas órdenes que recibirá serán las mías. ¿Queda entendido?"

Akihiro asintió.


El cielo del Digital World se oscureció repentinamente como un presagio oscuro de una calamidad que pronto se avecinaría, la única fuente de Luz presente emanó de un solo individuo, uno cuyo poder perteneciente era capaz de colapsar mundos enteros. Lucemon, de los grandes Demon Lords, descendió sobre el Territorio Sagrado que alguna vez fue controlado por las Bestias Sagradas.

Al frente suyo estaba un Beelzebumon petrificado, un Terriermon y una Renamon inmóviles, y un Matsuda Takato anonadado por su presencia.

"Tu eres...", Takato tartamudeó.

"Soy Lucemon", el ángel respondió complaciente, "...he esperado tanto este momento, Takato. Finalmente, tu y yo nos conocemos".

El ángel se acercó hacia el chico, acción que fue vista como una señal de peligro por Beelzebumon, el único capaz de reaccionar y moverse de los tres Digimon presentes. El Demon Lord de la Gula desenfundó sus armas, la Berenjena, y disparó con la velocidad de un rayo. Para Lucemon, fue presenciar un evento en cámara lenta que podía evadir con facilidad. Sus alas emitieron un resplandor dorado, cuya extensión terminó por cegar a los presentes y dar un poderoso golpe en el estómago del otro Demon Lord.

Ninguno supo que fue lo que pasó, en un abrir y cerrar de ojos, Beelzebumon se sujetaba resistiendo el dolor.

"Que impertinente... al parecer, el tiempo no ha hecho nada por amanzarte, Beelzebumon" Lucemon comentó indiferente.

"¿Qué es lo que quieres?" Takato logró decir después de uno o dos minutos de incómodo silencio.

"Una propuesta, mi estimado Takato.." el ángel respondió, nuevamente mostrando una expresión alegre "...únete a mi, y juntos crearemos un nuevo mundo"

"Unirme",

El chico murmuró, sorprendido en parte por los acontecimientos recientes mas sin embargo, por una extraña conexión que sentía y que lo unía al ángel caído.

"Si, juntos crearemos un nuevo mundo donde la guerra, el hambre y la muerte no existan. Un mundo donde la paz reine eternamente..", Lucemon extendió su brazo hacia el chico, quien permanecía de pie en el suelo, en espera que este la tomara.

La tentación fue grande pero algo en él le dijo que no aceptara la invitación engañosa de Lucemon. Takato no iba a tomar la mano de Lucemon, pasara lo que pasara en ese momento. Lucemon, por su parte, solo miraría con decepción y retiraría su mano.

"Es tu elección entonces defender un mundo podrido.. muy bien, ya pronto abrirás tus ojos a la Luz" murmuró, "... dejaré que Beelzebumon se quede contigo, nos veremos nuevamente.. Takato".

Tan repentinamente como apareció, Lucemon se desvaneció en el aire.

Takato tardaría un tiempo en reaccionar, cuando lo hizo, su primera acción fue verificar el estado de Beelzebumon.

"¿Te encuentras bien?" preguntó preocupado.

"No es nada, si fuera grave ya estaría muerto" Beelzebumon respondió, forzando una sonrisa confiada.

Era su primer encuentro con Lucemon, un ángel que se rebeló en contra de las Bestias Sagradas y por su crimen fue encerrado en lo más profundo del Área Oscura. El Demonio que había jurado vengarse y elevar su trono en la cima del cielo, por encima de otros ángeles y Dioses, el oscuro Adversario.

Continuará.

xxXxx

Notas del Autor.

Hola a todos y todas, se puede decir que soy un nuevo usuario de la página que tiene ganas de compartir una historia con ustedes. Mis protagonistas serán Takato y Lucemon pues son mis personajes favoritos de Digimon, espero a la larga poderlos desarrollar bien como personajes, eso sin tener que descuidar a los otros que mostraré en este humilde Fanfic. Mi objetivo, además de entretenerlos, será intentar plasmar algunas ideas que he tenido después de leer libros y análisis de internet sobre temas que me parecen profundamente interesantes.

Sin mas que decir, espero que este capítulo les haya gustado y ojalá dejen un review expresando su opinión al respecto.