Adiós,Lee
La competición había terminado, por lo que debíamos de estar alegres. Por eso y porque era primavera, la época más bonita del año, pero no fue así.
El ejército de Cronos era cada vez más fuerte, lo más probable era que esa fuera la última batalla en la que lucháramos, pero no estábamos dispuestos a rendirnos. Percy estaba luchando cara a cara contra Cronos, él solo, y eso era impresionante. Se podría decir que esa era la única razón por la que yo hacía esta locura.
Mientras el ejército llegaba al campamento, nosotros habíamos preparado nuestras armas. Pude ver como los hijos de Ares reunían todos sus instrumentos de guerra, así como también vi a un hijo de Hermes calzándose las zapatillas mágicas de su padre. Supuse esperanzado que habría practicado con ellas antes de luchar.
Poco tiempo después apareció el ejército. Nosotros lanzamos un grito de guerra sin pensarlo dos veces, y acto seguido nos dirigimos valientemente hacia ellos, listos para atacar.
Yo preferí dirigirme hacia las dracaenae, más bien porque era muy bueno con las flechas, y la única forma de matarlas era clavándoles una en la cabeza.
Cuando maté a la última, me ofrecí un segundo para respirar y analizar el ambiente. Fue un error que jamás repetiré, ya que vi como mi mejor amigo, mi hermano, atacaba heroicamente al único gigante que había y al que nadie se atrevía a acercarse. Este, haciendo un simple gesto con el brazo ,como quien intenta quitarse una mosca de encima, le dio tal golpe en la cabeza que no tardó en caer al suelo.
Ese fue el triste final de Lee Fletcher, pero juro que su muerte no habrá sido en vano.
