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Levítico 20:13, "Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre"

- Entonces, ¿cuál es su problema, señora Yeager?

La mano blanca sostiene el borde de la taza. Dedos finos se deslizan por la porcelana. Unos ojos del color del sol se nublan de lágrimas, la fémina sujeta un pañuelo de seda costosa y se cubre la boca con él.

- Padre – dice ella con lamento. Una voz cargada de dolor sincero.

Levi trata de darle consuelo envolviendo sus cortos brazos alrededor de la espalda estrecha.

- Es mi hijo, padre – Levi quita unas cuántas lágrimas con los pulgares. La mujer esboza una triste sonrisa, y el sacerdote piensa que debe ser realmente algo muy malo como para que Carla Yeager devota católica y mujer de alcurnia, acuda a él para ayudarla.

- ¿Qué pasa con él? – pregunta suavemente.

- Es… ay, dios, no quiero ni decirlo… él es… le gustan los hombres, padre – Carla se toma el rostro con ambas manos dejando caer lagrimones en torrente.

El hombre se aleja inmediatamente, casi atemorizado, un latigazo de corriente eléctrica sacude sus hombros.

- Oh, padre, lo sé. Es horrible. Soy una mujer maldecida. Mi hijo gusta de hombres, es abominable, inaudito, terrible. – Carla se limpia las mejillas con desespero, ejerciendo más fuerza de la necesaria, dejándose la piel enrojecida por el acto que con euforia, eliminó los rastros de culpa.

Carla Yeager es madre de familia. Hija de unos importantes comerciantes de vino, viuda de un médico de renombre, madrastra de un chiquillo rubio e igual de brillante que su difunto esposo, y abnegada mártir de su único hijo: Eren.

Eren es la luz de su vida, es todo lo que Grisha dejó al partir. Lo ha protegido, procurado y querido por encima de todos sus defectos. Cada desavenencia es resuelto por su consabido y magnánimo amor.

Ella no sabe qué errores que cometió o cómo fue que Eren de un día a otro se fue por el mal camino, pero jamás olvidará esa escena que se repite una y otra vez en su cabeza: Armin Arlet, nieto del jardinero y su niño, besándose pasionalmente como lo haría una pareja de recién casados al darse el sí. Ella casi vomitó.

Su hijo, sin embargo, paladín de los desamparados, abogó por Armin y su abuelo. Supuestamente él había obligado al rubio a besarlo. Pero ella no vio obligación en el acto, sino mucha disposición para llevarlo a cabo.

Empero Carla no podía así. Habían pasado dos meses desde entonces, y si no era Armin, sería otro, porque Eren tiene una vena coqueta, galante, que atrae miradas por doquier. Y el mundo se está descomponiendo, y ella no lo va a permitir. Sus buenas costumbres prevalecerán en la familia. No importa cuántas veces Zeke golpee a su hermano o ella lo castigue. Eren seguirá siendo el mismo, y ella no quiere que su hijo sea avergonzado públicamente, apedreado, sobajado… no, no. Eso no sucederá.

Por eso está ahí, para que Eren encuentre la paz que su hormonado cuerpo necesita.

- No sé qué cree que pueda hacer con él, señora Yeager. – Levi habla con ese tono adusto y labriego que encandila a las advenedizas y a sus feligreses.

Él posee su ligero acento francés en el idioma alemán, lo que incrementa su atractivo. Es un hombre de baja estatura, piel blanquísima como las nubes de los veranos, ojos grises, nariz respingona y pómulos altos.

Cualidades que lo convierten en una presa para mujeres mayores, aunque Levi es sacerdote y se ordenó hace años, a las habitantes del pueblo Sina parece no importarles.

- He escuchado que cada noviembre, usted y su congregación parten hacia los Bosques de María, ahí se mantienen en encierro absoluto. Hacen actividades propias de su fe, y yo quiero, como fiel devota y donante de esta iglesia, que se lleve a mi hijo por unos meses, quiero que lo curen de esa maldición. - Carla lo sostiene de las manos, hay tanta suplica amontonada en sus cristalinos ojos que Levi siente un ramalazo de culpa.

- Es mucho tiempo, señora Yeager, tal vez Eren no quiera.

- Ese muchacho no tiene objeción en este acuerdo, padre. Sólo quiero que mi hijo rectifique su camino antes de que sea muy tarde. La promiscuidad abunda en la ciudad, el diablo nos observa, está esperando a que mostremos nuestra debilidad para atacarnos. Mi hijo es un adolescente, no sabe lo que quiere, y tiene miedo. Yo lo sé, por eso lo enviaré con usted, ya que es un hombre respetable en el pueblo y recto, usted me lo hará el hombre que yo quiero.

Carla ejerce fuerza sobre el agarre, Levi comprende lo desesperada que esta la mujer por obtener ayuda. En su congregación han recibido a chicos homosexuales, después de hablarles sobre el Señor y sus leyes, ellos abandonan ese camino. Levi no habla mucho con esos chicos, lo hacen otros sacerdotes, él prefiere mantenerse al margen, no se siente apto para alebrestar al caído.

- De acuerdo señora Yeager, hablaré con el Arzobispo. – Dictamina Levi.

- ¡Gracias, muchas gracias!

Antes de irse, ella lo besa las manos y salpica un poco de su entusiasmo a Levi.

Esa tarde, el cielo se cubre de nubes grises y las lágrimas de lluvia cantan sobre los tejados. Un jovencito admira el cielo furioso, posando ambas manos sobre los cristales de las ventanas.

- Eren, tenemos que hablar.

NOTAS FINALES

Este es el inicio de una historia sobre religión, homosexualidad, sexo, violación, violencia, y pedofilia. Espero que no me demanden por esto jejeje. Bueno, quiero advertir que será cruel y habrá momentos en los que odien a ciertos personajes. Será un Eren x Levi y viceversa. O sea que los dos serán activos y pasivos. Según el contexto del capítulo. Carla no será una madre comprensiva como en otros fics, y bueno, Eren será todo un coqueto.

Si les gusta, háganmelo saber. Como dato adicional, titulare mis capítulos con pasajes bíblicos, besos.