Desde cero: Capítulo 1- Un comienzo desde cero

"Finalmente estoy aquí" suspiraba una chica japonesa saliendo de su avión y poniendo los pies sobre el aeropuerto. Era baja, de pelo castaño y ojos rojos. Atsuko Kagari, estudiante honoraria de la universidad de Tokio, había obtenido su doctorado en ciencias a la sorprendente edad de 15 años. Hija de dos padres trabajadores, izquierda política, ambiciosa y una de las más brillantes chicas que habían en todo Japón.

Llovía a cántaros fuera del aeropuerto, tanto así que Atsuko tuvo que sacar su paraguas de su mochila solo para pasar de una estación a otra del mismo. Inglaterra siempre le había parecido un bonito país, lleno de lujo, confort y mucho que hacer para relajarse. Mientras tomaba un taxi para ir camino a su hotel, toda esta imagen parecía derrumbarse ante sus ojos. Mendigos, estudiantes e inmigrantes llenaban las calles con sus carteles de protesta contra el gobierno, mientras Atsuko tuvo que ponerse sus audífonos para no escucharlos. En un momento vio como un grupo de policías se acercaba a ellos y trataba de poner orden, con resultados medios.

Atsuko llegó a su hotel, Le glorie de la Ing a las diez de la noche, agotada y bastante malhumorada. Se quedaría un par de semanas en Londres y luego partiría a su destino. Luna Nova, escuela de magia para chicas. Llegaría una semana antes del inicio de clases (había sido invitada) y estaba gastamdo sus vacaciones allí. Sonrió, "Que cansancio" dijo y acto seguido vistió de pijama y se dispuso a dormir.

"¡Pero aún queda un mes entero para que inicie la ceremonia!" Le reclamaba una chica del otro lado del país a su madre con semblante molesto y mimado.

"Y vas a salir en dos semanas, no hay prisa" replicaba esta con calma. "Eres la heredera de los Cavendish, mi hija y es tradición que un representante de la familia llegue antes para presentarse ante el personal."

"¡Pero mis amigas! ¡Mi tiempo libre! ¡Mi consola y mi teléfono!" Se quejaba esta bajando un poco la voz. "En Luna Nova no te dejan hacer eso, voy a estar muy ocupada trabajando y no tendré a ninguna amiga a mi lado" seguía quejándose esta con su puchero. "Además, estoy segura de que tal vez ese tal Igneto Volschibilevich se me vaya a..." Trató de replicar.

"Ese chico se fue a estudiar a Rusia por su familia este año, deberías tratar de imitar eso, Diana" le dijo su padre con un semblante serio. "No eres una inútil para quedarte tonteando con tus amigas y tus máquinas todo el santo día, tienes muchas obligaciones que cumplir y tus deberes tienes que ponerlos por encima de tu placer, además..." Quería continuar, pero los ojos llorosos de su hija le dijeron que parase. "Princesa, yo..."

"¡Trato de ser buena estudiante por t-ti" empezó con los ojos en lágrimas "s-soy la mejo-jor de la cl-clase y v-vuelo muy bien, y-y, tengo que t-tomar más responsabilidades porque, porque no te sientes bien" empezó a sollozar y su padre se acercó rápidamente a ella, "tú-tú, ¿estás decepcionado de mí?" Empezó a llorar.

"Princesa, lo siento tanto, puedes quedarte un poco..." empezó su padre.

"No, Rufus, ¿puedes irte un segundo?" Empezó Bernadette con un semblante serio pero compasivo, "tengo que hablar un segundo con nuestra princesa." Terminó.

Rufus se dirigió a la puerta desconcertado por el comportamiento de su esposa, salió de la habitación y la cerró.

"Eso que hiciste fue en verdad desagradable Diana, deberías saberlo" empezó Bernadette con semblante frío. "Tu padre está tan emocionado por esto como yo, y tú solo estás siendo así con él."

"Pero madre, yo de verdad..." Empezó Diana algo asustada.

"De verdad eres buena con los hechizos de imitación y engaño Diana." Dijo la madre para luego hacer un hechizo que le quitó todas ñas lágrimas a su hija y borró el semblante de tristeza por uno indiferente. "Eres muy buena con la magia cariño." Se puso de pie y cambió su tono de voz por uno completamente calmado y empezó interrogar a su hija. "¿Por qué no quieres ir un poco antes? Conocerás las instalaciones, podrás volar con facilidad y..."

"Tendré que vivir lejos de la mansión, mis amigas, mis cosas y con 0 acceso al mundo exterior" terminó Diana.

"Diana, sé que no es el motivo..." empezó Bernadette. Conocía lo suficiente a su hija para saber que, pese a que era muy caprichosa para su edad, no iba a ser ese el motivo de no querer ir "tú nunca haces capricho por esas cosas, o por lo menos no frente a algo que has deseado tanto como ir allí."

"Bueno, también hay otro motivo, pero es muy personal y yo..." empezó Diana.

"Puedo hacer que la directora te deje llevar y hasta usar tu celular si me lo dices" dijo Bernadette sonriendo, Diana tenía cierta dependencia a su teléfono y le encantaba ser el centro de atención en todo lo que hacía, hasta un punto en el cual era algo sofocante.

"Es que no me gusta como piensan allí." Empezó Diana con algo de molestia en su voz "valoran demasiado las cosas de tradición y adorno y desechan lo nuevo e innovador, como la tecnología o los cursos modernos, o a Chariot." Dijo Diana con algo de pena. Había admirado a Chariot desde pequeña y seguía haciéndolo a día de hoy, bastante abiertamente si había que decirlo. hablaba con sus amigas diciéndoles que al salir de Luna Nova, o al menos durante algún tiempo allí, se dedicaría un par de meses o hasta un año al entretenimiento y luego volvería y terminaría una carrera 'normal'. Las brujas que la conocían veían mal esta actitud, todas menos su madre.

"Sigues recordando esa actuación hace 10 años, ¿no es así?".Dijo Bernadette sonriendo a su hija. "No te tienes que preocupar, me encargué de que te den un trato un poco preferencial allí, solo un poco" dijo guiñándole el ojo, luego se acercó. "Eres aún mi tierna niña." Dijo abrazándola. "A propósito, ese chico no se ha ido a Rusia aún, contacté con sus criados para una reunión aquí hoy, arréglate un poco." Le susurró a su hija.

"¡Gracias! Creo." Gritó Diana y fue a su cuarto a arreglarse.

"Sí, mi pequeña sigue ahí" terminó Bernadette.

Retiraba todo lo que había pensado antes, Londres era en verdad una bella y cómoda ciudad para vivir. Había salido mucho en estos últimos días, y había visto todas las atracciones turísticas de la ciudad. Pasaba la mayor parte del tiempo en el muse británico y se relajaba caminando por las calles en su tiempo libre. Veía como en las noticias salía un tal Paul Hambridge en los debates como principal opositor al primer ministro, a quien acusaba de todos los problemas del país.

Se había enterado mejor de cómo funcionaba la magia en Gran Bretaña y había practicado con transformaciones y hechizos simples. Su éxito había sido rotundo, todo gracias a su trabajo en Japón y a su unidad de energía mágica MPS. Había conocido un par de chicos allí, eran el hijo del dueño del hotel y su mejor amigo. Se había divertido con ellos, sobre todo con el hijo del dueño del hotel, del cual se había despedido con un beso y había prometido volver a ver. Estaba segura que después de eso se había peleado con su mejor amigo.

"Hombres, su naturaleza los hace ver como animales" dijo ella sonriendo. "Tuve mi romance de verano con un chico guapo, o más o menos, no era feo y eso es lo que importa." decía Atsuko mientras tomaba el tren a Luna Nova. "Esto debe dejarme en un pueblito de por allí y luego tendré que guiarme por indicaciones." Dijo ella para sí. "Hagámoslo."

"¿Tienes todo listo para la escula querida?" Preguntaban los padres de Diana mientras que ella asentía sin parar.

"Voy a salir ahora, ¿algo que quieran decirme?" Preguntó ella distraída con su teléfono y sus audífonos.

"Te queremos y esperamos que te vaya bien querida" dijo el padre para abrazarla con lágrimas en los ojos, para luego retirarse a su habitación.

"¿Cómo fue tu encuentro con el ruso querida?" Dijo la madre pícara mirando a su hija.

"El idiota me ignoró, se fue a Londres al hotel de su padre y su amigo me dijo que se había besado con otra chica." Dijo Diana algo molesta. No era de esas chicas que tenían muchos novios, o al menos alguno, pero de verdad le molestaba que esto pasase. "Escuché que se va Appleton, así que tal vez pase a verlo." Dijo Diana y luego se acercó y abrazó a su madre. "Deséame suerte ma" dijo ella.

"¿Que dijimos de acortar palabras?" dijo Bernadette.

"¿Que no lo hagamos cuando hay gente importante alrededor?" Dijo Diana.

"Exacto" sonrió la madre y se despidió con otro abrazo de su hija.

El tren que había tomado no se podía comparar en modo alguno con los de Japón, pero no había nada para quejarse. Atsuko tomó su tablet duante todo el trayecto y de puso a leer sobre la historia de la academia. Más de 1500 años y seguía en pie, sobre las Ley Lines y con unas bonitas instalaciones.

Diana se pasó todo el trayecto jugando con su celular en el tren. Pudo haber usado su escoba, pero en verdad estaba cansada de armar el equipaje. Pensó en sus amigas, a las cuales no volvería a ver en un largo tiempo. "Espero encontrar a alguien normal allí" dijo y continuó jugando.

Atsuko había llegado a la parada y a la puerta a Luna Nova. Solo tenía que hacer una cosa, volar.

"Veamos, yo sé volar en escoba lo suficiente para considerarme capaz de llegar, pero no tengo ninguna a la mano." No había traído nada porque se suponía que la estarían esperando allí. Sin embargo, le acababan de notificar que esperase un día, que estaban muy ocupadas para hacerlo ese. Cuando estaba por irse vio una bruja de cabello dorado verdoso y se le acercó.

Justo cuando iba a entrar en la puerta de la academia, Diana vio a una chica que se acercaba a ella a paso lento. 'Que extraño, se supone que soy la única que debería estar aquí ahora' pensó. Tal vez se trataba de una simple chica perdida. "Disculpa, ¿te puedo ayudar?"

"Muy buenos días, mi nombre es Atsuko Kagari, soy una estudiante de Luna Nova ingresada este año" dijo Atsuko sonriendo amablemente.

"Soy Diana Cavendish, un placer" respondió esta, la chica le daba un aura de frialdad, no sabía la razón. "¿Necesita algo?" Preguntó para romper el hielo.

"Subir, señorita Cavendish."