¡Hola!
No lo soporto, demasiado HitsuKarin a la vista...anyway...estaba pensando en subir mis dos fics más populares, pero solo me decidí por uno ;D a ver si adivinan cual es...por cierto, no es este .-. xD de este hasta yo me había olvidado e.é me di cuenta que escribí dos AU y dije ¡No más! Así que les traeré historias con el ambiente cannon :3 *pista de lo anterior: el fic que subiré es uno de mis AU xD*
este fic, mientras pueda, lo actualizaré cada finde, porque ya lo tengo escrito xD si no lo actualizo les doy permiso para torturarme e.e xDDD y pronto, pronto, les traeré la que iba a ser mi despedida de Fanfiction: Forever and Always...más detalles y adelantos al final de este cap...disfruten uno de mis viejos fics x3
Las dejo leer y gracias por entrar :D
Disclaimer: Bleach y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Tite Kubo.
En las afueras del primer distrito Rukon se extendía un lindo paisaje compuesto por los árboles y el césped que se mecían suavemente con la brisa invernal, en el cielo celeste se paseaban algunas nubes blancas, era una vista pacífica y relajante. Claro, sin contar al Hollow que se levantó de entre medio de esos árboles. Éste no era cualquier Hollow sino uno con antecedentes de asesinato a varios shinigamis.
El hueco sonrió al divisar seis figuras que lo rodearon, comida para él, pero cinco de ellas desaparecieron entre el espesor verdoso dejando sola a la primera. Esta figura vestida con ropas negras comenzó a rodearlo sigilosamente y con rapidez, buscando el momento exacto para atacarlo, sin querer darle ni un poco de ventaja, pero por algo este hueco tenía sus referencias y estudiando también a aquella figura logró predecir sus movimientos y de un golpe la lanzó hacia el suelo. La shinigami comenzó a caer, podía ver como el monstruo se reía y como dejaba un rastro de árboles rotos y ramas volando o cayendo junto a ella. Antes de estrellarse logró sujetarse de un tronco que paró su caída y la ayudó a no golpearse contra el suelo.
— ¡Muévanse! — ordenó a sus subordinados que la miraron con desprecio antes de obedecer sus palabras. Los cinco segadores rodearon al Hollow y comenzaron a pelear contra él y con un golpe de Tobiume al fin lo acabaron. La teniente y los otros shinigamis se juntaron en tierra una vez acabaron, ella guardo su zampakuto y les ordenó volver ignorando la forma en que la trataron, después de todo ya no tenían nada que hacer allí. Se detuvo apenas dando un par de pasos pues ninguno de ellos la siguió obligándola a volverse.
— ¿Qué esperan? — La pregunta quedó en el aire, algo andaba mal eso fue seguro cuando vio como la rodeaban.
—Terminemos de una vez.
Al escuchar tales palabras y verlos con sus espadas preparadas instintivamente llevó su mano a la empuñadura de Tobiume — ¿Acaso perdieron la razón? Les ordeno bajar sus armas— de nuevo, hicieron caso omiso a sus palabras pero esta vez hubo una respuesta, la cual se le hizo familiar a un acontecimiento pasado.
—Hoy morirás, Hinamori Momo.
Las penumbras del corazón R.E.
Capítulo 1: Mi vida, tu vida
Ese recuerdo, esa culpa, esa impotencia la obligaron a soltar su espada y huir rápidamente, nunca la llegarían a comparar en velocidad de eso estaba segura. Llegó hasta un gran árbol el cual usó para ocultarse. Suspiró con frustración recordando aquel momento hacía ya cuatro meses, aquel momento que le había demostrado los bruscos y crueles cambios de la vida…
Después de un par de meses siendo la encargada de La Reparación de Órganos la dejaron volver a su escuadrón, había sido un arduo trabajo pero estaba feliz de haber ayudado. Entró en la oficina del capitán, que por el momento carecía de uno, y se sentó a hacer el papeleo. Todo corría normal en ese día, "normal" mejor dicho, pues en su escuadrón había demasiados murmullos, no le tomó importancia sabía que no todo iba a ser igual que antes por mucho que lo deseara. Se sentía feliz y triste al mismo tiempo, era algo curioso el volver a ese lugar y encontrarse con tanta "paz".
Llegó la hora del entrenamiento y se encaminó segura hasta los lugares donde se daban los mismos, pero allí no había nadie ¿Habrían cambiado la hora? Era mejor preguntarle al tercero al mando los nuevos horarios. Volvió a su oficina y la encontró a oscuras, resignada, abrió las cortinas y vio a más de diez shinigamis ahí dentro, algunos conocidos como el quinto y sexto al mando, y otros que desconocía.
— ¿Qué se les ofrece? — preguntó sonriéndoles con confianza.
En silencio el primero la atacó pero no llegó a hacerle daño ya que logró esquivarlo — Seguidora de Aizen, traidora…morirás.
Salió de sus recuerdos de golpe al sentir el reatsu de uno de sus posibles homicidas cerca, observó con alivio y algo de enojo el lugar donde anteriormente reposaba su cabeza, una espada bien incrustada. Aquella vez ella no tuvo más remedio que pelear, dejándola en el cuarto escuadrón con algunas heridas leves y los demás segadores con algunas heridas leves y otras graves, aquella vez había usado su arte demoníaca para no lastimarlos mucho, y esta vez siendo menos ni siquiera debería utilizar eso.
—Deténganse, es una orden— habló firmemente asustándolos un poco, pero estaban segados, empecinados en matarla, en acabar con el ultimo rastro de él. La atacaron entre los cinco y ella los frenó con su espada, solo se defendía mientras los demás la atacaban. Una vez de intercambiar palabra y darse cuenta de que no pararían se decidió por pelear. —Bakudo número uno, Obstrucción— dijo retrocediendo e inmovilizando al que los lideraba, se notaba la poca organización de ese grupo, una vez capturado su líder todos comenzaron a dudar y retroceder con algo de duda. Hinamori no quería lastimarlos pero de todas formas estaba en posición de ataque —Bajen sus armas— repitió nuevamente mientras los demás segadores se miraban entre sí.
— ¡Ahora!— gritó el hombre que los comandaba, antes de que siquiera pensasen en acercársele la teniente usó el bakudo número cuatro, cuerda trepadora, atrapando a los cuatro restantes y aprovechó para atrapar también al shinigami que yacía en el suelo. No fue una pelea dañina, ni siquiera se podría considerar pelea, ella solo se había defendido. Ante la mirada confusa de los habitantes del Rukongai y hasta de Jidambo todos ingresaron al Seretei.
En el camino hacia su escuadrón las miradas de desprecio por parte de esos shinigamis no cesó, ella no quería que la trataran así pero al parecer no tendría más opción que aceptarlo. No quería hacer lo que su capitán le había sugerido "Corta la cabeza para que el cuerpo muera", nadie más que ella sabía quién era el líder de todo ese complot de desconfianza y odio pero no lo diría. Una vez en el quinto escuadrón, se separaron. Hinamori cambió su cara de tristeza por una sonrisa forzada, no quería que su capitán se diera cuenta, nuevamente, de lo sucedido. — ¿Capitán Hirako? — preguntó al no verlo, pero al adentrarse y acercarse un poco al escritorio dio un pequeño salto hacia atrás al ver una mano asomarse por él.
—Ah Hinamori que bueno que regresaste… ¡Hiyori quítate! — gritó enfadado levantándose aún con su amiga jalándole de los cabellos recriminándole algo sobre comerse su almuerzo.
Hinamori sonrió ante la ya habitual escena. Después de la guerra de invierno habían quedado tres vacantes en el puesto de capitán, Hirako Shinji fue uno de los solicitados para volver a tomar su antiguo puesto, aún con los rencores del pasado aceptó "Para evitar otro error como Aizen" fueron sus palabras al recibir su haori. Así el puesto de capitán del escuadrón cinco quedó cubierto y al mismo tiempo también el del tres por Saguraki Hiyori, el que ella hubiera aceptado volver era más raro aún pero según sabían Shinji la había convencido. Los demás vizards se quedaron en el mundo humano y de vez en cuando los iban a visitar. El puesto de capitán del noveno escuadrón quedó vacante cuando Kensei se negó a aceptarlo y ningún otro shinigami quería/podía asumir, pero después de cinco años de la guerra Kurosaki Ichigo, quién recuperó sus poderes de shinigami, ocupó ese puesto.
— ¡Cállate! — ordenó la rubia golpeándolo y de un salto bajándose —Eso te pasa por glotón ¿¡Y tú dónde estabas!? — preguntó señalando a Hinamori que tragó grueso, al parecer su amiga estaba de mal humor.
—En una misión— dijo sonriéndole, se puso algo nerviosa al ver como la capitana achinaba los ojos y la inspeccionaba.
—A ti te pasa algo— se acercó aún expectante y vio la tristeza reflejada en sus ojos, se giró y de una patada mandó a Shinji afuera — ¡Y no vuelvas!— gritó antes de cerrar la puerta en su cara, ambas escucharon cómo el rubio se quejaba desde fuera pero aun así no ingresaba.
Una vez que la voz de Shinji cesó la chica durazno borró su sonrisa y dejó caer sus lágrimas, se abrazó a la rubia que solo suspiró con cansancio. Desde que Hirako era su capitán había podido llegar a conocer a Hiyori y era cierto que era de escasa paciencia y muy peleadora pero desde que Matsumoto la había hecho a un lado, ella era su única amiga.
—Es suficiente— dijo la rubia separándola y golpeándola en la cabeza, obligando a la joven de cabellos violeta llevarse ambas manos al lugar dañado — ¿Por qué siempre haces lo mismo? Hazte un favor y mándalos al demonio— dijo cruzándose de brazos mientras Hinamori se limpiaba las lágrimas.
—Pero no puedo hacer eso, solo empeoraría las cosas…hay veces como estas en las que desearía poder irme, aquí nadie me necesita…es horrible Hiri— otro golpe por parte de su amiga.
— ¿Eres estúpida? Hay muchas personas aquí a quienes les importas— dijo corriendo la mirada molesta —Están el bruto del mandril y el emo trastornado que tengo de teniente.
—Y tu— completó la de ojos chocolate sonriéndole sinceramente, Hiyori carraspeó mientras asentía y se volteaba con cierta violencia haciendo que Momo se apartara por precaución.
—No te muestres débil ante los demás, eres muy fuerte Momo y si no lo demuestras te seguirán tratando mal…como ejemplo lo tenemos al imbécil de Hitsugaya— ese nombre, se mordió la lengua al escuchar un nuevo sollozo de la durazno — ¡Estoy harta de ese tarado voy a golpearlo hasta que quede irreconocible!— se giró amenazante y Hinamori paró sus lamentos —Te vez horrible— bromeó haciéndola reír.
—Gracias Hiri, por consolarme— aclaró sintiendo que su dolor era comprendido y que no estaba sola, siempre podría contar con ella.
—Sí, si… ¿Por qué ya no vas a llorarle a la pechugona sin cerebro?— preguntó viéndola fijamente, según tenía entendido Rangiku era la "mejor amiga" de Momo y desde que ella estaba ahí que no las veía juntas.
—Rangiku cambió mucho desde la muerte de Gin, supongo que todos lo hicimos…además ella está bien ahora Karin es su mejor amiga y confidente.
—Karin, Karin…ah sí, la hermana del inútil de Ichigo— dijo viendo como Hinamori asentía con algo de pesar, antes de continuar ambas escucharon que alguien tocaba la puerta y la rubia torció su sonrisa yendo hacia la puerta abriéndola de par a par.
El vizard-capitán se había quedado detrás dela puerta pero "no escuchaba" la conversación de las féminas. Calló al suelo al perder el soporte de su espalda y miró enojado a la rubia quien le sonrió triunfante al verlo debajo de ella — ¿Ya puedo entrar a MI oficina?
— ¡No! — en un segundo Shinji ya se encontraba enfrente de ella y ambos se peleaban por ¿La oficina? ¿El haberlo tirado/caído? Quién los entendía, Hinamori que era el público de esa extraña escena, ellos siempre se andaban peleando por cualquier cosa pero se notaba que lo disfrutaban y que se apreciaban mucho. Se dirigió al escritorio y comenzó a hacer el papeleo, después de todo quedaba poco y ya no tenía qué hacer. En esos cinco años, había perdido a su mejor amigo y a su mejor amiga pero siempre velaba por ellos, tal vez los cruzaba una que otra vez pero nada más, tal vez un -hola- formal, todos los días se preguntaba lo mismo ¿Hitsugaya Toushiro aunque sea un segundo la recordaba o se preguntaba cómo estaba?
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Karin ingresó con confianza a la oficina del capitán del décimo escuadrón pero no lo encontró allí, a quién sí fue a Rangiku que estaba bebiendo sake encima del papeleo. La voluptuosa mujer casi dejó caer el vaso con su preciada bebida al ser sorprendida pero con un par de malabares logró rescatarlo. La gemela Kurosaki saludó a su amiga y rechazó la bebida que le era ofrecida, ella aunque con un cuerpo de quince años ya era legalmente mayor para beber pero prefería no hacerlo.
—Bien, bien no insistiré más tú te lo pierdes— dijo la teniente continuando con su deleite, la quinta al mando del noveno escuadrón apoyó un balón de futbol en el escritorio y prosiguió
—Busco a Toushiro ¿Dónde está? — preguntó directamente y la mayor sonrió
— ¿No aguantas el estar lejos de él? Ah…el amor joven— dijo haciendo que la Kurosaki se sonrojara, pero ¿Para qué negarlo? A ella le gustaba el albino y su amiga lo sabía. Lo único que agradecía de que lo supiera era que mantenía a todas las admiradoras que el joven prodigio había conseguido con los años.
— ¿Dónde está?— insistió mirándola con el entrecejo fruncido.
—Búscalo en las afueras de esta división, en una cueva, suele entrenar ahí— una vez adquirida la información la chica salió corriendo del lugar y Matsumoto sonrió de medio lado, tal vez no fue tan mala idea el hacer de cupido para que Karin se quedase con su capitán, aunque mucho logro no tenía.
En las afueras de la décima división se encontraba una cueva que no era muy grande pero era lo suficientemente espaciosa para permitirle entrenar a gusto, había conseguido perfeccionar su bankai un poco más, ahora en vez de las tres flores de loto solo había una grande en la mitad de sus alas que tardaba bastante tiempo en desaparecer. Pero eso no era suficiente a la vista del albino.
—A este paso…— dijo respirando cansado —no seré capaz de proteger a Hinamori— dijo tomando la empuñadura con más fuerza y siguiendo con su entrenamiento — ¿Cuánto Hinamori? ¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que te vi, que te pude mirar?— a su mente le llegaron imágenes de ese día, imágenes de su amiga de la infancia al borde de la muerte, mirándolo con sus ojos opacos y una seria herida en su pecho, una herida causada por él. Paró instantáneamente, odiaba recordar ese día, se odiaba a él mismo y estaba seguro de que la durazno le tenía miedo o algo parecido porque si no ¿Por qué no había ido a su oficina durante esos cinco años? Idiota, pensó, ya que le recriminaba el no irlo a visitar cuando él tampoco lo hacía.
—Toushiro— se volteó encontrándose con la chica de cabellos negros, no le tomó mucha importancia después de todo era cuestión de tiempo para que averiguara dónde entrenaba.
—No quiero jugar— dijo dándole la espalda, no quería que ella se vea afectada por todos los rumores que corrían sobre ellos, a él claramente no le importaba porque sabía que eran mentira pero tal vez a ella les molestaran.
—Vamos, entrenas mucho— insistió, creía que entrando en los escuadrones de protección podría acercarse más al chico de cabellos blancos y sí, se habían hecho más amigos pero estaba claro que él le ponía puntos a su relación ¿Se habría dado cuenta de sus sentimientos?
—Jugaremos otro día— dijo para contentarla mientras deshacía su bankai
—Está bien, es una promesa— dijo sonriente y levantó su mano en señal de despedida —Iré a ver si mi hermano necesita ayuda con algo, adiós— comenzó a correr alejándose de ese lugar, por su mente surcaban las palabras que su amiga siempre le repetía pero ¿Sería verdad que él la evitaba porque estaba enamorado de ella, porque su presencia lo volvía loco? Tan sumida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando chocó con alguien haciéndola caer.
—Fíjate tarada— en cualquier otra situación hubiese contestado pero ahora no, tenía en su mente tantas preguntas que apenas alcanzó a decir un "lo siento".
— ¿Estas bien Karin? — preguntó Hinamori ayudándola a reincorporarse y miró a Hiyori con reproche, esta solo llevó sus manos a la nuca y alegó que no era su culpa. — ¿Segura estas bien? — preguntó con preocupación viendo un poco desorbitada a la de ojos negros.
— Si-si…gracias teniente Hinamori— dijo comenzando a correr hacia la novena división.
La vieron alejarse torpemente y casi chocar con alguien más. Hiyori se reía de la situación pero tanto ella como Hinamori sintieron el reatsu de alguien acercarse rápidamente y antes de que la durazno pudiera rechistar, la capitana la tomó fuertemente de la muñeca y la sacó de ese lugar, se retó mentalmente al darse cuenta de que estaban en la escuadra diez y era más que obvio que Toushiro podría estar rondando por ahí. No quería siquiera ver a su amiga nuevamente deprimida, resultado que daba el verlo, por eso se la llevó en un santiamén.
—Creí haber sentido el reatsu de Hinamori— pensó parándose en el lugar donde antes se encontraban capitana y teniente. Elevó su mirada a las estrellas, sus entrenamientos también consistían en entrenarse para el dolor, el dolor de no verla, de no escucharla, de no tenerla cerca, de no recibir una de sus hermosas sonrisas, de no poder ser él quien la consolase cuando se sintiera mal, de no ser él su guardián y protector, de no poder saber lo que sentía, de no poder decirle lo que él sentía.
— Capitán…— la cantarina voz de su teniente lo sacó de sus reflexiones y la miró esperando alguna pregunta, reclamo o queja de parte suya — ¿Por qué no está con Karin?
Y ahí estaba, todo el tiempo insistiéndole que esté cerca de la Kurosaki menor, eso le molestaba ¿Acaso era su niñero o algo? —Deja de preguntar cosas tontas, espero que hayas acabado con el papeleo o sino…— en un momento su teniente había desaparecido pero ni ganas de gritarle tenía, solo se fue a su oficina a terminar lo que de seguro su ineficiente teniente no había hecho.
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Rukia entró como dueña de casa al noveno escuadrón y se encontró con Ichigo y Hisagui antes de llegar a la oficina, el de peculiar cabellera ya estaba acostumbrado a las visitas de la Kuchiki menor y la invitaron al bar, primero ella dudo pues ¿Estaría bien que una Kuchiki fuera a un lugar así? Pero evadiendo a su instinto aceptó, no sabía por qué pero últimamente quería estar siempre cerca de Ichigo o si no se sentía vacía o incluso triste. Pero se planteaba más de una vez que no debía sentirse así, ellos eran amigos, eso y nada más hasta el final.
Los tres llegaron a uno de los mejores bares del Seretei donde se encontraron con Rangiku, Kira y Renji que parecía que llevaban bastante ahí. Rangiku sostenía su copa torpemente, Kira tenía rubor en sus mejillas debido al exceso de alcohol y Renji estaba igual que el anterior pero aun en ese estado sus celos actuaron sobre él al ver llegar a Rukia con Ichigo.
—Ten— dijo el chico de ojos miel a la teniente del treceavo escuadrón que miró con algo de duda, jamás había bebido y su hermano se lo había prohibido pero ¿Tan malo sería tan solo un poco? —Oye enana si no quieres no importa— dijo Ichigo tomándosela él y Rukia desvió la mirada molesta para luego arrebatarle la botella, servirse un poco y tomándoselo de golpe.
—Si mi capitán se enterara de esto…— dijo Renji divertido por la expresión de asco de la de cabellos negros que lo fulminó con la mirada, si se atrevía a contárselo a su hermano Renji sería hombre muerto.
—tranquiloos hip...nadie teien probue estenande— dijo una ebria Matsumoto que no lograba articular palabra coherente
—Traducción—dijo Hisagui atrayendo toda la atención –nadie tiene porque enterarse— un "ah" general se hizo presente al tiempo en que todos se servían una copa y comenzaban a pelear, en el caso de Rukia, Ichigo y Renji; y otros se ponían a hablar, tal caso de los otros tres presentes.
Después de media hora de "paz" la puerta del lugar se abrió dejando entrar la fresca brisa y a una chica que tiraba de otra, la que jalaba lo hacía con fuerza pero al parecer no alcanzaba ya que la segunda estaba pegada como chicle al pelo, a la puerta. — ¿Capitana? — preguntó Kira achicando sus ojos para divisar mejor a la mancha amarilla, negra y blanca. En efecto, la que insistía era Hiyori y la que se aferraba como si de eso dependiera su vida era Hinamori.
—No quiero Hiri, pídeselo a mi capitán yo no bebo— decía a duras penas la durazno intentando no soltarse.
—No seas infantil Momo un trago no te hará daño, te lo mereces después de tanto trabajo— aún con todas las razones que la rubia le pudiera dar la de ojos chocolate no se iba a soltar ni entrar en ese lugar, ella no bebió, no bebía y no pensaba empezar en ese momento. Era un tira y gane con las dos peculiares amigas en esa puerta. Hiyori se cansó de insistir y la soltó, al menos se reiría un rato con el golpe bien merecido que recibiría Hinamori.
La chica durazno cerró fuertemente sus ojos esperando el golpe que jamás llego, todo lo contrario, sintió como era sostenida por unos fuertes brazos que le impedían caer —Este reatsu— pensó con temor y abriendo sus ojos pudo comprobar sus sospechas. Alzando su cabeza pudo ver directamente a esos perfectos, fríos y profundos ojos turquesa que tanto amaba y la hacían sufrir —Toushi…ro…
Continuara…
Ok, acá tienen el primer cap, otra vez, de este fic xDD
Ahora, ¿me dejan review? sino tapare sus ojos para que no lean el trailer -?- de Forever and Always xDD
En una de las salas de la casa Kuchiki se encontraban tres personas sentadas tomando té, dos de ellas creían esa actividad relajante, a la tercera le parecía cosas de viejos. Ichigo volvió a llamar la atención por sus protestas sobre que aquello era aburrido pero los otros capitanes decidieron ignorarlo.
El tema de celebración…"¿A esto le llaman celebrar?" pensó ajenamente Ichigo tirándose en el suelo, al menos la enana no lo estaba buscando para descargar sus cambios de humor en él; el tema era que al fin Hitsugaya se había desasido de Kaoru. Byakuya lo había solicitado a su escuadrón, sin necesidad de alguna excusa o motivo porque ¿cuándo Kuchiki Byakuya solicitaba a un shinigami del grado oficial?
—Espero que esto me sea retribuido de una grata forma y con intereses, supongo que está de acuerdo, capitán Hitsugaya— dijo tranquilo el noble tomando un poco de té.
Toushiro arqueó una ceja y lo miró por encima de la taza, una vez que terminó la bajó, vacía, y se dispuso a cerrarle la boca a su amigo — ¿Tengo que recordarle quién fue el que se recorrió todo Japón en busca de Chappy Santa Claus, capitán Kuchiki?— inquirió sereno, festejando internamente al ver la cara del Kuchiki, esta se mostraba tensa, cosa que indicaba que por dentro el noble lo estaba insultando.
Pero esa tensión se vio cambiada por un tic en la ceja derecha del noble cuando toda su cara se vio bañada por el líquido verde que todos estaban bebiendo, se giró mecánicamente y con una sonrisa que daba miedo hacia Ichigo, quien no le tomó mucha importancia, ahora lo que le preocupaba era el otro miembro de esa familia.
— ¡Yo le compré eso!— objetó el Kurosaki sacando al peluche aún sin envolver de quién sabe dónde.
Hitsugaya se recostó en el suelo ignorando la pelea que se formaba entre aquellos guerreros. ¿Debía contarles que Abarai también le había comprado eso a la Kuchiki? En un segundo la mesa estaba rota; no lo veía necesario.
La pelea continuó destrozando todo lo que estaba al alcance de ese par de niños, era una gran intriga el cuándo se había convertido en amigo de esos dos inmaduros ¿quién diría que Kuchiki Byakuya era tan agradable debajo de esa máscara de seriedad? Pero más que nada ¿quién diría que los tres terminarían siendo amigos? Era gracioso como había comenzado, Ichigo siempre iba a su oficina a esconderse de Rukia cuando esta lo quería matar, y con eso comenzó a frecuentarlo con más regularidad hasta que la compañía de Kurosaki se le hizo amena y cotidiana. Después fue la insistencia de que él lo acompañara a ver a Byakuya para la hora del té. Ellos tenía varias cosas en común: amaban a alguien que "no podía resultar nada", cosa que el noble se encargó de sacarle de la cabeza; eran fríos solo con los desconocidos; les gustaba relajarse tomando un poco de té; tenían un teniente alcohólico, Renji, quién lo supiera…; y les gustaba recalcarle al Kurosaki lo irresponsable e ineficiente que era como Capitán.
Toushiro ahora sabía, con el último favor que el de cabellos negros le había hecho, que tener amigos era más beneficioso de lo que creía.
Una vez que la pelea paró Ichigo y Byakuya estaban se sentaron en el extremo opuesto de la mesa, o lo que quedaba de ella, mientras pensaban en quién le debería dar el regalo a la Kurosaki.
—Soy su hermano y ella me lo viene pidiendo ¿no crees que sería más sensato que lo obtenga de mí?— razonó el noble, cruzando los brazos.
—Y yo soy su esposo, y también me lo viene pidiendo— contratacó el de cabellos naranja bufando molesto. Rechistó a un lado, era obvio que el de orbes grisáceos no se iba a rendir por lo que decidió cambiar la dirección del asunto — Toushiro, ¿qué le compraste a Mo…Hinamori-san?— preguntó con nerviosismo, él no era de las personas que llamaba con respeto a todos pero Hitsugaya ya se lo había dejado muy claro, nadie más que él podía llamar a la teniente por su primer nombre.
En ese momento el albino abrió su haori y comenzó a buscar algo entre sus bolsillos, ante la mirada curiosa de Ichigo y la expectante de Byakuya. Pronto una cajita de color blanco, con un listón turquesa rodeándolo, apareció ante los ojos de los presentes. El Kuchiki sonrió, dándole unas palmadas en la espalda al joven prodigio, al fin su amigo sentaría cabeza y se ataría eternamente a la mujer que amaba. Por su lado Ichigo tomó la taza de té, que por milagro sobrevivió, y comenzó a darle consejos sobre matrimonio, al igual que Byakuya, ambos felices de que su amigo se casaría.
—No te preocupes, a diferencia de mi caso, estoy seguro que Hinamori-san te aceptará. Se nota que te ama…además no tendrás que preocuparte por algún hermano celoso— dijo Ichigo observando el anillo: era hecho de hielo, pero no era frío, y encima estaba decorado con un diamante puro. Para ser sincero era mejor que el que le había dado a Rukia: uno tradicional, plateado con un pequeño diamante al medio, aunque la ex Kuchiki decía que lo adoraba.
—Cuando Hisana y yo peleábamos— los orbes turquesa y miel se clavaron intrigados en él. —Sí, peleábamos, no tan exagerados como Rukia y Kurosaki pero siempre había alguno que otro desacuerdo— aclaró tranquilamente ¿Hitsugaya esperaba que por tener a una dulce chica a su lado no iba a pelear? Crédulo. —Sólo intenta no perder la paciencia y razona, ponte en su lugar, pero tampoco le des toda la razón siempre.
El de cabellos blancos se vio algo confundido por aquello pero creyó entenderlo, sabía que estar casado no era algo fácil y el que dijera que sí era un idiota, o Ichigo antes de hacerlo, pero estaba seguro que él y Hinamori podrían mantenerlo.
—Otro consejo— dijo Ichigo llamando la atención, se veía asustado, como si hubiese visto al mismísimo Aizen y él sin poderes. —No llegues tarde a un compromiso— aconsejó tomando a Zangetsu para irse corriendo del lugar.
Los otros capitanes suspiraron sonoramente, Rukia iba a matar al padre de su bebé, este era tan idiota que había dejado al tiempo correr y había perdido la cita que tenía con su mujer hacía quince minutos.
—Maldito Byakuya, Toushiro, fue su culpa que me distrajera— refunfuñaba por lo bajo, saltando de techo en techo para llegar al lugar acordado.
Una vez que divisó a la señora Kurosaki su sonrisa se acrecentó, con el kimono color blanco con mariposas violetas, su abultado vientre de siete meses se hacía más presente y libre de mostrarse. Pero su sonrisa se borró al ver cómo ella daba un salto que no debería y utilizaba a Sode No Shirayuki. Sin embargo eso no le molestó, sino el ver a dos shinigamis que la estaban atacando.
En sus ojos se vio reflejada la ira primero contra aquellos que le estaban haciendo daño, y después contra él ¿desde cuándo habría estado defendiéndose la chica? Porque era lo único que podía hacer sin dañar al bebé.
— ¡GetsugaTensho!— gritó utilizando a su zampakuto para trazar una línea, separando a los atacantes de la joven madre.
Ambos shinigamis se giraron y mostraron su rostro cubiertos por una máscara de hueso, como la de un hollow pero sin ningún signo en particular y de la misma forma. Los dos desaparecieron al ver que el capitán se acercaba. Rukia gruñó por lo bajo, no podía seguirlos pero ganas no le faltaban, su vientre comenzó a dolerle, había hecho demasiado esfuerzo. Clavó a su zampakuto en el piso y deshizo su shikai para apoyarse sobre ella, respirando agitadamente.
— ¡Rukia!— gritó alarmado Ichigo acercándose a ella y tomándola en sus brazos.
—Ichigo…
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Una chica de grandes orbes miel y cabello negro con mechones naranja; y un chico de orbes azules violeta con pinta de delincuente y cabello naranja con mechones negros; se encontraban parados encima de dos postes de luz, vestidos con trajes negros y una espada, en su espalda era el caso de ella, en su cintura era el caso de él. Ambos dejaban que el viento los despeinase y moviera sus prendas, mientras ellos miraban la ciudad que yacía tranquila debajo de la noche, debajo de ellos.
— ¿Estás segura de esto, hermanita?— preguntó el más alto, el masculino, sin quitar la vista de sobre la ciudad.
—Claro, algún día los encontraremos— aseguró ella esperanzada, girando un poco sus ojos para ver a su hermano sonreír, lo imitó y saltó de ese poste para ir al siguiente y comenzar a correr por los tejados.
—Ojalá— susurró el chico quitando su sonrisa para saltar y seguir a la chica, ambos, buscando algo que tal vez jamás encontrarían.
Cuídense mucho y nos leemos pronto (espero xD) Esas partes no van junta pero es para que se queden un poquito WTF? o intrigados o qué se yo xDDD
A las que ya leyeron este fic, entraron y se encontraron con esto o3o no prometo terminarlo rápido xDDD
Ja-ne
