Había vuelto a Santa Monica y ya estábamos a medio curso en Marzo. Convivir con mi familia no fue fácil al principio, más tarde todo se calmó. Me gustaba estar en casa, estar con papá y Jess. A veces me peleaba con TJ pero era lo típico entre adolescentes. Él tiene dieciséis años y yo solo catorce. A pesar de nuestras peleas, TJ siempre me ayudaba en cualquier situación. Mis hermanitos son Amy y Trey. Ella tiene tres años y él cinco.
Cuando me instalé en casa aún no había una habitación para mí. Papá decía que las de invitados eran demasiado pequeñas para que dejase todas mis cosas y que derribaría las paredes que las separaba. Intenté convencerlo de que estaría bien en una de esas dos habitaciones pero el insistió. Durante tres semanas dormí con TJ, y créeme, ésta sería la primera y última vez. Su cuarto estaba hecho un desastre y él no lo ordenaba. Seguro que yo tampoco lo haría, quien sabe lo que te puedes encontrar por ahí... Se ofreció para dormir con el colchón del suelo, pero a mí ya me iba bien dormir allí.

Papá y Jess me dijeron que irían a comprar los muebles para mi habitación y debía decirles de qué color los quería. Les pedí que fueran blancos. Una vez los tuvimos en casa los guardamos en el garaje por un corto periodo de tiempo, sólo hasta que mi habitación estuviera construida y pintada. Lo mejor sería que tendría vistas al mar y mi propia terraza (que es muy grande y se encuentra encima del garaje). En la otra punta de mi habitación había una ventana que te dejaba ver un pequeño bosque de nuestra propiedad. Papá era dentista y trabajaba mucho con los actores de Hollywood y los cantantes famosos. Tenía una consulta privada en el centro de Santa Monica. Jess era médico y a veces no la veíamos por casa porque hacía los turnos de noche. TJ trabajó en el Tiky's Café, la cafetería más de moda entre los adolescentes, durante el pasado verano y con el dinero que ganó se compró un Ford Focus de segunda mano.

Cuando compré la pintura adecuada para mi nueva habitación le pedí a TJ que me ayudase a pintar. Elegí el azul turquesa porque así le daría a mi cuarto un aspecto más isleño. Supongo que os estaréis preguntando por mi obsesión con el azul; es mi color favorito y me recordaba el mar, algo que añoro mucho. Durante este invierno no he podido ir a la playa ni un solo momento. También me gustaba mucho porque me recordaba a los ojos de un amigo mío.
TJ se presentó con sus amigos de instituto para ayudarme con la habitación. Yo iba mal vestida pero tampoco me importaba mucho, solo vestía una camiseta de publicidad XL y unos shorts negros. Sus amigos me agradaban mucho, eran muy simpáticos. Estaba Ibra (diminutivo de Ibrahim) su familia venía de Irán, Iunusa era de Nigeria y uno de los que más bien me caían. Dylan y Kyle Pope eran nacidos en Estados Unidos y gemelos. Dos rubios con cuerpazo y ojos verdes. ¿Cómo los distinguíamos? Kyle llevaba tatuado el logo de los New York Yankees un poco más abajo de su oreja. A parte de eso, eran idénticos. Cuando me presentó al último de sus mejores amigos me partió el corazón. Era el único chico por el que me había colado, Alexander Jefferson, más conocido como Alex. Cuando lo vi entrar por la puerta de mi habitación cargando el bote de pintura y una brocha en la mano quedé helada. Lo abracé con fuerza y me puse a llorar. El casi hizo lo mismo, y lo habría hecho de no ser porque sus mejores amigos estaban ahí delante, contemplando la escena. Les contamos nuestro pasado en el Internado John Collins y nos pusimos a pintar al ritmo de la música de mi portátil; Green Day, Linkin Park, Sum 41, Paramore, Blink 182, The All American Rejects, One Republic, Miley Cyrus, Simple Plan, Good Charlotte, Hey Monday y finalmente mi preferida Avril Lavigne y su 'What The Hell'.
Todos juntos amueblamos la habitación y quedó perfecta. Éste iba a ser mi santuario.

"Los chicos y yo hemos pensado en quedar éste Abril en Nueva York para celebrar nuestro primer año juntos" comentó Denisse por el videochat del Skype.

"¿A Nueva York?" aullé.

Ella asintió riendo. "Lo sé, lo sé. Está demasiado lejos para ti, pero la tía de Mark vive allí y le ha dejado que nos quedemos a dormir."

"Bueno, tengo que preguntárselo a papá" dije. No podía ponerle el caramelo en la boca y decir que sí y luego quitárselo si mi padre no me dejaba.

Ésta tarde Alex y yo habíamos quedado en el Tiky's Café para tomar algo y charlar.

"No dejes que llegue demasiado lejos, cariño" dijo Jess cuando bajaba del coche.

Me giré de golpe y le dediqué una mirada tremebunda. Se asustó y cerró la cremallera de su boca.
Cuando entré Alex ya estaba sentado en una mesa y esperando con dos batidos tropicales. La música ambiente era de estilo hawaiano y había cuatro mujeres con el pelo castaño y largo hasta la cintura bailando el hula.
Pasamos el rato riéndonos y charlando y terminó por salir el tema de Nueva York.

"¿Irás?" preguntó con un tono poco adecuado.

Sacudí la cabeza. "No estoy segura, aún se lo tengo que pedir a mi padre. La verdad es que me gustaría ir."

No contestó. Giró la cara y se levantó en silencio. Pagó los dos batidos y salimos a dar una vuelta por la playa. Me quité las sandalias y dejé que la arena se metiera entre los dedos de mis pies. El viento soplaba suavemente y el Sol ya estaba medio escondido en el horizonte. Los rayos de luz rojiza provocaron que mi pelo se viera pelirrojo en lugar de rubio oscuro. Por suerte, las extensiones de colores que llevaba no cambiaron de tono.
Noté como su mano bajó por mi muñeca y luego cogió con fuerza la mía. Me empujó hacia él y quedamos con los rostros a cinco centímetros. Los dos respirábamos pesadamente y noté una sensación que nunca antes había conocido. Sabía lo que iba a pasar pero no podía moverme de esa posición, luego me di cuenta de que no quería que pasara con él, precisamente. Mi corazón se estaba confundiendo.
Alex acercó su rostro al mío todavía más hasta rozar muy poco mis labios. En ese instante me aparté mirando al suelo con tristeza.

"¿Qué te pasa?" preguntó. "¿No quieres besarme?, ¿Ya no te gusto?"

Negué con la cabeza. "Sí me gustas, pero..." Él si me gustaba pero mi corazón no me dejaba. Algo iba mal con mis sentimientos. Ya no sentía lo mismo por él.

"¿Hay otro, verdad?" dijo golpeando sus muslos con las palmas de sus manos.

"No- No lo sé" dije intentando encontrar la razón. "No estoy... segura."

De repente Alex cambió totalmente de persona y se puso furioso. Me sacudió por los hombros y me gritó.

"¿Ahora ya no te gusto, no?, Dejé que me expulsaran para que luego tú me dieras calabazas" gruñó.

Intenté deshacerme de él pero me cogía con mucha fuerza.

"¡Suéltame!" chillé. "¡Me haces daño!"

Cada vez me apretaba más. Parecía tener una fuerza sobrehumana. Como vi que sacudiéndome no conseguiría nada opté por la segunda táctica: El Cascanueces de Mark. Le di donde más le dolía con la rodilla y me soltó de golpe. Sus manos se dirigieron a sus partes bajas y se retorció de dolor. Cerró sus ojos con fuerza.

"¡No sabes lo que haces, mestiza impura!"

"¡Eh!" gritó una voz desde la calzada. Era TJ.

Se acercó corriendo y me apartó de Alex.

"¿Pero tú quien te has creído que eres?" le gritó. "No puedo creer que le hayas hecho eso a mi hermana."

"Hermanastra" lo corrigió con una mueca de dolor. "Y soy tu mejor amigo."

"No, tu eres un imbécil."

Alex se puso en posición de pelea y TJ hizo lo mismo.

"¡Quietos!" grité.

No me hicieron caso. Se abalanzaron uno contra el otro.

"¡He dicho que quietos o acabaréis formando parte de los castrati!"

Al oír eso los dos se separaron y se mandaron una mirada asesina. Si las miradas mataran...
Di una palmada para captar su atención y empecé a hablar.

"¿Cómo sabías que soy una mestiza?" pregunté a Alex.

Por un segundo dudó y luego lo dijo, "TJ me lo dijo."

Vi que TJ cambiaba de expresión al decir eso. Yo sabía que él no lo haría nunca.

"¡Pero qué dices, lerdo!" protestó. "Casey, sabes que nunca lo diría."

"Si me lo dijiste" insistió Alex. Ésta vez le envió una mirada diferente.

"Es verdad" dijo TJ cambiando de opinión.

De vuelta a casa con el coche de TJ tuvimos una discusión.

"¿Cómo pudiste contarle mi secreto?"

"¡Lo siento, Casey, se me escapo!" se disculpó.

"¿Que se te escapó?, ¿Cómo se te puede escapar algo tan importante?"

"Casey, de verdad que no lo sé" dijo agarrando la dirección con fuerza.

Cuando llegamos a casa subí corriendo a mi cuarto y me puse el pijama. Me fui a dormir sin cenar, pensando en lo que acababa de ocurrir. Alex me había llamado 'mestiza impura' y me había hecho daño. ¿Y si lo hubiera besado?, ¿Por qué no lo hice?, ¿Tendrá razón?, ¿Puede haber alguien más?... No pude evitar dormirme con lágrimas bajando por mis mejillas.