Los personajes aquí presentes no me pertenecen, es de sus respectivos dueños…

Edad 1: El frio llega…

Una noche tranquila, las estrellas se alzaban hermosas en la oscuridad, en un reino tranquilo se divisaba en un castillo, una mujer, con la mirada azul como el ártico, con piel hermosa de porcelana, su cabello relucía bajo la luz de la luna, parecía plateado, como las estrellas, sin embargo sus pensamientos, estaban sumidos en aquel lejano horizonte –Otra vez- suspiro sin dejar su temple y porte elegante, últimamente se levantaba, sudando frio, algo que le quitaba el sueño, suspiraba de nuevo y regresaba a su cama de inmediato volvía a dormir.

Siempre era el mismo escenario, un volcán en erupción, con una gran y oscura torre, que se alzaba entre las calientes llamas, mientras un ojo…un gran ojo que se movía de manera tenebrosa, mientras decía unas extrañas palabras, Elsa, observaba todo desde lo lejos, sobre una gran muralla, siempre la misma muralla, ¿Es acaso que no podía ser en el lejano bosque que se observaba en lo lejos?, sin embargo, ella siempre temía una parte, cuando el ojo la observaba, esa luz de faro, que se paraba y la señalaba, sentía como si estuviera ahí, sentía el miedo, sentía aquel temor que le recorría por el cuerpo.

-Esto es un sueño-Siempre pensaba, sin embargo, aquel maligno faro, siempre le hablaba en una extraña lengua, ella lo miraba, sin dejarse intimidar por un sueño, siempre recuperaba su porte y clavaba su helada mirada, en aquel enorme ojo, este siempre reía y hablaba, mientras ella retaba a aquel ser, no se percató que esta vez sería diferente, una extraña sombra coronada, se acercaba a ella, tomándola del brazo – ¿Qué? –se sorprendió, era la primera vez que lo veía, es acaso que este sueño se tornaba más extraño, acercaba su cara, a la de ella, diciendo unas extrañas palabras, mientras la tomaba de las muñecas, caliente, tan caliente.

-Elsa, Elsa- se escuchaba en la puerta- hoy es el gran día, te necesito-seguía rogando, aquella reina se aliviaba al escuchar aquella voz, era su adorada hermana, aquella que la había ayudado cuando más la necesitaba.

-Voy-gritaba con una sonrisa, mientras se limpiaba el sudor frio, hoy se casaba su hermana, sería su día, después de 1 año de aquel suceso, en que todo cambio.

Oxxo

En un oscuro bosque, se alzaba un pequeño grupo, con un Elfo y un caballo blanco adelante, mientras los demás, un hombre alto y fornido, les seguía de cerca, sin embargo escondía el cansancio y atrás, 3 pequeños hombre de grandes pies, con la fatiga hasta los huesos

-Es acaso que no podemos descansar-se preguntaba el más pequeño, llevaban tiempo caminando sin descanso, ya que uno de sus compañeros estaba herido, era igual de pequeños que ellos, sin embargo iba montado en aquel caballo blanco, dormido, en un profundo e inexplicable sueño.

-El peligro aumentará justo poco antes de llegar al río –el Elfo, cuyo nombre era Glorfindel, decía con rostro pasible- pues el corazón me dice que los perseguidores vienen ahora a toda prisa detrás de nosotros y otro peligro puede estar esperándonos cerca del vado.

Los demás se alarmaron, ¿será acaso que eso no era tan importante, cómo para que aquel hombre no perdiera el porte con el que era característico su pueblo?

El camino corría aun regularmente ladera abajo y ahora a veces había mucha hierba a los lados y los hobbits caminaban por allí cuando podían, para aliviarse los pies. A la caída de la tarde llegaron a un lugar donde el camino se metía de pronto entre las sombras oscuras de unos pinos, precipitándose luego en un desfiladero de paredes de piedra roja, escarpadas y húmedas.

Frodo ya se había despertado, pero su rostro no se veía descansado, solo parecía perdido en el horizonte. Sus amigos hobbits se veía tan joviales, al parecer los más jóvenes se divertían caminando, ignorando por completo lo que habían dicho con anterioridad.

-Es acaso que ustedes no se están quietos-preguntaba el montaraz, mientras lo veía con algo de alegría, un largo suspiro lo alivio y siguió en guardia, el peligro estaba cerca, lo sentía, pero cuando llegaría, era la pregunta que se hacían todos.

Oxxo

Todo Arendelle veía con alegría a los nuevos novios, Kristoff y Anna por fin eran esposos, la felicidad irradiaba en el pueblo, el reino se llenaba de júbilo, la Reina se veía feliz, pero distante.

-Ocurre algo Elsa-preguntaba la novia al acercarse a aquella hermosa joven, mientras seguía hundida en sus pensamientos, tocándole levemente el hombro, para no asustarla, últimamente se veía adormilada, sin embargo trataba de disimularlo, ella lo notaba. –Otra vez esa pesadilla-pregunto con insistencia, la reina solo asentó la cabeza.

-Sí-respondió finalmente con su dulce voz, y regalándole una mirada al igual en su rostro se dibujaba levemente una sonrisa –No te preocupes Anna, estoy bien-decía al tomarla del brazo, para que se calmara, no iba a dejar que su hermana se preocupara, en su gran día.

-Está bien-decía no tan convencida, sin embargo, se alejó, sabía que ella le contaría cuando fuese necesario, no la presionaría, después de todo, ella había cambiado durante ese año.

Si tanto había pasado, Elsa era reconocida por ser la Reina, más hermosa e inteligente, era el orgullo de su pueblo, sabían que estaban en buenas manos, a veces caminaba por el pueblo, y saludaba a todos tan corteses, últimamente el mercado había estado tan movido, los tratados que había realizado con los países vecinos, eran beneficiosos para ambos, algo que también era reconocida, por su diplomacia, causando que uno y otro incauto se embelesara durante las negociaciones, mirándola siempre elegante, inmutable, Sin embargo, últimamente se veía distante y somnolienta, como si no hubiese dormido, ella trataba de disimularlo, de no reflejar el cansancio, en aquellos azules ojos.

-Mi reina-se inclinaba un caballero al verla salir, se dispuso a seguirla como guardia de la casa real, esta solo levanto la mano y siguió sola, estaba bien que era la fiesta de su hermana, pero la pesadilla que había tenido anoche, fue diferente, era diferente, se tocó las muñecas, con mueca de dolor y vio, como una marca se alzaba entre su lozana piel.

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Se dirigió hacia el bosque, en busca de ayuda, escondida, y tranquila se dirigía a su objetivo, en la noche oscura, con una gran luna, que no se cansaba de observar, un breve suspiro y una sonrisa se veía en su rostro, su cabello ahora recogido, en una elegante trenza, relucía con su vestido de gala, verde con mangas rojas, y elegantes bordados.

-Mi reina-saludaba el gran sabio de los trolls, al oírla llegar -¿Cómo sabía que estaba aquí?-pregunto a la chica, mientras esta sonreía.

-Lo vi salir Sr. Pabbie-dijo mientras sonreía, ella durante el baile, vio como aquella sabia roca, rodo por el piso, en verdad que era muy triste ver a su hijo adoptivo casarse…sin embargo un gran silencio se tornó, el señor esperaba, sabia que algo pasaba, sin embargo suspiro, y se acercó.

-Mi señora, -tomo las muñecas de la reina, y vio su mueca de dolor, mientras medio encerraba sus ojos, descubriéndolas lentamente, y ahí estaba, aquello que temía, unas marcas de manos-Sus pesadillas se están volviendo reales, temo que en algún momento se cruce la línea-dijo con preocupación.

-Como-su rostro se tornó preocupado, se giró sujetándose las muñecas-¿Cómo puedo evitarlo?-pregunto esperando una respuesta buena.

-Es algo que va más allá de mis poderes- suspiro el anciano-es algo que debes ver tu misma…-hizo una pausa –espero que este preparada para lo que viene- susurro con desesperanza, la reina solo siguió su camino, ¿Cómo podía evitarlo? ¿Si no duermo, no pasara? Preguntaba preocupada.

Camino por largo tiempo en un letargo muy profundo mientras se acariciaba esas extrañas marcas que tenia, la sensación de miedo se apoderaba de ella sin embargo siempre tratando de suprimirse a sentir algo de esa emocion, tratando de no fundirse en la oscuridad de su propia magia y volver a perder el control.

Se acercaba a su pueblo y en lo lejos a las puertas de su castillo estaba ella, la persona que no se habia alejado a pesar de que ella la queria fuera, regalo una candida sonrisa a su hermana al acercarse elegantemente.

-Anna-saludaba su hermana mientras la veía a lo lejos –vienes en el momento indicado-susurro con una sonrisa, al tomarla de la mano, esta hizo un leve bufido- ¿Qué sucede?-pregunto angustiada.

-Nada-dijo, mientras le tocaba la mejilla –es solo que hoy te ves hermosa –sonrió, mientras levantaba su vestido, y empezaba a subir las escaleras.

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En el bosque, seguía su camino el grupo, el elfo iba aun adelante, mientras el humano con espada desenvainada seguía la guardia, los más chicos habían estado quietos, ya que habían escuchado unos ruidos.

Más atrás se oía todavía un eco, como si unos pasos vinieran siguiéndolos por el desfiladero; un sonido impetuoso, como si un viento soplara derramándose entre las ramas de los pinos. Glorfindel se volvió un momento a escuchar y en seguida dio un salto, gritando:

-¡Huyan! ¡Huyan! ¡El enemigo está aquí!

El caballo blanco se precipitó hacia adelante. Los hobbits bajaron corriendo por la pendiente. Glorfindel y Trancos los siguieron como retaguardia. No habían cruzado aún la mitad del llano, cuando se oyó un galope de caballos. Saliendo del túnel de árboles que acababan de dejar apareció un Jinete Negro. Tiró de las riendas y se detuvo, balanceándose en la silla. Otro lo siguió y luego otro y en seguida otros dos.

-¡Corre! ¡Corre! -le gritó Glorfindel a Frodo.

Los dos se quedaron en la parte trasera, como defensa, para darle oportunidad a los hobbits de escapar.

Frodo miró un instante por encima del hombro. Ya no veía a sus amigos. Los Jinetes que venían detrás perdían terreno. Ni siquiera aquellas grandes cabalgaduras podían rivalizar en velocidad con el caballo de Glorfindel. Miró otra vez adelante y perdió toda esperanza. No parecía tener ninguna posibilidad de llegar al vado antes que los Jinetes emboscaran le salieran al encuentro. Podía verlos claramente ahora; se habían quitado las capuchas y los mantos negros y estaban vestidos de blanco y gris. Las manos pálidas esgrimían espadas desnudas y llevaban yelmos en las cabezas. Los ojos fríos relampagueaban y unas voces terribles increpaban a Frodo.

El miedo dominaba ahora enteramente a Frodo. No pensó más en su espada. No lanzó ningún grito. Cerró los ojos y se aferró a las crines del caballo. El viento le silbaba en los oídos y las campanillas del arnés se sacudían en un agudo repiqueteo. Un aliento helado lo traspasó como una espada, cuando en un último esfuerzo, como un relámpago de fuego blanco, volando como si tuviera alas, el caballo élfico pasó de largo ante la cara del jinete más adelantado.

Sentía miedo, corría por todo su cuerpo, como aquellos seres oscuros se acercaban rápidamente, tenía que llegar al rio de Rivendel, aquel rio que sería su salvación, sin embargo escuchaba el llamado, su herida aun dolía, su mundo daba vuelta, sin embargo aún se aferraba al hermoso caballo, será acaso que lo alcanzarían, cambio su mirada a una más desafiante,-No- era su pensamiento, no cruzo y abandono la comarca, para dejarse atrapar, el regresaría a su hogar, y contaría esta historia a sus hijos.

-Dame el anillo, -susurros terroríficos, los escuchaba en el oído, era acaso que el anillo quería que escuchara eso, su rostro se calmó, al escuchar el agua correr, ya casi llegaba.

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La fiesta había terminado, Elsa se despedía de su hermana, iban a dormir, ellos partirían al día siguiente a un viaje.

-¿Qué sucede, Elsa?-pregunto finalmente la joven menor, mientras mantenía su mirada, con un rostro serio, habia notado distante a la reina desde hace dias, y ahora trataba de disimular sus preocupaciones algo que para ella era imposible no notar.

-Nada-contesto elegantemente mientras se dirigía a su recamara- A sido demasiada emocion por un dia- se giro dandole la espalda a hermana –No te preocupes Anna, estaré aquí- sonrió aún más, tratando de calmarla, esta solo se acercó, y ella la abrazo –Es hora de dormir-dio un beso en la cabeza.

-Reina, está bien-pregunto finalmente Kristoff, viendo la preocupación de su esposa.

-Sí –contesto tajantemente mientras sonreia, sabia que todos habian notado su distancia pero no queria que supiera lo que pasaba y atormentaba desde hace tiempo.

-Mañana hablaremos-dijo por ultimo al alejarse de su hermana, aún tenía una plática pendiente, de sus pesadillas.

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Por más que trato, sabia que si se quedaba, dormiría, así que en solitario la reina, camino, era tan relajante subir las colinas de su hermoso Reino, este camino ya lo había recorrido con anterioridad, sumida en sus pensamientos se tomó tiempo para mirar de nuevo su pueblo natal, elegante, y hermoso, en medio de aquel bosque, al cual hace un año había congelado, ahora solo era un recuerdo, algo que debió de aprender, ella ya no temía a sus poderes, sin embargo aún no sabía de lo que era capaz.

Siguió, sumida en sus pensamientos, ya de regreso a su hogar, se encontraba adentrándose al bosque, aquel bosque que sabía, repentinamente miraría su hogar, sin embargo, su trote se hizo largo -¿Qué extraño?-se preguntó al no divisar su reino, ella estaba segura que no faltaba mucho, se apresuró, sin embargo aún sumida en la oscuridad, repentinamente un rayo de sol salió de entre las oscuras ramas de un árbol -¿De día?, tan pronto –ella juraba que no había pasado mucho desde que salió de su recamara, o es acaso que en verdad trascurrió tanto tiempo.

A lo lejos logro escuchar unos apresurados pasos, un caballo blanco logro divisar, en un susto, hizo que este volcara al pequeño que cargaba, que simplemente ante este hecho soltó un pequeño alarido –Lo siento- La joven reina se acercó ayudar, sin embargo se dio cuenta que no estaba solo, detrás de él seguían unos caballeros negros, algo que erizo su piel, sin embargo lo que más asusto, fue el estado en el que yacía el chico, que desde simple vista parecía un niño, sin embargo presentaba rasgos bastantes significativos, algo que no era momento de preocuparse.

Esos seres no le daban un buen presentimiento, y solo para atenuar su preocupación, el estado del pequeño sujeto que estaba en sus brazos, se apresuró, el corcel solo daba vueltas, como esperando a seguir su camino, un ser muy inteligente, al parecer de la reina, esta lo trepo hábilmente, e hizo una nota mental, agradecer a su hermana de la insistencia de aprender a montar a caballo.

-Vamos amigo, sigue tu camino-susurro al oído, y este relincho, siguiendo su trote rápidamente, todo se veía tan rápido, pudo sentir tan cerca los seres, imposible que sintiese que estuviera a los lados, era extraño, para ella era claro, que los había divisado a lo lejos, como era posible que les estaba pisando los talones.

-Danos al mediano, danos el anillo-escuchaba extraños susurros, no sabe como pero podía jurar que era lo que decían, algo extraño, sin embargo recordó, -Arendelle- se susurró así misma, que según ella estaba en el bosque cercano al castillo, era algo que checaría después de alejar al pequeño de aquellos perseguidores.

La carrera le pareció tan larga, pero su susto fue más cuando vio de cerca una ladera, sin embargo sentía un frio corriendo por su espalda, giro levemente para observar a sus acosadores, y en ese instante vio, algo que nunca pensó en su vida, aquellos seres, caía su capucha dejando ver ojos de rayo, y con las manos grises blandiendo la espada.

-No sé lo que quieren-reclamo la chica-sin embargo, les aseguro, si frio quieren-mientras tomaba al corcel con una mano, equilibrando el cuerpo del desfallecido chico, alzo elegantemente la otra, mostrando una sonrisa, los seres se encabritaron, ante tal reacción de altanería, sin embargo fueron detenidos en seco, una hermosa luz azul, salió de la mano de la joven, dejando detrás una serie de picos de hielo, los caballos oscuros, solo se detuvieron, relinchando a su alrededor –Espero ganar tiempo-susurro al seguir su camino.

Finalmente vio el rio, y se preparó para lo peor -Quien anda ahí-reclamo, mientras el caballo hacia círculos en el agua, bajando elegantemente de él, alzando sus manos-no obtendrán al chico- fue su última exclamación, cuando unas ramas cayeron instintivamente, alzo un monte de filosos picos de hielo, atrapando entre los arboles al perseguidor, un hombre de ojos grises, con ropa desgastada, que a su parecer por su estado, había estado peleando.

-Espere-el joven que permanecía en el caballo le susurro –Trancos-por último dijo, antes de caer al rio y ser atrapado por la chica, que giro al ver que había sido reconocido, recogiendo aquel hielo que tenía atrapado a su captor, detrás de él, venia otro ser, algo demasiado hermoso, bueno extrañamente hermoso, y otros tres seres del mismo vuelo que el pequeño, pronto se vio rodeada por varios, alzo la mirada y vio.

-Supongo que son amigos- susurro, al ver aquel pueblo mágico en el que estaba, esto ya no era Arendelle.

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Bueno esto es todo lo que tengo del inicio de crosover para recibir el año, se que aun no empieza lo bueno pero mas delante se hara.

Si tienen algun comentario me avisan, si hay correciones igual y las checo.

Saludos y FELIZ AÑO.