Lulu nos cuenta cómo comenzó su primer viaje junto a su amiga e invocadora Ginnem.
*Ninguno de los personajes me pertenece.
Capítulo 1: Fe ciega.
Desde que tengo uso de razón soy amiga de Ginnem. Según me contó una vez mi madre, hizo que fuésemos compañeras desde pequeñas porque notó en nosotras un gran poder mágico.
Ginnem fue quien me regaló mi primer moguri. Recuerdo lo que me costó hacer que atendiese a mis órdenes y cómo se reía ella. Qué tiempos aquellos sin preocupaciones…
Pero llegó el día en el que tuve que ser seria, tenía que cuidar de Ginnem y de Chappu, no les fallaría.
Por la mañana nos esperaba Chappu en la puerta del templo de Luka para rezar. Después, fuimos hacia el puerto: un pequeño barco nos esperaba para llevarnos al siguiente templo.
Ginnem y Chappu estuvieron bastante tiempo despidiéndose de su familia, pero yo no. No tenía de quien despedirme. No sabía dónde estaban mis padres, desaparecieron cuando mi hermano pequeño murió. Pero aquello no me entristecía, ahora mi familia eran ellos, y lucharía por ellos.
Cuando montamos en el barco, tanto Chappu como yo estábamos más nerviosos que nunca, pero Ginnem no: estaba sentada en la proa del barco limpiando su vara de invocadora. Le pregunté si no estaba nerviosa, y su respuesta me conmovió:
-No. Hoy no viajo por mi vida, Lulu. Viajo por la vuestra, y por todas las demás vidas de estas ciudades. No sonrío para animaros o para hacer creer que todo va bien, sino al pensar que mi vida va a servir para salvar a otras. Sé que moriré, pero antes salvaré a todos los que pueda. Lo prometo.- Ante aquella respuesta, volví a mi pequeño camarote. Allí encontré a Chappu, que se dedicaba a jugar con mi moguri, pues no me dejaban pasearlo por el barco. Le conté lo que me había dicho la invocadora, y él me hizo otra confesión:
Lulu, os quiero mucho a las dos, a ti sobretodo. Pero no confío en que podamos derrotarlo, por ello…por ello cuando acabemos, si no lo conseguimos, me convertiré en guardián de la Legión.
Poco después se fue de mi habitación y yo tuve tiempo para pensar: "¿Acaso era yo la única que confiaba en nuestro éxito?" Sabía que los dos tenían buena intención, Ginnem quería salvar vidas, costase lo que costase, y Chappu también quería derrotar al enemigo junto a mí, pero yo confiaba en que ganaríamos sin morir. Quizás fuese una creencia que anhelaba la esperanza de no perder la única familia que me quedaba.
