Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Advertencia: En mis historias suelo cambiar bastante la personalidad de algunos personajes, aunque al principio no es muy notorio. Espero que les guste
Narración Dialogo Pensamientos Lugares, puntos de vista o fechas.
Marceline, la reina vampiro acaba de salir de la nocheosfera, allí estaba siendo presionada por su padre, el cual insiste en que ella herede el negocio familiar, pero Marceline no quiere ser la reina de ese lugar, para intentar olvidarse de ello decide dar una vuelta con su sombrilla a ver si encuentra algo que hacer, pero lo que se encuentra puede que la deje peor de lo que ya esta...
Anda, ahí está Finn… ¡La casa del árbol esta en llamas! Marceline vio al causante de esto, un monstruo de fuego, iba hacia el dispuesta a defender a sus amigos cuando un lluvia cayó convirtiendo al monstruo en una adolescente, se sorprendió aun mas cuando Finn salió de una ventana para recogerla, la vampiro uso su invisibilidad para averiguar qué pasaba.
Princesa Flama: ¿Qué te pasa con migo? ¿No te molo? -Sí, si me molas. -Respondió Finn.
Pero Marceline no estaba allí cuando Llama le dio una bofetada a Finn a modo de rechazo, ahora estaba volando sin rumbo alguno, no quería ver esa escena, y además, sus lágrimas la delatarían. Cuando se dio cuenta estaba en el reino helado, no sabía porque, pero decidió ir a ver al Rey Hielo.
Rey Hielo: ¿Quién anda ahí? Que no se atreva a entrar. Anda, si solo es Marcy ¿Qué te pasa? -¿Me has llamado Marcy? Hace tiempo que no lo hacías. -Dijo una conmovida Marceline
Rey Hielo: Si, después de la sesión de música que tuvimos hace unas semanas empecé a tener sueños raros, los magos los solemos tener, pero estos eran diferentes, se veían muy reales, y se continuaban, como un diario, en ellos estábamos tu y yo, pero con distintos aspectos, tú eras pequeña y llevabas un peluche, yo era completamente distinto, ni siquiera llevaba corona, y llevaba gafas ¿Te lo puedes cre-
El Rey Hielo no pudo continuar la frase ya que Marceline lo abrazo de la nada, estaba llorando, y el Rey Hielo correspondió al abrazo, acariciándole su larga melena negra, de vez en cuando el Rey Hielo la consolaba diciéndole que ya pasó. Ella solo pudo susurrar un nombre… Simon. El Rey Hielo no lo entendió del todo, pero no le prestó mucha atención, ya que, aunque no lo demostrase el apreciaba a Marcy, era una de las pocas personas que no se asustaba al verlo y solo le miraba con mala cara cuando estaba enfadaba, posiblemente era su única amiga.
Marcy ya se encontraba mejor y decidió ir a dar una vuelta por el bosque. Allí se encontró a chica de fuego que antes había visto con Finn, iba a irse ya que si seguía observándola por mucho más tiempo acabaría arremetiendo contra ella.
Después vio a Finn acercándose a ella, no pudo oír la conversación pero vio como Llama rechazaba a Finn, estaba cansada, demasiadas emociones en un día y decidió irse a su casa a dormir.
Nada más cerrar los ojos empezó a tener pesadillas, sabía que era un sueño pero no podía despertar, se veía a sí misma, aunque no parecía una de sus pesadillas habituales, como un ser de la nocheosfera las pesadillas eran algo normal, pero las suyas en cierto modo se podían disfrutar, pero esa recordaba a las pesadillas que tenían los mortales. Se veía a sí misma, unos 500 años atrás, en ese entonces tenía el pelo recogido en una coleta alta, siempre llevaba un vestido corto gris de escote corazón, una chaqueta negra de manga larga y una inconfundible piedra en su cuello, la piedra filosofal, una joya que es usada en la alquimia. Ya se acordaba de esa época, era fría y nunca mostraba sus sentimientos, puede que nadie lo supiese, pero a esa edad era una prestigiosa asesina de la que nadie conocía la identidad, era la dama de las espadas, eso era porque haciendo negocios con la muerte había conseguido la chaqueta que siempre llevaba, en la parte interior de esta existía un espacio distinto en el que podías meter cualquier objeto, y sus armas preferidas siempre fueron las espadas y las cuchillas, hasta que consiguió su bajo-hacha claro, pero aun no ha perdido el interés en el arte de la espada, después de haber analizado que es lo que estaba soñando se dio cuenta de que estaba en su estudio, para su dominio de la espada había estado practicando en una habitación del castillo de la nocheosfera. Allí también se iba cuando quería estar sola, tenía un buzón, también conseguido de la muerte al que iban a parar los pedidos que la hacían, datos de la persona a la que había que asesinar y la recompensa, si no le gustaba el pedido por cualquier cosa lo devolvía al dueño, lo cual era señal de rechazo. De fondo oía a alguien decir su nombre, pero lo oía muy bajamente, llevaba en trance lo que parecía un cuarto de hora analizando a su antigua yo, había cambiado mucho, nuca se hubiese imaginado en ese entonces que pasaría a ser como era ahora, vistiendo un pantalón de chándal gris, unas deportivas rojas, una camiseta de tirantes negra y un jersey de manga larga que llegaba hasta el ombligo a rayas negras y rojas, hacía ya tiempo que no pensaba si quiera en dañar a alguien sin un motivo, teniendo amigos, teniendo… ¡AAAAAAHHHHH! No, ya no le tengo, ahora tengo a una chica de fuego que ha enamorado a Finn de igual forma que lo hizo PB. Seguía gritando de la ira y la frustración, sabía que era un sueño y que no era real, pero se sentía mejor, en medio del bucle de furia oye a alguien gritando su nombre, después de eso silencio…
Despertó en el dulce reino, estaba en el hospital, a su lado había una pantalla y varios ordenadores que pintaban de vez en cuando, iba a irse volando de allí cuando entraron PB, Finn y Jake, parecían bastante preocupados.
Marceline: ¿Por qué estoy en el dulce reino? -Marceline… -Dijo PB algo incomoda. -Sea lo que sea, mejor me- ¡Aaaghhhh! ¿Qué me pasa? Siento que se clavan mil agujas en mis pulmones cada vez que respiro, noto que el corazón se retuerce a cada latido, como si mi estomago se desintegrase poco a poco… -Marceline, Finn llamo a tu puerta hace una semana, no contestaste así que pensó que no estarías, al día siguiente paso lo mismo, al día siguiente oyó gritos y entró a la fuerza, te encontró en el suelo de tu casa retorciéndote de dolor mientras que gritabas desesperadamente, la mañana después de eso ya estabas normalizada en el hospital, pero esto es muy extraño, en efecto, tus pulmones, corazón y estomago parecen casi haber sido desintegrados, están en muy mal estado, así que recomien- Marceline ya estaba saliendo por la ventana cubriéndose del sol con la parte baja de la bata del camisón que previamente había arrancado haciendo de tripas corazón el dolor que sufría a cada segundo.
Al fin llego a su casa, allí se arrastro a duras penas, agarró su bajo-hacha y dio tres notas, de la nada apareció un portal, Marceline lo traspaso, sin darse cuenta de que Finn había llegado justo antes de que el portal se cerrase atravesándolo siguiendo a la vampiresa interesado de hacia dónde iba.
Cuando Finn salió del portal se dio cuenta de que ese lugar era parecido a su mundo, pero algo distinto, cuando despertó de sus pensamientos había perdido a Marcy.
M: Creo que Marshall vivía por aquí, ah, ya veo la cueva. -Entró y empezó a gritar por el dolor, ya no lo soportaba mas, esto lo oyó Marshall, pero también Finn que había seguido el rastro que sin querer había dejado Marceline. -¿Qué coño ha sid- ¡Mar! ¿Qué te pasa? ¿Qué haces aquí? -No hay tiempo, rápido, la pied- ¡Aaagh! -¿La pied? La pied… Ah, ya sé que me dices, resiste, llegare en seguida.
Marshall regresó con una caja de madera negra con remaches plateados, la abrió, allí había un pequeño saquito de color también negro y plateado, saco una cadenita de plata de la que colgaba una brillante piedra roja. Marceline la cogió y se puso el colgante, se coloco las manos en el pecho y murmuro algo, después de eso se durmió cayendo sobre el pecho de Marshall. Este le quitó el colgante y lo guardó de nuevo dejando la caja en una mesita. El vampiro observó a Marceline, su querida primita, la miró bien, aunque no se hubiese arreglado seguía estando muy linda, tsk, ese era uno de los problemas de las familias de vampiros, siempre se enamoraban de sus primos, por eso las familias no solían ser muy grandes, para que no ocurriesen ese tipo de problemas, pero al descubrir las dos dimensiones todo había cambiado, la miro de nuevo, tendida sobre su pecho, estaba adorable, se incorporo para estar más a gusto con su primita, la acerco un poco más a él y… la besó.
Hubiese preferido seguir con su beso, pero el grito de alguien le detuvo, se incorporo al ver a un humano acercándose a Marceline y echándosela al hombro, el vampiro permaneció inmóvil ante lo que acababa de pasar, un humano, una raza casi extinta acababa de desafiar a un rey vampiro para marcharse junto a una reina vampiro, Marshall decidió seguirle, le había picado la curiosidad.
Bien ¿Qué les pareció?
¿Reviews alentadores, amenazas de escribir mi nombre en la death note?
Nos vemos en la siguiente historia.
