Aclaraciones:
*Reader, como deben suponer, es Lector en inglés. Y lo dejé así porque suena lindo y además, cumple con la finalidad: ustedes son parte de esta historia.
*Se trata de una extraña reencarnación como un personaje de KnB.
*Más adelante se darán cuenta, pero Kise seguirá siendo Kise; el mismo rubiales que todas (o la mayoría) amamos.
Adevertencias:
*Yaoi futuro. Puedo presumir: Akakuro.
*Travestismo(?)
~ Un Milagro Diferente ~
...
Reader había muerto.
Su cuerpo no se movía. No respiraba. Su corazón ya no bombeaba sangre. Tan triste como era, Reader finalmente había fallecido. Más temprano que tarde, podrían decir.
La historia de su muerte era bastante épica y bizarra, a decir verdad. Nunca había pasado por su mente el momento en que moriría, ¿por qué habría de pensar siquiera en ello? Una persona fuerte, saludable e impetuosa no tendría que preocuparse por una muerte prematura, a menos que fuera previamente diagnosticada.
Es por eso que, cuando fue a la cocina de su hogar en busca de alimento, nunca imaginó que esa podría ser la última cosa que haría en vida, en esa vida.
Al entrar a tal sagrado lugar, lo primero que notó fue lo limpia que estaba; la cocina relucía y podía decir que se debía al trabajo de uno de sus hermanos mayores, ese con el trastorno obsesivo compulsivo porque cada superficie y rincón existente estuviera libre de bacterias.
Una cáscara de plátano, sin embargo, fue olvidada.
Y lo que pasó después, seguramente formaría parte de 1000 maneras de morir.
Reader, amada hija, hermana y amiga, tropezó con una no tan inocente cáscara de plátano en el suelo.
Eso no fue lo que la mató, sin embargo.
Lo que lo hizo fue la esquina del mesón; al resbalar, su cuerpo fue impulsado hacia atrás y antes de que ella siquiera pudiera reaccionar a sostenerse de algo, pero después de haber lanzado un grito, su nuca golpeó contra el afilado y mortal vértice.
Muchos gritos alarmados y pisadas apresuradas (su grito al parecer si había sido escuchado) hicieron eco a su alrededor, pero pronto eso fue olvidado. Reader estaba flotando en un espacio negro y silencioso y luego, nada. No sentía nada, no entendía nada, no era nada. Era como si su vida se hubiera desvanecido, como si la llama de una vela se hubiera apagado.
Y entonces comprendió que ya no estaba dentro del plano de la vida. Se sorprendió sinceramente ante lo bien que lo estaba tomando. Pero supuso que así es como funcionaba el asunto, tenía derecho a su último momento.
Pero mientras Reader entendía esto, oyó voces. Varias voces que hablaban en diferentes tonos de alarma. Y de repente sentía que la empujaban, no estaba segura de cómo era consciente de este hecho, pero sabía que estaba en movimiento.
Y de repente una luz penetró a través de sus parpados cerrados. Arrugó la nariz. Mentiría si dijera que no esperaba la luz al final del túnel, pero esta luz no le daba la sensación de estarse dirigiendo al cielo, o en todo caso al infierno. Bueno, no había sido una santa paloma en vida.
Hubo más movimiento y voces (que no lograba comprender), y todo esto poco a poco se acoplaba hasta hacerla sentir de nuevo. Se retorció ligeramente tratando de recuperar la noción del espacio y de sí misma.
La sensación de ser colocada en un par de brazos la sorprendió.
—Con cuidado —una voz gruesa y masculina la hizo detener toda intención de movimiento —. No debe moverse tan pronto cuando acaba de nacer.
¿Nacer?
¿No acababa de morir?
Antes de profundizar en sus pensamiento decidió que era momento de darle un vistazo a su alrededor. Lenta y cuidadosamente empezó a elevar sus parpados, que se sentían anormalmente torpes, parpadeó un par de veces y miró las imágenes difusas ante ella.
Una voz alegre la aturdió.
— ¡Mira, querido! ¡Abrió los ojos! ¡Y es tan linda!—una voz femenina la arrulló y al instante se quedó paralizada. ¿Era su imaginación o la voz había hablado en japonés?
—Ella es nuestra hija, por supuesto que es linda —respondió otra voz masculina, más cálida y firme que la anterior, en el mismo idioma.
De algo había servido su obsesión por aprender idiomas, en especial el japonés de los monos amarillos que su familia tanto criticaba. Ja.
Esperó impaciente a que su vista se aclarara mientras movía con dificultad su cabeza, hasta encontrarse con un par de ojos miel en un hermoso rostro enmarcado de cabello rubio. Algo en ese rostro se le hizo extrañamente familiar.
Parpadeó una vez más y abrió a boca para preguntarle al hombre, ese que la seguía viendo con devoción y ternura, si era él quien guiaría su alma hacia las puertas del cielo, pero lo que esperó fuera su voz, no fue más que un gorgoteo que hizo chillar de emoción a la mujer y sonreír al hombre.
La confusión la llenó.
¿¡Qué demonios estaba pasando!? ¿Acaso esto era lo que llamaban: la vida después de la muerte?
Volvió a enfrentarse al sonido de risas divertidas y esa vez vio a una mujer de rasgos occidentales, con el pelo largo y rizado, y pálidos ojos castaños. Ella le sonreía dulcemente. La mujer era hermosa, aunque de momento un poco demacrada. Pero bueno, traer al mundo una bola de carne desde su interior cansaría a cualquiera.
—Ella debe tener hambre —canturreó la misma mujer y antes de que Reader pudiera procesar lo que estaba ocurriendo, estaba mamando leche desde el pecho de la mujer.
¡Y le gustaba!
Definitivamente estaban traficando con su alma.
Aún con sus pensamientos y su… preocupación por lo que estaba sucediendo, decidió orientar su atención hacia la nueva conversación que estaba teniendo lugar. Apenas había notado que nuevas personas habían entrado al lugar.
—… cómo la van a nombrar? —preguntó el doctor.
—Creo que —la mujer, su madre, comenzó —, no importa que nombre le pongamos, ella va a ser adorable sin importar que —ella sonrió antes de levantarla ligeramente —. Pero, personalmente, me gusta el nombre de Ryouta. Así que la nombraremos igual que su padre —le acarició la mejilla —. ¿No es así, pequeña?
Un nombre de chico, ¿en serio?
— ¡Eso es tan dulce de tu parte, querida! —y esas fueron las palabras de aprobación del que al parecer era su padre.
El doctor solo asintió en acuerdo antes de salir de la habitación, presumiblemente a registrar la identidad del recién nacido, ella.
Y Reader seguía en shock. Acababa de ser nombrada… en este mundo por estas dos personas que era unos desconocidos. Alzó las manos en un intento de protesta cuando las vio. Sus manos eran pequeñas y regordetas, y se movían sin que pudiera controlarlas por completo. Esto lo confirmaba. Realmente era un bebé. Pero ella había muerto, estaba segura de ello, así que esto significaba ¿reencarnación?
¿Pero no se suponía que debía olvidar los recuerdos de su vida anterior? Ella recordaba cada parte de su vida hasta el mismo momento en que falleció.
Y una vez más, antes de profundizar en sus pensamientos, las voces de sus (oficialmente) nuevos padres, llamaron su atención.
—Ella se parece tanto a ti, querido —exclamó con falsa molestia la mujer —. No es justo.
—Es porque ella es el regalo de papá —el hombre rubio acercó su rostro y le dio un beso suave en la frente —. ¿Verdad, encanto? Tú y papá tienen el mismo nombre y apariencia, eres mi regalo del cielo.
—Empiezo a arrepentirme de mi decisión —se quejó la mujer.
— ¡Rose! —el rubio hizo un puchero bastante infantil para su edad.
—Solo bromeo, Ryo —se río —. No hay mejor nombre para nuestra hija. Kise Ryouta.
El nombre se registró totalmente en su mente y algo hizo click al instante.
¿Kise Ryouta? ¿No era ese un personaje de anime? ¿No era ese el nombre del rubio infantil y meloso de Kuroko no Basuke?
¿Realmente había reencarnado… en un anime?
N/A: ¿Qué tal? ¿Les gustó? ¿Merece continuación?
Espero sus comentarios, críticas, opiniones, ideas. Y, para las que quieran seguir leyendo esto, ¿quieren que Kise tenga hermanas (las del cannon), las cambiamos a hermanos o que no tenga ni unas ni otros?
Y sobre el futuro Akakuro: sí, Kise andará de metiche en plan Cúpido~ kukukukuku~ Pero bueno, esas son cosas que saldrán más adelante. Tal vez.
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