¿Por qué?

Es la eterna pregunta. Dos palabras que me siguen a donde vaya, que se ocultan en mis pensamientos, que se desvanecen por unos instantes, para resurgir con más fuerza...

¿Por qué?

Y me hago esa pregunta infinitas veces. Sé que no encontraré respuesta, sé que es inútil seguir dándole vueltas en mi cabeza a una interrogante tan simple y a la vez tan desconcertante.

Pero es que no alcanzo a comprender... ¿qué ha ocurrido con el mundo? ¿Dónde nació tanta ira, tanto rencor, tanta amargura? En los últimos años he comenzado a pensar que los humanos no tienen corazón. Sólo tienen odio. Y siempre, siempre tienen los ojos tristes.

No me considero mejor que ellos. Sé que he hecho cosas terribles, pero nunca he sentido arrepentimiento, porque ellos no tuvieron piedad de mí. ¿Eso me convierte en un monstruo? Fueron ellos quienes me condenaron, quienes sellaron su propio destino.

Tenían miedo porque era diferente, porque no era del todo normal. Pues bien, como seguramente habrán podido comprobar, ellos al final tuvieron razón. Tenían razón al temerme.

Pero si las cosas hubieran sido distintas. Sólo quería vivir, estar sola, como siempre lo he estado, sin hacer daño a nadie. Sólo quería cantar a los cerzos a la luz de la luna. Sólo con él.

Pero no. ¿Creyeron de verdad que yo era la culpable de su mala suerte, que yo era la causa de las malas cosechas y de las lluvias escasas? ¿Una niña inocente? ¿Es que acaso no pensaron en sus propios pecados? ¿No pensaron que la culpa podía ser suya, o podía no ser de nadie? No, siempre es más fácil ir en contra del más débil.

Por eso tomé justicia con mis propias manos. Y lo único que lamento es que ahora debo vagar por el mundo, sirviendo y ayudando a quienes desprecio, a quienes no comprendo, castigando maldad en ocasiones inexistente, vengando pecados que pueden no ser verdad. Pero, al final, me llevaré todas sus almas. Y les oiré suplicar, llorar y gritar por un poco...por sólo un poco de compasión. Pero ellos no tuvieron ni siquiera un poco de compasión para mí. Y yo no tengo porque mostrarla hacia ellos.

¿Por qué? ¿Por qué? Y me preguntan a mí. Y no contesto, y además, yo no lo sé. ¿Lo sabrán ellos? Tampoco lo sé. Tampoco me importa.

Porque en el fondo, siempre supe que no era como los demás. No era tan humana...o quizá lo era más que ninguna otra persona. Pero siempre me ha asustado lo crueles que pueden llegar a ser, así que...así que les pago con la misma moneda. Es venganza, que sólo conduce a más venganza, pero yo no elegí mi destino, no escogí atraparme a mí misma en semejante círculo infernal e infinito que no sé cómo detener.

Empiezo a estar cansada. Los años comienzan a pesarme, y quisiera solamente cerrar los ojos y descansar por siempre. Sé que no es posible. Y además, dormir me da miedo. Porque sueño contigo. Y yo lo que más quisisera es olvidarte.

¿Por...qué?

Sentaro.

Tu nombre me hace llorar. Lloro de tristeza, y de rabia tambén. Y si te tuviera mi lado, tan sólo te preguntaría... ¿Por qué?

¿Por qué me traicionaste? Verte, a través de las vendas que cubrían mis ojos, echando la primera paletada de tierra sobre la tumba de mis padres, y mía. Yo confiaba en ti. De verdad pensaba que me protegerías...

Te pienso todos los días, y creo que por fin he comenzado a comprender. Que no tenías otra opción. Que la culpa te corroía por dentro. Y no te odio, de verdad que no. Te he perdonado desde hace tanto. Pero no puedo olvidar. Y por eso siemrpe te recordaré con rabia y con tristeza. Y recordaré las noches que cantamos a los cerezos para que florecieran. Y recordaré que me propusiste huir de la aldea, junto a ti...

Y te recordaré porque te quiero.

Sentaro...