Amor Imposible

17 de abril

Estaba esperando que mi mejor amiga terminara de arreglarse. Yo no entendía porque no podía simplemente se vestía como una chica normal para ir a la escuela, era estresante la cantidad de maquillaje que podía utilizar esa chica. Me dejé caer en el sillón aburrida, ni siquiera estaba el ñoño para fastidiarlo. Miré la hora en mi celular y gruñí exasperada.

-Carly, ¿Qué tanto puedes tardar? –Grité desde la sala y ella respondió un cantarino "¡Ya casi!". Juro que esta chica me sacara de mis casillas. Todas las mañanas eran lo mismo.

La puerta principal se abrió de pronto, era Freddie y traía una extraña caja en las manos. Al principio no le preste atención, pero podía sentir su mirada sobre mí. Cambié de posición para verlo, percatándome que no dejaba de sonreír.

-¿Qué? ¿Algún problema, Benson? –Su sonrisa se amplió y sin responderme se sentó a mi lado.

No quería admitirlo, pero ese simple gesto me hizo estremecer. Fijé mi mirada en otro lado, esto era demasiado. Mi corazón latía rápido cada vez que estaba a mi lado y me estremecía cuando su olor inundaba mis sentidos. No quería que el descubriera eso, es tan humillante.

-Buenos días, Princesa… -dijo de forma animada. Necesité de mucha concentración para no esbozar una sonrisa y mantener mi rostro sin emociones. -¿No sabes qué día es hoy?

¿Qué clase de pregunta era esa?

Lo miré directamente a los ojos y fruncí el ceño.

-Creo que lunes… -no pude evitar responder con temor, como si se tratara de una evaluación y no estás seguro de la respuesta.

-Es correcto, pero hoy es un día especial… al menos para mí –murmuró con una sonrisa ladeada.

-Ilumíname, Benson –respondí de forma burlona.

Yo había dejado de insultarle desde hace un par de años y también de pegarle. Solo cuando me exasperaba lo hacía, de resto trataba de ser lo menos desagradable posible. De pronto, él me ofreció la caja que tenía en sus manos. Era algo sencilla y aparentemente no importante. Como era de esperarse, lo miré a los ojos desconfiada, pero Freddie solo ensanchó más su sonrisa y me hizo una seña para abrirla.

Abrí la caja y me encontré con una fotografía. Era de nuestro primer iCarly. Freddie estaba molesto porque le había jugado una broma pesada y Carly exasperada porque no parábamos de pelear. Yo arqueé una ceja mientras él sonreía.

-Sigue viendo… -dijo de forma animada, muy animada diría yo.

Coloqué la foto en el mueble y saqué una pequeña carta. Una sonrisa se abrió paso sin permiso, pero era increíble.

-¿Cómo pudiste guardar esto? –Logré decir entre risas. –Mi primera tarjeta de cumpleaños para ti, estás loco…

Aun no entendía el propósito de revisar esa caja, de pronto una bolsita de regalo apareció. Estaba algo arrugada y vieja. Lo miré a los ojos y él articulo un débil "Adelante". La abrí con mucho cuidado y me sorprendí con su contenido. Era un brazalete, pero no cualquiera. Por meses lo quise, le rogué a mi madre por el dinero y hasta intente que alguien me lo prestara, pero fue imposible.

-¿Qué…?

-Lee la bolsa… -dijo sonriente mientras Carly aparecía igual de sonriente y se sentaba a su lado.

"Para: Sam

De: Freddie

Feliz Cumpleaños, Sam. Espero te guste.

17/04/07"

Mis ojos se abrieron por la sorpresa. ¿Por qué no me lo había dado? ¿Por qué espero tanto para entregármelo? Entonces lo recordé, ese día me burlé de él y le hice un calzón chino que no olvidaría nunca; todo por su extraño comportamiento y por haberme llamado Sammy. ¡Mierda! Ahora me sentía mal por eso. Dejé la bolsita a un lado con su contenido y me encontré con otra. Pero tenía miedo de abrirla.

-¡Vamos, Sam! Queremos ver –chilló Carly emocionada.

La abrí con mucho cuidado, mi respiración se atascó y mis ojos volaron hasta los suyos. Él me había comprado entradas para las luchas, primera fila. Giré la bolsa como lo hice con la anterior y suspiré.

"Princesa Puckett, espero no tengas nada que hacer porque tú y yo iremos a las luchas de esta noche.

Freddie

17/04/08"

Ese día también lo había arruinado, le pegué tan fuerte que lo deje inconsciente. No había porque, solo me provocó pegarle. Ahora estaba deprimida. ¿Cuál era el motivo de esto? Suspiré preparándome para el contenido que había en la tercera bolsa, esta vez no estaba sellada como las otras, solo había una nota.

"Toca tu pantalón y verás

17/04/09"

Mi mano viajo instintivamente a mi bolsillo. Solo estaba el PeraPhone que conseguí… Mis ojos se abrieron desmesuradamente.

-¿Fuiste tú? –No pude evitar que mi voz saliera chillona, esto era demasiado.

-Parecías ansiosa por tener uno –dijo encogiéndose de hombros. Observé cómo Carly no dejaba de fruncir el ceño, ella no había entendido.

Mi corazón latía con fuerza, ahora había una pequeña caja dorada. Sin esperar su orden la abrí. Había una cadena de oro, tenía un pequeño camafeo con una piedra azul… como mis ojos. Tenía una pequeña escritura en el borde "Samantha Puckett 17/04/10". Esto era demasiado.

-Freddie, yo no puedo aceptar esto… yo –él me sonrió y me pidió que revisara.

Mis manos temblaban, nadie me había dado tanto o si quiera intentarlo, ni mi madre. Tuve que apartar mechones de cabello que amenazaban con quitarme la visión. Había una caja más grande como de quince centímetros, estaba envuelta en un papel muy fino y neutro. Comencé a romperlo sin mucho cuidado, ya eso no me importaba…

-¡Oh por Dios! ¡Freddie! –chillé con una sonrisa en mis labios.

Podía escuchar las risas de Carly y la pregunta que le hizo a Freddie luego: "¿Cómo sabes que ella quería algo así?". Me interesaba, pero no podía dejar de observar ese aparato. Yo nunca fui una chica materialista, no me importaba eso. Pero eso me ayudaba con mis prácticas de baile, un gusto recién descubierto.

-Te juro que te lo pagaré –sentencié emocionada.

-Na, yo te lo regalé… no es gran cosa –dijo haciendo un movimiento con sus manos.

-Sí, lo es… esto cuesta como quinientos dólares… -dije sin apartar la mirada del empaque. –Nadie había hecho esto por mí… gracias.

Sus ojos se abrieron como platos. Creo que era la primera vez que le agradecía.

-No te acostumbres, Benson. Aun te odio –dije guiñándole un ojo y él solo pudo negar con la cabeza y sonreír.

-Lee…

"Princesa, espero cumplas tus sueños y seas una gran bailarina en el futuro

Freddie

17/04/11

Nota: Sabía que olvidarías tu cumpleaños. Felicidades"

Mi boca se abrió y me giré para verlos.

-Por eso me tardaba amiga, tenía que envolver mi regalo –informó Carly ofreciéndome un regalo.

Yo se lo arrebaté de la mano feliz. Destroce, literalmente, la envoltura y dejé escapar todo el aire que tenía en mis pulmones.

-¿Una laptop? –Pregunté sorprendida. ¿Qué iba a hacer con ellos dos? No merecía nada de lo que me regalaron, menos de Freddie.

-Es un regalo de Freddie y mío… -muy bien, estos chicos se merecen que hoy no haga nada, que me comporté… claro lo que pueda, no aseguro nada.

-Gracias –dije con una sonrisa en mis labios.

-Ya vuelvo, dejé unas cosas arriba –gritó subiendo las escaleras.

-No tardes… -gritó Freddie de vuelta. –Juro que esa chica nos matará algún día.

No pude evitar sonreír, esto paso los límites de la cursilería, hasta para mí y eso es mucho decir. Busqué entre todos los regalos de Freddie y le di el collar.

-Sam, yo no voy a aceptar esto… yo –imagino por su silencio que no esperaba eso. Mis manos sostenían mis rizos dejando mi cuello expuesto.

-Pónmelo –dije tratando de no sonar ansiosa.

Al sentir su piel tocar la mía no pude evitar estremecerme. Lo escuché reír, de seguro estaba burlándose de mi sensibilidad.

-Listo… -dijo satisfecho. Yo miré hacia las escaleras y sonreí, Carly aun no bajaría lo que me daría tiempo para agradecerle sin ser vista.

Lo abracé con todas mis fuerzas, jamás olvidaría lo que hizo por mí. A pesar de todo el maltrato psicológico que recibió de mi parte, ese chico estaba siempre conmigo. Le besé la mejilla y me separé aun con la sonrisa plasmada en mis labios. Luego me dejé caer sobre mis rodillas y comencé a guardar todos mis regalos en la caja. Él no se enterará nunca, pero este será mi nuevo tesoro. Me puse el brazalete, tenía un hermoso colgante de plata con mis iniciales.

Debo aceptar que el ñoño sabe como complacer a una mujer sin esperar nada a cambio. Cualquiera que sea la chica de sus sueños es afortunada. Será un buen novio… tal vez hasta más. Gruñí ante mis pensamientos. ¿Por qué tenía que imaginármelo de esa manera?

Minutos más tarde llegamos a la escuela. Yo no dejaba de sonreír, me sentía increíblemente bien. Él tenía razón, yo había olvidado mi cumpleaños puesto que hace mucho tiempo dejó de ser especial para mí. A pesar de tener pocas diferencias con mi madre, ella se encarga de hacer las menos notables, notables. Y volvemos a lo mismo, Melanie. Mi inteligente y hermosa hermana.

Solo mi madre veía futuro en ella, yo era un desperdicio, algo que no surgiría. ¡No! ¡Basta ya! No tengo por qué estar recordando cosas tristes en este momento. Llegamos justo a tiempo a la clase del señor Howard, habíamos tardado tanto en el apartamento que se nos fue el tiempo.

-Buenos días, muchachitos insolentes -¡Puaj! No entendía como ese señor seguía trabajando allí. –Hoy estudiaran sobre la Revolución Francesa… -no pude evitar gemir, de todos los temas existentes en Historia tenía que ser ese. -¿Hay algún problema con eso, Puckett?

Me mordí la lengua ante su tono, no me metería en problemas.

-No, no lo hay. Prosiga… -eso pareció molestarle más. Se acercó a mí amenazadoramente.

-Cuidadito con lo que haces, Puckett. Te va a ir muy mal –bramó dejando a todos sorprendidos, yo solo pude esbozar una sonrisa. Él bajo su mirada a mi cadena y se sorprendió. -¿A quién le robaste eso, Puckett? Porque según sé, tu familia no tiene ingresos ni para mantenerte…

Todo el aire de mis pulmones escapó y mi sonrisa desapareció lentamente.

-Te hice una pregunta. ¿Dónde lo tomó? –Me gritó con todas sus fuerzas. Por primera vez no pude decir nada, ni reaccionar. Pero cuando sentí sus manos en mi cuello, seguido de un ardor. –A la dirección. Allí llamaremos a la poli…

-¿Cómo se atreve a tratarla así? –bramó Carly levantándose de su asiento.

-Cállese, Shay…

Escuché un estruendo y vi como Freddie se acercaba al Señor Howard.

-Le regresa el camafeo y nadie tendrá porque enterarse… -murmuró Freddie con un leve temblor en su voz. –Si revisa el borde notará que dice Samantha Puckett…

-¡Que insolencia! –murmuró regresándome el collar.

Vi con pesar como algo tan preciado había dejado de servir. Me hundí en mi asiento, apretando las manos con fuerzas a los constados de la silla. Moría por gritarle y enviarlo directamente al hospital, por atreverse a tratarme así. Observé como Freddie tomaba el camafeo entre sus manos y se llevaba consigo. No sabía lo que pretendía, pero nada lograría regresarme mi buen humor.

En todo el periodo de clases nadie habló, ni siquiera el profesor Howard. Cuando sonó la campana quise salir y escaparme, pero alguien me detuvo.

-Espera un segundo –susurró Freddie con una sonrisa en los labios.

En momentos como estos no entiendo como ese chico puede hacerme reaccionar de esa manera. Mi corazón comenzó a acelerarse y mi cuerpo a relajarse. Dio un par de pasos hacia mí y apartó un poco mi cabello. Sus manos rodearon mi cuello. Pude notar como sonreía nuevamente al estremecerme, lo hizo a propósito. Al terminar, sus dedos acariciaron mi nuca y parte de mi cuello con delicadeza, mis ojos quedaron en blanco ante eso.

-Vaya, Puckett… -susurró entre risas antes de girarse y desaparecer.

Mis ojos quedaron fijos en la puerta por donde había salido.

-¿Coqueteó contigo? –Preguntó Carly sorprendida.

-No tengo ni idea… -mentí descaradamente, pero la verdad era que sí lo había notado.

Mientras caminábamos hacia nuestros casilleros, una chica de cabellos castaños me tomó de la mano.

-Feliz Cumpleaños, Sam. Te recomiendo entres en esta página –comentó con una sonrisa y se fue.

Mire el papelito y me encogí de hombros, ya tendría tiempo para revisarla desde mi laptop. Una agradable sensación se extendió por todo mi cuerpo, al fin podría decir que algo era mío. El resto del día transcurrió con normalidad. Al ser día de semana dejamos mi celebración de cumpleaños para el viernes. Mis amigos decidieron pagarme un taxi, no querían que me robaran con todas esas cosas.

Cuando llegué a mi casa me encontré con que estaba sola. No me importaba, entonces me encerré en mi cuarto y encendí la laptop. Lo primero que encontré en el escritorio fue un video, tenía como título "Ábrelo".

"Hola soy Freddie… creo que eso ya lo sabes –él comenzó a reír sin saber que decir. Luego miró la cámara como si estuviera viéndome a mí. –Feliz Cumpleaños, Princesa. Espero esto sea una de las tantas cosas que tendrás en el futuro. Sé que lograrás muchas cosas y te admiro por eso… ahora disfruta de tus regalos…"

Cuando el video terminó no podía borrar la sonrisa estúpida de mi cara. Ese estúpido me las iba a pagar, nadie había logrado hacerme tan feliz como él. Entre mi arrebato de felicidad, noté la pequeña nota que me entregó esa extraña chica.

.com/iCarly/45673 –arqueé una ceja mientras colocaba el link en la pagina.

Cuando el portal cargó por completo me sorprendí. Había historias Creddie y Seddie, era una completa locura, pero decidí leerlas.

-Veamos, "Mi primer beso"…

Y allí comenzó todo…