¡Holi! Aquí estoy de nuevo, pero esta vez con una de mis crackship favoritas. Así es, el Stinli. Me habría encantado que Mashima nos diera algo de ellos, pero bueno, al menos eso me da una razón para poder escribir lo que yo quiera de ellos xD

¡Pasen y lean!

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SERENDIPITY

Un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. La habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca.

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El término la abrumaba. Era complicado entender el significado, no porque no comprendiera lo que intentaba decir, sino porque nunca le había ocurrido. Pero a sus 21 años, Lisanna Strauss pensó que de todas formas era muy joven, seguramente ya tendría la oportunidad.

Mirajane, su hermosa hermana mayor, solía decirle "eres pequeña, te faltan muchas cosas por vivir"; así que ella era optimista, le gustaba seguir la filosofía de su hermana en cuanto a que ser joven estaba lleno de aventuras. Pero muy bien sabía que ser "pequeño" no garantizaba que tuvieras "muchas cosas por vivir". A menudo, ese tipo de pensamientos sólo les daba a los adolescentes y jóvenes adultos un pretexto para ir por la vida haciendo tonterías.

Con eso en la cabeza, Lisanna se detuvo antes de cruzar la calle. Sus cavilaciones estaban ahí, pero aun así se ocupó de ese semáforo en verde. Ella valoraba su vida. Ella valoraba el amor de sus hermanos.

Por eso a menudo era así: Lisanna Strauss estaba sumergida en sí misma, al pendiente de todos los peligros que la acechaban. Eran demasiados. Tantos que a veces la asustaban. Por eso se cuidaba. Lisanna no se cuidaba tanto para ella; se cuidaba para los demás: se cuidaba para su familia. Era pequeña y siempre se sentía incompleta. Lisanna no quería que terminara de romperse. Así que siempre era cuidadosa. Se fijaba dos veces antes de cruzar la calle, llevaba gas pimienta en la mochila, sabía defensa personal y siempre sonreía. Porque la sonrisa era aquello que siempre daba calma a sus hermanos mayores después de un día ajetreado.

Pero a veces se preguntaba si hacía bien. Si retraerse tanto estaba bien. Las personas pasaban a su lado, las personas no la tocaban. Era como si ella se hubiera vuelto invisible. Desde luego, Lisanna tenía amigos. Muy buenos amigos. Muchos en la universidad. Era amigable, pero siempre displicente en cuanto a las invitaciones grupales: no iba a las veladas de la escuela, no iba a las fiestas de sus compañeros. Lisanna escazas veces salía. Porque comprendía lo que era ir a pasear con personas de su edad. Sobre todo lo que era pasear con personas que no compartían su ideología.

Finalmente cruzo la calle.

Cuando llego a su casa la recibió el silencio. Elfman no estaba ahí, seguramente habría salido al gimnasio. Pero alguien si estaba: Mirajane. En la televisión. Lisanna corrió hacía allá, tomo el control, prendió el aparato y rápidamente selecciono un canal. La imagen de su hermana lleno la pantalla y su dulce voz ocupo toda la estancia; Lisanna estaba tan orgullosa de ella: Mirajane era hermosa, a menudo atraía la mirada de todos cuando iban por la calle. Mirajane era simpática, encantadora, como una estrella en el firmamento.

— Bueno, ella es una estrella —dijo, sonriendo a la pantalla con satisfacción.

Tenía razón, su hermana era famosa. Una magnifica y conocida cantante. Lisanna la admiraba porque había tenido la valentía de ir por sus sueños.

Ella, sin embargo, se sentía más…modesta. No era una belleza, ponía menos cuidado en su apariencia. Llevaba buenas notas en la universidad, lo que le daba un buen status como alumna, pero no como chica popular. Aunque tenía suficientes amigos. En resumen: era una chica promedio. Regular. Estaba bien. No quería llamar tanto la atención. Además no quería que los otros supieran que su hermana era la célebre "Mirajane Strauss". Eso podría darle dificultades a Mira. Y a Elfman, que con su altura ya era difícil que pasara desapercibido.

Lisanna permaneció ahí lo que restaba del programa y cuando este terminó fue a su habitación. Entro y puso su bolso de mensajero en el perchero. Abrió las ventanas y la luz que entro por ella se volvió más limpia cuando toco el azul cielo de las paredes.

Su habitación estaba pulcramente ordenada, excepto el pequeño compartimento al fondo, dónde Lisanna había improvisado un estudio. Había una mesa de madera con papeles apilados, una lámpara de noche, lápices, revistas, pegamento y una pared repleta de fotografías: collages, fotos en blanco y negro, sepia, negativos. Una especie de cuarto oscuro que no llegaba a ser oscuro totalmente, pero que le daba un respiro a Lisanna.

Iba a tomar asiento frente a la mesa cuando el timbre del celular voló por la habitación, como una mariposa hiperactiva. Ella no resoplo sencillamente porque conocía ese sonido: Mirajane la estaba llamando. Lisanna sabía que luego del programa de televisión, Mira iría a una sesión de fotográfica. La que sería tardada, además, por lo que no se explicó la sorpresiva llamada.

Camino hasta el perchero y logro sacar el teléfono del bolsillo antes de que la llamada terminara en el buzón.

— ¿Sucedió algo, Mira-nee? —ella no saludo, porque supuso que la llamada no era para preguntar si ya estaba en casa.

— ¡Lisanna, gracias al cielo! —el total tono de alivio de Mira le hizo morderse los labios. Repentinamente se sintió nerviosa. Pensó en Elfman. Pero antes de que ella pudiera preguntar azorada por su hermano, Mira le aclaro el punto— ¡Oh, Liss, me alegra tanto que estés en casa! Tengo que pedirte un gran, gran favor.

— ¡Claro! Dime.

Lisanna nunca podía negarse a una petición de su hermana. Así que los siguientes minutos fueron de escuchar el pedido de su hermana. Unos segundos después, Lisanna ya tenía en sus manos aquello que Mirajane necesitaba con tanta urgencia.

Salió de nuevo al claro día.

Cuando llego al estudio donde se realizaría la sesión, no se sorprendió de encontrarla atestada de gente. Había personas levantando cámaras y teléfonos al aire con la esperanza de lograr captar a Mirajane. Lisanna pestañeo y luego esbozo una sonrisa. Le encantaba ver el burullo que la presencia de su hermana creaba. No se detuvo más ante el alboroto y busco una forma de entrar.

Afortunadamente ella conocía el sitio, así que se dirigió al costado derecho del edificio. Había hombres uniformados resguardando esa entrada. Lisanna se acercó y ellos la dejaron entrar con cuidado de que nadie se fuera a colar tras ella.

— Muchas gracias —alcanzo a decirles, antes de que la puerta se cerrara nuevamente.

Ella avanzo por el largo pasillo alfombrado de gris. Había personas yendo y viniendo. Luego se dirigió a la zona que Mirajane le había indicado por teléfono antes, pero ni siquiera tuvo que pedir permiso para pasar, pues de entre todas las personas, la figura de Jasón se abrió paso.

— ¡Lisanna querida! —exclamo con alborozo, la tomo de los hombros y le dio un beso en cada mejilla. Lisanna conocía a Jasón: era el mundialmente conocido fotógrafo de moda. Tenía premios y su propia sección en la revista Sorcerer. Lo conocía como seguramente todo el mundo lo conocía (por programas de farándula, reportajes y sus mordaces notas), así que el saludo el tomo desprevenida— ¡Oh, pero no te quedes ahí! Mirajane nos está esperando. No podíamos comenzar la sesión sin ti aquí.

Lisanna se quedó estática por un momento; Jasón tiro de ella a continuación y la hizo entrar a la habitación.

— ¿Cómo es eso de que no podían empezar sin mí? —dijo por fin la albina, mirando con pavor a todo mundo ahí dentro. De pronto había temido que aquello fuera una treta de Mirajane para hacerla posar. Mirajane tenía esa idea metida hasta la medula, aunque Lisanna le explicara que era imposible porque ella no había nacido para ello.

— ¡Liss! —su hermana salto sobre ella, toda vestida en negro y elegancia— ¡Oh, Liss, has salvado mi vida y la de todos aquí!

Lisanna hubiera creído que su hermana exageraba, sino fuera por la expresión de alivio que todos pusieron. Ella decidió creer que eso de no poder empezar sin ella era sólo por aquella caja que su hermana le había pedido.

— Aquí esta —anunció, sacándola de su propio bolso y entregándoselo a la mayor.

Hasta que Mira mostro a sus ojos azules lo que había estado llevando, fue que comprendió la expectación y nerviosismo previo de todos: era una delicada gargantilla de diamantes.

Lisanna sintió los pies fríos, a pesar de los botines que llevaba ¿Todo ese tiempo había traído consigo una causante de posibles asaltos, secuestros y asesinatos?

— Muchas gracias. Como vez, sólo podía confiarlo en ti.

— ¡Muy bien! —la voz de Jasón llamo la atención— ¡Todos prepárense y comencemos!

Mirajane se acercó a ella antes, le dio un beso en la frente, una sonrisa y comenzó con la sesión. Lisanna todavía pudo apreciar un momento la forma en que las cámaras se movían. Como cambiaban de posición, como la iluminación era dirigida hacia tal o cual punto.

Y las cámaras eran hermosas.

Decidió que era mejor marcharse, lanzo una última mirada y pudo captar como Jasón le dirigía una sonrisa de verdadero agradecimiento y de algo más que ella no supo adivinar.

— ¡Pff! —una vez fuera se permitió suspirar. De pronto, cuando había comprendido que había lo que había cargado con ella no era otra cosa más que una tira entera de diamantes, se sintió abrumada. Pudo haberle ocurrido cualquier cosa durante el trayecto y entonces ¿qué hubiera ocurrido con su hermana? ¿Cómo habría podido terminar su sesión o que habrían dicho las personas del staff? — ¡Eso fue…!

— ¿Magnifico? ¿Avasallador? ¿Lo más increíble que tus oídos han escuchado? —dijo una voz sorpresivamente a su lado.

Lisanna salto del puro susto y se giró como tormenta a quien fuera que hubiera dicho aquello.

— ¡Vaya! —dijo el chico frente a ella: tenía ojos azules traviesos y cabellera rubia despampanante— He visto muchas reacciones a mi presencia, pero sin duda ninguna como esa.

Lisanna levanto las cejas, ignorando la sonrisa desenfadada en los labios del extraño; él continuo hablando cómodamente.

— Entonces ¿escuchaste el ensayo?

— ¿Qué? —inquirió, genuinamente confundida— Espera —levanto las manos frente a ella mostrando las palmas— Creo que no vamos en la misma línea.

Él río y a continuación acerco su rostro al de ella (de forma que Lisanna tuvo que echarse ligeramente hacía atrás), levanto su mano izquierda y apoyo el brazo sobre la pared a su lado.

— Ese no es problema —dijo, y agrego deliberadamente— yo voy a donde tú quieras.

Lisanna se quedó perpleja e iba a abrir la boca para responderle al –en su opinión "engreído e igualado"- muchacho, de no ser porque una puerta abriéndose y cerrándose abruptamente la interrumpió antes de que comenzara.

— ¡Lisanna-chaaan! —el honorifico le hizo enarcar una ceja, y pasar completamente del chico, que examinaba con interés su expresión— ¡Lisanna-chan, por favor no te vayas aúuuun! —ese sin duda era Jasón, extendiendo con verdadera pasión la "u".

Lisanna asomo su rostro, que era cubierto por el dorso del joven rubio; este inflo las mejillas casi en un puchero.

— ¿Jasón-san?

La voz de la Strauss había sido baja, pero Jasón reacciono a ella como un animal de caza. Se giró en su dirección y la miro con alegría. Sus ojos casi tan brillosos como su chaqueta de lentejuelas.

— ¡Lisanna-chan! —él casi brincaba a ella, pero noto que no estaban sólos ahí— ¡Oh! —siseo, y una sonrisa perversa asomo en sus labios— Sting-kun —el aludido se cruzó de brazos, Lisanna lo sentía demasiado cerca. La sonrisa de Jasón se acentuó— ¡Que fortuna encontrarlos juntos! —chillo repentinamente, y Lisanna tuvo la urgencia de escapar de ahí, porque aquello no tenía absolutamente buena pinta.

Ella ya estaba por dar sus primeros pasos a la salvación, pero Jasón volvió a interrumpirla. Él se aclaró la garganta y adopto una actitud solemne.

— Hurm-hurm —puso dramáticamente su puño cerca de sus labios y cerró los ojos— Esto no puede ser casualidad. Sin duda el destino me está sonriendo —levanto la barbilla al tiempo que sus ojos se abrían con determinación hacia ambos— ¡Tengo negocios que tratar con los dos!

Media hora más tarde Lisanna seguía encerrada en la oficina de Jasón junto al rubio a quien este había llamado Sting. Ella no comprendía qué tipo de negocios querría tratar el fotógrafo y reportero con ella, pero esperaba que no fuera nada acerca del modelaje, porque la respuesta sería un rotundo "No".

— Entonces —Lisanna cerró los ojos con exasperación nada más escuchar nuevamente la voz del chico— ¿Qué música te gusta?

Lisanna hubiera esperado que dijera cualquier estupidez –como las que había estado diciendo durante los 30 minutos que llevaban ahí metidos-, no que intentara tener una conversación normal con ella.

Porque bueno, había dos temas que lograban hacer hablar a Lisanna, y precisamente por eso sólo los tenía con sus amigas.

— ¡Fotografía y música! —anuncio la voz de Jasón, abriendo la puerta en el proceso y avanzando rápidamente hasta ponerse frente a ellos en el escritorio.

La oficina de Jasón era amplia y bien iluminada: tenía dos amplios ventanales de cristal, piso alfombrado de blanco, las paredes iban cubiertas con papel tapiz de líneas negras y rojas, decoradas al más estilo art deco. Lisanna habría mostrado abiertamente lo encantada que estaba de no ser porque la compañía del tal Sting.

El que, súbitamente, había adoptado un gesto serio y profesional.

— Entonces—comenzó el chico— ¿Cuál es ese negocio del que quieres hablar?

Lisanna no solía ser arrebatada, ella era una joven de 21 años centrada, educada, pacifica, que siempre buscaba las palabras adecuadas antes de hablar. Pero esta vez no supo ni como cuando ya estaba desparramando un montón de advertencias sobre el escritorio de Jasón.

— De una vez digo que no pienso modelar para nadie. Ni siquiera para Sorcerer, y aunque seas uno de los mejores fotógrafos o yo admire tu trabajo. No importa que tanto quieran obligarme a hacerlo.

Ella se dio cuenta hasta ese momento que se había levantado de la silla y que tenía una mano peligrosamente apoyada en el escritorio. Sting la miraba con los ojos bien abiertos, anonadado, esta vez era él quien se había echado hacia atrás. Sus cejas estaban arqueadas y sus azules ojos no se movían; Jasón rompió la extraña atmosfera soltando una risueña carcajada. Lisanna sintió su rostro enrojecer por completo. Se sentó de golpe, su cabeza agachada, la vergüenza cubriéndola, sus manos juntas en su regazo.

— ¡Ah, Lisanna-chan, eso fue intenso! —vociferó aun riendo— ¡Pero tranquila, tranquila! —apuntó, moviendo las manos en un gesto relajado— No es sobre el modelaje. Es más bien… —su risa se tornó más pequeña, aun sincera y divertida, pero más bien profesional y ambiciosa— Tu hermana me mostro tu trabajo en fotografía —dijo, llamando la atención total de Lisanna. Sting pudo notar como un destello fugaz pasaba por los ojos cielo de la peliblanca a su lado— Espero que disculpes a Mirajane-san, pero realmente ella no mentía cuando dijo que tú eras el mayor diamante —él apoyo la espalda contra el respaldo de la silla, cruzo las piernas y extendió las manos en el escritorio— Tu trabajo es excepcional.

Lisanna suspiro pesadamente y miro con una sonrisa forzada a Jasón.

— ¿Mi hermana te pidió esto como un favor? —Lisanna había amado por suficiente tiempo la fotografía. Desde muy pequeña había comenzado jugando con la vieja cámara de su madre, tomando fotos a todo lo que se cruzaba en su camino, hasta que a los 15 le habían comprado la primera cámara profesional, que seguía conservando como recuerdo. La fotografía lograba animarla y llevarla a soñar despierta, pero…

¿Eran unas cuantas fotos tomadas con cariño suficientes para ser elogiadas por Jasón, el célebre fotógrafo?

— ¿Piensas que yo malgastare mi tiempo, calidad y renombre sólo porque Mirajane me lo pidió? —él estaba muy serio, sus ojos se habían vuelto duros y fríos. Lisanna temió haberlo insultado. Hablaba muy fríamente — Escucha, Lisanna Strauss, no importa que tanto aprecie a tu hermana, o que la considere una excelente cantante y modelo. No pondría mi trabajo en riesgo apostando por alguien sin talento y sólo por hacer un favor. —él saco una carpeta negra de alguno de los cajones y los puso sobre la mesa— Sting-kun ¿te molestaría echarles un vistazo?

Lisanna tuvo el impulso de gritar que no, sin embargo el rubio Sting fue más veloz y en un pestañeo ya tenía la carpeta en sus manos y miraba con sumo cuidado las fotografías expuestas.

Sting ni siquiera sabía cómo había reaccionado tan rápido, había estado tan mareado con la información que esos dos habían intercambiado con "Mirajane", "tu hermana", "mi hermana", "Lisanna Strauss", y otras palabras volando por todos lados, que no había sido capaz de procesar toda la información, o eso había creído, hasta que un momento después tenía el afamado trabajo de esa chica en sus manos. Y tal como Jasón decía: era excepcional.

— Maravilloso —susurró Sting, y contemplo a Lisanna, que trago saliva e intento ignorarlo.

Jasón extendió la mano y Sting tuvo que devolverle con renuencia las fotos.

— Así que lo único que hizo tu hermana fue traerme esto. No quisiera decirlo pero… —y un matiz de orgullo se deslizo por su voz— sería bueno para mi tener un poco de esto en mi equipo —al decir aquello levanto la carpeta en sus manos y miró muy fijamente a la albina.

Lisanna se sentía abochornada. Era la primera vez que casi desconocidos y totales desconocidos veían su trabajo. La primera vez que la alagaban personas no obligadas a alargarla (las opiniones de Mirajane y Elfman no contaban, ellos tenían que decir cosas buenas al ser sus hermanos). Se sintió feliz, y aunque hubiera querido disimularlo, le fue imposible. Esta vez, en sus labios rosa pastel se formó una sonrisa honesta. Absolutamente honesta.

Sting lo aprecio durante el rato que aquello duró. Era extraño, la forma en que repentinamente el cuerpo de la muchacha sentada a su lado había parecido soltar la tensión: un velo traslucido se había desprendido de su cuerpo, esa telita delgada –como la tela de una araña- se había removido de su rostro, dejándolo limpio y descubierto al ojo mundano. Le pareció que eso no era usual, se sintió como si estuviera asistiendo a un evento aislado, profundo y nuevo. Al descubrimiento de una nueva clase de arte.

Un segundo después, Lisanna apretó los labios aun sonrientes y negó con la cabeza, un mechón de cabello le cayó en la mejilla con el movimiento; Sting tuvo la tentación de alargar su mano para acomodarlo nuevamente tras su oreja. Pero se obligó a quedarse quieto, sus dedos le cosquilleaban.

— N-no sé qué decir —balbuceo ella, aún sin querer parecer boba— Para ser sincera, es la primera vez que un fotógrafo profesional valora mi trabajo.

— ¡Oh, y además soy el mejor! —agregó Jasón, con suficiencia— No tienes que decir otra cosa, salvo que aceptas trabajar en mi equipo. Claro que esto no será sencillo, mientras trabajas necesito que demuestres que de verdad puedes mantener la calidad en tu trabajo, que eres disciplinada y comprometida, no quiero…

— ¡Acepto! —vocifero Lisanna, poniéndose de pie y cortando la retórica de Jasón, quien se había quedado con la boca abierta y una mano al aire.

— ¿Qué?

— ¡Dije que acepto! —ella seguía de pie. Había dejado de escuchar a Jasón en cuanto menciono "aceptas trabajar en mi equipo". Era la primera vez que le tendría un trabajo, al menos uno que de verdad le gustara. Uno en el que se le reconociera por aquello en lo que era buena. En lo que siempre había querido ser buena. Y la oportunidad de pronto estaba ahí, tan cerca de ella que le tocaba la cara. Lisanna se sentía plena. Porque además era en el mejor equipo de trabajo.

— No fue tan difícil —soltó Sting de pronto, Lisanna tuvo que verlo dos veces, porque hasta se había olvidado que él estaba ahí.

Hasta entonces recordó que Jasón había dicho tener que tratar negocios con ambos. Pero Lisanna se dijo mentalmente que el negocio que tendría que tratar con el muchacho de ojos azules, no tenía por qué tener que ver con ella.

Se equivocó rotundamente.

— Lo cual es maravilloso —resolvió el fotógrafo, alzando los dedos índices de sus manos en dirección grandilocuente hacia Sting— Porque eso nos lleva al segundo punto, que es precisamente mi negocio contigo, Sting-kun.

Y antes de que Lisanna pudiera hacer cualquier cosa, Jasón se extendió en su muy resumida "excelsa gran idea" –en palabras del periodista– que consistía en algo sencillo: "Sería muy provechoso para tu carrera musical que contaras con el respaldo de un equipo de marketing como Sorcerer. Sobretodo, si apareces en ella retratado por las cámaras de un fotógrafo de mi renombre –modestia aparte- A menudo, artistas en ascenso recurren a ello, pero Sting-kun, estarás de acuerdo conmigo, en que no logran su propósito porque no tienen el verdadero interés de los grandes estudios, y porque no tienen el suficiente talento, tampoco. Pero tú eres diferente: tienes un talento indiscutible y toda la atención de estos estudios".

Lisanna había escuchado resignada, y cuando hizo amago de intervenir para preguntar a qué pintaba ella en todo eso, Jasón volvió a hablar.

Si les pedí tan encarecidamente a ambos que vinieran es porque, si Sting-kun acepta agendar una sesión exclusiva para "Sorcerer", entonces Lisanna-chan tendrá su primer trabajo. Y obviamente ese sería retratando a Sting-kun y su equipo. Lisanna-chan podrá demostrar que de verdad vale la pena tenerla en el equipo, Sting-kun mostrara al mundo que cuenta con el respaldo de una verdadera revista, y "Sorcerer" tendría a los mejores en el equipo. Ahora, Sting-kun acaba de tener la oportunidad de observar el trabajo inédito de Lisanna-chan, un trabajo realizado sin un asesoramiento severo y que sin embargo es impecable. Sting-kun se consagraría como un artista de la nueva generación, retratado por una artista desconocida pero maravillosa; y Lisanna-chan se consagraría como una excelente fotógrafa al retratar al artista masculino con mayor peso actualmente.

Tras terminar de hablar, Jasón volvió a reclinarse en su mullido asiento. No tuvo que esperar demasiado, pues los jóvenes delante de él ya habían tomado su decisión.

– Acepto –dijeron al mismo tiempo, sin titubeos, sin dudas. Con total convicción.

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Mi propósito era escribir un One-shot, pero al final decidí dividir la historia en dos capítulos. Así que esperen pronto la continuación y capítulo final.

¡Larga vida al Stinli!

Besos y abrazos.

ammipime