Lo prometido es deuda, por fin tuve el tiempo para ponerme a transcribir de mi libreta a mi computadora, este es mi primer Fic por lo que pido algo de tiempo para poder ir mejorando, esta historia ya tiene un tiempo que la empecé a escribir en una de mis libretas, dicen que escribir es sano para la mente y por eso heme aquí, ¡Me emociona al fin comenzar a publicarla! ¡YAHOOO! ¡Disfruten! :D
Renuncia de Derechos: Naruto así como todo elemento o carácter utilizado en este Fic no me pertenece, es propiedad de su respectivo creador Kishimoto Masashi.
(El mundo es cruel :´C)
Personaje hablando –Hmmm-
Personaje pensando –(Hmmm)-
Bijū/Invocación hablando –Hmmm-
Bijū/Invocación pensando –(Hmmm)-
Prologo
Todo pintaba para que fuera una noche tranquila del diez de Octubre, pero termino siendo una noche de pesadilla en la que el Yondaime Hokage Namikaze Minato alias Kiiroi no Senko había hecho frente a un extraño sujeto enmascarado que había extraído al Kyūbi no Yōko de su esposa y jinchūriki Uzumaki Kushina. Habiendo aprovechado el momento posterior a que la pelirroja terminara de dar a luz y todos estuvieran con la guardia baja, asesinando a las que asistieron a la joven pareja en el alumbramiento de su retoño, habiéndolo utilizado para traer el caos y casi destruir su aldea Konoha.
Lo bueno era que él no era un genio por nada, ya había previsto esta y una infinidad más de situaciones parecidas en los diez meses de embarazo de su esposa y tenía todo preparado para sabotear los planes de todo aquel que intentara algo en contra de su familia y aldea. Mismos planes que se iban a la basura en este mismo momento, una mínima distracción de parte del rubio, el sujeto enmascarado aprovecho para absorberlo y expulsarlo en las afueras de su aldea, seguido de un breve combate que termino en el momento que el Hokage le hubo cercenado un brazo, dándose cuenta al prestarle atención a la herida del enemigo en vez de sangrar le brotaba algo similar a sábila de árbol.
-Volveré y el Kyūbi será mío…- Fue la advertencia del enmascarado antes de comenzar a ser absorbido por un vórtice -lo juro- Fue su juramento antes de terminar de ser absorbido por el vórtice que se formaba desde su ojo, desapareciendo de la vista del rubio.
Ahora centraba toda su atención en el Kyūbi que salía del control del enmascarado volviéndose loco y pasando a arrasar con todo lo que estuviera a su paso, sabiendo que era hora de enfrentar a la bestia pasando a realizar un Shunshin no Justu (Jutsu del Cuerpo Destellante) que lo transporto a su cabeza en el monte Hokage, ya una vez en su monumento en el monte vio el estrago que dejaba la bestia tras su paso en la aldea, en ese momento se había percatado de la presencia del rubio, mirándolo con esos ojos rojos que la bestia poseía.
-Así que… ¿ya te diste cuenta que aquí estoy?- Hablaba mientras el bijū centraba toda su atención sobre él. Minato vestía el uniforme Jonin estándar que consistía en una camisa azul marino de manga larga con unos pantalones del mismo color a juego, talones vendados y botas shinobi azul marino, sobre la camisa llevaba el chaleco táctico de Konoha, sobre todo esto una gabardina blanca con detalles de flamas en los bordes de las mangas de la gabardina y parte trasera inferior y con el kanji de Yondaime Hokage en la espalda de la misma. De cabellera espinosa rubia, con patillas medianas y ojos azules con su protector frontal en la frente, esta era su apariencia. El zorro era inmenso debía de ser aún más grande cuando estaba en dos patas, de un pelaje color rojo-anaranjado, sus ojos rojos que podían ser fácilmente más grandes que la altura de un ser humano plenamente desarrollado, con patas delanteras que emulaban perfectamente las manos de un ser humano.
De un momento a otro el kitsune alzaba sus nueve colas comenzando a formar una esfera de chakra de color negruzco, para a continuación comenzar a comprimirla, acto seguido abrió su hocico pasando a tragarla comenzando a masticarla y enseguida escupir en forma de un poderoso cañón de chakra en cuestión de segundos le costó preparar el brutal ataque, que nunca llego a su objetivo ya que que el rubio había hecho sellos de manos a una absurda velocidad abriendo un portal tiempo-espacio frente a él y el monte Hokage que llevo al ataque a otra zona alejada de la aldea, habiendo segundos después una explosión que hizo el día durante noche misma.
–Ya había olvidado lo absurdamente peligrosa que es la Bijū-dama que ustedes pueden hacer- Comentaba el rubio, pasando a morder su pulgar y volver a realizar sellos de mano –¡Kuchiyose no Jutsu! (Justu de Invocación)- Exclamo al chocar su palma en el suelo, tras esto habiendo una gran explosión de humo apareciendo un sapo gigante, vestido con una gabardina azul marino con bordes blancos y una katana tras del lomo y con una pipa en el hocico, de un color entre rojo-rosado y unos ojos amarillos –Gamabunta necesito tu ayuda- Informo el Hokage al jefe sapo.
-¿Kyūbi?- Indago el sapo al ver de quien se trataba –Puedo irme haciendo una idea de lo que necesitas Minato- Comentaba el anfibio.
-Solo necesito unos minutos en lo que concentro algo de chakra para transportarme hacia donde esta Kushina- Informaba –Una vez que vuelva con ella utilizara sus cadenas de chakra y someterá al Kyūbi, solo necesito que lo entretengas por unos minutos, te lo encargo- Fue el encargo del rubio al anfibio.
-Muy bien Minato, solo porque eres tú y porque sé que se puede confiar en ti- Comentaba el anfibio. En esos mismos momentos el rubio pasaba a tele-transportarse hacia donde se encontraba su pelirroja esposa y preparar las cosas para lo que tenía pensado realizar, dejando al gran jefe sapo a cargo de distraer al kitsune.
En estos momentos lo tenía por fin todo controlado y listo, finalmente habían logrado contener al Kyūbi con la ayuda de Gamabunta quien había entretenido al Kitsune y de Kushina que al volver en brazos de Minato con sus cadenas de chakra logro someterlo de nueva cuenta, tal como lo había planeado. Lo que el rubio nunca tuvo contemplado dentro de sus planes de sabotaje fue el verse obligado a tener que sellar al bijū dentro de su hijo recién nacido Naruto. Él hubiera preferido infinidad de veces sellarlo en sí mismo y llevárselo con él al otro mundo, pero no podía quitarle el balance al mundo por ende se encontraba ante aquella difícil situación.
Arrojo kunai a diferentes direcciones seguidamente prosiguió realizar sellos de manos, acto seguido apareció un campo-escudo formando una especie de octágono en el cual las probabilidades de escape del Kyūbi se veían reducidas a cero. Reunió todo el chakra que le fue posible y paso a invocar dos Kage Bunshin (Clones de Sombra), rodeándole al primero que fuera por todos los rollos que tenía disponibles y al segundo que fuera por quien estaba pensando en esos momentos, los bunshin ni tardos ni perezosos empezaron a llevar a cabo el plan que tenía en mente el original. A los pocos minutos reapareció el bunshin al que había encomendado ir por todos los pergaminos que tuviera a disposición y junto con otros tres bunshin que invoco puso en marcha una parte de su plan, en quince minutos ya casi tenía terminado lo que había planeado el rubio, cuando apareció el segundo bunshin trayendo consigo un pequeño bulto envuelto en sabanas rosadas, se separó del grupo de bunshin y fue con el recién llegado, recibió el bulto y acto seguido el mismo exploto traspasando todo el conocimiento obtenido en el hospital al original.
-¿Con que Namikaze Naruko?- Miraba a la bebe rubia en sus brazos, que dormía tranquilamente como si lo conociera de toda su vida –Descuida vivirás con mi esposa e hijo ya verás que te gustara- Decía sonriéndole -Ahora que te veo detenidamente te pareces a mi hijo, me recuerda a como nos parecemos Minako y yo- Comentaba ante tan asombrosa semejanza entre ambos y no era para menos pues él y ella se parecían demasiado, bueno por algo eran familiares lejanos, pero familiares.
Internamente estaba destrozado, cuando el clon exploto traspasándole toda la información que había obtenido en su viaje al hospital, le revelo que su prima lejana Minako había muerto tras dar a luz a la bebe que cargaba en sus brazos en esos momentos, deposito a Naruko junto a Naruto en una cuna que había invocado algún clon, los clones habían llevado a cabo hasta la última parte de su plan, acto seguido explotaron algunos bunshin traspasando la información de que ya habían terminado con lo planeado solo quedando dos para lo que venía a continuación.
Encaminándose hacia Kushina quien estaba profundamente en la inconciencia ajena a lo que pasaba en el exterior, vestida con una blusa color grisácea y una falda verde oscuro y unas botas shinobi azules, su cabello rojo que siempre la había hecho resalar junto con sus ojos violetas o grisáceos extrañamente combinados que en este momento tenía cerrados de piel blanca, esa Uzumaki Kushina. Minato preparándose para su despedida fue hacia ella agachándose comenzando a abrazarla –Sé que ya sabes cuánto te amo… siempre lo te he amado desde el día en que entraste al salón de clases en la academia… perdóname… por no poder estar más a tu lado y criar a los bebes contigo… los amo a los tres… siempre lo hare- Comentaba besándola, sabiendo a sobremanera que para lo que estaba a punto de hacer no había marcha atrás, se consolaba sabiendo que lo hacía por el bien de ellos y de la aldea, lejos estaba de saber que involucraba algo mucho más grande de lo que podía imaginar, la recostó de nueva cuenta y encaminándose hacia Naruto y Naruko quienes dormían tranquilamente ajenos a lo que pasaba a su alrededor en la cuna en que los había dejado.
Una vez con ellos en brazos mientras los arrullaba no pudo evitar empezar a llorar
-Perdónenme por favor… Naruto no tengo el derecho a ser llamado Otōsan… obedezcan siempre a Kushina-kaa-chan y a sus sensei… no los culparía si ambos crecen odiándome… yo mismo me estoy odiando en este momento… por favor perdónenme por lo que voy a hacer Naruto… Naruko…- Pedía con lágrimas en los ojos a los bebes, pasando a depositar a ambos en la cuna. Comenzaba a realizar el sello del Hakke no Fūin Shiki (sello de ocho pentagramas) en los vientres de Naruto y Naruko, una vez termino lo anterior prosiguió a realizar sellos de mano terminando en una sonora palmada seguido rezo -Shiki Fūin- tras decir esto sintió como lo abandonaba una considerable cantidad de chakra junto con su aliento… el Shinigami había aparecido.
-Dime, ¿a quién debo sellar?, Mortal- Pregunto/Exigió saber el Shinigami con voz de ultra-tumba.
-Al Kyūbi no Yōko… quiero que selles la mitad Yin dentro de la pequeña… y la mitad Yang dentro del pequeño-Respondió/Pidió entrecortadamente –(Por todo lo que ha pasado esta noche ya casi me he encuentro casi en mi límite)- Deducía en su mente –(Solo un poco más ya casi termino…)- El rubio hacia un sobreesfuerzo por no perder la conciencia.
-Muy bien… pero debes saber que me cobrare tu vida- Advirtió el Shinigami prosiguiendo a invocar su guadaña.
-Soy muy consciente de ello…- Le contesto.
Así el Shinigami pasó a dividir al Kyūbi con un solo tajo de su guadaña separando al kitsune en mitades de chakra, Yin y Yang, la única diferencia entre ambas entidades era que la mitad Yin era más pequeña, en cambio la mitad Yang era exactamente igual que el original solo se notaba que había perdido un poco de altura debido a la división, estas dos pasaron a entrar en Naruko y Naruto respectivamente, acto seguido el rubio poso ambas manos sobre el vientre de ambos recitando -Hakke no Fūin Shiki- una vez terminado el procedimiento dio la orden a los bunshin que cada uno tomara a un bebe y lo depositaran al lado de la inconsciente pelirroja, una vez hecho esto ambos bunshin estallaron señal clara de que el Shinigami había tomado su alma.
-(Los amo Kushina-chan, Naruko-chan y Naruto, siempre lo hare… hasta luego)- Fue el fugaz pensamiento de Minato mientras sonreía antes de que todo se volviera negro.
Todo se apagó, todo se volvió frio y oscuridad para él, por una parte se lamentaba de no haber podido ser padre, se sentía frustrado al saber que justo en el momento en que se volvía uno se lo arrebataban de un momento para otro, de haber dejado a su esposa con la carga para ella sola, no poder formar parte de la vida de los dos, cómo había destruido las vidas de Naruto y Naruko al convertirlos en jinchūriki pocas horas después del nacimiento de ambos. Él sabía que debía alejar al Kyūbi de ese sujeto enmascarado que lo buscaba y que no lo buscaba para algo bueno, que algo grande se aproximaba al mundo y que ese sujeto estaba involucrado, creyendo en última instancia que su hijo seria el niño de la profecía de la cual le había hablado su sensei hace algunos años. También estaba tranquilo sabiendo que los tres estarían seguros bajo la protección del Sandaime y los demás. Se esforzó en cambiar el pensamiento no quería convertirse en un espíritu negativo corrompido por esa clase de pensamientos. Yéndose de esta vida con una sonrisa al saber que ellos estarían bien. Ignorando el hecho de que el Shinigami sonreía tras haberse llevado su alma. Llegaba a la escena el Sandaime Hokage Sarutobi Hiruzen vistiendo su traje de combate que consistía en un traje tradicional shinobi negro con mallera debajo de este, con sandalias en vez de botas y su protector frontal unido a lo que parecía una especie de casco samurái, de piel ligeramente morena. Al llegar lo primero que diviso fue a la pelirroja Uzumaki y al lado de ella dos bebes rubios, lo siguiente que diviso fue el cuerpo sin vida de Minato, ordeno que Kushina y ambos bebes fuera llevados al hospital con urgencia y que fueran revisados por Tsunade misma.
Oficina del Hokage
Podemos ver a Sarutobi en su oficina tras nuevamente haber retomado su puesto como Hokage posteriormente a la muerte del Yondaime, misma que estaba en estos momentos abarrotada de Jōnin exigiendo saber que había sido del Yondaime Hokage.
-Minato sacrificó su vida por la aldea sellando al Kyūbi dentro de sí mismo- Hablo Sarutobi respondiendo la pregunta que todos le estaban haciendo, dejando impotentes a todos en la oficina ante tal devastadora noticia. Nadie hablo durante los siguientes minutos en señal clara de respeto a la memoria de su Hokage.
-¿Cómo se encuentra Kushina-san?- Después de unos cinco minutos de respetuoso silencio, un joven lo rompió preguntando, de cabellera plateada con una máscara que ocultaba la parte inferior de su rostro desde su cuello al puente de la nariz y con su protector frontal tapando su ojo izquierdo y dejando solo un ojo oscuro le quedara visible pudiendo uno confundirlo como alguien flojo o de apariencia dormida solo por verle el mismo, vistiendo un traje AMBU que consistía de una camisa sin mangas negra ceñida al cuerpo, un chaleco protector gris, pantalón negro y botas de combate igualmente negras, con unos guantes que cubrían todo el antebrazo nuevamente negros, poseía el tatuaje AMBU en el brazo izquierdo que era una especie de flama roja, con una segunda máscara que emulaba la cara de un perro colgando al lado de su rostro.
-Se encuentra estable y va mejorando, según el último reporte de Tsunade- Contesto Sarutobi al peli-plata y aliviando su preocupación al saber que la Namekuji-Hime, Senju Tsunade se encontraba haciéndose cargo de la esposa de su ahora difunto sensei –Inu te encargo la vigilancia sobre ella en lo que está en el hospital- Ordeno Sarutobi al ANBU, obteniendo un ''hai'', seguidamente el joven desaparecía de la oficina en un Shunshin no Jutsu.
Unos momentos después sonó una leve explosión apareciendo tras esta aparecía un sapo mensajero sobre el escritorio del Sandaime, quien pensaba se trataba del Gama Sennin Jiraiya uno de sus alumnos, termino ordenando que todos se retiraran de su oficina para permitirle leer el mensaje de su alumno, orden que todos acataron.
-(Pero… ¿Cómo es posible?...)- Fue la pregunta que se hacía a sí mismo el viejo Sandaime -(Bueno Minato no era un genio por nada)- Fue su obvia respuesta a su propia pregunta, lo que el sapo mensajero llevaba no era un mensaje de su alumno Jiraiya sino de Minato. Procedió a abrirlo y de repente todo en su oficina se ilumino, busco con la mirada hasta que vio a alguien que hace unas horas pensaba que no volvería a ver en lo que le quedaba de vida, se trataba de Minato quien lo miraba con una sonrisa en el rostro.
-Me alegro de verlo, Sandaime- Hablo sacando a su antecesor del asombro al volver a verle –Déjeme informarlo…como usted vera este rollo contiene un poco de mi chakra y lo que quiero es hablar con usted- Informo y solicito.
-¿De que deseas hablar Minato?- Pregunto el viejo, esperando a que el rubio frente a él le explicara sobre que asuntos deseaba hablar con él.
-Usted ha de creer que me selle el Kyūbi a mí mismo, ¿no es así?- Comento el rubio ganando un asentamiento de cabeza de parte del Sandaime –Pues me veo en la necesidad de corregir su creer Sandaime, vera donde en verdad selle la mitad Yang del Kyūbi en mi hijo Naruto y la mitad Yin en la hija de mi prima Minako, Naruko- Hablo el rubio con pesar en su voz, dejando a Sarutobi impactado ante tal decisión de sellar al demonio en su propio hijo y en la hija de su prima lejana -No podía volver a sellarlo en Kushina… estaba demasiado exhausta, dio a luz, tuvo que soportar la presión que ejercía el Kyūbi por salir, la extracción del mismo y lucho a mi lado contra el mismo… termino por encadenarlo dándome el tiempo necesario para tener todo listo para mi plan, de no ser por ella no estaríamos teniendo esta ´´conversación'' ahora mismo - Terminaba de explicar sus razones el Yondaime Hokage haciendo comillas con las manos al pronunciar conversación-… Su esposa me dijo que es por eso que las mujeres dan a luz, los hombres no podríamos nunca manejar semejante dolor… que yo soy el Yondaime Hokage que debía actuar como tal…- Agrego tras recordar cómo no le permitió ver a su hijo tan pronto como había nacido y el regaño que le propino al intentar ser el primero en verlo.
-Biwako era una mujer muy seria y firme, no admitía contradicciones o interrupciones a sus órdenes… solo quería lo mejor para la aldea y los demás- Comento Sarutobi triste sobre su esposa fallecida durante el incidente de esa noche.
Pasaron cinco minutos de silencio por respeto a la memoria de la mujer, antes de que el rubio volviera a tomar la palabra –Dentro de este pergamino se encuentran sellados otros pergaminos azules, cada uno con un nombre escrito, entréguelo al respectivo nombrado en cada uno… también hay un pergamino rojo ese pertenece a Kushina ella sabrá qué hacer con él, por favor entrégueselo y hágalo en el mejor de los secretos- Finalizo su explicación, seguidamente prosiguió a volver a hablar – Habría sido un pesar para mí el no haber podido lidiar con esta situación hasta el final, pero…- Realizo una pequeña pausa -¡Proteger Konoha con la vida!...- Exclamaba dando paso a inhalar algo de aire- ¡ES EL DEBER DE UN HOKAGE!- Bramo orgulloso esto último el rubio, para volver a retomar la palabra –Mi última voluntad es que proteja a los tres… que Naruto y Naruko sean vistos como héroes por la aldea … quiero que tengan una vida de lo más feliz que sea posible- Finalizo su última petición -Antes de finalizar definitivamente con esta plática hay una última cosa que quisiera hablar con usted, este asunto me tiene así desde que termine de lucha contra ese sujeto enmascarado que libero al Kyūbi y trajo el caos a Konoha esta noche- Comento empezando a hablarle de sus sospechas y deducciones que se había planteado en sus últimas horas de vida con respecto el ya mencionado sujeto y las posibilidades de que volviera aparecer en un futuro, exhortando a Sarutobi a que los bebes debían ser entrenados para sabotear cualquier plan de ese sujeto o cualquier otro que apareciera en un futuro cercano – A veces uno tiene que pensar en algo más que en su seguridad… a veces se tiene que pensar en el bien común… yo pienso que ese es el deber tanto de un padre, como el de un shinobi/kunoichi, como el de un Hokage… dígales que los amo…- Fueron sus últimas palabras con una sonrisa antes de desvanecerse, dejando al viejo Hokage de regreso en su oficina.
-Te lo juro Minato… los protegeré como si se tratara de mis propios nietos, no importa que, quien o quienes estén de por medio, yo los cuidare- Era el juramento que hacia Sarutobi al rubio, con lágrimas en los ojos.
El Yondaime Hokage Namikaze Minato había sacrificado su vida por sus seres queridos, por su aldea, por sus ideales, por preservar la Hi no Ishi (Voluntad de Fuego) en los corazones de los que había salvado, sabiendo que había hecho lo correcto hasta el final, esperando que su hijo Naruto y en su sobrina Naruko heredaran su voluntad. Creyendo en que ambos lograrían controlar ambas mitades del Kyūbi. Como cualquier otro padre él creía que sus hijos estaban destinados a realizar grandes cosas, a llegar lejos en la vida, a hacer algo que definiera el rumbo del mundo para bien. Creyendo en todo lo anterior entrego su vida por ambos, así yéndose con una sonrisa de esta vida.
Y bueno aquí termina el prólogo de esta historia, la verdad es que está algo cambiado en aspectos mínimos (solo cambio la narrativa y agregue las descripciones de las vestimentas de algunos personajes), espero que lo hayan disfrutado tanto como yo escribiéndolo o ¿debería decir transcribiéndolo? y les despierte la curiosidad, ¿Les gusto? ¿Cómo sienten mi narrativa? ¿Sienten que le falta algo?, si es así les pido háganme lo saber, espero sus opiniones, en fin críticas a todo porque sin ellas no se puede mejorar. Una vez terminado este prólogo me pondré a transcribir el capítulo 1, por mi parte eso es todo, se despide de ustedes Taiga-zen.
