Hola a todos los lectores de la primera parte de este fic! He intentado hacerle una segunda temporada a SECRETOS DE ALCOBA y pues.. esto es lo mejorcito que se me ha ocurrido.

En fin, dejenme saber que les parece y a partir de ahí, veremos si la continuo o no!

Saludos

AA0

+SECRETOS DE ALCOBA ~ 2da. Temporada ~+

+STAGE 01: MAMÁ+

Fue el chillido sonoro, lo que me despertó, como por milésima vez.

En lo que había pasado un año, te la habías arreglado para dejarme embarazada y así teníamos una cunita, justo al lado de nuestra nueva habitación matrimonial.

Sin embargo nuestro pequeño pero lindo bebé no paraba de llorar, parecía que lo hacía apropósito cada vez que tú no estabas y así convertía mi vida en calvario, por lo que me la pasaba meciendolo en mis brazos y cantandole canciones de cuna realmente malas.

Exactamente por eso yo dormía cuando tú llegabas a la casa, parecía calmarse cuando tú le hablabas como si fueras medio lerdo y le inventabas algún par de juegos surgidos de tu imaginación, lo que a mí me hacía cerrar los ojos a la par de su risita y sumergirme en lo profundo de mis sueños por un par de horas.

Así habían salido las cosas desde el día de aquella vez, desde que fue mi corazón el que se rompió y fue mi vergüenza la que se perdió, con tal de poder conservar lo nuestro y asegurarme un lugar a tu lado por lo que me restaba de vida.

Fue quizá en el primer intento en el que concebí, tanto que el fruto de tu semilla se instaló en mi vientre y así creció considerablemente mi barriga en el paso de nueve meses, hasta el día en que por fin rompí bolsa y fue tu heredero el que "supuestamente" alegró nuestros días.

Pero mi vida ahí con él se había transformado en un infierno, podía sentir su rechazo de una manera que prácticamente me helaba la sangre y así obviamente prefería su biberón antes que yo lo amamantara, lo que te ponía a ti como el favorito del niñito y como el único al que directamente no le chillaba como para darle sordera.

COMO JUSTAMENTE, PASÓ HOY.

-¿No crees que tengo un talento natural para esto?-me hablaste, junto a la cuna-Deberíamos tener más, ¿no crees?-

-¿Me quieres matar o qué?-contesté, desde una esquina-Siquiera puedo con este-

-Bueno, tampoco es que seas tan mala-dijiste, jugando con el niño-Pero, como no eres muy cariñosa...-

-Lo hago lo mejor que puedo, Yoh-cerré, los ojos-Pero, claro, no tengo el mismo don que tú-te busqué, pelea-Y por eso, el bebé no me quiere-

-Quizá no te reconozca, todavía-sonreíste, viendo divertido al niño-Nunca lo amamantaste, después de todo-

-¿Me estás cargando?-fruncí, el ceño-¡Si llora cada vez que me ve!-dije, sin querer levantar la voz-¿Cómo quieres que haga algo como eso?-

-Por favor-soltaste, una suave risita-No es para tanto-y así, seguiste con el bebé

-¿Ah sí?-caminé, hasta el lugar-Fijate sólo en esto-asomé la cabeza y entonces, el bebé comenzó a chillar-¿Ves?-dije, mientras intentabas calmarlo-No me quiere-

-No sé que estarás pensando, pero...-comentaste, cargandolo-Tengo la impresión de que no es nada bueno-

-Ayudame, ¿quieres?-hablé, alejada de nuestro retoño-No puedo dormir nada, porque tu hijo siempre está chillando-me tapé los oídos, prácticamente-Hazte cargo, ¿de acuerdo?-

-¿Una niñera, dices?-propusiste, jugando con su sonrisita

-Si es lo mejor que tienes para ofrecer...-dije, dandote la espalda-Sí, eso-

Esa fue mi primera noche de sueño, en lo que iba de sus primeros tres meses de vida.

Lo último que escuché fue la canción de cuna que le cantaste despacito, que me arrastró a mí también a un sueño profundo y así sucumbí en medio de las almohadas a aquel placer divino, antes de que el despertador sonara como chillando dentro de mi frágil oído y me pusiera frente a un amanecer que primeramente había querido ignorar.

Era el primer viernes que amanecía sin el llanto escandaloso de un bebé, el primero en que él dormía placidamente y así abrazaba su osito de peluche entre sus pequeñitos brazitos, en lo que tú le hacías de guardián acomodado en la mesedora a su lado y sostenías débilmente su biberón entre tus manos ahora como anesteciadas.

¿Que si me dio ternura? Seguramente, me tenía un poquito más sensible, haber pasado por algo de ese estilo.

Porque este era el único momento en el día en que podía interactuar con él, cuando podía acercarme a su cara más de lo que lo hacía habitualmente y así arreglarle un poquito los pobres pelitos rubios de su cabeza, para así inclinarme ligeramente a darle un besito en su frente y verlo cómo me devolvía una sonrisita en medio de lo que parecía amor.

¿Cómo no podía eso, sacarme un par de lágrimas?

Esa cosa chiquitita sonriente llevaba parte de mi sangre, había nacido del fruto de mi vientre de recién casada y hasta me recordaba a ti de una manera bastante peculiar, quizá porque se babeaba en medio de los ocurrentes sueños o porque había heredado ese semblante tranquilo tuyo.

Lo que me trajo a la mente los recuerdos de la temporada pasada, las veces que vivimos en medio de tu repetida desconfianza y de mis mentiras que casi intentaron sepultarnos, en aquel momento en que creí estar lista para renunciar a ti y empezar la vida que estaba empecinada en intentar con ella.

Y sólo en medio de esta escena se recalcaba lo erroneo de aquello, lo estúpida que había sido al meterme con ella y lo ingenua que había sido al esperar algo más que sexo, por lo que dejé salir las lágrimas una vez más e inventé como una especie de disculpa para mi primer hijo.

-Hannah...-susurré, entre dolor-Mamá te quiere, pero en silencio...-reí, casi-Tal y como tú la quieres a mamá...-